Chaco

Parque Nacional - Chaco
 
Fauna

Fauna

La gran biodiversidad del Parque Nacional Chaco se advierte fácilmente comparándola con la de las demás áreas protegidas del sistema nacional. Ocupa el segundo lugar por la cantidad de especies de anfibios; el tercero por la variedad de aves; el cuarto por su riqueza reptiliana y el quinto por su cantidad de especies de mamíferos (Heinonen Fortabat y Chebez, 1997; Chebez et. al, 1998; Chebez et. al., en preparación; Chebez y Bosso, en preparación). El hecho de que se encuentre en la eco-región Chaco Húmedo, que es la tercera en biodiversidad, contribuye a esta riqueza. Los datos indicados en el primer párrafo adquieren mayor significación si se considera el tamaño reducido del parque y su poca capacidad de interrelacionarse con zonas agrestes debido a que la mayoría de los campos circundantes están afectados a actividades agropecuarias.

En lo referente a los peces, sólo diremos que fueron censadas aproximadamente 38 especies (Carena, M. et. al., 1997) que se distribuyen entre los distintos esteros, lagunas y cursos de agua.

Tapir
Bandada de Jabirúes
Yacaré Overo
Carancho
Aguará Guazú

En cuanto a las aves, se han detectado algo más de 340 especies. A esta cifra se arribó tras muchos años de conteos efectuados por especialistas desde 1982 hasta 1998. En dicho período, Chebez, J. C.; Rey, N.; Barbaskas, M. y Digiacomo, A., actualizaron y analizaron el estado de protección de las aves de todos los parques nacionales. Uno de los trabajos más destacables sobre avifauna del Parque es el realizado por los miembros de la ONG Aves Argentinas, A y G Bodratti y Claudia Nardini, quienes investigaron a fondo el área protegida. La publicación del informe respectivo está en preparación (Bodrati, A. en prepar.) Una particularidad más hace que el área analizada se destaque por su ornitofauna: cuenta con la presencia del tataupá listado (Cryturellus undulatus) –un integrante de la familia Tinamidae (a la que pertenecen los inambúes o mal llamadas perdices)– que no fue registrado en ninguna otra de las áreas protegidas de jurisdicción nacional. El carpintero negro (Dryocopus schulzi), el capuchino pecho blanco (Sporophila palustris), el burrito enano (Coturnicops notatus) y la monjita dominicana (Xolmis dominicana) están presentes sólo en dos áreas más de todo el sistema nacional.

El pato criollo (Cairina moschata) con su hermoso color negro, el brillo verdoso en su parte dorsal y una notable mancha alar blanca, junto con el capuchino pecho blanco y el carpintero negro, son especies consideradas de importancia nacional e internacional en lo que respecta a su conservación (Chebez et al., 1998). También hay aves de escasa presencia en otras áreas protegidas nacionales, como el pato crestudo (Sarkidiormis melanotos) y de importante representatividad, como el loro hablador (Amazona aestiva), que se distribuye en gran parte del parque.

Dada la gran cantidad de especies presentes en el área, y en honor a la amenidad, sólo se mencionarán las familias presentes, indicando el número de especies de cada una de ellas. La familia Rheidae (ñandúes) está presente con una especie; la de los tinámidos (Tinamidae), que agrupa a los inambúes, con cinco; la familia Podicipedidae (macáes), con tres; la de los biguáes (Phalacrocoracidae), con una especie; la familia Anhingidae incluye a una sola especie; la familia de las garzas (Ardeidae) está presente con once especies; la familia Threskiornithidae, que agrupa a las aves llamadas comúnmente espátulas, bandurrias y cuervillos, con cinco; la familia Ciconiidae (cigüeñas) está presente con las tres especies que habitan la Argentina; la Phoenicopteridae (flamencos), con una sola especie; la familia Anhimidae, a la que pertenecen los chajáes, está en la zona con la única especie que se observa en nuestro país; la familia de los patos (Anatidae) está bien representada por doce especies; hay cuatro especies de jotes (Cathartidae), en tanto las rapaces están abundantemente representadas por 21 especies de las familias Accipitridae y 10 de la Falconidae; las llamadas pavas de monte, que pertenecen a la familia Cracidae, tienen en el Parque un solo representante; una familia grande como la Rallidae exhibe catorce especies que se conocen con distintos nombres: ipacáes, burritos de agua, gallaretas, pollonas y gallinetas. También se encuentran las familias Heliornithidae (ipequí) y Aramidae (carau), con una especie; la Cariamidae, familia a cuyos integrantes se los conoce como chuñas, tienen dos especies; los chorlos y teros (Charadriidae), tres especies; la familia Recurvirostridae –teros reales–, Jacanidae –jacanas– y la Rostratulidae –aguateros–, presentan una sola especie cada una. Una familia que se distingue por tener entre sus huestes a muchos heroicos viajeros que migran del hemisferio norte al sur, la Scolopacidae, (playeros, falaropos, becasinas y pitotoy) , tiene ocho integrantes en el Parque Nacional Chaco; la Sternidae (gaviotines, atí ) sólo una y la Columbidae (palomas) ocho, contando la Columba livia, que es exótica.

Hocó Común
Puma
Martín Pescador Grande
Pecarí de Collar
Grupo de Biguáes

Siguiendo el orden taxonómico en la mención de las familias, llegamos a la familia Psitacidae (todos los loros y guacamayos), que está presente con ocho especies confirmadas y una dudosa; de la familia Cuculidae (cuclillos, tingazúes), se observan en el área cuatro especies; la familia Crotophagidae, que abarca los anós y los pirinchos, se presenta con tres especies; dos familias, la Neomorphidae (crespines) y la Tytonidae, presentan una sola especie (la lechuza de campanario pertenece a esta última familia) La familia Strigidae incluye también un gran grupo de lechuzas, algunas de gran tamaño, de las que en el Parque se han registrado siete especies. En cuanto a la familia Caprimulgidae, en la que se incluyen los curiosos atajacaminos, están presentes siete especies.

De las familias Nyctibiidae (urutaú ) y Apodidae (vencejos), una sola especie se observa en el área. La familia Trochilidae, que incluye a los vistosos picaflores o colibríes, muestra cinco especies de su numeroso grupo y la Alcedinidae está presente con las tres especies de martín pescador que se observan en territorio argentino.

La familia Trogonidae, a la cual pertecen los llamativos surcuáes, tiene una especie que se observa en el área protegida, tal como ocurre con las familias Ramphastidae (tucanes) y Bucconidae (chacurúes y durmilí). El numeroso grupo de los carpinteros pertenece a la familia Picidae y está bien representado en el Parque Nacional Chaco, ya que en su ámbito pueden apreciarse doce especies.

Las familias nombradas hasta ahora pertenecen al grupo de los no passeriformes. A partir de ahora nos ocuparemos de las aves cuya fisonomía nos induce a llamarlos pájaros (passeriformes). Esta sencilla clasificación facilita al neófito, aunque sea mínimamente, la ubicación de determinada ave dentro de estas dos grandes categorías.

La familia Dendrocolaptidae es un grupo integrado por muchas especies en las que predominan los tonos pardos y llamativos picos curvos y largos. En el área estudiada hay seis especies, entre trepadores, chincheros, picapalos y tareferos, que son los nombres comunes que reciben. La familia de los furnáridos (Furnariidae) es exclusiva de América y está representada por veinte especies conocidas comúnmente como horneros, pijuíes, leñateros y camineras. En este taxón también predominan los colores pardos y poco llamativos. La familia Formicariidae, otra que es exclusiva de América, presenta sólo tres especies de los denominados chororó, bataráes y chocas, parecidos a los furnáridos pero de colores algo más vivos.

La familia más numerosa en América es la que se denomina Tyrannidae y está compuesta en todo el continente por 380 especies aproximadamente. La integran pájaros de variadas formas y colorido, con algunos detalles que los homologan, como el poseer vibrisas en el pico que termina en forma de gancho. Se los conoce con los nombres comunes de viuditas, monjitas, benteveos, piojitos, fiofíos, picabuey, suirirí, tijeretas, burlistos, mosquetas, anambúes, pitanguá, tuquitos, tuereré, doraditos y otros más. En el Parque Nacional Chaco se registran cincuenta y cuatro especies de esta familia.

La familia Phytotomidae (cortarramas y quejones) es sudamericana y está compuesta tan solo por tres especies, de las cuales sólo una se ubica en el área protegida. Las golondrinas –familia Hirundiniidae– tiene nueve especies que se ven en el Parque. La familia Corvidae (urracas) muestra dos especies; la Troglodytidae (ratonas), tres; la Polioptidae (tacuaritas), un sola. La familia.Turdidae se hace presente con dos especies de zorzales, en tanto la Mimidae, familia que agrupa a las calandrias, tiene dos especies dentro del Parque, al igual que la familia Motacillidae (cachirlas)

La nómina de familias continúa con la Vireonidae (chivíes y Juan chiviro), con dos representantes; Parulidae (arañeros), de la que habitan el área cuatro especies. La suLechucita de las Vizcacherasbfamilia Thraupidae, otra exclusiva de la zooregión neotropical, posee más de doscientas especies, de las cuales ocho están en el parque: fruteros, tangarás, naranjero, saíras, entre otros nombres vulgares que reciben.. La subfamilia Cardenalinae tiene cinco especies e incluye a las llamadas reinamoras y pepiteros. Hay dos familias muy numerosas: la Emberizidae (cardenales, capuchinos, corbatitas, jilgueros, mistos, yales, chingolos, monteritas y coluditos), con veinticuatro especies en el Parque, y la Icteridae (tordos, boyeros, varilleros, federales, pecho amarillo y pecho colorado), de la cual hay en el Parque Nacional Chaco trece especies. La lista de los passeriformes finaliza con la familia Fringillidae (cabecitas negras) presente con una especie y la familia Passeridae que está representada por el exótico gorrión (Passer domesticus).

Los reptiles encuentran en el Parque Nacional Chaco un ambiente propicio si tomamos como parámetro su abundancia relativa comparada con otras áreas protegidas nacionales. Hay alrdedor de 31 especies entre saurios, ofidios, tortugas y caimanes.

Las tortugas acuáticas del parque son de dos especies. Por un lado, la tortuga acuática chaqueña o tortuga panza amarilla (Acanthochelys pallidipectoris) está presente sólo en el Parque Nacional Chaco y es considerada vulnerable tanto en el ámbito nacional como internacional. Hay que tener en cuenta que sus hábitos fosoriales (vivir bajo tierra) pueden dificultar mucho su avistaje. Por otro lado, la tortuga de arroyo común (Phrynops hilarii) es la otra tortuga acuática que figura en la lista de reptiles del área.

Son aproximadamente diez los saurios que se observan en el Parque: el lagarto trepador chaqueño (Tropidurus etheridgei) y el chelco clinudo (Tropidurus spinulosus). También están presentes el lagarto overo o iguana (Tupinambis merianae), el teyú oriental (Teius oculatus), una lagartija de 12 a 15 centímetros de longitud, de color verde oscuro, con una línea lateral longitudinal blanca que se extiende hasta la cola y manchas negras por arriba de la citada línea; el teyú hovíh (Ameiva ameiva); el llamado ututú ocelado (Cnemidophorus ocellifer) y, por último, la lagartija verde chaqueña (Teius teyou) de sólo 6,5 cm desde el hocico hasta el comienzo de la cola y unos 15 cm o más incluida ésta.

El yacaré ñato, overo o de hocico corto (Caiman latirostris) está presente en forma permanente en el Parque, especialmente en la laguna Yacaré y en el curso del río Negro. No se detectaron nidos en la zona pero no por ello se descarta que existan, dado que se observaron algunos ejemplares jóvenes.

De las boas, actualmente sólo está presente la curiyú (Eunectes notaeus). La famosa lampalagua está extinguida en el área, pero se sabe que la habitó en épocas pasadas.

Dieciocho especies de culebras (familia Colubridae) se encuentran presentes en el Parque. Es de destacar el registro de la coral chaqueña (Micrurus pyrrhocryptus), de llamativa coloración compuesta por anillos completos negros, blancos y rojos.

De las yararás, están presentes Bothrops alternatus (yarará o víbora de la cruz) y Bothrops neuwiedi (yarará chica).

Se censaron 28 especies de anfibios en el Parque Nacional Chaco, cifra que lo ubica, también en este aspecto, en un lugar privilegiado dentro de los parques y reservas naturales. Es llamativo el sapo buey, también llamado, entre otros nombres, cururú (Bufo paracnemis). Puede medir hasta 20 centímetros de largo y tiene dos notables crestas cercanas a la cabeza. Las demás especies se reparten, según las familias que integran, de la siguiente manera: Microhylidae (una especie); Bufonidae (cinco especies); Leptodactylidae (dos especies); Pseudidae (dos especies); y ocho especies de la familia Hylidae.

Carayá NegroEl Parque Nacional Chaco ocupa el quinto lugar entre todas la áreas naturales protegidas del ámbito nacional en cuanto a la presencia de mamíferos, con 49 especies (Heinonen Fortabat y Chebez, 1997). Hay cuatro especies que figuran en el Libro Rojo de Mamíferos y Aves Amenazadas de Argentina. Si bien las categorizaciones pueden sufrir algún cambio, no dejan de ser especies, al menos, escasas. Estas son: el oso hormiguero o yurumí (Myrmecophaga tridactyla); el oso melero o tamanduá (Tamandua tetradactyla); el lobito de río o nutria del Plata (Lontra longicaudis) y el anta o tapir (Tapirus terrestris) considerado el mamífero terrestre más grande por su peso de Sudamérica.

Debido al aislamiento del Parque respecto de otras regiones agrestes, se considera que el oso hormiguero, el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) y el tapir o anta son muy escasos y que sus posibilidades de supervivencia están amenazadas. En cuanto al oso hormiguero, los últimos indicios de su presencia fueron dos registros de huellas tomados en 1996 y 1997. Distinta es la situación del aguará guazú o lobo de crin, cuyas vocalizaciones se escuchan con cierta periodicidad y los vecinos al área refieren su presencia. Del tapir sólo se han tomado dos registros de huellas, lo cual hace dudar de su permanencia en el Parque, aunque en este caso hay que tener en cuenta los hábitos muy huidizos de la especie.

En cuanto a los felinos, algunos visitantes y guardaparques vieron al puma (Puma concolor) varias veces en 1999. Eran ejemplares jóvenes, lo que estaría indicando su reproducción en el Parque. De los gatos salvajes, están en Chaco el gato moro o yaguarundí (Herpailurus yaguarondi) y el gato montés común (Oncifelis geoffroyi). De los pecaríes, se encuentra con abundancia el de collar o morito (Pecari tajacu), en tanto del labiado (Tayassu pecari) no se tiene ninguna información reciente. Su estilo de vida en piaras numerosas siembra grandes dudas sobre su existencia en el Parque, dado que requeriría superficies mucho más amplias. Algo similar ocurre con el guazuncho o corzuela parda (Mazama guazoupira), que es visto con frecuencia, mientras que la corzuela colorada (Mazama americana) no fue vista en los últimos tiempos.

El mono carayá, aullador negro o carayá-hú (Alouatta caraya) existe abundantemente y se estima garantizada su supervivencia en el Parque. El hurón mayor, eirá o irará (Eira barbara) fue observado muchas veces, al igual que su congénere, el hurón menor o común (Galictis cuja). También aparece con frecuencia el coatí (Nasua nasua) y, en menor medida, el osito lavador o aguara popé (Procyon cancrivorus).

Otro mamífero grande presente en el Parque Nacional Chaco es el carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris), aunque se teme que, al no observárselo con suficiente frecuencia, la caza furtiva en los campos aledaños esté incidiendo en la señalada merma.

Entre los murciélagos, se considera a la especie moloso pigmeo (Molossops temminckii) como la más abundante, calculándose en 16 el total de especies del Orden Chiroptera presentes en el territorio protegido.

En cuanto a las especies extinguidas en la zona, se estima que el yaguareté (Leo onça) desapareció en la década de 1930, al igual que el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), el venado o ciervo de las pampas (Ozotoceros bezoarticus) y el tatú carreta (Priodontes maximus), que dejó de verse en la década de 1960. El mono de noche o mirikiná (Aotus azarae) estuvo en el parque hasta hace no muchos años.

Entre los cánidos (Canidae) se encuentran, además del mencionado aguará guazú, el zorro de monte (Cerdocyon thous) y el zorro pampa (Dusicyon gymnocercus) y de la familia Dasypodidae (orden Xenarthra) habitan el área cuatro especies: la mulita grande (Dasypus novemcincus), la mulita chica (Dasypus septemcincus), el gualacate (Euphractus sexcinctus) y el quirquincho bola o mataco (Tolypeutes matacus).

Del grupo de los marsupiales (orden Didelphimorphia) están la comadreja colorada (Lutreolina crassicaudata), la overa o común (Didelphis albiventris), la cuica común o gaikí (Philander opossum), la comadrejita ágil (Gracilinanus agilis) y la comadrejita enana (Thylamys pusillus) Faltaría mencionar a siete especies de ratones de la familia Cricetidae, al cuis grande o común (Cavia aperea), al zorrino común (Conepatus chinga), al coipo (Myocastor coipus) y al tapetí (Sylvilagus brasiliensis).

 

Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez

 


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