EDICIÓN
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACIÓN
Provincias de Chaco - Formosa
Área Amenazada
Estancia La Fidelidad
Este establecimiento rural ocupa una vasta superficie de tierras que se aproxima a las 250.000 hectáreas repartidas entre las provincias de Chaco y Formosa. La extensión de los campos en la primera provincia citada es de 150.000 ha ubicadas en jurisdicción del departamento General Güemes, teniendo por límite sur el río Bermejito -un paleocauce del río Teuco o Bermejo- y la parte norte finaliza en las márgenes del Bermejo, demarcación interprovincial. Otras 100.000 aproximadamente pertenecen al departamento Patiño en Formosa. Este sector tiene por límite sur el Bermejo y al norte no existe un accidente geográfico que delimite al predio.
Dentro del campo no hay pobladores, sólo hay un puesto en la entrada del campo e incluso el casco también está deshabitado. En el límite sur de la propiedad que está en territorio chaqueño, sobre la costa del Bermejito, hay una serie de viviendas con pobladores. Los caminos internos son numerosos y se extiende a lo largo de muchos kilómetros.
En primer termino este establecimiento fue de Jorge Born (el frente del casco lleva sus iniciales) y a principios de la década de 1970 lo compraron los hermanos Luís y Manuel Roseo, por entonces proveedores de la empresa Grafa perteneciente al grupo Bunge & Born.
Geografía
Según la clasificación fitogeográfica (que trata la distribución espacial de los vegetales) de Cabrera (1976), La Fidelidad se encuentra en el Dominio Chaqueño, Provincia Chaqueña y Distrito Chaqueño Oriental, región caracterizada por poseer un clima continental, cálido subtropical. Las precipitaciones varían entre los 500 y 700 mm anuales (con sectores que alcanzan los 800 mm), son marcadamente estivales y disminuyen sensiblemente hacia el sudoeste. La temperatura media anual varía de norte a sur desde 23° hasta los 18° (Burkart, et al., 1999). El tipo de vegetación característica es el bosque xerófilo, con predominio del quebracho colorado santiagueño (Schinopsis lorentzii) y del quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco).
Por otra parte según la clasificación en ecorregiones (espacios que comparten caracteres climáticos, geomorfológicos y la fisonomía vegetal) del territorio argentino el área se encuadra dentro de la Ecorregión del Chaco Seco, Subregión Semiárido(Burkart, op. cit.), y la Sub-subregión del Teuco-Bermejo que de acuerdo a lo indicado en el trabajo “Caracterización de las Sub-zonas, Red de Información Agropecuaria Nacional (2009)” se define así: “constituye un valle fluvial con anarquía de cauces y fenómenos de captura de caudales. El cauce actual está instalado en una angosta llanura de meandros sobre la que existían pastizales que por sobrepastoreo se transforman en peladares. Este tipo fisonómico es el más extendido y está constituido por arbustos en formaciones abiertas. Los cauces abandonados con lecho arenoso están ocupados por pastizales y, en caso contrario, por vegetación de pantano”, aunque esta caracterización sería aplicable sólo parcialmente al predio de La Fidelidad. Este se encuentra dentro del valle del sistema fluvial Bermejo – Bermejito, una llanura cuya fisonomía es formada por los regímenes sumamente irregulares de los ríos y por la gran cantidad de sedimentos que arrastran. El río Bermejo, que recordamos divide al campo en dos partes de distintas provincias, tiene un régimen muy estacional, recibiendo en la época de lluvias un aporte hídrico muy significativo que influye en toda la cuenca. Al circular en Chaco y Formosa por regiones de muy leve declive forma diversidad de cursos divagantes, meandros y zonas inundadas lo que convierte a estos campos del chaco seco en una suerte de ecotono entre este último y el chaco húmedo. Podría decirse con otras palabras que es la región más húmeda del chaco árido. Esto contribuye a la mayor biodiversidad del predio.
Los grandes aluviones arrastran altas cantidades de sólidos, siendo el Bermejo uno de los ríos con mayor masa sedimentaria del mundo. Estos avances de grandes torrentes de agua, barro y materia vegetal sobre una zona llana beneficia la formación de albardones y el abandono de los cauces con el consecuente paso de las aguas de una zona a otra, especialmente en la parte de interfluvio que media entre el Bermejo y el Bermejito. También por estos fenómenos se formaron muchísimos “ríos muertos” (denominación local) o paleocauces que se abren en abanicos aluviales.
El fenómeno geomorfológico que ocurre con los cursos de agua puede explicarse de la siguiente manera: cuando el declive del terreno va disminuyendo hacia el este, es decir la condición de horizontalidad se hace más marcada, origina la indecisión de los cauces de los ríos que surcan la región, situación que provoca la apertura de nuevas vías de escurrimiento y propicia la formación de esteros y lagunas. Además se provoca la acumulación de material de arrastre originado por el fuerte caudal que poseen en sus nacientes el río Bermejo y por las copiosas lluvias estivales (www.patrimonionatural.com, consultada junio de 2011).
El paisaje que se formó en la Ea. La Fidelidad por esta dinámica de los cursos de agua muestra un abanico de ambientes muy diversos. Por una parte se observan, como ya se dijo, meandros abundantes, bañados, amplios espacios inundados temporalmente, lagunas -muchas con formas de media luna lo que indica su formación a partir de meandros-, cursos indefinidos de agua con vegetación acuática, cursos definidos como el propio río Bermejo libres de vegetación acuática, grandes parches de bosques densos, zonas con cerrados arbustales, pajonales, espacios similares a lo que es una sabana, sitios con escasa vegetación y pastizales, entre otras fisonomías del ambiente.
Se destacan dos cuerpos de agua principales, el Bañado Grande y la laguna La China, y una gran cantidad de pequeñas lagunas, muchas de las cuales se formaron cerca del cauce del río Bermejito.
Biodiversidad
- Flora
La riqueza en cuanto a la variedad y cantidad de formas vivientes es realmente muy destacada. A la vegetación que muestra ya de por sí la variada flora xerófila o semixerófila propia del chaco seco se agregan muchísimas especies del chaco húmedo que, como vimos precedentemente, se encuentran en este sector de interfluvio donde por momentos el paisaje se parece al de la región húmeda. También es importante mencionar que el predio se conservó en un estado bastante prístino a lo largo del tiempo. Realizamos una reseña de los agrupamientos florísticos más sobresalientes del predio según distintas fuentes de información.
En primer lugar la vegetación palustre ocupa vastos sectores donde el agua permanece en forma permanente o al menos por largo período. Encontramos plantas flotantes, plantas subacuáticas y juncales o pajonales palustres y algunas especies leñosas como la cina-cina (Parkinsonia aculeata), el vinal (Prosopis ruscifolia) y la tusca (Acacia aroma), que bordean los numerosos espejos de agua. Además hay profusas lagunas pequeñas asociadas a la planicie del antiguo cauce de río Bermejito y zonas boscosas que cuando hay exceso de lluvias o desbordes quedan cubiertas por el agua un lapso variable de tiempo.
También asociados a la proximidad del agua se ven, en las playas del Bermejo principalmente, arbustales formados por el suncho blanco (Tessaria sp.), el suncho negro (Baccharis salicifolia), el palo bobo o aliso de río (Tessaria integrifolia), el palo flojo otimbó blanco (Cathormion polyanthum) , y sauces criollos (Salix homboldtiana) en algunos sectores.
También se presentan palmares de caranday (Copernica alba) dispersos en manchones a los que se asocian especialmente el vinal (Prosopis ruscifolia) y el algarrobo blanco (Prosopis alba). También están presentes algarrobo negro (Prosopis nigra), el tatané (Pithecellobium scalare) y diversos arbustos grandes como el conspicuo ñapinday ( Acacia bonariensis) y espartillares de (Elionurus muticus) y muchas otras especies vegetales ligadas con este tipo de palmares.
En los terrenos llanos que cortan las pendientes hacia las cuencas de los cursos de agua y en las llanuras aluviales contiguas hay algarrobales, algarrobales con cardonales del cardón moro (Stetsonia coryne) o del emblemático quimil (Opuntia quimilo) y otras especiesde género Opuntia, generalmente sobre suelos secos o escasamente húmedos pero con niveles freáticos que permiten humedecer las raíces.
En otros sectores se forma bosques más o menos densos de algarrobos negros (Prosopis nigra) y algarrobos blancos ( Prosopis alba) como especies predominantes, a las que se asocian otros árboles de variado porte como el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), guayacán (Caesalpinia paraguarienses), guaraniná (Sideroxylon obtusifolium), caspi zapallo (Pisonia zapallo), mistol (Ziziphus mistol), palo cruz (Tabebuia nodoza), itín (Prosopis kuntzei), palo lanza (Phyllostylon ramnoides), entre las más frecuentes. Este es el tipo de bosque que ha sido explotado dentro del campo con fines forestales, con extracción selectiva de algarrobos.
Los algarrobales próximos a las riberas del Bermejo son bosques más bajos, con un estrato arbustivo denso de ancoche (Vallesia glabra ) y sacha membrillo (Capparis tweediana), sacha sandía (Capparis salicifolia) y otras especies del género Capparis y de otros grupos. Junto a ellos se ven bosquecillos de quebracho blanco, de itín y vinal, entre los más comunes de observar.
En forma aislada se encuentran ejemplares de gran porte de algarrobos blanco y negro, del itín, del vinal y de quebrachos blancos pero bajos.
Son abundantes los cardonales de ucle( Cereus validus), del cardón( Cereus corynel), del quimil ( Opuntia quimilo), estos dos últimos alcanzan porte arbóreo y las tunas (Opuntia sp.) de diferentes especies.
Sobre albardones o zonas altas vemos ejemplares arbóreos que superan los 15 metros de altura y que corresponden a las especies quebracho colorado santiagueño (Schinopsis loretzii), también el quebracho colorado chaqueño (Schinopsis balansae) pero menos abundante, el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), el palo santo (Bulnesia sarmientoi) y el yuchán (Ceiba insignis).
El palo santo, junto al quebracho blanco mayormente, suele formar arbustales densos de poca altura en lugares mal drenados y con alto grado de salinidad.
Asimismo conjuntamente las especies algarrobo negro, algarrobo blanco, mistol, guayacán (Caesalpinia paraguarienses) y tala (Celtis tala), forman bosquecillos bajos y cerrados que se desarrollan en depresiones en las que muchas veces se concentra agua temporalmente.
Sin formar agrupamientos vegetales diferenciales y dispersas entre los distintos montes son conspicuas varias especies leñosas aún no mencionadas, entre las que se encuentran el chañar (Geoffroea decorticans), el garabato (Acacia praecox), el espinillo (Acacia caven), la brea (Cercidium praecox) y el sombra de toro (Jodina rhombifolia.
En los extensos y angostos cauces antiguos crecen pastizales de espartillo o aibe (Spartina densiflora) densos y con predominio bastante notable de esta especie.
Por último debemos mencionar aquellos espacios que por sobrepastoreo, por efecto de las inundaciones prolongadas, erosiones intensas u otras causas, presentas zonas raleadas de vegetación, con amplios espacios donde se ve el suelo desnudo. Cuando crecen dispersos los cardones y arbustos estos sectores tienen aspecto de sabanas.
- Fauna
Las características climáticas presentan algunos meses consecutivos de sequía en invierno y luego, por el contrario, épocas de inundaciones por desborde de los cauces de agua, factores que condicionan (propiciando en verano o desfavoreciendo en invierno por menor oferta alimenticia) la presencia de fauna que encuentra su alimento en forma errática. Pero esto es muy compensado por las estrategias con que la evolución proveyó a los distintos grupos de vertebrados –grupo al que se dedicará mayor espacio- como la hibernación en reptiles y algunos anfibios, la migración en las aves y la concentración de algunas especies de mamíferos en las zonas de este vasto espacio que conservan mayor humedad. Las hormigas que representan un importante porcentaje de la biomasa en este ambiente suelen acumular alimento.
Los frecuentes ambientes acuáticos ya mencionados en este informe son verdaderos reservorios de una variadísima biodiversidad.
Dada la carencia de inventarios propios del área en cuestión, para proveer de información sobre la fauna nos parece oportuno extrapolar parcialmente lo expresado en el informe sobre la Reserva Provincial Fuerte Esperanza en el sitio www.patrimonionatural.com. La proximidad y la similitud entre ambos ambientes lo hacen posible.
Santos Gollan (1958) esboza una clasificación zoogeográfica para el territorio argentino, que sitúa a este en la Región Neotropical, Subregiones Guayanobrasileña y Andinopatagónica. La Estancia La Fidelidad está comprendida dentro de la primera Subregión, en el Distrito Subtropical y dentro de éste en el Subdistrito Chaqueño que ocupa íntegramente las provincias de Formosa, Chaco y Corrientes, gran parte de Santiago del Estero, este de Salta y norte de Santa Fe y Entre Ríos. Se trata de un área con gran valor faunístico por poseer algunas especies que están en riesgo. Dice el informe sobre el Parque Fuerte Esperanza realizado en el ámbito de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara (Bruno, et al, 2004):” se puede asegurar que en la zona habita una importante cantidad de especies de nuestra fauna silvestre, dada la gran cantidad de rastros y avistajes constatados en pocos días de trabajo y por el gran interés que despierta la caza en el lugar”.
Una de las “rarezas” es el tatú carreta (Priodontes maximus), que la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos, calificó su estatus
En Peligro Crítico, el rango de máxima amenaza antes de la extinción, ocupando, como cabe suponer, el Apéndice I de la CITES. Internacionalmente la UICN lo considera Vulnerable. No menos importante es la presencia del oso hormiguero o yurumí (Myrmecopha tridactyla), con estatus nacional En Peligro (internacionalmente es considerado “Cercando a la amenza”) una categoría menor a la especie anterior, y ambas especies son casi exclusivas de Sudamérica, si bien la distribución de esta última ingresa algo en Centroamérica casi no existe más en esas latitudes. Además es habitante del lugar el tatú bola o mataco (Tolypeutes matacus), considerado de Potencialmente vulnerable (Barquez, et al., 2006), cuyo rango de distribución lo hace un animal exclusivo del extremo austral de Sudamérica; el peludo o tatú peludo (Chaeotophractus villosus), es considerado Preocupación menor; el cabasu chaqueño (Cabassous chacoensis) que es endémico de la región chaqueña (Parera, 2002), con estatus de Vulnerable (Barquez, op. cit., 2006). La nómina de edentados o xenartridos, grupo muy representado en el área, finaliza mencionando al pichiciego mayor o pichiciego chaqueño (Calyptophractus retusus) con rango Vulnerable (“cercano a la amenaza” a nivel internacional)(Chebez, 2008).
Es importante mencionar al cánido sudamericano de mayor tamaño, el aguará guazú (Chrysocyon branchyurus) que se expande hasta la zona de la Ea. La Fidelidad y reviste grado de amenaza nacional de “En Peligro” (internacionalmente “Cercano a la amenaza”) y al lobito de río (Lontra longicaudis), “Vulnerable” en territorio argentino.
También, entre los mamíferos, está presente la corzuela parda (Mazama gouazoubira), con estatus Preocupación menor, el tapetí o tapití (Sylvilagus brasiliensis), también calificado “Preocupación menor”, el pecarí de collar (Pecari tajacu) es relativamente común, el pecarí labiado (Tayassu pecari) con rango de “Preocupación menor” y de amplia distribución en toda la Región Neotropical hasta el extremo norte de la Argentina.
Entre los felinos se puede contar la presencia del puma (Puma concolor) calificado como “Potencialmente vulnerable”; el gato onza u ocelote (Leopardos pardalis) en la Argentina se considera “Vulnerable”; el gato montés (Oncifelis geoffroyi), que figura en el Apéndice I de la CITES y la SAREM lo reconoce como “Potencialmente vulnerable”; y estaría presente el yaguareté (Panthera onca), considerado En Peligro. Para esta especie transcribimos lo indicado por Chebez (2008) en relación a su distribución en base a citas concretas:” Formosa (dptos. Ramón Lista, Matacos, Bermejo, Patiño y Pilcomayo). En Pilagá se requiere confirmación mientras que contamos con dos registros aislados en el dpto. Formosa (en Guaycolec, 2004). Para los dptos. Laishi y Pirané los registros son ya históricos; Chaco (dptos. Gral. Güemes y Alte. Brown) y algunos registros relativamente recientes pero aislados -que requieren conformación- en Libertador General San Martín y Sargento Cabral…”
Están presentes también el aguará popé, mayuato u osito lavador (Procyon cancrivorus), con estatus “Vulnerable”, el tapir (Tapirus terrestris), con rango de amenaza “Vulnerable” internacionalmente y en “En Peligro” localmente; el chancho quimilero (Parachoerus wagneri o Catagonus wagneri), también “Vulnerable” (internacionalmente En peligro) siendo el mayor de los pecaríes y es endémico del chaco seco (Parera, op. cit.). Estaría presenta también el mono aullador o carayá (Alouatta caraya) y posiblemente el miriquiná o mono lechuza (Aotus azarae) con varias citas en la región del chaco seco.
Según referencias de pobladores se observaría al oso melero (Tamadua tetradactila) y, cerrando la nómina de los mamíferos, hay que hacer notar que en la fuente consultada no se efectuó relevamiento de micromamíferos.
Entre los reptiles es de destacar la presencia de la tortuga terrestre (Chelodionis chilensis), con categoría de Amenazada (Lavilla, et al, 2000), el lagarto colorado (Tupinambis rufescens), una gran cantidad de lagartijas, chelcos o motuastos, muchos pertenecientes a los géneros Leiossaurus, Tropidurus y Leolaemus especialmente. Los ofidios -boas, culebras y víboras-, propios de este distrito son, entre otros, la renombrada boa de las vizcacheras o ampalagua (Boa constrictor), la hermosa boa arco iris (Epicrates cenchria), la coral (Micrurus frontalis), la ñacaniná de monte (Mastigodryas bifossatus), varias especies apodadas falsa yarará (Waglerophis merremi, Sybinomorphus sp., Lystrophis dorbignyi, Leptodeira annulata y Drymobius bifossatus). Entre los crotálidos hay que mencionar a la yarará (Bothrops neuwiedii) y a la cascabel (Crotalus durissus). Los anfibios no son abundantes y estarían presentes al menos tres especies del género Bufo, dos del género Lepidobatrachus y algunas especies de ranas.
En el trabajo de Relevamiento preliminar mencionado precedentemente, se registraron sólo 41 especies de aves, pero la región alberga una cifra significativamente mayor. Se citan entonces las especies listadas en el Relevamiento y algunas de las que son más conspicuas del Chaco seco. Entre las que habitan el suelo o caminadoras está presente el ñandú (Rhea americana)- hoy con grado de riesgo internacional “Cerca de la amenaza”-, el inambú montaraz (Nothoprocta cinerascens), el tataupá común (Crypturellus tataupa) y la escasa martineta chaqueña (Eudromia formosa). Los jotes están presentes al menos con dos especies: el de cabeza negra (Coragyps atratus) y el de cabeza colorada (Cathartes aura), caracterizados por su función de “limpiadoras” al ser exclusivamente carroñeras y muchas veces están acompañados por el carancho (Polyborus plancus), que cumple igual función, aunque no en exclusividad.
Entre las rapaces podemos nombrar al aguilucho pampa (Busarellus nigricollis), al águila negra (Buteogallus urubitinga), el aguilucho colorado (Buteogallus meridionalis), al gavilán patas largas (Geranospiza caerulescens) y al taguató común (Buteo magnirostris) y el águila coronada (Harpyhaliaetus coronatus) – “Amenazada” según UICN- entre muchas más. La charata (Ortalis canicollis), es un ave de gran tamaño y las palomas están bien representadas con la picazuro (Co1umba picazuro), la paloma manchada (Columba maculosa), la paloma colorada (Columba cayennensis), la torcaza (Zenaida auriculata), las torcacitas común (Co1umbina picui) y colorada (Columbina talpacoti), así como la yerutí común (Leptotila verreauxi). Del grupo de los loros cabe mencionar a la cotorra (Myiopsitta monachus), al calancate común (Aratinga acuticaudata), la catita chirirí (Brotogeris versicolurus) y el conocido loro hablador (Amazona aestiva), que tiene en esta zona su lugar de nidificación, y es una especie muy perseguida para su comercialización como mascota. De la familia de las lechuzas, es fácil ver de día al caburé chico (Glaucidium brasilianum) y sólo de noche al alilicucu común (Otus choliba), el imponente ñacurutú (Bubo virginianus), de profunda y misteriosa voz, la lechuza bataraz chaqueña (Strix chacoensis) y entre los habitantes crepusculares y nocturnos también cabe mencionar a los atajacaminos como el ñañarca (Caprimulgus longirostris), el atajacaminos chico (Caprimulgus parvulus) y el atajacaminos tijereta común (Hydropsalis torquata). Los pájaros carpinteros con su típica silueta y su mayormente vistoso colorido dan una nota de belleza como el carpintero de lomo blanco (Campephilus leucopogon), el carpintero bataraz chico (Picoides mixtus), el carpintero real (Colaptes melanolaimus), el campestre (Colaptes campestris), el carpinterito común (Picumnus cirratus) y el carpinterito de los cardones (Melanerpes cactorum). También por troncos y grandes ramas en busca de insectos debajo de sus cortezas hay varias especies de los llamados trepadores y chinceros, entre los que nombramos al chinchero grande (Drymornis bridgesii), al trepador gigante (Xiphocolaptes major), al tarefero (Sittasomus griseicapillus), al picapalo colorado (Campylorhamphus trochilirostris) y al trepador el chico (Lepidocolaptes angustirostris), entre los más habituales.
Del Orden Passeriformes se encuentra la gran familia de los furnáridos, con el folklórico hornero (Furnarius rufus), y el coludito copetón (Leptasthenura platensis), el hornerito copetón (Furnarius cristatus), el chotoy (Schoeniophylax phryganophila), el canastero coludo (Asthenes pyrrholeuca), el cacholote castaño (Pseudoseisura lophotes) y el curutié blanco (Cranioleuca pyrrhophia). También es conspicuo el chororó (Taraba major), la choca listada (Thamnophilus doliatus), la choca común (Thamnophilus caerulescens) y el batará estriado (Myrmorchilus strigilatus). Entre la familia de los tiránidos se sitúa el conspicuo benteveo común (Pitangus sulphuratus), el anambé verdoso (Pachyramphus viridis), la tijereta (Tyrannus savana), la monjita blanca (Xolmis irupero), el benteveo rayado (Myiodynastes maculatus), el pitanguá (Megarhynchus pitangua), la ratona común (Troglodytes aedon), el zorzal colorado (Turdus rufiventris), el cabecita negra común (Carduelis magellanica) y el jilguero dorado (Sicalis flaveola), todos habitantes de estos montes donde los quebrachos ganan por mayoría. Entre los pájaros más llamativos mencionaremos al tangará común (Euphonia chlorotica), el naranjero (Thraupis bonariensis), el pepitero de collar (Saltator aurantiirostris), el cardenal común (Paroaria coronata), la cardenilla (Paroaria capitata) y la reina mora grande (Cyanocompsa brissonii).
Hay que destacar que la provincia para dar máxima protección a cierta fauna declaró, mediante la sanción de la Ley Nº 4306, de Interés Provincial y Monumentos Naturales Provinciales a las especies yaguareté, yurumí u oso hormiguero, tatú carreta, aguará guazú, gato onza u ocelote y ciervo de los pantanos.
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
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