EDICION
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACION
Ubicación
El Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos
se ubica
en el
sudoeste
de la
provincia
de Tucumán,
en el
Departamento
de Chicligasta.
Lo limitan
por el
norte
el río
Las Pavas
y por
el sur
el río
Jaya o
del Conventillo.
La localidad
importante
más
cercana
es la
ciudad
de Concepción
de la
que lo
separan
unos 80
kilómetros
y sólo
10 del
pueblo
de Alpachiri.
Está
situado
sobre
la ladera
oriental
de los
Nevados
del Aconquija
y su superficie
se extiende
a lo largo
de una
lonja
angosta
que desciende
desde
los 5.200
m.s.n.m.
en su
punto
más
alto,
hasta
los 680
en su
parte
de menor
altura.
Sus coordenadas
son 27†
10’
a 27†
20’
de Latitud
sur y
65† 40’
a 65†
05’
de Longitud
Oeste.
Superficie
El Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos
ocupa
una superficie
de 10.661
hectáreas,
según
consta
en la
ley de
creación.
Una posterior
mensura
dio como
resultado
9.168
hectáreas.
Fecha
e instrumento
legal
de creación
Con la
sanción
de la
Ley Nacional
N† 24.526,
que tuvo
lugar
el 9 de
agosto
de 1995
y que
fuera
promulgada
el 6 de
septiembre
del mismo
año,
nació
el primer
parque
nacional
ubicado
en el
territorio
de la
Provincia
de Tucumán.
Su finalidad
es proteger
un sector
de selvas
y bosques
montanos
y en las
partes
de mayor
altura
a las
estepas
altoandinas.
Previo
a la sanción
de esta
Ley nacional,
la provincia
de Tucumán
cedió
la jurisdicción
de la
superficie
del área
protegida
a la Nación,
mediante
la ley
provincial
N† 6603.
Relieve
La superficie
del Parque
Nacional
Los Alisos
está
formada
por una
franja
que partiendo
desde
el límite
con Catamarca,
en su
extremo
occidental,
se extiende
en sentido
oeste-este
- con
una leve
inclinación
hacia
el sur
- hasta
la confluencia
de los
ríos
Las Pavas
y del
Conventillo
o Jaya.
Esta extensión
de tierra,
de unos
24 kilómetros
de longitud,
tiene
un ancho
aproximado
a los
cinco
kilómetros
en su
parte
de mayor
extensión
y unos
dos kilómetros
y medio
a tres
en la
parte
más
angosta,
exceptuando
el extremo
oriental
que termina
en punta.
Toda el
área
esta ubicada
sobre
la ladera
oriental
de los
Cerros
Nevados
del Aconquija,
sufriendo
un gradiente
de oeste
a este
que va
de los
5.200
hasta
los 680
metros
sobre
el nivel
del mar
en la
parte
menos
elevada.
Orográficamente
las montañas
del Aconquija,
que pertenecen
al Sistema
de las
Sierras
Pampeanas,
se caracterizan
por tener
un perfil
muy asimétrico
con un
marcado
ascenso
hacia
el oeste
y suave
perfil
hacia
el este,
y es el
cordón
montañoso
que presenta
el máximo
estrechamiento
del relieve
serrano
sin cordones
paralelos
ni valles
longitudinales.
Esta característica
permite
el fácil
ascenso
dado que
no hay
que superar
sucesivos
filos
como ocurre
en el
resto
de las
elevaciones
del sistema
y, por
el contrario,
la ladera
occidental
es más
abrupta.
Sin considerar
la compleja
estructura
tectónica
del basamento,
las Sierras
Pampeanas
fueron
formadas
por los
movimientos
terciarios
que fracturaron
al mismo,
originándose
los distintos
cordones
serranos
pero no
por plegamiento
sino que
son la
consecuencia
de un
conjunto
de bloques
ascendidos
por medio
de fallas.
El ascenso
de los
bloques
mayoritariamente
ha tenido
lugar
por medio
de fallas
de rumbo
norte-sur
que se
desarrollan
en el
pie más
empinado
de las
sierras
- generalmente
el occidental
- como
consecuencia
del empuje
que plegó,
en distintas
etapas,
la cordillera
de los
Andes
durante
la era
terciaria.
Las rocas
que forman
las cumbres
del Aconquija
son esquistos
levemente
metamórficos
y hacia
el sur
aparecen
cuerpos
graníticos.
El cerro
La Bolsa
es el
más
elevado
del Parque
con una
altura
aproximada
a los
5.300
m.s.n.m
(según
Atlas
de la
Rep.Arg.
del I.G.M.
del año
1953),
le siguen,
ambos
con una
altura
cercana
a los
4.900,
los cerros
el Portezuelo
del Becovel
o de la
Apacheta
y el Morro
de las
Ruinas
o de las
Cuevas.
Además
el área
protegida
está
surcada
por varios
cursos
de agua
que en
su mayoría
tienen
un rumbo
oeste-sudeste.
Hidrografía
Casi todos
los ríos
de la
provincia
de Tucumán
integran
la cuenca
del río
Salí,
Hondo
o Dulce,
nombres
que va
recibiendo
durante
su recorrido.
A su paso
por las
cumbres
del Aconquija,
debido
a las
intensas
precipitaciones
que caen
sobre
la ladera
oriental
de las
mismas,
se generan
numerosos
cursos
de agua,
muchos
de los
cuales
ingresan
al colector,
llamado
Salí
en Tucumán.
Es notoria
la diferencia
entre
los cursos
de agua
según
las pendientes
de los
cerros,
dado que
las altas
cumbres
producen
un efecto
desecante
y, mientras
que la
pendiente
del este
es, como
se dijo,
abundante
en ríos,
la occidental
genera
escasos
cursos,
temporarios
y con
redes
mal definidas.
En el
área
del Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos
encontramos
dos ríos
principales
que constituyen
los límites
norte
- río
Las Pavas
- y el
sur formado
por el
río
Jaya .
La confluencia
de ambos
da origen
al río
Conventillo,
que es
el extremo
oriental
del área
protegida.
Los mencionados
cauces
tienen
una gran
cantidad
de arroyos
y pequeños
cursos
de agua
como afluentes
de distintas
longitudes
y caudales
que siempre
dependen
de las
precipitaciones
y del
deshielo
de las
cumbres
nevadas
en la
época
estival.
Clima
Según
la clasificación
de climas
elaborada
por Daus
y García
Gache,
la provincia
de Tucumán,
y por
ende el
Parque
Nacional
prospectado,
estaría
incluida
en el
tipo de
clima
Tropical
Serrano
que posee
las siguientes
características
: precipitaciones
orográficas
estivales,
de pronunciados
contrastes
según
las laderas,
oscilando
entre
los 700
(en el
oeste)
a más
de 2.000
mm. anuales
en los
faldeos
orientales,
siendo
mayores
cuanto
más
elevados
sean los
cerros.
Las quebradas
y valles
ubicados
a distintas
alturas
y enmarcados
por los
cordones
montañosos
poseen
microclimas
que hacen
que dos
puntos
distantes
de pocos
kilómetros
puedan
tener
un régimen
de lluvias
bastante
distinto.
En las
cimas
de los
cerros
más
elevados
caen nieves
que los
mantienen
con su
cresta
blanca
durante
todo el
año.
Las temperaturas
medias
oscilan
entre
12 y 21†
C en invierno
y 27 a
30 † C
en verano,
debiendo
siempre
tener
en cuenta
las variaciones
de temperatura
producto
de la
altura,
por lo
que establecer
registros
medios
precisos
para toda
el área
protegida
sería
muy complejo.
Flora
Recorriendo
de oeste
a este
el extremo
norte
de Argentina,
luego
de atravesar
inhóspitas
regiones
casi carentes
de vida
como los
altos
Andes
y la Puna,
nos encontramos
en forma
bastante
repentina,
con un
verdadero
vergel
casi tropical,
con árboles
de gran
porte,
enredaderas,
lianas,
es decir
todo lo
que tiene
una selva.
Y en efecto,
de eso
se trata.
Es la
llamada
selva
de las
Yungas
o Nuboselva,
por la
frecuencia
con que
las nubes
cubren
las faldas
de los
cerros.
Proveniente
del norte
de Sudamérica,
a través
de Bolivia,
este bioma
atraviesa
en una
porción
alargada
y algo
discontinua,
los territorios
de Salta,
partes
de Jujuy
y Tucumán
hasta
el norte
de Catamarca,
donde
finaliza
su recorrido
de casi
700 kilómetros.
La parte
sur de
esta cuña
selvática
se desarrolla
sobre
los faldeos
y el piedemonte
de las
sierras
del Aconquija
y de las
Cumbres
Calchaquíes
y es consecuencia,
fundamentalmente,
del brusco
cambio
de clima
que se
produce
por la
descarga
de la
humedad
que portan
los vientos
del Atlántico
al chocar
con las
elevaciones
orográficas
en su
parte
oriental.
Eco-región
de las
Selvas
de las
Yungas
la denomina
la clasificación
de regiones
naturales
propuesta
por PRODIA
(1999)
y Provincia
de las
Yungas
de acuerdo
a Cabrera
(1976).
También
pervive
la denominación
de Selva
tucumano-boliviana
debida
a Castellanos
y Pérez
Moreau
(1941),
Parodi
(1945)
y Tortorelli
(1956).
La biodiversidad
de la
ecoregión
es muy
alta,
en territorio
argentino
sólo
superada
por la
selva
misionera.
El valor
de los
endemismos
también
es muy
alto,
en tal
sentido
cabe hacer
mención
a Brown
y Grau
(1993)
al decir
que de
las 282
especies
arbóreas
y plantas
suculentas
que hay
en la
selva
pedemontana,
más
del 40%
son endémicas.
Para analizar
la flora
del Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos
debemos
separar
por sectores
altitudinales,
dado que
del pie
de los
cerros
a la parte
más
elevada
se produce
un cambio
en la
misma
debido,
fundamentalmente,
a la variación
de las
condiciones
climáticas.
El nivel
más
bajo se
lo denomina
Selva
Pedemontana
(hasta
los 850
m.s.n.m)
que en
Campo
de los
Alisos
no es
el estrato
más
presente
por cuanto
la altura
mínima
del área
se sitúa
en los
680 m.s.n.m.
En este
sector
se destacan
árboles
de gran
porte
como la
tipa (Tipuana
tipu)
que supera
comúnmente
los 30
metros
y cuando
se acerca
la primavera
cubre
su copa
enteramente
de hermosas
flores
amarillas,
el cebil
u horco
cebil
(Parapiptadenia
excelsa)
de hojas
caducas
como la
mayoría
de los
árboles
de este
distrito,
el jacarandá
o tarco
(Jacaranda
mimosifolia),
el yuchán
o palo
borracho
amarillo
(Chorisia
insignis)
y el horco
molle
(Blepharocalyx
gigantea)
es la
mirtácea
argentina
de mayor
porte
dado que
puede
llegar
a los
40 metros
y un diámetro
en la
parte
basal
del tronco
de un
metro
y medio,
descrito
por primera
vez en
1911 por
el prestigioso
científico
tucumano
Miguel
Lillo.
Algo que
lo distingue
notoriamente
al horco
molle
es la
gran cantidad
de epifitas
que carga
en su
tronco
y ramas.
La nómina
de árboles
de este
sector
pedemontano
incluiría
a varias
especies
más,
pero antes
de finalizarla
hay que
hacer
mención
del imponente
lapacho
rosado
(Tabebuia
avellanedae)
que ni
bien se
acerca
la primavera
su copa
se cubre
enteramente
de millares
de flores
rosadas
que no
le permiten
pasar
desapercibido
en la
selva
de las
yungas.
Las epífitas
se desarrollan
de tal
forma
que puede
observarse
el follaje
de algún
árbol
sin encontrar
casi un
sólo
espacio
libre
de este
tipo de
vegetación
que luce
más
en invierno
cuando
los árboles
pierden
el follaje.
Las más
conspicuas
dentro
de este
grupo
vegetal
son Malaxis
padilliana,
una orquídea,
Oncidium
viperinun,
Fuchsia
boliviana,
Aechmea
distichanta,
Tillandsia
pulchella,
el renombrado
clavel
del aire,
Rhipsalis
lorentziana
y, por
último,
es importante
nombrar
a Tillandsia
maxima,
llamado
vulgarmente
clavel
del aire
gigante,
considerado
especie
amenazada,
y que
prefiere
como hospedador
al laurel
del cerro
(Phoebe
porphyria).
En el
tupido
sotobosque
existe
una gran
variedad
de flora
como los
helechos
y musgos
que cubren
todo el
piso y
las rocas.
Luego
de la
selva
pedemontana,
a medida
que ascendemos,
encontramos
la Selva
Montana
o Nuvoselva
que se
extiende
aproximadamente
hasta
los 1.500
m.s.n.m.
que durante
el estío
y otoño
se la
encuentra
generalmente
cubierta
por nubes,
que la
hacen
más
impenetrable
aún
dado que
es una
zona muy
cubierta
de vegetación.
En ella
predominan
árboles
como el
nogal
(Juglans
australis),
el cedro
tucumano
(Cedrela
lilloi),
el mencionado
horco
molle
también
ocupa
este nivel,
el saúco
o saúco
serrano
(Sambucus
peruvianus),
el laurel
del cerro
(Phoebe
porphyria),
el horco
cebil
(Piptadenia
excelsa),
el cochucho
o coco
(Fagara
coco)
que puede
localizarse
también
en el
nivel
inferior.
Entre
los árboles
de menor
porte
(no superan
los 15
metros)
está
el mato
(Eugenia
pungens)
de frutos
comestibles,
dos especies
denominadas
palo San
Antonio
( Rapanea
ferruginea
y R. laetevirens)
, el ramo
(Cupania
vernalis)
y de menor
porte
aún
cabe citar
al chal-chal
(Allophylus
edulis)
, el horco
mato (Eugenia
mato),
el lata
de pobre
(Piper
tucumanum)
y el Piper
hieronymi
, también
llamado
popularmente
con el
mismo
nombre
del anterior,
entre
otros
muchos
árboles
y arbustos
que ocupan
el nivel
bajo de
la selva.
También
hay curiosas
plantas
que revisten
casi íntegramente
los troncos
de los
árboles
trepando
desde
el piso.
Las más
conspicuas
entre
ellas
son Campyloneuron
lorentzii,
Polypodium
aglaolepis
y una
cactácea
Rhipsalis
lorentziana
.
Luego,
pasando
los 1.500
m.s.n.m.
y hasta
los 2.400
se desarrollan
los Bosques
Montanos
donde
predominan
notoriamente
los alisos
del cerro
(Alnus
jorullensis),
que le
otorgan
el nombre
al lugar
y los
pinos
del cerro
(Podocarpus
parlatorei),
cuyo género
lo encontramos
también
en Misiones
y en los
bosques
andinopatagónicos.
Es interesante
destacar
que Alnus
jorullensis
se distribuye
hasta
Méjico
y forma
bosques
puros
o casi
monoespecíficos;
a veces
se los
encuentran
acompañados
por ejemplares
del palo
luz (Prunus
tucumanum)
y del
talilla
(Crinodendron
tucumanum).
Superando
los 2.500
m.s.n.m.
aparece
la última
formación
florística
que se
denomina
Pradera
Montana
hasta
los 3.300
m.s.n.m.
donde
comienza
la eco-región
de los
Altos
Andes
con escasísima
vegetación
compuesta
sólo
por pastizales.
En esta
pradera
se desarrollan
bosquecillos
de queñoa
(Polylepis
australis)
la que
crece
con forma
achaparrada
y con
el tronco
retorcido
acompañados
de abundantes
gramíneas
y algunas
herbáceas.
La eco-región
de Selva
de las
Yungas
estaría
amparada
por reservas
naturales
y parques
de distintas
jurisdicciones
sólo
en un
5 % ,
lo cual
indica
la necesidad
de plasmar
proyectos
para que
la superficie
bajo protección
de este
bioma
aumente
considerablemente,
como es
el caso
del casi
centenario
proyecto
del Parque
Nacional
Aconquija,
entre
muchos
otros
más
actuales
.
Fauna
La fauna
del Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos
acompaña
en su
riqueza
a la flora.
Ya se
había
hecho
mención
a la preponderancia
de la
eco-región
Selva
de las
Yungas
en cuanto
a su biodiversidad.
Alberga
algunas
especies
que, con
distinto
grado
de compromiso,
figuran
en la
nómina
de especies
amenazadas
y son
abundantes
los endemismos.
No se
hará
mención
de la
ictiofauna
por cuanto
ésta
no ha
sido aún
relevada.
Ornitofauna
Comenzaremos
esta reseña
por el
grupo
más
numeroso:
las aves.
Tengamos
en cuenta
que sólo
en la
cuña
selvática
de las
Yungas-
una superficie
mínima
si se
la compara
con la
de todo
el país
–
se censaron
algo más
de 300
especies
lo que
equivale
a casi
el 30%
de las
aves de
todo el
territorio
argentino,
siendo
muchas
de ellas
endémicas
de las
Yungas.
El grupo
más
numeroso
es el
orden
de los
paseriformes
que incluye
a familias
muy profusas
en especies
como los
dendrocoláptidos,
característicos
por su
forma
de trepar
los troncos
en posición
vertical
y girando
alrededor
de ellos
en busca
de insectos
que extraen
de las
grietas
de los
mismos
con sus
largos
picos
curvos,
maravillosamente
adaptados
por la
evolución
para especializarse
en ese
tipo de
dieta.
Los más
conspicuos
dentro
de este
grupo
son el
chinchero
grande
(Drymornis
bridgesii)
y el chinchero
chico
(Lepidocolaptes
angustirostris).
Luego
se menciona
a la familia
de los
furnáridos,
a la cual
pertenece
nuestro
emblemático
hornero
(Furnarius
rufus),
la remolinera
común
(Cinclodes
fuscus
tucumanus),
el espartillero
estriado
(Asthenes
maculicauda),
algo escaso
y exclusivo
de la
parte
sur de
las Yungas
y el canastero
pálido
( Asthenes
modesta),
cuya presencia
requeriría
ser confirmada,
y muchas
otras
especies
más
de esta
numerosa
familia
netamente
neotropical.
A continuación
citamos
algunas
aves pertenecientes
a distintas
familias
de paseriformes
que son
conspicuas
en el
área
como la
viudita
plomiza
(Knipolegus
signatus),
también
exclusiva
de las
Yungas
y la mosqueta
canela
o birro
chico(
Pyrrhomyias
cinnamomea)
, al gaucho
andino
(Agriornis
andicola),
muy escaso,
la mosqueta
común
( Phylloscartes
ventralis)
exclusiva
de las
selvas
paranaense
y de las
yungas,
el vistoso
brasita
de fuego
(Coryphospingus
cucullatus),
el montañero
(Compsospiza
baeri),
el yungueño
cerquero
amarillo
(Atlapetes
citrinellus),
y una
gran variedad
de especies
más.
Merecen
una mención
especial
por ser
especies
amenazadas
la cahirla
andina
(Anthus
bogotensis),
la monterita
serrana
(Poospiza
baeri),
el mirlo
de agua
(Cinclus
schulzi),
el vistoso
rey del
bosque
(Pheucticus
aureoventris)
y el jilguero
de cola
blanca
(Sicalis
citrina),
que la
taxonomía
la considera
una subespecie,
por los
que su
nombre
científico
completo
sería
Sicalis
citrina
pratensis.
Dentro
de los
no paseriformes
hay también
muchas
familias
que se
hacen
presentes
en el
P.N.Campo
de los
Alisos,
pero sólo
se nombrarán
algunas
especies
de valor
especial
por ser
raras
de observar
y otras
por su
vistosidad.
Por ejemplo
el majestuoso
cóndor
andino
(Vultur
grypus)
puede
vérselo
planear
entre
las altitudes
de los
cerros
siendo
una especie
que está
amenazada
como lo
es también
la quiula
puneña
( Tinamotis
pentlandii),
un inambú
típico
de la
puna,
cordillera
y precordillera,
el inambú
silbón
(Nothoprocta
pentlandii)
que además
de la
nuboselva
sólo
vive en
zonas
serranas
de la
cordillera
y precordillera,
a excepción
de la
zona sur.
Otra ave
endémica
de esta
formación
selvática
es el
loro alisero
(Amazona
tucumana),
poco común,
y el loro
hablador
(Amazona
festiva)
cuyo estatus
nacional
e internacional
los considera
de Riesgo
bajo pero
su extracción
del medio
natural
para comercializarlo
como mascota
parece
aumentar.
Otro grupo
interesante
lo constituye
el de
las pavas
de monte
que por
su gran
tamaño
no resulta
tan dificultoso
verlas
entre
la vegetación
intrincada
de la
selva;
se observa
en el
área
la pava
de monte
común
(Penelope
obscura).
Entre
las aves
vinculadas
con el
medio
acuático
hay varias
especies
de patos,
entre
los que
cabe mencionar
el pato
de torrente
(Merganetta
armata)
que nada
incluso
en contra
de la
corriente
de los
ríos
de montaña,
varias
especies
de garzas,
macáes,
cigüeñas,
gallinetas
o burritos,
gallaretas,
becasinas
y otros
grupos
más
que integrarían
esta nómina
de aves
cuyo hábitat
son los
cursos
o espejos
de agua.
No faltan
varias
especies
de palomas,
picaflores,
entre
los se
puede
mencionar
al vistoso
picaflor
coludo
o de cola
larga
(Sappho
sparganura),
el picaflor
enano
(Microstilbon
burmeisteri),
martínes
pescadores,
carpinteros,
lechuzas,
atajacaminos
y algunas
familias
más.
Batracofauna
Los sapos
y ranas
de “Campo
de los
Alisos”no
cuentan,
al menos
hasta
el momento,
con muchas
especies
registradas.
Algunas
de ellas
revisten
cierto
grado
de interés
como es
el caso
del sapo
espinoso
(Bufo
spinolosus),
pariente
del conocido
sapo común
o (Bufo
arenarum),
también
presente
en el
lugar.
Entre
las ranas
es de
destacar
la presencia
de dos
ranitas
no comunes:
una pertenece
a la familia
Leptodactylidae
y es la
ranita
montana
(Telmatobius
ceiorum),
como su
nombre
común
lo indica
es exclusiva
de serranías
de las
selva
de las
Yungas
y la perteneciente
a la familia
Hylidae,
llamada
comúnmente
rana marsupial
(Gastrotheca
gracilis)
y que
sólo
habita
zonas
altas
de las
sierras
del Aconquija
y en el
extremo
sur de
la eco-región
de las
Yungas,
en el
norte
de Catamarca.
Mastofauna
Los mamíferos
de destacan
entre
el resto
de los
órdenes
por tener
una especie
que fue
declarada
Monumento
Natural
: la taruca
(Hippocamelus
antisensis),
cuyo estatus
en orden
nacional
la considera
En Peligro
y el internacional
Vulnerable;
recibe
también
el nombre
de “chacu”
en quichua
o huemul
del norte
por su
semejanza
con la
especie
del mismo
género
que habita
los andes
sureños.
Este cérvido
habita
los faldeos
rocosos
pobres
en vegetación
propios
de la
Prepuna
y en la
sierras
subandinas
- sin
incursionar
en la
Puna -
donde
llega
a alturas
de 3.300
a 5.000
m.s.n.m.(Chebez,
1994).
Es probable
que el
Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos,
junto
con el
P.N. Calilegua,
sean los
únicos
que albergan
poblaciones
de tarucas,
siempre
refiriéndonos
a las
áreas
de ámbito
nacional.
Y continuando
con los
ciervos,
otra especie
que se
encuentra
en el
Parque
es la
corzuela
parda,
guazuncho
o birá
( Mazama
gouazoupira)
y de los
camélidos
está
presente
el guanaco
(Lama
guanicoe),
cuyas
poblaciones
de las
zonas
llanas
como la
pampeana
y la chaqueña
han casi
desaparecido,
pero subsisten
importantes
poblaciones
en la
región
patagónica,
andina
y serrana
de gran
parte
del país
.Los felinos
de Campo
de los
Alisos
merecen
un tratamiento
especial
dado que
cuentan
con poblaciones
de especies
amenazadas
y de escasa
distribución.
En primer
lugar
el ocelote,
gato onza
o gato
tigre
grande
(Leopardus
pardalis),
cuyo estatus
nacional
lo considera
Vulnerable
(anteriormente
se lo
consideró
En peligro)
y el internacional
En peligro.
Su codiciada
piel,
la más
demandada
entre
los gatos
manchados,
hace que
su supervivencia
dependa
de la
protección
que le
ofrezcan
las áreas
creadas
para tales
fines.
En ese
sentido
en jurisdicción
nacional
está
presente
en los
Parques
Nacionales
Iguazú,
Río
Pilcomayo,
Baritú,
El Rey
y Campo
de los
Alisos
y es probable
su presencia
Calilegua.
El gato
andino,
gato montés
andino
o “chinchay”
en lengua
quichua
(Oreailurus
jacobita),
considerado
Vulnerable
nacionalmente
y especie
Rara internacionalmente,
sólo
se encontraría
amparado
en áreas
de competencia
nacional
por el
Parque
prospectado.
Es un
felino
que habita,
como su
nombre
común
lo indica,
los altos
Andes,
la Puna
y algunos
de los
cordones
de las
sierras
pampeanas,
como los
del Aconquija.
Se conocen
ejemplares
capturados
u observados
a 3.700
y 4.560
m.s.n.m.
y se supone
que llega
hasta
los 5.000
m.s.n.m
(Chebez,
1994).
El repertorio
de los
gatos
salvajes
continúa
con el
yaguarundí
o gato
moro (Herpailurus
yaguarondi)
cuyo estatus
lo considera
como Potencialmente
vulnerable,
habiéndoselo
clasificado
anteriormente
como Vulnerable.
También
se encuentra
entre
los felinos
del Parque
comentado
el gato
montés
chico
(Oncifelis
geoffroyi)
–
(Gpque.
Vega,
in litt.)
- también
catalogado
como Potencialmente
vulnerable
según
el Libro
Rojo de
Mamíferos
Amenazados
de la
Argentina
y el emblemático
puma o
león
americano
(Puma
concolor),
con igual
rango
que la
especie
anterior
respecto
a su estatus
nacional,
cierra
la nómina
de felinos.
Continuando
en el
orden
Carnivora
nombraremos
al único
cánido
presente
en la
unidad
de conservación
que es
el zorro
gris chico
(Dusicyon
griseus)
- o según
otros
taxónomos
Pseudalopex
griseus-
y de la
familia
de los
carnívoros
presentes
en el
parque
falta
mencionar
a los
mustélidos
y a los
prociónidos,
siendo
registrados
entre
los primeros
al zorrino
común
(Conepatus
chinga)-
categoría
nacional
de Potencialmente
vulnerable-
, al hurón
menor
(Galictis
cuja)
con igual
rango
que la
especie
anterior,
al hurón
mayor
o irará
(Eira
barbara)
considerado
Vulnerable
a nivel
nacional
y al lobito
de río
o nutria
del Plata
(Lontra
longicaudis)
con categoría
nacional
En peligro
e internacional
Vulnerable,
pero la
realidad
es que
sigue
siendo
cazado
en el
lugar
que se
lo encuentre
dentro
de su
hábitat,
por lo
que su
presencia
en áreas
protegidas
es auspiciosa
para su
sustentabilidad
. De la
familia
Procyonidae
es destacable
la existencia
de poblaciones
del mayuato
u osito
lavador
(Procyon
cancrivorus)
que está
catalogado
como Vulnerable.
El pecarí
de collar
(Pecari
tajacu)
es visto
con cierta
frecuencia
y sería
el único
presente
dentro
de las
tres especies
que habitan
en Argentina
y , entre
los chichillidos,
está
comprobada
la presencia
del chinchillón
común
o viscacha
serrana
(Lagidium
viscacia).
Respecto
al orden
Chiroptera,
del que
habitan
en Argentina
cuatro
familias,
cuyos
integrante
se los
conoce
como murciélagos,
murciélagos
pescadores
- los
que tienen
por hábitat
las inmediaciones
ríos
y arroyos
de zonas
selváticas
o semiselváticas
-, murciélagos
cola de
ratón,
molosos,
vampiros
y otros
nombres
que reciben,
se encuentran
varias
especies
presentes
en el
Parque
cuya nómina
detallada
haría
tediosa
la lectura
del texto.
Lo mismo
puede
decirse
de los
marsupiales
menores
y de los
roedores
de las
familias
Muridae
y Cavidae
(cuises)
entre
las cuales
se supera
el centenar
de especies
presentes
en territorio
argentino.
Respecto
a las
comadrejas
se cita
a la comadreja
común
u overa
(Didelphis
albiventris)
aunque
por la
distribución
cabría
la posibilidad
de encontrarse
también
la comadreja
colorada
(Lutreolina
crassicaudata),
presente
en Parques
Nacionales
de la
eco-región
de las
Yungas
como Baritú,
Calilegua
y El Rey.
Según
testimonios
de un
avezado
lugareño,
don Martín
Mansilla,
hasta
la década
de 1950
aún
se veían
en el
área
antas
o tapires
(Tapirus
terrestris)
y respecto
al yaguareté
( Felis
onca)
estima
su desaparición
en la
década
de 1930.
Herpetofauna
Aún
no se
ha efectuado
campañas
de relevamiento
de los
reptiles
de este
nuevo
Parque
Nacional.
Sólo
se menciona
la presencia
fehaciente
de la
yarará
(Bothrops
alternata),
una especie
de la
familia
Culubridae
, y de
la boa
conocida
con el
nombre
común
de lampalagua,
ampalagua
o boa
de las
vizcacheras
cuyo (Boa
constrictor
occidentalis)
observada
próxima
a la entrada
al Parque
según
testimonios
del Gpque.
Daniel
Vega (com.
pers.)
Recursos
culturales
La falta
de documentos
escritos,
la complejidad
que ofrece
la diversidad
de opiniones
de los
arqueólogos
asociadas
a otras
ramas
del conocimiento,
hacen
dificultoso
el desarrollo
histórico
sintético
de los
tiempos
prehispánicos
de Argentina.
Es por
esta razón,
generalmente,
que en
estos
textos
que venimos
desarrollando
iniciamos
la reseña
cultural
comentando
aspectos
históricos
de las
culturas
aborígenes
a partir
de la
llegada
de la
colonización,
donde
el aporte
de los
escritos
de los
sacerdotes
que tuvieron
los primeros
contactos
con nuestros
antepasados
es significativamente
valioso,
muchas
veces
a pesar
de las
inexactitudes
de los
mismos.
Obviamente
cuando
el área
en estudio
contiene
elementos
prehispánicos,
como es
el caso
del Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos,
se hará
el respectivo
comentario.
La provincia
de Tucumán
estaba
ocupada
a la llegada
del europeo
por un
grupo
de culturas
–
pulares,
calchaquíes
y diaguitas-
que tenían
una identidad
común
lingüística,
todos
ellos
hablaban
la lengua
generalmente
llamada
“cacá
“
de ahí
el nombre
genérico
de cacanos
que la
etnología
dio a
los tres
pueblos.
No obstante
tomando
en cuenta
la división
a que
hacen
referencia
los documentos
escritos,
por la
ubicación
eran los
calchaquíes
los que
ocupaban
el área
prospectada.
Los cacanos,
el elemento
étnico
más
representativo
de todo
el noroeste
argentino
y su cultura
era de
las más
elevadas
de todo
el territorio
argentino
(Canals
Frau,
1986).
Pero el
dato que
más
nos interesa
para el
análisis
de la
unidad
de conservación
es que
a partir
de la
mitad
del siglo
XV d.C.
y hasta
cuando
Pizarro
llega
al Perú
–
año
1532 -
gran parte
del noroeste
argentino
fue incorporado
al imperio
incaico,
llamado
Tawantinsuyu
(González,
2000).
Gran parte
de los
actuales
territorios
de las
provincias
Jujuy,
Salta,
Tucumán,
Catamarca,
La Rioja,
Mendoza
y San
Juan fueron
activamente
integradas
a la organización
estatal
y los
testimonios
arqueológicos
muestran
que durante
el poco
tiempo
de ocupación
hubo importantes
cambios
en la
vida de
los pueblos
sometidos
al proceso
de aculturación
(González,
2000).
En el
Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos
hay varios
lugares
con yacimientos
arqueológicos
de distinta
envergadura
e importancia.
En primer
lugar
es de
considerarse
que en
este sector
del Aconquija
el imperio
incaico
estableció
bases
consideradas
por los
arqueólogos
como de
gran valor.
El principal
sitio
es el
denominado
La Ciudacita
o Pueblo
Viejo
que según
expresiones
del prestigioso
arqueólogo
estadounidense
Hohn Hyslop
son las
construcciones
incásicas
más
importantes
desde
Cuzco
al sur.
Podría
tratarse
de un
pueblo
minero,
ocupado
antes
y quizá
después
de la
conquista
(Kirbus,
1994).
En una
parte
hay una
extensa
explanada,
rodeada
por muros,
de unos
70 x 50
metros
en cuyo
centro
se ha
erigido
un menhir
probablemente
utilizado
para ceremonias
(esto
se ubica
a 5.000
m.s.n.m.
aproximadamente).
A partir
de este
patio
se observa
claramente
el comienzo
de graderías
o terrazas
que están
en parte
destruidas.
A unos
600 o
más
metros
hay otra
construcción
–
ambas
unidas
por un
camino
empedrado-
que es
lo que
hipotéticamente
pudo haber
sido un
centro
astronómico
y se encuentra
a 4.400
m.s.n.m.
Hay aún
hoy restos
lìticos
que se
encuentran
de manera
dispersa
lo que
revela
el potencial
arqueológico
del lugar.
Estos
espacios
están
vedados
al acceso
del público.
Alternativas
turísticas
Debido
al poco
tiempo
transcurrido
desde
la creación
del Parque
no cuenta
casi con
infraestructura
para el
visitante.
Ésta
sólo
se limita
a cartelería
y a senderos
peatonales
o para
circular
a caballo.
Exceptuando
el camino
de ingreso
que penetra
unos 7
kilómetros
dentro
del Parque
no hay
caminos
vehiculares.
La práctica
del treckking,
las cabalgatas,
la observación
de aves
y la caza
fotográfica
son las
alternativas
básicas
que ofrece
esta área
protegida.
Lógicamente
siempre
las posibilidades
de disfrute
son mayores
cuando
concurre
una persona
con afición
por las
plantas
y algunos
conocimientos
de la
flora
del lugar,
dado que
desde
ese punto
de vista
la oferta
de “
Los Alisos”
es inmejorable
(ver ítem
flora).
Hay tres
circuitos
organizados
para el
visitante,
pero es
condición
previa
a cualquier
recorrido
dar aviso
al guardaparques
para ser
registrados,
previo
llenado
de un
formulario
con datos
personales
que es
utilizado
con fines
estadísticos.
Los recorridos
son:
-
La Mesada
es un
lugar
sumamente
pintoresco
ubicado
a 1.680
m.s.n.m.
donde
se recorre
el bosque
montano,
previo
a lo cual
se atravesó
también
la zona
denominada
selva
montana
donde
la diversidad
biológica
es sorprendente.
Se demora
entre
5 y 6
horas
en efectuar
este ascenso
desde
la entrada
al Parque.
Para hacer
este paseo
con la
tranquilidad
que se
merece
y programarlo
con anticipación
y combinación
con el
baqueano,
se aconseja
disponer
de al
menos
tres días.
-
La Cascada
es el
nombre
que recibe
la segunda
propuesta.
En este
caso se
trata
de llegar
al lugar
de este
nombre
ubicado
a 2.700
m.s.n.m.
donde
amén
de transitar
previamente,
como en
el primer
caso,
por los
ambientes
denominados
selva
montana
y pradera
montana,
comienza
a bosquejarse
lo que
sería
el pastizal
altoandino,
donde
desde
el punto
vista
paisajístico
puede
considerarse
uno de
los panoramas
más
hermosos
del área.
Desde
la entrada
al Parque
este circuito
requiere
de dos
días
de recorrido
y desde
La Mesada
se puede
acceder
con unas
7 horas
de caminata.
-
Las ruinas
arqueológicas
de Ciudacita
o Pueblo
Viejo
se tratan
de una
construcción
incaica
–
que cuenta
con varias
centurias
de antigüedad
- que
según
algunos
expertos,
podría
ser un
sitio
de observaciones
astronómicas
considerado
muy valioso
por los
arqueólogos,
con dos
sectores
bien diferenciados
que están
unidos
por un
camino
de piedra.
Situado
a 4.400
m.s.n.m,
está
rodeado
de un
paisaje
de extrema
belleza
donde
ya se
aprecian
los rigores
del clima
de altura,
pudiendo
caer nevadas
en gran
parte
del año.
Este circuito
requiere
necesariamente
de un
estado
físico
bueno
y de cierto
entrenamiento
en el
ascenso
de montañas,
no por
las dificultades
del terreno
sino por
el cansancio
que, sumado
a la falta
de oxígeno
por la
altura,
pueden
malograr
la experiencia
si no
se reúnen
los requisitos
mencionados.
La duración
de esta
escalada
requiere
de 4 días
de marcha
sólo
para la
ida y
tres para
el descenso.
Como todos
los ascensos
mencionados,
La Ciudacita,
requiere
de la
compañía
de baqueanos.
Existe
otro lugar
donde
hay restos
de la
civilización
Tawantisuyu
(Imperio
Inca)
a 5.000
m.s.n.m.
y se trata
de un
santuario
considerado
único
por sus
características,
pero no
se ofrece
en forma
habitual
como posible
circuito
recreativo.
Recorriendo
el camino
principal
del Parque
se pueden
apreciar
algunas
construcciones
que fueron
antiguos
puestos
de la
ex estancia
que ocupaba
el lugar,
confeccionadas
con piedras
y madera
del lugar,
con una
antigüedad
cercana
a los
100 años.
La ciudad
más
importante
cercana
a la unidad
de conservación
es Concepción
–
a unos
30 kilómetros
–
donde
hay servicios
de todo
tipo y
Alpachiri
es un
pueblo
chico
pero que
también
cuenta
con algunos
servicios
básicos
y se encuentra
a sólo
12 kilómetros.
Como
llegar
Desde
la ciudad
de San
Miguel
te Tucumán
se deberá
tomar
la Ruta
Provincial
N† 38
hacia
el sur
y tras
recorrer
unos 80
kilómetros
se arriba
a la ciudad
de Concepción.
Desde
ésta
se deberá
continuar
la marcha
hacia
el oeste
y luego
de recorrer
l7 kilómetros
por la
ruta provincial
asfaltada
N† 365,
aparece
el pueblo
de Alpachiri
que nos
servirá
como referencia
para seguir
circulando
hacia
el oeste
por un
camino
secundario
de tierra
y en malas
condiciones
para ser
transitado.
Después
de recorrer
no más
de 12
kilómetros
–
ruta provincial
N† 330
- encontramos
el paraje
denominado
La Jaya
( y el
río
del mismo
nombre
cruza
el camino
) donde
se sitúa
el extremo
sur del
Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos.
Problemas
de conservación
Generalidades
Hace cerca
de noventa
años
que el
célebre
naturalista
Eduardo
Holmberg
con motivo
de la
Primera
Reunión
Nacional
de la
Sociedad
Argentina
de Ciencias
Naturales
celebrada
en Tucumán,
alertaba
seriamente
a los
tucumanos
presentes
en la
reunión
sobre
la imperiosa
necesidad
de proteger
los bosques
del Aconquija
por la
degradación
que estaban
sufriendo.
Otras
personas
intervinieron
posteriormente
para lograr
afectar
un sector
de esa
cadena
montañosa
como Parque
Nacional
sin obtener
éxito
en sus
gestiones.
El último
intento
fue de
la fundación
Miguel
Lillo
cuando
en l977
emprendió
un minucioso
relevamiento
de la
flora
y la fauna
del lugar
para que
sirviera
como argumento
de base
para reclamar
algo que
tenía
un altísimo
valor
por su
biodiversidad,
con numerosísimos
endemismos
tanto
en la
flora
como en
la fauna.
El proyectado
Parque
Nacional
Aconquija
quedó
a medio
camino
de su
concreción
y tuvo
un indicio
de reactivación
con la
creación
del Parque
Nacional
Campo
de los
Alisos.
Pero esta
área,
con sólo
algo más
de 10.000
hectáreas
de superficie,
es muy
poco lo
puede
hacer
para proteger
toda la
zona del
Aconquija
y para
salvarse
a si misma
porque
en alguna
medida
la afecta
el fenómeno
de insularidad
y porque
los ecosistemas
que alberga
están
bastante
deteriorados
por la
acción
antrópica.
Sitios
arqueológicos
En los
relevamientos
efectuados
en diciembre
de 1995
y luego,
en 1997,
han demostrado
claramente
que el
importante
deterioro
que sufren
los sitios
arqueológicos,
además
de la
acción
antrópica
que siempre
está
presente,
son debidos
a la acción
del agua.
Es decir,
en sólo
dos años
transcurridos
entre
un relevamiento
y otro
ya se
notaron
diferencias
en el
estado
de estos
yacimientos,
por lo
que urge
tomar
todos
los recaudos
posibles
para detener
este daño
y reacomodar,
dentro
de lo
que los
expertos
establezcan,
lo que
sea factible
de ser
mejorado.
En el
trabajo
titulado
“Caracterización
y Diagnóstico”
del P.N.
Campo
de los
Alisos,
elaborado
por la
Delegación
Técnica
del Noroeste
de la
A.P.N.,
se especifican
detalladamente
todos
los daños
registrados
por los
integrantes
de la
comisión.
Caminos
y camping
Una infraestructura
que es
prioritario
mejorar
es el
camino
de acceso
desde
Alpachiri
a la entrada
al Parque
Nacional
como también
el mantenimiento
en buenas
condiciones
del único
ingreso
vehicular
dentro
del Parque,
es decir
el camino
que va
desde
el vado
del río
Jaya hasta
el Puesto
Los Chorizos,
de unos
7 kilómetros
aproximadamente.
Además
el camino
de acceso
está
interrumpido
en la
época
estival
por la
creciente
que afecta
al río
Jaya.
Es también
imprescindible
construir
un área
de camping
con las
instalaciones
necesarias
para tal
fin.
En los
sitios
arqueológicos
es indispensable
establecer
cartelería
que indique
el lugar
de acampe
para que
no suceda
que cada
uno lo
hace donde
más
le agrada,
afectando
de alguna
forma
todos
los lugares.
Furtivismo
La caza
furtiva
que ocurrió
durante
mucho
tiempo,
para subsistencia
o por
recreación,
sufrió
una merma
importante
entre
los años
2000 y
2001 por
las tareas
de control
ejercidas
por el
personal
de guardaparques.
No obstante
en el
transcurso
del 2002,
tal vez
por la
crisis
económica
que afectó
a la Argentina,
se notó
un leve
aumento
que se
detuvo
nuevamente
por la
acciones
de control
y hace
tiempo
que no
hay indicios
de furtivismo
en la
zona de
alta montaña
(a partir
de los
2.000
m.s.n.m.).
Las zonas
“frágiles”se
encuentran
entre
el vado
Río
Jaya y
el Puesto
Los Chorizos
y el ingreso
al área
protegida
desde
Catamarca
por las
cimas
de los
cerros,
donde
es difícil
el control
ya que
no se
cuenta
con personal
destacado
en los
parajes
de tránsito
obligatorio
por donde
comúnmente
acceden
montañistas
y aficionados
a la arqueología
y al saqueo
de elementos
de valor
arqueológico.
Se ha
constatado
que el
único
habitante
del Parque
practica
la caza
en forma
bastante
frecuente
dado que
en su
vivienda
se encontraron
cerca
de un
centenar
de mandíbulas
de pecarí,
tres de
corzuela,
dos cueros
de ocelote,
dos de
puma y
uno de
lobito
de río.
El traslado
definitivo
de esta
persona
hasta
no hace
mucho
tiempo
aún
no se
había
concretado
por lo
que si
esa situación
permaneciera
sería
urgente
darle
solución.
Actividad
ganadera
Durante
varias
décadas
el predio
perteneciente
al Parque
fue un
establecimiento
ganadero,
optando
por la
modalidad
del arrendamiento
para pastaje.
Esto fue
motivo
que al
momento
de la
toma de
posesión
del área
aún
quedaran
más
de mil
cabezas
de ganado
vacuno,
principalmente.
Luego
de una
ardua
tarea
por parte
del personal
de guardaparques
de explicar
a cada
arrendatario
la nueva
situación
se logró
con el
paso del
tiempo
el desalojo
de la
mayor
parte
de ese
ganado.
El ganado
orejano
que queda
es muy
poco pero
aún
se produce
ingreso
de animales
en algunos
puntos
del Parque
como en
los alrededores
del puesto
La Mesada,
del Campamento
de la
Cooperadora
del Instituto
Técnico
de la
Universidad
de Tucumán
y en el
puesto
Santa
Rosa.
Personal
insuficiente
La falta
de personal
es el
problema
más
grave
para poder
controlar
una multiplicidad
de situaciones
que sólo
son controlables,
al menos
en el
corto
plazo,
con la
vigilancia
permanente.
Sumado
a esto
se agrega
la dificultad
para trasladarse
dentro
de un
área
cuya mayor
parte
esta formada
por cerros
que superan
los 4.000
m.s.n.m.
Paradójicamente
hay menos
guardaparques
que el
algunas
unidades
de conservación,
de superficie
similar,
que están
en zonas
llanas
y cuentan
con caminos
en muy
buen estado
que permiten
recorrer
en pocos
minutos
varios
kilómetros.
Una zona
clave
para el
ingreso
sin control
al Parque
es la
de los
altos
cerros
que limitan
con la
provincia
de Catamarca.
Sin al
menos
un puesto
de control
permanente
en esa
zona es
utópico
pretender
controlar
desde
los 1.000
metros
lo que
sucede
a los
4.000
o más
metros
sobre
el nivel
del mar,
con una
copiosa
selva
de por
medio.
Fauna
y flora
exóticas
Aparte
del ya
mencionado
ganado
doméstico
que aún
pervive
en poca
cantidad
puede
citarse
la existencia
de conejos
de castilla
que merodean
la vivienda
del único
habitante
del parque
sobre
los que
habría
que estar
muy atentos
ante un
posible
asilvestramiento
por la
dificultad
que implica
retrotraer
tal situación.
Existen
remanentes
de siembras
de salmónidos
que se
efectuaron
en varios
puntos
de la
provincia
de Tucumán.
En cuanto
a la flora
intrusa
hay ejemplares
de plantas
ornamentales
traídas
por los
puesteros
a lo largo
del tiempo
como cala,
diente
de león,
lirio
amarillo
y ligustrina
principalmente.
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Investigación
y Textos:
Gabriel
Omar Rodríguez
Supervisión
Técnica
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