Relieve
Volcanes: Secretos ocultos de la Patagonia Mendocina
La arenilla arrastrada
por los fuertes vientos
pega contra las duras
paredes rocosas logrando,
a través de milenios,
tallas fantasmagóricas.
Figuras sorprendentes
se yerguen sobre el
árido paisaje
de la Patagonia Mendocina,
como queriendo resguardar
la prístina región
de La Payunia.
Alejada por grandes
distancias, abandonada
por sus inclemencias
climáticas, y
sobre todo difícil
de habitar por su escasez
de agua, esta gran zona
del sur mendocino pareciera
no contar con atractivos
de interés para
los visitantes. Sin
embargo, su fama internacional
deviene de lo inorgánico,
de todo aquello que
en general no se tiene
demasiado en cuenta
y que los profanos llamamos
piedras.
Si nuestra vida hubiese
transcurrido en el cuaternario
seguramente el atractivo
íígneo
nos maravillaría.
Explosiones de rocas
encendidas, vapores
de agua chispeante,
gases venenosos, cenizas
que convierten el día
en noche, temblores
infinitos que modifican
el paisaje, ríos
de lava encendida y
temperaturas de miles
de grados que hasta
licuan la roca. Esa
historia hoy sólo
la podemos imaginar
bajo la experta narración
de un geólogo.
Coronada por el Payún
Matrú (3.640
m.) la Payunia es una
gran planicie que se
eleva hasta los 2.200
msnm. De suelos arenosos
y salinos, la falta
de agua y los vientos
permanentes la han transformado
en una región
inhóspita de
inigualable belleza.
Su denominación
se origina en el grupo
volcánico Payún
(referida al lugar donde
existe cobre).
Volcán: es aquel lugar
donde la roca
fundida o fragmentada
por el calor y
gases calientes
emergen a tavés
de una abertura
desde las partes
internas de la
tierra a la superficie
(MacDonald 1972).
Generalmente los
volcanes tienen
en su cumbre o
en sus costados
grandes cavidades
de forma aproximadamente
circular denominadas
cráteres
donde a veces
puede apreciarse
la abertura de
la chimenea volcánica. |
Esta amplia región
se extiende entre la
porción sur de
la Cordillera Principal
y el extremo austral
del Bloque de San Rafael,
que esporádicamente
aparece en medio de
un contínuo campo
volcánico, de
edad predominantemente
cuaternaria.
Los campos volcánicos
de composición
basáltica de
Llancanello y Payún
Matrú cubren
unos 15.900 km2 incluyendo
a más de 800
pequeños volcanes
(conos piroclásticos
monogenéticos)
disputándose
el primer lugar con
más concentración
de volcanes del mundo
con la Península
de Kamchatka, en el
Este de Siberia. Los
volcanes estuvieron
activos desde el Plioceno
temprano hasta tiempos
históricos. Las
antiguas familias que
habitan el lugar recuerdan
la erupción del
volcán Quizapo
(abril de 1932), en
el límite con
Chile. "Al mediodía
todo se puso oscuro
como si fuera de noche,
las gallinas se fueron
a dormir y ellos se
sentaron alrededor del
fogón creyendo
que se venía
el fin del mundo",
cuenta Llambías.
El aparato volcánico
dominante es el complejo
Payún Matrú,
adyacente al solitario
volcán Payén.
Sus límites hacia
el oeste se extienden
más allá
de la Laguna Llancanello,
ya que su continuidad
física alcanza
el embalse de El Nihuil.
Hacia el este mendocino
hay solitarias manifestaciones
en la parte norte, en
tanto que hacia el sur
penetra en territorio
pampeano, superando
el valle del Río
Colorado y alcanzando
la Provincia del Neuqúen.
Flujos de
lava
Son lenguas
coladas de lava
que pueden ser
emitidas desde
un cráter
superior, algún
cráter
secundario,
desde una fisura
en el suelo
o sobre los
flancos de un
volcán
impulsados por
la gravedad;
estos flujos
se distribuyen
sobre la superficie
, según
la topografía
del terreno.
Las palabras
hawaianas "aa"
y "pahoehoe"
denotan dos
de los flujos
de lava más
comunmente observados
alrededor de
numerosos volcanes
basálticos
o andesítico
- basálticos
de todo el mundo.
El pahoehoe
tiene una corteza
de textura relativamente
suave, que se
dobla y tuerce
en forma similar
a como lo hace
una tela gruesa
o una serie
de cuerdas trenzadas.
Durante su desarrollo,
la superficie
del flujo de
lava se enfría
y alcanza un
estado semi-sólido,
permitiendo
la formación
de una corteza
plástica
y que en su
interior siga
fluyendo la
lava liquida,
formando en
ocasiones largos
tubos (o túneles)
de lava.
La variedad
a, en constraste,
se caracteriza
por una superficie
extremadamente
áspera
y cortante,
y por un avance
irregular de
los gruesos
flujos de ese
tipo, producido
por acumulaciones
y desmoronamientos
sucesivos del
frente. |
El relieve prebasáltico
aparece sólo
ocasionalmente expuesto,
como ocurre sobre la
margen izquierda del
Valle del Río
Colorado. Además
el relieve antiguo emerge
formando enormes ventanas
lávicas convexas
(González Diez,
1970), donde se expone
el conjunto volcánico
y sedimentario neopaleozoico
del Bloque de San Rafael.
Así se puede
observar claramente
en los campos volcánicos
del Cerro Nevado y aquel
adyacente al flanco
norte y oriental del
Payún Matrú.
Toda la región
aparece cubierta por
extensos mantos de lavas
basálticas cuaternarias
que demuestran la virulencia
de la actividad volcánica.
Es un ambiente irregular
por la existencia de
escalones morfológicos
entre las coladas y
empinados conos volcánicos.
El apilamiento de las
emisiones lávicas
neoterciarias originó
las planicies estructurales
lávicas conocidas
como Altiplanicie del
Payún, Loma del
Medio y Cañada
del Crucero.
Las rocas que conforman
estos volcanes varía
desde basaltos, andesitas,
traquiandesitas y traquitas
aunque el volcanismo
adventicio más
nuevo se mantiene constante
en basaltos olivinicos.
La actividad volcánica
fue mayormente estromboliana
(como la del volcán
Strómboli en
Italia) para los conos
monogenéticos
con algunos conos hidromagmáticos
(intervino agua en la
erupción, ya
sea de una capa freática,
de un lago, etc.).
Lo interesante de la
región desde
el punto de vista volcanológico
es que se pueden encontrar
toda la variedad de
productos y de tipos
de erupciones volcánicas;
magmáticas, con
agua, sin agua, más
explosivas, más
tranquilas, pequeños
conos monogenéticos
hasta enormes estratovolcanes
como el Payun Matru
y el Nevado. En pocos
kilómetros está
representada toda la
gama de variedades volcánicas,
tal cual una enciclopedia
gigante sobre el tema.
El cono de cinder del
Santa María rodeado
por un espectacular
campo de "bombas
volcánicas"
(trozos de lava emitidos
incandescentes que se
solidifican antes de
caer a tierra y adquieren
forma de pan flauta),
desde donde arranca
la "Colada de la
Media Luna", un
río de lava pirolítica
de unos 17 kilómetros
de longitud y 800 metros
de ancho, cuyo color
negro brillante contrasta
con el amarillento pasto
del desierto donde ramonean
algunos guanacos.
El Payún Matrú
con su gran caldera
cuspidal está
vinculada a un fenómeno
de expansión-colapso,
que a su vez dio lugar
a un enorme halo ignimbrítico
o planicie ignimbrítica
(González Díaz
1970, 1972b). Esta propuesta
se contrapone al origen
de la caldera relacionada
con una explosión
paroxísmica que
literalmente habría
volado la cima del volcán
(Groeber, 1937a, 1938).
Flujos Piroclásticos
El término
"flujo
piroclástico"
se refiere en
formas genérica
a todo tipo
de flujos compuestos
por fragmentos
incadescentes.
Una mezcla de
partículas
sólidas
o fundidas y
gases a alta
temperatura
que pueden comportarse
como líquido
de gran movilidad
y poder destructivo.
A ciertos tipos
de flujos piroclásticos
se les denomina nuées
ardentes (nubes ardientes).
Estos flujos,
comúnmente
se clasifican
por la naturaleza
de su origen
y las características
de los depósitos
que se forman
cuando el material
volcánico
flotante en
los gases calientes
se precipita
al suelo. El
aspecto de los
flujos piroclásticos
activos (flujo
activo es aquél
que se produce
durante una
erupción,
y flujo, sin
calificativo,
sólo
se refiere al
depósito)
es por demás
impresionante.
|
El Payén conserva
gran parte de su cráter,
que muestra un portezuelo
en su borde oriental.
A partir de él
se extiende una abrupta
quebrada por la que
se han desplazado flujos
densos.
Al oeste del Payún
Liso se encuentra el
relieve totalmente cubierto
de lapilli (productos
piroclásticos
mayores a 2 mm) en
Pampas Negras. Extensiones
que llegan hasta el
horizonte de cenizas
conforman un paisaje
negro, fantasmagórico,
donde la vida se reduce
a algunas lagartijas.
La vegetación
herbácea no tiene
sustrato para crecer,
más allá
de algunas matas esporádicas
que se hacen lugar a
fuerza de lentos avances
sobre superficies inorgánicas.
Circular en estos parajes
produce una sensación
de asombro por la aridez
del paisaje, la inmensidad
de las Pampas Negras
y sobre todo por el
contraste negro del
suelo que uno pisa.
Si bien hay extensos
campos volcánicos
holocenos, son numerosas
las coladas individuales
de esta edad, controladas
en su disposición
por el relieve previo.
Algunas coladas modernas
han invadido antiguos
tramos del Valle del
Río Colorado
y generado terrazas
estructurales, sobre
ambas márgenes.
Se puede decir que en
general la región
carece de red hidrográfica
integrada. Sólo
algunos cauces de régimen
efímero o intermitente
interrumpen la monotonía
del paisaje.
Esta inmensa región
donde la fuerza de los
volcanes aún
es percibida por el
visitante cuenta también
con una fauna abundante
(70 especies)
donde más de
la mitad es considerada
con alta probabilidad
de avistamiento. Principalmente
las tropas de guanacos
que configuran una de
las poblaciones más
numerosas del país
superando los diez mil
ejemplares.
Transitar por la Colada
de la Media Luna, por
las Pampas Negras o
por las inmediaciones
del Payún Liso
son experiencias difíciles
de olvidar.
Bibliografía
Gonzalez Diez, Emilio
F. y Fauque, Luis E. - XII Congreso Geológico
Argentino y II Congreso
de explotración
de Hidrocarburos (Mendoza,
1993. Geología
y Recursos Naturales
de Mendoza ’Äì V.A.
Ramos (Ed.), Relatorio
I (17): 217-234.
Risso, Corina. Escrito
inédito especial
para Ecopuerto.com
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