EDICION
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACION
Reserva
Provincial
de Uso
Múltiple
Lagunas
y Palmares
Provincia
de Santa
Fe
Categoría
Una de
las principales
funciones
que cumplen
la reservas
de uso
múltiple
es contribuir
a compensar
el fenómeno
de insularidad
(aislamiento)
que afecta
a las
áreas
protegidas
con categorías
más
estrictas
en cuanto
a la conservación
se refiere.
Las reservas
de usos
múltiples
privilegian
la compatibilidad
entre
la explotación
agropecuaria
y la conservación
de sectores
relictuales
que posea
el campo.
En el
caso específico
de la
Provincia
de Santa
Fe las
áreas
son de
dominio
privado
y surgen
de convenios
que realiza
el propietario
del predio
con el
estado
provincial.
En ellas
se permite
la introducción
de especies
exóticas
con el
fin de
mejorar
el rendimiento
de la
producción
global
del área,
la explotación
racional
de los
recursos
pero no
se utilizan
agroquímicos
y se establece
una veda
total
de caza
y pesca.
Asimismo
se determina
que la
zona protegida
no debe
ser inferior
al 5%
del total
de la
extensión
del campo
y el administrador
debe establecer
planes
de manejo
del establecimiento
para armonizar
el usufructo
agropecuario
con la
conservación.
El Ministerio
de Agricultura,
Ganadería,
Industria
y Comercio
no tiene
ingerencia
en el
manejo,
salvo
que se
contravengan
las normas
establecidas.
Estas
áreas
integran
el Sistema
Provincial
de Áreas
Protegidas.
Ubicación
La Reserva
se encuentra
ubicada
en el
centro-norte
de la
provincia
de Santa
Fe a algo
más
de 70
kilómetros
al sudoeste
de la
ciudad
de Vera
y dentro
de la
jurisdicción
del Departamento
del mismo
nombre.
Sus coordenadas
son 29†
45' Lat.
S y 60†
35' Long.
O.
Superficie
El área
analizada
cuenta
con 4.052
hectáreas
de extensión.
Fecha
e instrumento
legal
de creación
La Reserva
Provincial
de Uso
Múltiple
Lagunas
y Palmares
tuvo su
origen
el 28
de agosto
de 1996
mediante
el dictamen
de la
Resolución
N† 307
del Ministerio
de Agricultura,
Ganadería,
Industria
y Comercio.
Esta normativa
ratifica
el acuerdo
entre
el señor
Norberto
Romagnoni
-propietario
del campo-
y el Gobierno
Provincial.
Relieve
La superficie
que ocupa
el área
prospectada
es una
zona contigua
al margen
sudeste
de la
laguna
El Palmar
y su fisonomía
responde
a las
características
señaladas
para las
distintas
áreas
protegidas
del norte
del territorio
provincial.
En las
mismas
se define
al relieve
de Santa
Fe como
una extensa
llanura
que se
extiende
desde
los 28†
00‚
hasta
la línea
aproximada
de 34†
20‚
Lat. Sur
que presenta
dos zonas
bien diferenciadas.
Una de
ellas
se desarrolla
en el
norte
y se denomina
baja llanura
chaqueña
y la otra
lo hace
al sur,
identificándose
con el
nombre
de llanura
pampeana
que presenta
algo de
altura
aunque
su cota
en ningún
punto
supera
los 150
metros,
actuando
el valle
del río
Salado
como divisorio
de ambas
regiones.
La región
del chaco
santafecino
es producto
de una
fosa de
hundimiento
que está
enmarcada
por el
bloque
de Brasilia
al este
y las
sierras
pampeanas
al oeste
y cuyo
basamento
cristalino
está
cubierto
por un
espeso
manto
de sedimentos
continentales
y marinos
de distinto
origen.
Esta fosa
fue afectada
por los
movimientos
tectónicos
que formaron
la Cordillera
de los
Andes,
produciendo
fallas
en sentido
norte-sur
que afectaron
al subsuelo
sin que
ello repercuta
demasiando
en el
relieve.
Sólo
se produjo
que el
drenaje
tomara
el rumbo
meridiano
señalado
por las
fallas
y que
el río
Salado
fuera
el colector
de las
aguas
luego
de atravesar
la zona
de los
Bajos
Submeridionales.
La región
chaqueña
posee
dos mínimas
elevaciones,
una ubicada
al este
y la otra
al oeste,
en medio
de las
cuales
se desarrollan
los mencionados
Bajos,
que ocupan
gran parte
de los
departamentos
Vera y
9 de Julio.
Al este
de la
llanura
chaqueña,
en una
ancha
franja
que bordea
al Paraná
por muchos
kilómetros,
se formó
un gran
valle
aluvial
que presenta
una notable
variedad
de ambientes
húmedos,
con cursos
de agua
lóticos
y lénticos
como riachos,
arroyos,
bañados,
esteros,
lagunas,
madrejones,
albardones
que bordean
los espejos
de agua,
pastizales,
pajonales,
selvas
en galería,
bosques
de sauces
y palmares,
entre
otros.
La región
de la
llanuras
pampeanas,
con su
parte
norte
"centro
del territorio
provincial"
que algunos
autores
denominan
Pampa
Llana
del Centro,
muy plana,
también
sufrió
efectos
del movimiento
andino
al formarse
la Pampa
Ondulada,
al sur
de la
anterior,
que presenta
una pronunciada
barranca
que en
algunos
sectores
alcanza
los 20
metros
de altura
frente
al Paraná
y un desnivel,
llamado
Borde
de los
Altos
o Pampa
Deprimida,
en el
sector
sudoeste
generado
por los
bloques
hundidos
de la
naciente
del río
Salado
del Sur.
En esta
parte
de la
Provincia
de Santa
Fe hay
un sector
más
deprimido
que se
caracteriza
por tener
un drenaje
indefinido
donde
se forman
lagunas
y bañados,
como la
laguna
Melincué
con 48.200
hectáreas
de superficie.
De acuerdo
al mapa
de Ordenes
de suelos
elaborado
por el
INTA (1982)
para la
Argentina,
el territorio
de la
provincia
de Santa
Fe está
constituido
preponderantemente
por tres
tipos
de suelos:
la mitad
sur y
una franja
que penetra
por el
oeste
hasta
el extremo
norte,
posee
marcadamente
Molisoles;
casi toda
la parte
restante
está
conformada
por Alfisoles
mezclados
con Molisoles
en algunos
sectores,
y estas
dos grandes
partes
están
separadas
por un
friso
angosto
de suelos
de tipo
Vertisoles,
también
con incursiones
de Molisoles.
Hidrografía
El río
Paraná,
con una
enorme
subcuenca
que abarca
1.510.000
kilómetros
cuadrados,
es el
principal
cauce
de la
Provincia–
y esta
entre
los más
extensos
del mundo
con sus
3.740
km. de
longitud,
incluyendo
el tramo
del Paranaiba.
Para su
estudio
se lo
divide
en tres
tramos
con caracteres
distintos.
El primero,
que se
denomina
Alto Paraná
- también
llamado
Paraná
brasileño
o mesetario-
goza de
un clima
tropical
con precipitaciones
concentradas
en los
meses
de verano,
que establecen
el régimen
del río
hasta
su desagüe
en el
Plata,
con predominio
de caudales
importantes
en verano-otoño.
Las lluvias
de la
alta cuenca,
que se
producen
de diciembre
a abril,
con un
máximo
en febrero,
derraman
los mayores
montos
en las
nacientes
del río
Tieté,
en la
Serra
do Mar,
donde
superan
los 4.000mm.
anuales.
El Alto
Paraná,
que se
extiende
desde
su naciente
hasta
las cercanías
de Posadas,
discurre
por un
lecho
tortuoso
y de ancho
variable
(Iglesias
de Cuello,
A. 1982).
Hasta
Diamante
se extiende
el Paraná
Medio
a lo largo
de aproximadamente
600 km,
salpicado
de islas
de origen
fluvial.
Con diferencias
estructurales
en ambas
márgenes,
el valle
es más
estrecho
que aguas
abajo
y, por
ende,
está
sujeto
con mayor
intensidad
a los
efectos
de las
crecientes
que invaden
islas
y terrazas
fluviales.
La profusión
de islas
de carácter
deltaico
implantadas
en el
lecho
del río,
impulsa
la formación
de riachos
laterales
denominados
„saladillos‰
que acompañan
al curso
principal.
Al norte
de la
ciudad
de Santa
Fe se
localiza
una importante
cuenca
lacustre
compuesta
por las
lagunas
San Pedro,
Leyes
y Setúbal.
El principal
afluente
en este
tramo
medio
es el
río
Salado
del Norte
(Juramento-Salado)
de una
longitud
de 1500
km. y
una cuenca
de 247.000
km2 ,
pero por
las condiciones
del relieve
llega
a su desembocadura
con el
caudal
disminuido.
El segundo
afluente
más
importante
es el
Carcarañá,
formado
por los
ríos
Tercero
y Cuarto
al sur
de la
provincia
de Santa
Fe. Desde
este extremo
se desarrolla
en forma
más
o menos
paralela
al Paraná,
el cauce
del río
San Javier
que, junto
con otros
como el
Paraná
Miní,
el Amores
y una
gran cantidad
de pequeñas
lagunas,
entre
las que
se destacan
Ñatiú
y la del
Medio,
forman
un gran
humedal
que dio
lugar
a que
se declarara
la zona
como Sitio
Ramsar.
El Bajo
Paraná
o Déltico
se caracteriza
por tener
escasa
pendiente,
la orilla
izquierda
(este)
es elevada
y no la
afectan
las inundaciones
y la derecha
(oeste),
hasta
aproximadamente
la localidad
santafesina
de San
Lorenzo,
es baja
e inundable.
Su curso
hacia
la desembocadura
transcurre
entre
islas
que culminan
en el
gran Delta
del Paraná.
El caudal
de este
río
está
altamente
influenciado
por las
distintas
represas
que se
construyeron
en su
recorrido.
En la
región
de los
Bajos
Submeridionales
(ver ítem
Relieve),
donde
está
ubicada
la Reserva
Lagunas
y Palmares,
se desarrollaron
una gran
cantidad
de lagunas
y esteros
de distintas
dimensiones,
cuya formación
se vio
favorecida
por la
dificultad
de escurrimiento
de las
aguas
que provienen
de zonas
más
altas
-como
el dorso
occidental
que enmarca
a esta
región
deprimida
y sectores
de Santiago
del Estero
y Chaco
- hacia
el cauce
del Paraná
debida
a la pequeña
elevación
que se
sitúa
al este
de los
Bajos
Submeridionales.
La salinidad
de los
suelos,
la presencia
de una
napa freática
de la
misma
característica
y las
aguas
provenientes
de Santiago
del Estero
que son
también
salinas,
hacen
que sólo
algunos
espejos
de agua
del sector
noreste
tengan
agua dulce.
Las principales
lagunas
del norte
santafecino
son La
Salada,
La Tigra,
del Aguaro,
Palo Pelado
que está
comunicada
por el
arroyo
Golondrinas
con la
Isoati,
la del
Toro,
del Cerrito,
la Loca,
Cueva
del Tigre,
Calchaquí,
Del Cristal
y Del
Palmar,entre
otras.
En la
margen
de esta
última
está
la reserva
prospectada.
Clima
La provincia
de Santa
Fe presenta
tres tipos
de clima
en su
dilatado
(latitudinalmente)
territorio:
al norte
de la
isoterma
media
anual
de 20
† C -
ubicada
próxima
a la ciudad
de Reconquista
- encontramos,
en el
este un
clima
Subtropical
sin estación
seca y
en el
oeste
Subtropical
con estación
seca.
Al sur
de estos,
el clima
Templado
Húmedo
cubre
el resto
de la
provincia.
El clima
subtropical
sin estación
seca se
caracteriza
por la
escasa
variación
térmica
anual
con veranos
cálidos
e inviernos
suaves,
precipitaciones
que llegan
a los
1.100
mm. repartidas
en forma
más
o menos
pareja
durante
todo el
año
y por
la abundante
humedad.
El clima
subtropical
con estación
seca presenta
una marcada
disminución
de las
precipitaciones
durante
los meses
de invierno
y la cantidad
de lluvia
anual
es inferior
a los
1.000
mm., o
sea algo
menor
a la de
la clasificación
anterior.
Además
se caracteriza
por exhibir
una gran
amplitud
térmica,
que aumenta
progresivamente
hacia
el oeste
por disminución
de la
influencia
oceánica,
y mayor
frecuencia
de heladas,
rondando
los 20†
C la temperatura
media
de las
dos categorías
de climas
subtropicales.
Hacia
el sur
se insinúa
el clima
templado
con la
disminución
gradual
de las
temperaturas
y de las
precipitaciones
que se
sitúan
en los
800 mm.
anuales.
Los vientos
predominantes
provienen
de los
sectores
noreste,
norte,
sur y
este,
estableciendo
su velocidad
de circulación
una media
anual
de 12
kilómetros
por hora.
El clima
de Santa
Fe está
marcado
por algunos
factores
que lo
determinan
preponderantemente,
ellos
son: su
posición
y gran
extensión
latitudinal
que ocupa
desde
los 28†
hasta
los 34
† 20‚(aprox.)
Lat. S.,
la distancia
del mar
que le
otorga
caracteres
de continentalidad
y la gran
planicie
del extenso
territorio
que permite
el libre
desplazamiento
de las
masas
de aire
que influyen
en las
variables
climáticas.
Para la
zona de
la laguna
Del Cristal,
Quirós
et al.(1983)
señala
una media
máxima
de 42.0†
C, la
mínima
media
de 0,0†
C y la
media
anual
de 19,0†
C. La
precipitación
anual
media
es de
1.050
mm., con
mayor
cantidad
de lluvias
en los
meses
de marzo
y abril
y las
menores
en el
de julio.
Flora
Como se
ha señalado
en el
desarrollo
de otras
áreas,
las clasificaciones
en biorregiones
del territorio
argentino
son muchas.
Aunque
en general,
el resultado
al que
llegan
los distintos
autores
no difiere
demasiado,
algunos
han logrado
imponer
más
sus criterios
ante la
comunidad
científica.
Tal es
el caso
de Cabrera
(1958,
1976)
y Cabrera
y Willink
(1980).
En el
último
trabajo-
en el
que incluye
la flora
y fauna-
este autor
divide
a la porción
del continente
americano
conocida
como América
Latina
en regiones,
a éstas
en dominios
y los
dominios
en provincias.
Hace una
cuarta
subdivisión
que denomina
distritos,
basada
fundamentalmente
en el
tipo de
vegetación
predominante.
Para el
análisis
de la
clasificación
de la
Provincia
de Santa
Fe sólo
tomaremos
en cuenta
el grado
de provincias.
Tres son
las provincias
biogeográficas
en que
se divide
el territorio
santafesino:
* la más
austral,
denominada
Pampeana,
abarca
desde
el extremo
sur hasta
una línea
imaginaria
que iría
desde
la localidad
de Bouquet,
en el
este,
hasta
la de
Barrancas
por el
oeste,
aproximadamente.
Es esta
región
la vegetación
dominante
es la
estepa
o seudoestepa
de gramíneas,
salpicada
de arbustos
y algunos
árboles
esporádicos.
* desde
el límite
norte
de la
biorregión
precedente
hasta
otra línea
que más
al norte
atravesaría
el territorio
provincial
de este
a oste,
tomando
como puntos
de referencia
las localidades
de San
Guillermo
y Romang,
se extiende
la provincia
del Espinal.
Esta se
caracteriza
por la
abundancia
de especies
arbóreas
del género
Prosopis
“en
su mayoría
espinosas
“
junto
a otras
de la
región
chaqueña.
* por
último,
la provincia
Chaqueña,
que ocupa
desde
el extremo
norte
provincial
hasta
la línea
imaginaria
que limita
por el
norte
a la provincia
del Espinal.
En esta
biorregión
predomina
el bosque
semixerófilo
en su
parte
oeste,
agregándose
otras
especies
en la
parte
este.
Algo más
detallada
para la
provincia
de Santa
Fe es
la división
en ecosistemas
realizada
por Manzi
y Fritschy
(1986)
la que
distingue
ocho regiones.
Para el
estudio
de las
reservas
santafesinas
esta clasificación
nos parece
adecuada.
Dividiremos
al extendido
territorio
en tercios
para aproximarnos
a señalar
la ubicación
de estas
ecorregiones.
En el
tercio
superior
distinguimos
tres regiones
principales
que ocupando
franjas
longitudinales
de distinto
ancho,
de oeste
a este
son: llanura
chaqueña
xerofítica
“relativamente
angosta
-, planicie
inundable
del centro
norte
o bajos
submeridionales
y parque
chaqueño
santafesino
o cuña
boscosa,
ambas
de ancho
similar
y mayores
a la mencionada
en primer
término.
En la
parte
sur de
este tercio
superior
también
se distinguen
dos lonjas
angostas
que se
prolongan
hacia
el sur.
La más
próxima
al río
Paraná
se la
denomina
valle
aluvial
del Paraná
y la ubicada
al oeste
la llaman
paleocauce
paranaense.
El tercio
central
forma
casi en
su totalidad
el espinal
santafecino
a excepción
de las
dos franjas
próximas
al cauce
del Paraná
que se
mencionaron
en párrafo
anterior.
El tercio
austral
se lo
divide
en dos
mitades
en el
sentido
de los
paralelos.
La mitad
norte
es denominada
pampa
ondulada
y la sur
planicie
medanosa
lagunar.
La Reserva
Provincial
de Uso
Múltiple
Lagunas
y Palmares
está
situada
en la
parte
sudoeste
de la
cuña
boscosa,
muy próxima
a los
bajos
submeridionales.
Está
delimitada
por el
río
Calchaquí,
la Laguna
El Palmar
y la ruta
provincial
N† 37.
El paisaje
es realmente
impactante,
a lo contribuye
la presencia
de grandes
palmares
de Copernicia
alba o
C. australis
según
otros
autores,
vulgarmente
identificada,
según
las regiones,
como palma
blanca,
palma
colorada,
caranday,
palma
negra,
caranda-hú,
palmera
del techo
y queic,
en lengua
toba,
entre
otros
nombres.
Es una
palmera
elevada
de unos
10 metros
de altura
y, excepcionalmente,
puede
hasta
duplicar
esta cifra.
Su estípite,
rara vez
ramificado,
mide entre
20 y 30
centímetros
de diámetro.
Es una
especie
que sólo
se la
observa
en la
parte
austral
de América
del Sur,
ocupando
en Argentina
sectores
de las
provincias
de Santa
Fe, Formosa,
Chaco,
el noroeste
de Corrientes
y en la
selva
de las
Yungas
(Salta
y Jujuy).
Los nombres
aparentemente
contradictorios
se deben
a que
en cada
etapa
del crecimiento
su leño
adquiere
colores
distintos.
El blanquecino
en su
primer
período,
luego
se torna
rojizo
y por
último
negruzco.
En el
Chaco
aún
las poblaciones
de origen
indígena
comen
el cogollo,
al que
se considera
en medicina
popular
como un
buen diurético
y las
hojas
se utilizan
para hacer
pantallas
y otros
elementos.
Hay sectores
de la
Reserva
donde
los típicos
árboles
de la
región
forman
montes
de algarrobo
blanco
(Prosopis
alba),
el algarrobo
negro
(Prosopis
nigra),
el ñandubay
(Prosopis
affinis),
el chañar
(Geoffrea
decorticans),
el espinillo
(Acacia
caven)
y el quebracho
blanco
(Aspidosperma
quebracho-blanco),
entre
otros.
Estos
montes
casi siempre
están
acompañados
de especies
de bromeliáceas,
epífitas
y cactáceas.
Hay espacios
libras
de vegetación
arbórea
ˆabras-
donde
crecen
de variadas
especies
graminosas.
Fauna
La gran
cantidad
de humedales
que ocupan
el noreste
santafesino,
muchas
veces
interconectados
entre
sí
y su vez
comunicados
con el
Paraná,
a través
de cursos
de agua
como el
río
San Javier,
hace que
la fauna
ictícola
sea muy
rica,
aproximándose
a las
150 especies
según
datos
del Instituto
Nacional
de Limnología
( Rossi
y Parma
de Ceoux,1996).
Sólo
a título
de ejemplo
se mencionan
algunas
especies
comunes
como el
moncholo
(Pimelodus
albicans),
la morenita
(Gymnotus
carapo),
dorado
(Salminus
maxillosus),
el surubí
(Pseudoplatystoma
coruscans),
el sábalo
(Prochilodus
lineatus)
y muchísimas
especies
más
de familias
como Aphyocharax,
Astyanax
“todas
conocidas
con el
nombre
de mojarras
-, Pimelodus,
con distintos
nombres
comunes
y Hypostomus,
llamadas
viejas
de agua.
También
los anfibios
presentan
mucha
diversidad
de especies,
entre
los más
conspicuos
se encuentran:
el sapo
común
(Bufo
arenarum),
el sapo
buey (Bufo
paracnemis),
el sapito
panza
amarilla
( Bufo
fernandezae);
varias
ranas
de la
familia
Hylidae
como la
ranita
del zarzal
(Hyla
pulchella)
de tan
sólo
4 o 5
centímetros
y siempre
oculta
entre
la vegetación
marginal
de arroyos
o esteros,
la ranita
de las
totoras
(Hyla
nana)
llamada
así
por poner
sus huevos
adheridos
a los
juncos
y totoras.
También
son comunes
algunas
especies
de la
familia
Leptodactylidae
como la
rana chaqueña
(Leptodactylus
chaquensis)
o la coralina
(Leptodatylus
laticeps)
de más
de diez
centímetros
de largo
y vivos
colores
en su
dorso
como amarillos,
negros
y rojizos
y, por
último,
la denominada
rana llorona
(Physalaemus
santafecinus).
Entre
los reptiles
encontramos
las tortugas
acuáticas
Hidromedusa
tectifera
o tortuga
de río
o de cuello
de víbora,
Acanthochelys
pallidipectoris
o comúnmente
llamada
tortuga
acuática
chata
o tortuga
canaleta
o simplemente
tortuga
le suele
decir
el hombre
de campo
sin distinguir
muchas
veces
algunas
especies.
Encontramos
también
varias
especies
de saurios,
entre
los que
se ubica
el lagarto
overo
(Tupinambis
teguixin).
Entre
los ofidios
sobresale
por su
número
de especies
la familia
Colubridae
con la
culebra
de bañado
(Liophis
poecilogyrus),
la culebra
verde
(Chironius
quadricarinatus),
una de
las tantas
llamadas
falsa
yarará
(Tomodon
ocellatus)
y varias
especies
más.
Las víboras
ˆ
familia
Viperidae
ˆ
presentan
a la yarará
chica
(Bothrops
neuwiedi
) y la
yarará
grande
(Bothrops
alternatus).
Respecto
a la familia
Boidae
no se
encontró
ninguna
especie
mencionada
para el
área
en la
bibliografía
utilizada.
Donde
la fauna
se destaca
por su
variedad
es con
la ornitofauna.
La presencia
de este
gran espejo
de agua
junto
a otras
lagunas,
esteros,
ríos
y arroyos
que pululan
en la
región,
hacen
que se
destaquen
las aves
vinculadas
al medio
acuático.
Por ejemplo
es oportuno
mencionar
algunas
especies
no muy
comunes
como la
aninga
(Anhinga
anhinga),
también
apodada
biguá
víbora
en clara
referencia
a su larguísimo
cuello,
la espátula
rosada
(Ajaia
ajaja),
el macá
grande
(Podiceps
major),
el pato
de collar
(Anas
leucophrys),
la pollona
pintada
(Gallinula
melanops),
el pitotoy
grande
(Tringa
melanoleuca)
y el atí
(Phaetusa
simplex).
De otras
familias
de aves
cabe mencionar
al ñacurutú
(Bubo
virginianus)
el más
grande
del grupo
de los
búhos
y lechuzas
con una
distribución
que abarca
casi todo
el territorio
argentino
pero sus
poblaciones
son relativamente
escasas.
Encontramos
en las
proximidades
de la
laguna
El Palmar
y de los
cursos
de agua
al martín
pescador
grande
(Ceryle
torquata)
y el chico
( Chlroceryle
americana),
dentro
de los
carpinteros
ˆ
familia
Picidae
- están
presentes
en la
Reserva
el carpintero
blanco
(Melanerpes
candidus),
el bataraz
chico
(Picoides
mixtus),
el carpintero
del cardón
(Melanerpes
cactorum)
y otras
especies
más
conspicuas.
Entre
los passeriformes
las nómina
es extensa,
estando
representadas
una gran
cantidad
de familias.
Son de
presencia
habitual
los chincheros
del género
Lepidocolaptes
y el chinchero
grande
(Drymornis
platyrostris),
el crestudo
(Coryphistera
alaudina),
como su
nombre
común
lo indica
resulta
inconfundible
por lucir
un notorio
copete
erecto,
el cachalote
castaño
(Pseudoseisura
lophotes)
también
característico
por su
copete
y su tamaño
grande
dentro
de los
furnáridos,
la viudita
blanca
(Fluvicola
pica)
asociada
ambientes
acuáticos,
lo mismo
que el
sobrepuesto(Lessonia
rufa),
la monjita
blanca
(Xolmis
irupeo).
La urraca
común
(Cyanocorax
chrysops)
que estaría
presente
solamente
en la
Reserva
analizada
y en la
R.P. La
Loca dentro
de las
áreas
protegidas
de Santa
Fe, el
barrillero
congo
(Agelaius
reficapillus)
cuyo hábitat
preferido
es la
vegetación
de agua,
el boyero
de ala
amarilla(
Cacicus
chrysopterus),
el chopí
(Gnorimopsar
chopi)
no muy
común
y de distribución
restringida
al noreste
argentino,
el tordo
de pico
corto
(Molothrus
rufoaxillaris)
y la choca
listada
(Thamnophilus
doliatus)
cuya cita
sería
la única
para toda
la provincia,
y otras
especies
cuya mención
detallada
haría
monótona
la lectura
de este
informe.
En la
mastofauna
hay especies
comunes
en los
ambientes
acuáticos
de la
región
como el
carpincho
(Hidrochoerus
hydrochaeris)
y el coipo
(Myocastor
coypus),
la vizcacha
(Lagostomus
maximus),
el zorro
de monte
(Cerdocyon
thous),
el guazuncho
o corzuela
parda
(Mazama
gouazoupira),
el zorrino
común
(Conepatus
chinga),
la comadreja
overa
o común
(Didelphys
albiventris),
el gato
montés
(Oncifelis
geoffroyi).
Son abundantes
las especies
pertenecientes
a las
familias
Vespertilionidae
ˆmurciélagos
-, Muridae
(ratas,
ratones
y colilargos),
Cavidae
(cuises)
y un par
de especies
de la
familia
Dasypodidae
(peludos,
mulitas).
Es muy
posible
la presencia
de otras
especies
de mamíferos
pero ello
no se
ha podido
constatar
en la
bibliografía
existente.
Recursos
culturales
Al acercarnos
al estudio
de la
historia
ya sea
de Santa
Fe, de
Argentina
o de América,
observamos
que el
mismo
se hace
con la
llegada
de los
europeos
o en los
años
más
inmediatos
a ese
acontecimiento.
Si bien
es poco
lo que
se sabe
de la
época
prehispánica
por carencia
de fuentes
históricas,
también
influye
en este
desconocimiento
una especie
de indiferencia
generalizada
que existe
respecto
al conocimiento
de nuestros
ancestros,
fenómeno
al que
debe contribuir
el hecho
de la
abundante
inmigración
europea
que ha
creado
un crisol
de razas
tan importante
que grandes
mazas
de población
tienen
sus antepasados
provenientes
del antiguo
mundo.
Las primeras
pruebas
sobre
la presencia
del hombre
prehistórico
en esta
provincia
datan
de 1864,
cuando
se construía
el puente
del Ferrocarril
Central
Argentino
sobre
el río
Carcarañá,
mientras
se practicaba
el trazado
ferroviario
de Rosario
a Córdoba
(Castellanos,
1944 ).
Durante
la excavación
que se
realizaba
para dicha
obra se
encontraron
piezas
esqueléticas
de mucha
antigüedad.
Estos
hallazgos
fueron
estudiados
por Paul
Gervais
entre
1867/72
y luego
descriptos
por Ameghino
en su
obra "Antigüedad
del Hombre
en el
Plata",
en el
año
1918.
En 1894
Juan Ambrosetti
da a conocer
los hallazgos
de piezas
cerámicas
en las
islas
de la
llanura
aluvial
del Paraná
en la
latitud
aproximada
a la ciudad
de Reconquista.
Luego
Alfredo
Castellanos
encontró
restos
humanos
en Esperanza,
en Melincué
y en las
costas
del río
Saladillo,
cerca
de Rosario,
pero la
antigüedad
de esos
hallazgos
fue puesta
en duda
por otros
arqueólogos.
El paleontólogo
Antonio
Serrano
hacia
1922 publicó
los estudios
realizados
sobre
yacimientos
ubicados
en Coronda
y Frenguelli
y Aparicio
hicieron
lo propio,
en 1.932,
sobre
yacimientos
ubicados
en Malabrigo.
La estudiosa
Amelia
Larguia
de Crouzeiller,
hizo una
interesante
colección
de vestigios
colectados
en distintas
localidades
que donó
al Departamento
de Estudios
Etnográficas
de la
Universidad
Nacional
del Litoral.
Las investigaciones
comentadas-
y varias
más
que por
no excedernos
en el
desarrollo
del ítem
se soslayan-
sirvieron
como base
para elaborar
los eslabones
que permitieron
conocer
los tiempos
precedentes
a la colonización
europea,
pero los
mayores
aportes
para la
época
posterior
a ese
episodio
histórico
los realizaron
muchos
sacerdotes
que escribieron
sobre
la vida
y costumbres
de los
pueblos
que evangelizaban.
Del análisis
de estos
documentos
surge,
con suficientes
datos,
la historia
de los
pueblos
que encontraron
los españoles
hacia
el siglo
XVI. Estas
fuentes
indican
que gran
parte
de la
zona chaqueña
estaba
ocupada
por los
guaycurúes.
Estos
formaban
una gran
familia
lingüística
integrada
por varios
pueblos
de procedencia
patagónica,
que desde
tiempo
remotos
ocuparon
la gran
región
chaqueña,
especialmente
la parte
oriental
y meridional,
es decir
el territorio
que ocupa
la Reserva
que describimos.
Esta comunidad
estaba
compuesta
por varios
pueblos,
a saber:
los Abipones,
los Mbayaes,
los Payaguaes,
los Mocovíes,
los Tobas
y los
Pilagaes
(Canals
Frau,
1986).
Los Mbayaes
y los
Payaguaes
estuvieron
la mayor
parte
de su
historia
fuera
del territorio
argentino,
es decir
ocupaban
el chaco
septentrional.
Los tobas
ocuparon
el curso
medio
e inferior
de los
ríos
Pilcomayo
y Bermejo
y los
pilagáes
sólo
el extremo
sur del
Pilcomayo.
Por ende
los guaycurúes
que restan
son los
mocovíes
y los
abipones,
establecidos
en el
norte
santafesino,
en el
sector
occidental
los primeros
y en el
oriental
los segundos.
De los
mocovíes
sabemos
que desarrollaron
bien las
artes
de la
caza y
de la
pesca.
Una curiosidad
digna
de destacar
es la
predilección
de éstos
por comer
langostas
hervidas
según
narra
con detalles
el padre
Canelas
en sus
crónicas.
Respecto
de la
caza se
sabe que
sus presas
preferidas
eran los
pecaríes,
el tapir,
los venados
y el ñandú
y utilizaban
el método
de quemar
grandes
superficies
en círculo
para obligar
a los
animales
a concentrarse
en el
espacio
del círculo
que dejaban
libre
y allí
los mataban
con macanas
o con
flechas.
También
los cronistas
narran
que era
muy adeptos
a la caza
del pecarí
valiéndose
de perros
que concentraban
la piara
en un
lugar
y los
cazadores,
con gran
coraje
por cierto,
ingresaban
en medio
de ella
y a golpes
de macana
mataban
los animales.
De tanta
o más
importancia
que la
caza para
la comunidad
era la
pesca.
Se utilizaban
métodos
varios.
Individualmente
se pescaba
con lanza
y con
arco y
flecha.
Pero la
manera
más
común
era aquella
que se
practicaban
con redes
(Canals
Frau,
1986).
Otro hecho
digno
de un
profundo
estudio
es el
cambio
cultural
que se
produjo
cuando
conocieron
el caballo,
hecho
que transformó
fundamentalmente
sus hábitos
de vida
(Rex González
y Pérez,
1993).
Probablemente
a partir
de este
momento
se hayan
vuelto
más
belicosos
y supuestamente
deben
haber
participado
junto
con los
abipones
cuando
éstos
destruyeron
la ciudad
de Concepción
del Bermejo
hacia
la primera
mitad
del siglo
XVII.
Los jesuitas
trataron
en el
siglo
XVIII
de constituir
misiones
con los
mocovíes
y son
bien conocidas
las descripciones
de esa
experiencia
que nos
ha dejado
el padre
Paucke
(Rex Gonzáles
y Pérez,
1993).
La más
antigua
del territorio
santafecino
parece
ser la
de San
Bartolomé,
rondaría
el siglo
XVII,
entre
la actual
Barrancas
y el río
Carcarañá
y otras
de importancia
fueron
las de
San Jerónimo
del Rey
(con indios
abipones)
en Reconquista
y San
Jerónimo
del Sauce.
Por último
se puede
decir
que debido
a la belicosidad
manifiesta
de los
mocovíes
y sus
vecinos
abipones,
estos
pueblos
fueron
confinados
en su
mayoría
a las
mencionadas
reducciones
y otros
huyeron
hacia
otras
comarcas
por lo
que el
territorio
provincial
quedó
libre
de su
presencia
en época
temprana.
Alternativas
turísticas
A lo largo
de la
costa
del ríos
San Javier
que transcurre,
desde
el norte
de la
ciudad
Santa
Fe, en
forma
más
o menos
paralela
al curso
del Paraná,
hasta
las proximidades
de la
ciudad
de Reconquista
hay muchas
localidades
de distinta
importancia
que ofrecen
alternativas
turísticas
vinculadas
con el
disfrute
de las
amplias
playas
del San
Javier,
de la
práctica
de deportes
náuticos,
la pesca
deportiva
y el turismo
aventura,
teniendo
en cuenta
que varias
reservas
naturales
de la
provincia
se encuentran
próximas
a esta
región.
También
cada pueblo
o ciudad
ubicado
sobre
la ruta
provincial
1, la
que acompaña
el curso
del mencionado
río,
tiene
sus propios
atractivos
con lugares
históricos,
festividades,
museos
y todo
la belleza
que cada
uno logre
descubrir
en estas
pintorescas
comarcas,
en su
mayoría
ocupadas
por inmigrantes
europeos.
Tal es
el caso
de Romang-
una colonia
suiza-
que organiza
la Fiesta
Suiza
que es
la de
mayor
trayectoria
en la
localidad
y se lleva
a cabo
el primer
domingo
de agosto
de cada
año.
En el
primer
fin de
semana
de septiembre
se realiza
las Fiesta
de las
Colectividades,
que anualmente
congrega
una gran
cantidad
de público.
Cerca
de la
localidad
de Santa
Rosa,
hay un
lugar
conocido
como la
“La
Vuelta
del Pirata”
que, sobre
el arroyo
Leyes,
ofrece
un sitio
de pesca
muy buscado
por los
aficionados
a esta
práctica.
Ochenta
kilómetros
al norte
encontramos
Cayastá,
famosa
por mostrar
las ruinas
de la
antigua
fundación
de la
ciudad
de Santa
Fe de
la Vera
Cruz,
un parque
arqueológico
que mereció
ser declarado
Monumento
Histórico
Nacional.
El símbolo
de la
ciudad
lo constituye
un muelle
flotante
ubicado
sobre
el río
San Javier.
Cayastá
posee
también
sus festividades
como la
Fiesta
Nacional
y Provincial
de la
Pesca
del Amarillo
que se
realiza
anualmente
en el
mes de
julio.
Alejandra
es otra
pequeña
localidad
ubicada
sobre
la costa
del San
Javier.
Cuenta
con buenos
servicios
para el
turista
tanto
en alojamiento,
gastronomía
como en
los servicios
para recorrer
las islas
en busca
de pesca
o simplemente
disfrutar
de la
contemplación
de las
riquezas
naturales
de la
zona.
Provistos
de binoculares
y una
guía
de aves
podemos
iniciarnos
en el
avistaje
de aves,
una práctica
con millones
de simpatizantes
en el
mundo
y que
día
a día
va sumando
gente
a sus
filas.
A unos
100 kilómetros
de la
Reserva
está
la ciudad
de Reconquista
que congrega
a un importante
número
de pescadores
deportivos
y turistas
en general
cuando
todos
los años,
en el
mes de
junio,
se realiza
el Concurso
Argentino
de Pesca
del Surubí
(también
se lo
llama
Fiesta
del Surubí)
con muchas
actividades
artísticas
y las
vinculadas
con la
pesca
deportiva.
También
posee
un corsódromo
con capacidad
para 15.000
espectadores
donde
los carnavales
están
tomando
año
a año
mayor
relevancia.
El casco
urbano
cuenta
con un
Museo
de Arqueología
y a sólo
15 kilómetros
se sitúa
el puerto,
lugar
de donde
parten
los pescadores
y sobre
el río-
un brazo
del Paraná-
hay un
balneario
con buenas
instalaciones.
También
hay servicio
de lanchas
para cruzar
a la vecina
ciudad
correntina
de Goya
que parten
de la
localidad
de Avellaneda,
muy próxima
al puerto
de Reconquista.
En el
interior
de las
islas
hay muchos
lugares
que ofrecen
hospedaje
a pescadores
durante
todo el
año,
aunque
en invierno
merma
un poco
la afluencia
de deportistas.
Cómo
llegar
Los accesos
al área
natural
protegida
son de
tierra
tomando
como punto
de partida
la localidad
de Margarita,
ubicada
sobre
la ruta
provincial
N† 1,
unos 30
kilómetros
al sur
de la
ciudad
de Vera.
Desde
Reconquista,
situada
a unos
100 kilómetros
de la
Reserva,
se deberá
tomar
la ruta
provincial
N† 11
hasta
Vera y
de esta
ciudad
hay que
transitar
por la
ruta provincial
N†1 hacia
el sur
hasta
Margarita.
Desde
la ciudad
de Santa
Fe a esta
localidad
se llega
tras recorrer
aproximadamente
230 kilómetros
hacia
el norte
por la
ruta provincial
N† 1.
Problemas
de conservación
Como ya
se ha
señalado
para otras
áreas
es importante
continuar
con el
relevamiento
de todos
los grupos
de vertebrados
para poder
elaborar
sobre
bases
firmes
proyectos
de conservación
del área.
Igual
prioridad
tiene
la elaboración
de planes
de manejo
que contemplen
la particularidad
de esta
área
protegida
donde
la producción
agropecuaria
debe convivir
con la
conservación.
También
el permanente
monitoreo
para determinar
el estatus
de las
poblaciones
va a dar
las bases
necesarias
para evaluar
el resultado
del plan
de manejo,
del funcionamiento
general
del área
y parámetros
para fijar
las zonas
intangibles.
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Investigación
y Textos:
Gabriel
Omar Rodríguez
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