Recursos culturales
Si
bien no se poseen suficientes fuentes de información para el estudio del
período prehispánico de América, se puede aseverar que la ocupación humana
inicial se remonta por lo menos, a 10.000 años a.C. y hubo en toda la región un
proceso de continuidad y transformación gradual del poblamiento (Caro, et al.,
1999). Habría tres etapas en el poblamiento de la zona litoraleña : una primer período que es en
el que se instalan los primeros habitantes de la región de la margen izquierda
del río Uruguay hace entre 9.500 y 6.500 años a.C.; la etapa temprana que dio
lugar al mismo proceso de la etapa anterior pero con instalaciones en toda la
cuenca del río Uruguay y en la del Paraná superior, hecho que ocurrió
aproximadamente unos 6.000 años a.C; y
la etapa media entre los 700 y 1.000 años d.C. (Caro, et
al, 1999), en la que se produce una mayor diversificación personal de los
pueblos y aparecen los primeros indicios de la cerámica (algunos estiman que
esto ya existía hacia el año 500 a.C). La última etapa, llamada tardía, tiene por principal acontecimiento la llegada de los tupí-guaraní, de origen
amazónico, cerca de unos 800 años d.C. (por dataciones radiocarbónicas). Los
primitivos pobladores fueron recolectores, cazadores y pescadores. Los
elementos que usaban par obtener su alimento eran armas arrojadizas provistas
de punta de piedra. Generalmente asentaban sus poblados en el ángulo formado
por un canal y un río, donde de encontraron, muchas veces, herramientas,
generalmente de hueso y también frutos secos carbonizados (Ceruti, 2000). Las
puntas de flecha eran de calcedonia, pequeñas y triangulares y con pedúnculo.
Hay indicios de que las presas que más consumían eran los pecaríes, tapires,
venados y ñandúes y respecto a la
recolección sus favoritos eran los frutos de mistol, molle, algarrobo y miel.
El
contingente que arribó en la etapa temprana (6.000 aC.), llamados umbú por los
arqueólogos brasileños, eran mucho más numerosos que los predecesores. Ocuparon
partes del sur de Brasil y los territorios de las actuales provincias de
Misiones, Corrientes y Entre Ríos y partes de la Banda Oriental. Confeccionaron
artefactos de sílex, cuarcita y basalto, tallados a percusión directa y a veces
por presión y confeccionaron bolas de boleadora con y sin surco, hachas, manos
para moler, picos y percutores. Las boleadoras estarían indicando que usaban
espacios abiertos para la caza. A partir del año 1.000 d.C. se sabe de la
instalación, en la zona norte de la mesopotamia, de poblaciones cada vez más
numerosas de cazadores y pescadores. Ya se trasladadan en canoas y se hallaron
utensilios de cerámica simple. Era común que le adosaran a la boca de las
vasijas, de a pares, apéndices con forma de animales- especialmente abundaban
las de loros - y se distinguen nutrias, carpinchos y también figuras antropomorfas (Caro,et al. 1999). Otra
cultura se instaló en la zona de Yaciretá y Salto Grande entre 7.000 y 3.000 años atrás. Sólo se conoce de
ellos el material trabajado en piedra al que los arqueólogos denominaron Ivaí.
Una industria lítica que los arqueólogos brasileños denominaron Humaitá –
entre 7.000 y 1.000 años atrás- fue hallada en las zonas que sus hacedores recorrían : el Alto Paraná y Alto Uruguay,
afectando sólo parcialmente la provincia de Misiones, en donde los
especialistas la denominaron industria del Complejo Altoparanaense. Igual que
la Ivaí, esta cultura no utilizaba elementos de punta sino boleadoras y en la
zona de la localidad de Tres de Mayo se encontraron cuevas con características
excepcionales para la conservación de elementos como restos del actual tapir,
corzuelas, edentados, lobito de río y otras especies más. (Ceruti, 2000).
Cambios climáticos produjeron modificaciones del medio ambiente como el avance
de la selva subtropical, y los campamentos de la cultura Humaitá o Complejo
Altoparanaense se fueron desplazando hacia el este en las cabeceras de los ríos
Uruguay y Jacuí. Las poblaciones que quedaron en
el área original se adaptaron al creciente avance de la selva y estuvieron en
el lugar hasta el año 1.000 d.C., hasta que llegaron los primeros agricultores
amazónicos de estirpe guaraní. La familia linguística tupí-guaraní es una de las más importantes de América del
Sur y ocupó grandes superficies en los territorios de Brasil, gran parte del
Paraguay, algo de Bolivia y un sector del noreste argentino, llegando hasta el
Río de la Plata. Se divide en varias ramas y numerosos grupos que, dentro de
una gran uniformidad cultural y lingüística, se distinguían por pequeñas
diferencias (Canals Frau, 1986). La rama meridional fue llamada guaraní y es la
que ocupó, entre muchos otros lugares, la mitad noroeste de Misiones si
imaginamos un corte longitudinal en dos mitades del territorio provincial y
otra mitad sureste fue ocupada por los Kaingang. Lo más importante de destacar
por sobre toda otra consideración, es el proceso de transmisión de la cultura
guaraní a las anteriores poblaciones que quedaban en la zona y a las contiguas
a su área de dispersión. Incluso tuvieron gran gravitación sobre la vida de la población blanca
durante el período hispánico (el idioma es hablado en partes de Misiones,
Corrientes y Chaco y es, a la par del español, la lengua oficial del Paraguay).
La toponimia y el nombre de la flora y la fauna locales está impregnada de
palabras guaraníes. No se sabe con certeza si esta cultura fue la que introdujo
la agricultura en la región, pero sí al menos que la difundieron. Al arribo de
los españoles los timbúes (una rama guaraní) ya practicaban la agricultura. Su
vivienda era la llamada maloca, que consistía en casas de gran tamaño- hasta
cincuenta metros de largo- dentro de la cual vivían varias familias bajo el
mando de un jefe. Un grupo de estas malocas constituía la aldea y se disponían
en torno a un espacio central a modo de plaza (Rex González, 1993). Las armas
características fueron el arco y la flechas con punta de madera, una especie de
macana confeccionada también en madera dura con filo y las hachas típicas de
piedra pulida que los distingue. Su economía se basaba principalmente en la
agricultura con dos elementos que pueden atribuirse a origen amazónico; la
mandioca y la batata. También cultivaban el maíz, el zapallo, el poroto, el
maní, el algodón y la bixa que utilizaban para pintarse el cuerpo, dado que por
lo general andaban desnudos, pero también a veces se cubrían con una vestimenta
amplia de algodón a modo de camisón. Para cultivar talaban parcelas de selva-
lo que se llama roza - con las referidas hachas y cuando el suelo empobrecía
cambiaban de sitio, y el espacio desocupado reiniciaba su ciclo de poblamiento
vegetal. La alfarería era un arte en el que se destacaban y era confeccionada
mayormente con los dedos. Por ejemplo construían grandes urnas funerarias para
adultos. Es destacable la práctica de la antropofagia que estaba relacionada sólo con los prisioneros de guerra y
de la poligamia con restricciones vinculadas con la capacidad de sustento del
individuo.(Rex González, 1993). La cultura esencialmente sedentaria y agrícola
propició el establecimiento de misiones jesuíticas. Las primeras se fundaron en
el territorio de Guayrá – Brasil- y los ataques que recibieron de los “mamelucos” y otros grupos
aborígenes obligó a su traslado al actual territorio de Misiones. Las
originarias datan del año 1.609 y duran hasta 1767 siendo la primera la de San Ignacio Guazú. Desde 1687 a 1707 fueron fundadas ocho misiones
que sumadas a las ya existentes formaban treinta ciudades que constituían
el Estado Jesuítico del Paraguay
(Rez González, 1993). Con la expulsión de los jesuitas se produjo un abandono
total e incluso hay datos que muestran que muchos guaraníes se habían adaptado
a esta forma de vida y que las misiones estaban organizadas adoptando
condiciones locales. Las quince misiones entre el Paraná y el Uruguay fueron abandonadas durante la guerra de 1816-1818,
Hacia mediados del siglo XIX sólo quedaban 6.000 guaraníes ocupando las
antiguas misiones (Métraux, 1946).
El territorio de la actual provincia de Misiones estuvo también
ocupado a la llegada de los españoles, por una cultura no vinculada con la
Tupí-guaraní que fue la de los Kaingang, cuyo significado en lengua aborigen es
“hombre del bosque”, en clara referencia a su hábito de poblar las zonas selváticas, que en el caso de Misiones
abarcó toda una ancha franja paralela al cauce del río Uruguay. De ellos podemos decir que construían sus
viviendas con troncos y hojas de palmera tejidas y el hombre no usaba
vestimenta y las mujeres vestían tejidos hechos con fibras vegetales. Para la
caza y defensa utilizaban las flechas hechas de huesos de ciervo o de mono y
obtenían el fuego por rotación y lo transportaban en trozos de caña tacuara. Se
tiene conocimiento que comían el fruto de la araucaria o pino Paraná (Araucaria angustifolia) y por influencia
guaraní implementaron gradualmente la agricultura. Sufrieron una fuerte presión
de los guaraníes, a la que se sumó más tarde la de los Charrúas y por último la
de los europeos, lo que produjo su paulatina extinción (Caro, et al, 1999)
Alternativas turísticas
En este espacio de selva paranaense se
puede apreciar la vida en una de
sus expresiones más ricas dentro de un marco poblado de especies, de sonidos,
de colores y de misterio. Esto hace que sea muy difícil expresar mediante
palabras la vivencia de la selva. La empresa propietaria del predio
compatibilizó armoniosamente la práctica del ecoturismo con la conservación.
La infraestructura con que cuenta este
Refugio es de primer nivel, lo que permite garantizar una estadía inolvidable.
Son muchas las posibilidades y formas de tomar contacto con la selva y su
extraordinaria biodiversidad. Desde paseos en embarcaciones, caminatas,
observación de fauna utilizando miradores construidos por los administradores,
safaris fotográficos y todo esto, generalmente, se combina con una visita a las
cercanas Cataratas del Iguazú.
No olvidemos que la estructura selvática se
manifiesta en distintos estratos vegetales, los cuales proveen refugio, comida
y áreas de reproducción a más de 320 especies de aves y otras especies animales
que son detalladas en el ítem referido a la fauna.
Los Guías Ambientalistas son quienes organizan
caminatas sumamente interesantes por los senderos de interpretación de
Yacutinga y también orientan en las navegaciones por el río Iguazú o por el río
San Francisco. El recorrer estas aguas es sumamente relajante y nos provee la
oportunidad de transitar en silencio el bosque en galerías que cubre como un
verdadero techo el cauce de los ríos y arroyos.
El Refugio, existen construcciones diseñadas para
brindarle la oportunidad de estar solo. Estas han sido
distribuidas en distintos ambientes de la reserva. Estar al atardecer en la torre llamada " Escalera al
Cielo ", es una experiencia
imperdible.
Cómo Llegar
Para llegar a la ciudad de Posadas, punto de referencia para
arribar al Refugio de Vida Silvestre Yacutinga, deberán tomarse los siguientes
caminos según el lugar de donde se procede:
•
Desde Salta se deberá
tomar la ruta provincial hasta su intercesión con la ruta
nacional 34 y luego seguir por ésta con rumbo sur y tras recorrer algo más de
cincuenta kilómetros a su izquierda (este) parte la ruta nacional 16 a Resistencia. Desde la capital del
Chaco cruzamos el puente interprovincial que une con la vecina ciudad de
Corrientes en cuyas inmediaciones pasa la ruta 12 que tras pasar por Posadas sigue hacia las “tres fronteras”, la
ciudad de puerto Iguazú.
• Desde San Salvador de Jujuy hay que dirigirse hacia el sur por la
ruta nacional 34 hasta que se cruza con la 16, y luego el mismo itinerario que para Salta.
• Partiendo de la ciudad
Santiago del Estero se circula por la ruta nacional 34 hasta que corta en la
localidad de Taboada a la ruta nacional 89 que, tras largo recorrido con
rumbo noroeste empalma con la
nombrada ruta nacional 16 cerca de
la ciudad de Roque Sáez Peña, y se sigue el mismo camino indicado para la
ciudad de Salta.
• De San Miguel de
Tucumán hay que circular rumbo sureste por la ruta nacional 9 que nos lleva a la capital
santiagueña y desde ésta se repite el recorrido señalado.
• De San Fernando del
valle de Catamarca también es aconsejable dirigirse por la ruta 37 hacia el este hasta que intercepta a
la 9 , que con rumbo norte nos acerca a Santiago del Estero y de ahí
continúa como ya se indicó.
• De La Rioja se
transita la ruta nacional 38 hasta la capital cordobesa y desde esta ciudad habrá que
tomar hacia el este la ruta nacional 19 que la une con la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, y de esta se cruza el
Túnel Subfluvial Hernandarias que la comunica con Paraná por donde pasa la ruta 12.
• Partiendo de Córdoba
ya se indicó en el párrafo anterior.
• Los sanjuaninos, desde
su capital,. tendrán que tomar la ruta 20 hasta Córdoba y de aquí como se indicó más arriba.
• De ciudad de Mendoza
se toma la ruta nacional 7 – que pasa por la ciudad de San Luis- hasta la puntana ciudad de
Mercedes. Desde esta localidad se toma rumbo noreste por la ruta nacional 8 hasta Río Cuarto y de aquí se sigue
la 158 (nacional) hasta San
Francisco –Córdoba- y esta se une a Santa Fe de la Vera Cruz por la ruta
19. El resto ya se señaló.
• Desde La Pampa y otras ciudades ubicadas al sur
de la Capital Federal tomarán como primer tramo el arribo a la Ciudad de Buenos
Aires. Desde esta localidad se toma la ruta Panamericana hasta Zárate, desde
aquí se siguen los carteles que nos indican el cruce del “ Complejo
Zárate-Brazo Largo” que une las provincias de Buenos aires con Entre Ríos y ni
bien se termina de cruzar los puentes se sigue siempre derecho por la ruta
nacional 12, pero cuando esta se desvía hacia Gualeguay, seguiremos derecho por el asfalto que a partir de
aquí lleva el número de ruta nacional 14 la que bordea
las costa del río Uruguay hasta
Santo Tomé (Corrientes) donde toma un rumbo norte hasta la ciudad misionera de
San José y de aquí estamos muy cerca de Posadas a la que llegamos por la ruta
nacional 105.
• Los formoseños irán
hacia el sur por la ruta hasta Resistencia a partir de la cual ya se ha indicado el
camino.
Para llegar al Refugio
Yacutinga desde Posadas se debe circular por la RN 12 hacia Puerto Iguazú. Luego
de pasar la entrada a la localidad de Esperanza, pocos kilómetros adelante,
parte a nuestra derecha – en Wanda – la RP. 19 que nos conduce a la
localidad de Andresito primero y un poco más adelante se ubica la reserva.
Contacto
Municipalidad de Puerto Iguazú: sita en Av. Tres Fronteras 122,
código postal 3370.
Teléfono 03757-420147
Oficina Municipal de Turismo
Av. Victoria Aguirre 311
Tel: 420800
Ente Municipal de Turismo Iguazú
Av Victoria Aguirre y Balbino Brañas
Ministerio de
Ecología, Recursos Naturales
Renovables y Turismo de la
Provincia de Misiones,
sito en la calle San Lorenzo 1538 de la ciudad de
Posadas (código postal 3300).
Su teléfono es (03752) 447 591
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
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