Caza Fotográfica
Recomendaciones prácticas


V - El Acecho

por Michel H. Thibaud

Este método consiste en que el fotógrafo construya un refugio, generalmente oculto dentro de la vegetación, y permanezca en él mientras obtiene las fotografías. Son los animales los que se moverán en su ambiente sin que perciban la presencia de un observador humano.

El abrigo más o menos camuflado, ya sea natural o artificial, es el mejor medio de operar con éxito en la naturaleza, después de haber encontrado un buen emplazamiento. El refugio permite obtener documentos muy detallados y de una definición máxima por la discreción del procedimiento, cuya principal ventaja es la de no molestar al animal y observarlo en su entorno natural.

Escoger el lugar para colocar el refugio, exige un minucioso reconocimiento del terreno. Es la tarea más importante para “cobrar las mejores presas”. Errar en la ubicación culminará en una jornada de frustraciones.

Es evidente que para la elección del sitio no bastan los consejos de un libro, ni las recomendaciones de un experto. Se necesita además las dotes y la sabiduría adquiridas por la experiencia previendo la dirección y la intensidad de la luz, las sombras que se proyectarán durante todo el día, la puesta del sol, etc. Es frustrante darse cuenta que cuando los animales adquieran su mejor momento, el sol encandila al fotógrafo.

Tampoco hay que olvidarse del viento que transmite hasta grandes distancias los sonidos de la más tenue de las conversaciones, o el roce de las ropas, hasta los olores que delatan la presencia humana.

El refugio puede estar construido con elementos del lugar, siempre que no se destruya la vegetación. En muchos casos esto está prohibido para no destruir el biotopo. Actualmente existen telas que imitan los colores del terreno las cuales pueden servir para construir un refugio adecuado. También se puede realizar con algunas arpilleras pintadas con los colores del entorno.

Los mejore sitios son generalmente las orillas de lagos y lagunas, los corredores o pasos de algunos mamíferos, las pasturas donde muchos animales se alimentan o descansan, los lugares de reproducción, donde sabemos que los animales regresarán indefectiblemente a cuidar su prole.

Con los nidos se debe prestar especial atención ya que siempre se encuentran en lugares protegidos. Si se remueve la vegetación es posible que luego queden expuestos a los rayos solares y se interrumpa la incubación.

Los pichones o los cachorros de animales no deben ser tocados bajo nunguna circunstancia, ya que la madre puede desconocer su olor (método de reconocimiento de la camada) y así echarlos de la nidada quedando expuestos a los predadores.

Finalmente se debe explotar la curiosidad de los animales silvestres. Estos, cuando no se sienten amenazados por el hombre generalmente se acercan a "investigar" qué sucede. Esta circunstancia puede ser aprovechada lográndose grandes tomas si la experiencia y la pericia del fotógrafo le permiten salir de su propia perplejidad.

Algunas recomendaciones esenciales

Un refugio cumple su cometido luego de estar emplazado durante varios días en el mismo sitio. Sin embargo cuando el fotógrafo no cuenta con el tiempo necesario es aconsejable armar el refugio después del crepúsculo para que los animales se hayan acostumbrado a él durante la mañana siguiente. Se debería tener en cuenta los siguientes detalles al armar un refugio, no obstante lo cual la experiencia del fotógrafo con el terreno constituye la mejor de las recomendaciones.

Para evitar las incomodidades durante largos períodos es necesario pensar en algunos implementos o equipos que serán de suma utilidad:

Cuando deba introducirse al refugio durante el día es recomendable acercarse con algún amigo. Mientras usted ingresa su compañero se retira a la vista de los animales. Como ellos no tienen la capacidad de contar se quedarán tranquilos pues piensan que los intrusos se han alejado.

Dos o tres horas de espera es normal en estas circunstancias. Cuando la “presa” aparece la impaciencia del fotógrafo lo hace apurarse para “disparar” la foto. El imperceptible clic de la máquina espanta al animal que ya no se acercará más. Por ello se debe contener la ansiedad y esperar unos minutos hasta que el animal se tranquilice. Recién allí podrá usted disparar su equipo con cierta tranquilidad ya que el animal tomará al refugio como parte del ambiente, sin prestarle la menor atención.

Para poder practicar un buen acecho es indispensable contar con tiempo, el cual sabemos que no sobra. Pero la satisfacción de obtener buenas tomas compensará el tiempo invertido ya que ésta es una de las mejores técnicas para fotografiar animales.

Tipos de Refugios

Los tipos de refugios son múltiples, muchos de ellos limitados sólo por la imaginación del fotógrafo. Es importante saber que el animal silvestre, en casi todas las regiones del mundo, tiene una importante predisposición de temor hacia el hombre, sobre todo si se acerca de a pié. Por ello es necesario evitar ser identificado como tal. Un buen camuflaje logra ocultar al animal las formas humanas.

Telas camoufladas

Existen en el mercado una multiplicidad de telas con dibujos que se mimetizan con el ambiente. Muchas de ellas provienen de la actividad militar pero se adaptan perfectamente a los diferentes terrenos naturales. Para cada lugar hará falta una tela de diferente color: en el desierto predominará el amarillo (color crema o arena) con tonalidades verdosas, en el monte un verde oscuro de fondo con manchas más claras que simulen hojas y sombras, y en la pradera una tela verde con manchas marrones.

Sin embargo existen también algunos entramados de arpillera que en ciertas circunstancias pueden adaptarse perfectamente a las necesidades del fotógrafo amateur, sobre todo porque tienen la suficiente transparencia para poder observar sin ser observado.

Derivado de las actividades militares existen “redes” de las cuales cuelgan “hojas“ plásticas que pueden simular perfectamente un arbusto, es posible mirar desde el refugio hacia afuera, pero es difícil ser observado dentro de él. Además no oponen demasiada resistencia al viento, simulando perfectamente las formas irregulares de los arbustos a los cuales los animales están acostumbrados. Si este refugio se instala en la cercanía de alguno de ellos dará entonces mayor similitud y un verdadero camuflajes que evitarán la desconfianza del animal.

A continuación se podrán apreciar algunos de los principales refugios, muchos de los cuales provienen de la práctica del deporte de la "caza". Sin embargo son perfectamente adaptables a las necesidades de los fotógrafos de la naturaleza.

Refugio rastrero

Es el primer caso que veremos pues es el más fácil de llevar a cabo. Una persona puede tenderse en el suelo y taparse con alguna tela al tono. De esta forma quedará oculto entre la vegetación permitiendo un desplazamiento lento hacia los animales generalmente ubicados en una costa de agua.

Este sistema tiene sus incomodidades pues el fotógrafo se encuentra expuesto a la humedad y los insectos que habitan entre el pastizal. Además las espinas de los cardos y otras plantas pueden distraer la concentración propia de la tarea. Por ello es aconsejable arrastrarse con un plástico o lona impermeable por el frente que aísle al fotógrafo del terreno dándole una cierta protección.

Como principal inconveniente podemos citar que no puede ser utilizado en aquellos lugares donde predomina un fuerte viento dado que la tela expuesta flameará asustando a los animales.

Un "disfraz" que oculte totalmente al hombre puede ser adecuado, sin embargo en este caso será más importante la pericia del fotógrafo para lograr un acercamiento efectivo. Téngase presente que los movimientos realizados por el hombre pueden simular, ante los animales a "cazar" los ruidos propios de sus enemigos naturales. Pero sobre todo es el olor humano la mayor de las dificultades. El alcance olfativo de cualquier mamífero es varias veces superior al del hombre, razón por la cual confían en este sentido mucho más que en la vista.

Carpas

En el mercado argentino no existe una carpa preparada para la caza fotográfica. Las que se ofrecen en los principales comercios y son de un tamaño adecuado generalmente se fabrican con telas de brillantes colores. Sin embargo uno mismo, con una máquina de coser y un poco de “maña” puede fabricarse su propio refugio.

En primer término debe tenerse en cuenta que en la Naturaleza no existen las líneas rectas. Por ello es preferible lograr que el refugio tome formas curvadas o irregulares. Una vez armado posiblemente lo más importante es lograr que la tela se encuentre bien tensa y no flamee con el viento. El ruido y el movimiento espantan a cualquier animal silvestre de las inmediaciones.

El refugio debe ser de dimensiones tales que permita la comodidad de movimientos dentro del mismo. El fotógrafo deberá permanecer durante varias horas en él, por consiguiente debe estar cómodo para manipular sus equipos, cambiar objetivos, mover el trípode y sobre todo que su posición cómoda con los miembros estirados para evitar calambres. Si es posible debieran poder instalarse dos personas ya que la espera puede ser más amena.

En general se recomienda que posea aberturas en todas las direcciones. Si bien nuestra percepción es que los animales se instalen y deambulen por el lugar elegido por el fotógrafo, esta premisa rara vez se cumple. Tienen por costumbre aparecer por cualquier parte y generalmente, siguiendo la Ley de Murphy, estar en las mejores posiciones para el retrato cuando el fotógrafo no está en condiciones de fotografiar nada.

Además en algunos casos es necesario que pueda ser desplazado fácilmente (cortas distancias) para lograr un mejor posicionamiento con respecto a la luz solar. Este traslado debería poder hacerse desde el interior, con movimientos muy lentos –recorrer 10 metros en media hora para no espantar a los animales.

Con piedras

En caso de encontrarse en lugares rocosos el refugio puede ser realizado amontonando algunas piedras de las inmediaciones. El mismo servirá temporariamente para esconderse durante lapsos relativamente cortos.

No cumple las mismas funciones que una carpa pero permite un acercamiento adecuado a los animales. Además puede construirse in situ, sin que el fotógrafo deba trasladar su equipo. Sin embargo, una vez finalizada su tarea el fotógrafo deberá tener la previsión de dejar las piedras lo más naturalmente posible para que no desentonen en el paisaje.

Sobre los árboles

Algunas veces será preciso colocar el refugio sobre algún árbol, ya sea para esperar a animales que lleguen a una aguada, ya sea para fotografiar, sin molestar, a algún ave nidificando.

Se colocará este refugio, realizado en telas al tono, bien sujeto mediante cuerdas al ramaje del árbol. El fotógrafo deberá quedar sobre una rama gruesa o colocar, sin clavar para no dañar el árbol, alguna plataforma de madera previamente construida.

Si alguna rama del árbol dificulta nuestra visión será separada cuidadosamente y atada mediante una cuerda. Nunca debe cortarse la rama para no dañar el árbol. Una vez finalizada la tarea podremos desatar la rama la cual volverá a su posición original. Con una estratégica colocación de sogas se pueden separar las ramas desde el propio refugio logrando así abrir una "ventana en la vegetación" a través de la cual realicemos nuestras tomas. Esta tarea debe realizarse en forma lenta para que los animales arribados a la "zona objetivo" no se alarmen.

Es muy importante que el fotógrafo se encuentre seguro sobre su parapeto y el suficiente lugar para maniobrar su equipo. No pocos accidentes se han producido al perder el equilibrio y tratar de salvar una máquina que cae desde las alturas. Un golpe desde una cierta altura puede significar un hueso roto, sin peligro en zonas pobladas, pero un grave problema en zonas alejadas, mucho más si el fotógrafo no se encuentra acompañado.

Sobre una escalera

Si no hay en las inmediaciones árboles o alturas donde colocar un refugio, una solución puede ser sobre una escalera. En este caso es necesario, si estará durante un tiempo prolongado, colocarle unos “vientos” mediante estacas firmemente clavadas al piso. Nada más incómodo que estar parapetado sobre una escalera inestable que puede caerse ante cualquier golpe de viento ya que la tela hace las veces de una vela.

Para que este improvisado refugio cumpla su tarea debe ser colocado en el lugar y dejado allí durante dos o tres días, para que los animales se acostumbren a él. Una vez que se ha constatado que no genera inconvenientes a la fauna que deseamos fotografiar, recién entonces se podrán lograr las tomas adecuadas.

Torres de Observación

En algunas áreas protegidas, donde puede ser habitual que lleguen fotógrafos de la naturaleza a documentar la vida silvestre, se acostumbra a instalar "torres de observación" fijas, en lugares estratégicos. Además éstas sirven para ayudar a una vigilancia del área ya que son utilizadas por los guardaparques. Muchas de ellas son pintadas con los colores predominantes del lugar para que pasen desapercibidas para los animales.Luego de un tiempo estas torres, si han sido bien localizadas, pasan a formar parte del paisaje, razón por la cual los animales ya no les dan importancia, transformándose en un lugar ideal para lograr excelentes tomas.

Sobre una torre se puede instalar un refugio el cual permitirá tomar fotografías desde lo alto. Utilizando teleobjetivos de 400 mm o más distancia focal se alcanzará una prespectiva imposible a nivel del suelo.

Para acceder a una torre de observación se debe tener un conocimiento exacto sobre el desplazamiento y las costumbres de la fauna que abunda en la zona. Por ello es conveniente acceder en horario nocturno y quedarse en espera hasta que haya amanecido. Los animales, sobre todo los grandes mamíferos tienen un excelente olfato, en el cual confían más que en la vista. Si perciben el "olor humano" es muy posible que se alejen, aunque no puedan ver a nadie. Por ello el cuidado para acceder a las "torres de observación" debe ser extremo, evitando cruzar las sendas, hacer ruidos extraños o moverse bruscamente.

Bibliografía
1- Ausloos, Henry. La Chasse Photographique. Les Nouvelles Editions Marabout SA. 1979, Verviers, Bélgica

 

Michel H. Thibaud
Patrimonionatural.com
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