El Rico

Reserva de Recursos - Santa Fe
 

EDICION PROVISORIA - EN PROCESO DE DIAGRAMACION



Reserva de Recursos
El Rico
Provincia de Santa Fe

Categoría
El área protegida Reserva Provincial El Rico se le asignó la categoría de reserva de recursos. Son zonas de difícil acceso, donde aún no se ha evaluado el impacto ambiental en el caso de implementarse algún tipo de actividad productora, fundamentalmente agropecuaria. La protección, los estudios y la planificación son los objetivos prioritarios que requiere esta categoría de reservas.UbicaciónEstá situada en el sureste santafesino, en el departamento de San Jerónimo, siendo sus coordenadas 32º 25’ Lat. S y 60º 47’ Long. O. La pequeña localidad de Gaboto es la más cercana y San Lorenzo – ciudad de mayor importancia- está a algo más de 25 kilómetros al sur de la Reserva.SuperficieLa Reserva Provincial El Rico ocupa 2.600 hectáreas.Fecha e instrumento legal de creación
El 14 de julio de 1968 mediante la sanción del decreto Nº 04070/68 se crea esta área protegida. Posteriormente esta legislación fue modificada por los decretos números 00899/70 y 4269/76, que desafectaron una parte de las islas y su superficie se redujo a la que posee en la actualidad.

Relieve

La Reserva Provincial El Rico ocupa las islas situadas en el cauce del río Paraná que llevan por nombre Campo Rico- la de mayor superficie -, La Gallina y El Conscripto. El brazo del Paraná que las bordea por el oeste de denomina Riacho Los Reyes. Esto islotes poseen amplias superficie cubiertas de bancos de arena y albardones que se desarrollan mayormente paralelos a las márgenes de los cursos de agua El relieve de la provincia de Santa Fe, como se menciona en el desarrollo de otras áreas, presenta dos zonas bien diferenciadas: la que se extiende en el norte denominada baja llanura chaqueña y la que ocupa gran parte del sur, que se conoce con el nombre de llanura pampeana. Esta presenta algo de altura aunque su cota en ningún punto supera los 150 metros, actuando el valle del río Salado como divisorio de ambas regiones.
La región del chaco santafecino es producto de una fosa de hundimiento que está enmarcada por el bloque de Brasilia al este y las sierras pampeanas al oeste y cuyo basamento cristalino está cubierto por un espeso manto de sedimentos continentales y marinos de distinto origen. Esta fosa fue afectada por los movimientos tectónicos que formaron la Cordillera de los Andes, produciendo fallas en sentido norte-sur que afectaron al subsuelo sin que ello repercuta demasiando en el relieve. Sólo se produjo que el drenaje tomara el rumbo meridiano señalado por las fallas y que el río Salado fuera el colector de las aguas luego de atravesar la zona de los Bajos Submeridionales. La región chaqueña posee dos mínimas elevaciones, una ubicada al este y la otra al oeste, en medio de las cuales se desarrollan los mencionados Bajos, que ocupan gran parte de los departamentos Vera y 9 de Julio.
Al este de la llanura chaqueña, en una ancha franja que bordea al Paraná por muchos kilómetros, se formó un gran valle aluvial que presenta una notable variedad de ambientes húmedos, con cursos de agua de distinta clase como riachos, arroyos, bañados, esteros, lagunas, madrejones y albardones que bordean los espejos de agua además de pastizales, pajonales, selvas en galería, bosques de sauces y palmares, entre otros.
La región de la llanuras pampeanas, con su parte norte – centro del territorio provincial – que algunos autores denominan Pampa Llana del Centro, muy plana, también sufrió efectos del movimiento andino al formarse la Pampa Ondulada, al sur de la anterior, que presenta una pronunciada barranca que en algunos sectores alcanza los 20 metros de altura frente al Paraná y un desnivel, llamado Borde de los Altos o Pampa Deprimida, en el sector sudoeste generado por los bloques hundidos de la naciente del río Salado del Sur. En esta parte de la Provincia de Santa Fe hay un sector más deprimido que se caracteriza por tener un drenaje indefinido donde se forman lagunas y bañados.
De acuerdo al mapa de Ordenes de suelos elaborado por el INTA (1982) para la Argentina, el territorio de la provincia de Santa Fe está constituido preponderantemente por tres tipos de suelos: la mitad sur y una franja que penetra por el oeste hasta el extremo norte, posee marcadamente Molisoles; casi toda la parte restante está conformada por Alfisoles mezclados con Molisoles en algunos sectores, y estas dos grandes partes están separadas por un friso angosto de suelos de tipo Vertisoles, también con incursiones de Molisoles.

Hidrografía

La Reserva Provincial El Rico está bajo la influencia directa del río Paraná, dado que la conforman un grupo de islas que emergen de su cauce a los 32º 25’ de latitud sur. El lecho del gran río se angosta al bordear a las mencionadas islas por el oeste, tramo que se de denomina Riacho Los Reyes. El Paraná no sólo es el principal río que afecta al territorio santafecino sino que forma una subcuenca de 1.510.000 de km2- y está entre los más extensos del mundo con sus 3.740 kilómetros de longitud, incluyendo el tramo del Paranaiba. Para su estudio se lo divide en tres tramos con caracteres distintos. El primero, que se denomina Alto Paraná - también llamado Paraná brasileño o mesetario- goza de un clima tropical con precipitaciones concentradas en los meses de verano, que establecen el régimen del río hasta su desagüe en el Plata, con predominio de caudales importantes en verano-otoño. Las lluvias de la alta cuenca, que se producen de diciembre a abril, con un máximo en febrero, derraman los mayores montos en las nacientes del río Tieté, en la Serra do Mar, donde superan los 4.000 mm. anuales. El Alto Paraná, que se extiende desde su naciente hasta las cercanías de Posadas, discurre por un lecho tortuoso y de ancho variable (Iglesias de Cuello, A. 1982).
Hasta Diamante se extiende el Paraná Medio a lo largo de aproximadamente 600 km, salpicado de islas de origen fluvial. Con diferencias estructurales en ambas márgenes, el valle es más estrecho que aguas abajo y, por ende, está sujeto con mayor intensidad a los efectos de las crecientes que invaden islas y terrazas fluviales. La profusión de islas de carácter deltaico implantadas en el lecho del río, impulsa la formación de riachos laterales denominados “saladillos” que acompañan al curso principal.
Al norte de la ciudad de Santa Fe se localiza una importante cuenca lacustre compuesta por las lagunas San Pedro, Leyes y Setúbal. El principal afluente en este tramo medio es el río Salado del Norte (Juramento-Salado) de una longitud de 1500 kilómetros y una cuenca de 247.000 km2, pero por las condiciones del relieve llega a su desembocadura con el caudal disminuido. El segundo afluente más importante es el Carcarañá, formado por lo ríos Tercero y Cuarto al sur de la provincia de Santa Fe. Desde este extremo se desarrolla en forma más o menos paralela al Paraná, el cauce del río San Javier que, junto con otros como el Paraná Miní, el Amores y una gran cantidad de pequeñas lagunas, entre las que se destacan Ñatiú y la del Medio, forman un gran humedal que dio lugar a que se declarara la zona Sitio Ramsar.
El Bajo Paraná o Déltico se caracteriza por tener escasa pendiente, la orilla izquierda (este) es elevada y no la afectan las inundaciones y la derecha (oeste), hasta aproximadamente la localidad santafesina de San Lorenzo, es baja e inundable. Su curso hacia la desembocadura transcurre entre islas que culminan en el gran Delta del Paraná. El caudal del río Paraná está altamente influenciado por las distintas represas que se construyeron en su recorrido.
En la región de los Bajos Submeridionales (ver ítem Relieve) se desarrollaron una gran cantidad de lagunas y esteros de distintas dimensiones, cuya formación se vio favorecida por la dificultad de escurrimiento de las aguas que provienen de zonas más altas -como el dorso occidental que enmarca a esta región deprimida y sectores de Santiago del Estero y Chaco - hacia el cauce del Paraná debida a la pequeña elevación que se sitúa al este de los Bajos Submeridionales. La salinidad de los suelos, la presencia de una napa freática de la misma característica y las aguas provenientes de Santiago del Estero que son también salinas, hacen que sólo algunos espejos de agua del sector noreste tengan agua dulce. Las principales lagunas del norte santafecino son La Salada, La Tigra, del Aguaro, Palo Pelado que está comunicada por el arroyo Golondrinas con la Isoati, la del Toro, del Cerrito, la Loca, Cueva del Tigre, del Palmar, Calchaquí y Del Cristal, entre otras.

Clima
La provincia de Santa Fe presenta tres tipos de clima en su dilato (latitudinalmente) territorio: al norte de la isoterma media anual de 20 º C - ubicada próxima a la ciudad de Reconquista - encontramos, en el este un clima Subtropical sin estación seca y en el oeste otro Subtropical con estación seca. Al sur de estos, el clima Templado húmedo cubre el resto de la provincia.
El clima subtropical sin estación seca se caracteriza por la escasa variación térmica anual con veranos cálidos e inviernos suaves, precipitaciones que llegan a los 1.100 mm. repartidas en forma más o menos pareja durante todo el año y abundante humedad. Por otra parte el clima subtropical con estación seca presenta una marcada disminución de las precipitaciones durante los meses de invierno y la cantidad de lluvia anual es inferior a los 1.000 mm., o sea algo menor a la de la clasificación anterior. Además se caracteriza por exhibir una gran amplitud térmica, que aumenta progresivamente hacia el oeste por disminución de la influencia oceánica, y mayor frecuencia de heladas, rondando los 20º C la temperatura media de las dos categorías de clima subtropical. Hacia el sur se insinúa el clima templado con la disminución gradual de las temperaturas y de las precipitaciones que se sitúan en los 800 mm. anuales. Los vientos predominantes provienen de los sectores noreste, norte, sur y este, estableciendo su velocidad de circulación una media anual de 12 kilómetros por hora.
El clima de Santa Fe está marcado por algunos factores que lo determinan preponderantemente, ellos son: su posición y gran extensión latitudinal que ocupa desde los 28º hasta los 34 º 20’(aprox.) Lat. S., su distancia del mar que le otorga caracteres de continentalidad y la gran planicie del extenso territorio que permite el libre desplazamiento de las masas de aire que determinan algunas las variables climáticas.

Flora
El doctor Angel Cabrera (1976) publicó una división del territorio argentino en regiones naturales que pasó a ser una de las categorizaciones más utilizadas por científicos e investigadores. En ella divide al territorio argentino en Dominios, estos a su vez en Provincias fitogeográficas y luego una tercera subdivisión en Distritos. Muchas veces, de acuerdo al tipo de trabajo que se realice, se utilizan sólo las divisiones en provincias. De acuerdo a esta clasificación el territorio de Santa Fe de divide en tres unidades: desde su límite norte hasta, aproximadamente, una línea imaginaria que va desde los 30º 30’ Lat.S. en el oeste hasta los 29º 20’ en el este, forma parte de la Provincia chaqueña; de esta línea hasta la que demarca el paralelo de los 33º 00’ corresponde a la Provincia del espinal y el resto de la provincia hasta su extremo sur se denomina Provincia pampeana. Coincidente en sus grandes rasgos con la clasificación de Cabrera, pero con algunas divisiones más detalladas, se elaboró dentro del Programa Institucional Ambiental (PRODIA) el trabajo Eco-regiones de la República Argentina (Burkart, el al. 1999), que se está imponiendo gradualmente. Según el mismo Santa Fe se clasifica en las siguientes eco-regiones:
Chaco Húmedo: que afecta el tercio superior, es decir los departamentos de General Obligado, Vera, San Javier a excepción de una fracción extrema austral y la parte norte de San Justo.
Chaco Seco: una franja angosta en el sector noroeste, que ocupa gran parte del departamento 9 de Julio y el extremo norte del de San Cristóbal.
Pampa: aproximadamente desde el paralelo 32º hacia el límite sur de la Provincia.
Espinal: en el sector central, ubicado entre la superficie que ocupan las eco-regiones Chaco húmedo y Chaco seco al norte y la Pampeana al sur. Es decir todo el departamento Castellanos, norte del San Martín, Las Colonias íntegramente, Garay, La Capital y sur de los departamentos San Javier y San Cristóbal.
Delta e Islas de Paraná: abarca una lonja que margina el río Paraná que en el sur se ensancha un poco incluyendo las islas que forma el mencionado río. En la parte sur de esta eco-región se sitúa la Reserva Provincial El Rico.
Para referirnos a las clasificaciones biogeográficas de la provincia de Santa Fe no se puede dejar de mencionar la realizada por Manzi y Fritschy (1986) en la que se distinguen ocho regiones. Dividiremos al extendido territorio en tercios para aproximarnos a señalar la ubicación de estas ecorregiones. En el tercio superior distinguimos tres regiones principales que ocupando franjas longitudinales de distinto ancho, de oeste a este son: llanura chaqueña xerofítica – relativamente angosta -, planicie inundable del centro norte o bajos submeridionales y parque chaqueño santafesino o cuña boscosa, ambas de ancho similar y mayores a la mencionada en primer término. En la parte sur de este tercio superior también se distinguen dos lonjas angostas que se prolongan hacia el sur. La más próxima al río Paraná se la denomina valle aluvial del Paraná – en cuyo extremo sur se sitúa la Reserva Provincial El Rico- y la ubicada al oeste la llaman paleocauce paranaense.
El tercio central forma casi en su totalidad el espinal santafecino a excepción de las dos franjas próximas al cauce del Paraná que se mencionaron en párrafo anterior. El tercio austral se lo divide en dos mitades en el sentido de los paralelos. La mitad norte es denominada pampa ondulada y la sur planicie medanosa lagunar. Si bien en lo esencial son coincidentes todas las divisiones nombradas, hay categorizaciones detalladas en las dos últimas que nos permiten interpretar mejor la realidad local.
Toda la región que margina el curso del Paraná desde el norte hasta aproximadamente el paralelo 32º tiene características similares desde el punto de vista geomorfológico lo que origina también una similitud en la vegetación aunque haciendo la salvedad, que la parte sur de esta franja está empobrecida, respecto de la norte, en variedad de especies. Este valle aluvial por el oeste y norte se encuentra limitado por el cauce del río San Javier y por el Coronda en la porción sur, para desarrollar luego un ancho albardón de varios kilómetros en algunos tramos, donde se desarrollan las llamadas selvas en galería o monte blanco. En el caso de las islas generalmente presentan su perímetro rodeado de un albardón y la zona central más deprimida.
En la reserva prospectada se encuentran comunidades boscosas formadas principalmente por alisales (Tessaria integrifolia) que es una de las primeras especies que ocupa lugares como bancos de arena, de limo o islas de reciente formación, sauzales del llamado sauce criollo (Salix humboldtiana), formación boscosa que es muy característica de las islas del Paraná, desde el norte de Santa Fe hasta el delta bonaerense y la ribera del Río de la Plata. Si bien el sauce se asocia con distintas hierbas y arbustos, en general no se observan enredaderas y epífitas, o sea, dicho en otras palabras forma un bosque poco enmarañado. También hay vastas zonas del bosque isleño con especies como el laurel amarillo (Nectandra falcifolia o N.microcrpa, según otros autores), el ceibo (Erytrina crista-galli), el infaltable curupí (Sapium haematospermun), el canelón (Myrsine parvula) , el timbó blanco (Cathormion polyanthum) y el ubajay (Hexachlamys edulis) entre los más comunes. Amplias superficies de la Reserva están ocupadas por comunidades herbáceas como la llamada paja de techar (Panicum prionitis) o Baccharis sp. Son muchas también las especies que circundan los espejos de agua como los camalotes (Eicchornia azurea), el canutillo (Hymanache amplexicaudis), el catay o caá-tí (Polugonum punctatum), el duraznillo blanco (Solanum malacoxylon) y varias más.

Fauna

La ictiofauna del Paraná, posee una variedad de especies que se estima en unas 300, de las cuales un alto porcentaje habitan el sector norte del Paraná inferior y por ende las islas que conforman la Reserva El Rico. Enunciaremos algunas especies más conspicuas como el dorado (Salminus maxillosus), las mojarras de los géneros Astyanax y Aphyocharax, el surubí (Pseudoplatystoma coruscans), el sábalo (Prochilodus lineatus), la rayas de río ( Potamotrygon sp.), el dientudo (Oligosarcus sp.), la piraña o palometa (Serrasalmus sp.), la boga ( Leporimus sp.), el bagre (Rhamdia sp.), el armado (Pterodoras gramulosus), viejas de agua del género Hypostamus y muchas otras especies.
En la bibliografía consultada no se encontró ninguna lista específica de batracios y reptiles del área prospectada. Se tomará como base para su comentario la Lista de Anfibios de la Provincia de Santa Fe presentada en el Anexo II del trabajo Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas. La familia Bufonidae está representada por el sapo buey o cururú (Bufo paracnemis) y el sapo común (Bufo arenarum). Varias ranas de la familia Hylidae se pueden observar, como la ranita del zarzal (Hyla pulchela pulchela), la ranita trepadora (Hyla nana), que pone huevos en racimos adheridos a plantas acuáticas, generalmente en las totoras, la rana criolla (Leopdactylus ocellatus), varias de la familia Leptodactylidae como la rana chaqueña (Leptodactylus chaquensis), la rana llorona (Physalaemus santafecinus), entre otras especies.
Los reptiles están bien representados en esta zona meridional de la eco-región Delta e Islas del Paraná. Es común la iguana o lagarto overo (Tupinambis teguixin), incluido en el apéndice II de CITES, que integra la herpetofauna junto a varias especies de lagartijas, de pequeño tamaño, que también forman parte de la familia Tiidae. La tortugas presentan dos especies más conspicuas: la tortuga de arroyo (Phrynops hilarii) y la tortuga de río o acuática (Hidromedusa tectifera). Pertenecientes al suborden Serpentes son muchos las especies que se encuentran en esta región: la boa llamada curiyú (Eunectes notaeus) - integra apéndice II de CITES- que supera los tres metros de longitud e ingiere y mata a sus presas por constricción, la conocida ñacaniná (Hydrodynastes gigas) de dos o más metros de largo, también con hábitos de vida acuáticos, cuyo estatus está comprometido e integra el apéndice II de CITES. Varias especies más de la familia Colubridae son conspicuas en la eco-región donde se ubica la reserva analizada, como la falsa coral (Lystrophis pulcher) y la llamada falsa yarará ñata (Lystrophis dorbignyi). Entre los ofidios con potentes venenos- familia Viperidae- están la yarará grande (Bothrops alternatus) o víbora de la cruz y la yarará chica (Bothrops neuwiedi diporus).Refiriéndonos a la ornitofauna es el grupo de vertebrados más representado en el área. Patos de variadas especies como el pato cutirí (Amazonetta brasiliensis, el de collar (Anas leucophrys), el pato picazo (Netta peposaca) y el fierro (Oxyura dominica) son comunes. Las garzas – familia Ardeidae- cuentan con más de una especie, destacándose la garcita azulada (Butorides striatus), la garza bruja (Nycticorax nyctycorax) y otras igualmente comunes. El cuervillo de cañada (Plegadis chihi) y la aninga (Anhinga anhinga) son también comunes. Otras familias que tienen representantes en la región de las que aún no se ha hecho referencia son la Rallidae (gallaretas, pollas, burritos) y Aramidae con una sola especie, Columbidae con tres especies, una de la Psittacidae, tres de la Cuculidae, y entre la familia Caprimulgidae hay que destacar la presencia de un ave algo escasa como lo es el atajacaminos ñañarca (Caprimulgus longirostris). Las rapaces presentan pocos integrantes entre los que mencionaremos al taguató común (Buteo magnirostris), al gavilán planeador (Circus buffoni) y al folklórico chimango (Milvago chimango). Entre los picaflores se destaca la presencia del picaflor de barbijo (Heliomaster furcifer) que está registrado en el apéndice II de CITES y entre los martín pescador- familia Alcedinidae- se observan las tres especies más conspicuas de Argentina y el mismo número de Picidae (carpinteros) Dentro del orden de los Passeriformes , el que incluye familias con centenares de ejemplares, nombraremos algunas especies como el vistoso federal ( Amblyramplus holosericeus), al boyero negro ( Cacicus solitarius) y el varillero negro (Agelaius cyanopus), el corbatita dominó (Sporophila collaris), la monterita cabeza negra ( Poospiza cinerea), la cardenilla ( Paroaria capitata), el celestino ( Thraupis sayaca) . Entre las familias más numerosas se censaron 11 especies de tiránidos y 10 de los furnáridos.
.De los mamíferos que desarrollan su vida muy vinculados con el agua está el carpincho (Hydrochaeris hidrochaeris) y el coipo (Myocastor coypus) y se detectaron ejemplares de lobito de río ( Lontra longicaudis) con estatus Vulnerable en el orden internacional y En peligro en la categorización nacional. Entre los marsupiales vemos a la comadreja overa o común (Didelphys albiventris) y la colorada (Lutreolina crassicaudata). Los murciélagos de la familias Vespertilionidae y Phyllostomatidae presentan varias especies de igual manera que los roedores de las familia Muridae o Cricetidae. Entre los mustélidos están presentes el zorrino común (Conepatus chinga) y el hurón menor (Galictis cuja). Respecto a los felinos hay que mencionar al gato montés común (Oncifelis geoffroyi) y probablemente al gato moro o yaguarundí (Herpailurus yaguarondi) y de la familia Dasypodidae (mulitas, piches, peludos) es probable la presencia de más de una especie entre las que estaría la mulita chica (Dasypus sptemcinctus).

Recursos culturales

Al momento de la conquista española la parte central - aproximadamente desde la ciudad de San Justo hasta la de Rosario - estaba integrada por cuatro entidades que son: los timbúes y carcaraes, en la desembocadura del río Carcarañá, en la laguna de Setúbal se asientan los quiloazas, en la zona de la ciudad de Santa Fe se ubican los calcines y los corondas sobre el riacho del mismo nombre, todos ellos fueron influenciados por culturas del Amazonas, primero por los Arauc y después por los Guaraníes, poco antes de la conquista española. Un rasgo destacable de estos pueblos fue su gran altura y su porte bien constituido, caracteres que destacan varios cronistas de la época. Estudios realizados nos muestran que el promedio de las estaturas era de 1,68 m. para los hombres y 1.65 m. las mujeres. Estos datos se obtuvieron del estudio de los restos de 17 hombres y 2 mujeres hallados en distintos lugares de la región, entre los que se cuentan varios esqueletos hallados en un cerrito en la ciudad de Rosario.
Una parte importante de su economía fue la pesca. A esta se dedicaban todos los núcleos. Se ignora con exactitud como la practicaban aunque hay indicios de que lo hacían con el empleo de redes y de canoas monóxilas –labradas de un solo tronco-. Nuestros indios también vivían de la recolección, especialmente de la miel silvestre en tanto que para la caza tenían como objetivos preferidos a las nutrias, venados y ñandúes.
Como vestimenta los indios del Litoral se cubrían con un manto de pieles, utilizando mayormente la de nutria y también llegaron a usar taparrabos o delantalillos de tela, probablemente producto del intercambio con sus pueblos vecinos, los aruac y guaraníes.
Lucían adornos como estrellitas de piedra de distinto color que llevaban puestas en sus narices. También se perforaban las aletas nasales para colocarse adornos y tampoco faltaron el tatuaje y las pinturas corporales.
Las viviendas de los pueblos del Litoral se levantaban sobre los albardones vecinos de ríos y lagunas y consistían en chozas rectangulares de paredes hechas con esteras de juncos. Las de los timbúes tenían subdivisiones internas y las de los mocoretaes eran muy alargadas.
Como armas usaban el arco y la flecha con punta de piedra o de hueso. La principal artesanía que la arqueología ha puesto al descubierto es la cerámica. Aquí, en el Litoral, es donde la alfarería adquiere relevancia, con verdadera personalidad, no por sus formas sino que debemos distinguir la decoración incisa que se presenta de manera muy especial en guardas y figuras geométricas y la modelada que toma la forma de apéndices zoomorfos, conocidos como “representaciones plásticas”. Muy probablemente estas culturas litoraleñas que desarrollaron su mayor actividad sobre las márgenes del río Paraná, han tenido contacto con sus congéneres del interior del territorio provincial como los abipones y mocovíes.
Según las instrucciones recibidas, Juan de Garay debía fundar una ciudad respetando el modelo de una cuadrícula dividida en manzanas cuadradas y éstas a su vez en solares donde los propios expedicionarios construyeron sus casas. La materia prima utilizada para las construcciones fue la madera y el barro. En los primeros ochenta años de vida se habían erigido seis templos de los cuales sólo tres se conservan. También se construyeron reducciones para controlar a los nativos, que estaban bajo el sometimiento de curas pertenecientes a la orden Franciscana.
En 1.649 el Cabildo pide al Procurador el traslado de la ciudad según ya estaba previsto por Garay en el acta fundacional. Las razones eran los ataques continuos por parte de los indígenas y la mala ubicación en cuanto a que los alrededores de la ciudad se inundaban y se hacía dificultosa la comunicación con otros centros poblados.
A mediados del siglo XVII se trasladó la primera ciudad de Santa Fe. Con el paso del tiempo las construcciones se fueron deteriorando y gradualmente desaparecieron. Hoy se conserva estos restos bien cuidados y cercados habiendo sido declarados en 1.957 Monumento Histórico Nacional, mediante el decreto Nº 3.129, considerándose el conjunto edilicio como único en Hispanoamérica por reflejar con bastante claridad las características edilicias de aquella época.
Don Agustín Zapata Gollán comenzó las obras para dejar expuestas estas ruinas donde se encontraron muchísimos elementos de gran valor arqueológico como centenares de sepulcros de vecinos entre los que se encontraban los de Hernandarias de Saavedra y su mujer Jerónima, hija de Juan de Garay. Una gran cantidad de objetos exhumados hoy se exhiben en el Museo Etnográfico y Colonial “Juan de Garay “.Y en el Museo del Sitio de Santa Fe la Vieja.

Alternativas turísticas
Dada la proximidad del área prospectada con la Reserva Fundación Federico Wildermuth se trascribe el mismo texto referido a las alternativas turísticas.
Cayastá fue el lugar donde se fundó la originaria ciudad de Santa Fe y es conocida más allá de nuestras fronteras por las ruinas del asentamiento primitivo. Estas constituyen un inigualable parque arqueológico declarado Monumento Histórico Nacional por tratarse de la única ciudad hispana del siglo XVI que quedó prácticamente intacta, sin modificaciones ni agregados posteriores, debido a que fue abandonada súbitamente para trasladarse sus habitantes al lugar donde se emplaza hoy la pujante Santa Fe de la Vera Cruz.. En 1949, don Agustín Zapata Gollán, un prestigioso profesional santafesino, exhumó lo que quedaba de aquella antigua ciudad y puso en evidencia una reliquia arqueológica al hallar el poblado con sus trazas originales, sus primitivas calles, manzanas y viviendas destacándose la plaza central, con el cabildo, sus iglesias, con especial interés la Iglesia de la Orden Franciscana donde yacían los restos de los habitantes muertos. También pueden observarse restos encontrados durante las excavación en el Museo del Sitio y todo el parque cuenta con óptimas instalaciones para que el turista disfrute a pleno esta maravilla histórica. El lugar cuenta con buenos alojamientos y lugares para comer. Todos los años se celebran dos acontecimientos: en el mes de julio, la Fiesta de la Yerra, en la cual se conmemora la primera marcación de ganado en el Río de la Plata ocurrida en el año 1.576 y en noviembre la Fiesta de la Doma, festejando la fundación de Santa Fe.
A pocos kilómetros de Cayastá, transitando por la ruta provincial Nº 1, se encuentra la localidad de Helvecia a orillas del río San Javier, lugar que se considera un excelente pesquero, especialmente del afamado “amarillo”. La villa está ubicada en un lugar pintoresco y ofrece al turista una excelente oferta hotelera y gastronómica, basada en pescado. Continuando por la ruta 1 hacia el norte aparece la ciudad de San Javier, importante centro de turismo aventura, caza, pesca y safaris fotográficos. Estas actividades tienen lugar en las incomparables islas, lagunas y bañados que se hallan diseminados por sus alrededores. También cuenta con un rico pasado cargado de historia que puede apreciarse en el Museo Parroquial. Y viajando 80 kilómetros hacia el sur encontramos la capital provincial, ciudad que ofrece una variada gama de posibilidades al turista que van desde el rubro espectáculos, como cine y teatro, hasta la visita a uno de los principales zoológicos de fauna autóctona que existen en el país. La peatonal permite realizar un interesante paseo de compras que se puede combinar con la concurrencia a alguno de los muchos ligares históricos que pueden visitarse como museos, iglesias o construcciones de valor por su arquitectura y por haber sido la vivienda de algún personaje de nuestra historia. La costanera es un paseo obligado por las vistosas construcciones que se erigieron en su trayecto y en varias pequeñas localidades muy cercanas hay balnearios y otras alternativas para el que busca tranquilidad.

Cómo llegar
Tomando como punto de acercamiento a la Reserva la ciudad de Rosario, desde esta se circula hacia el norte por la autopista que la une con la ciudad de Santa Fe y tras recorrer unos 70 kilómetros se deberá prestar atención a los carteles que indiquen la localidad de Gaboto. A partir de aquí se habrá que embarcarse para llegar a las islas que forman la Reserva El Rico. Los que provengan del norte del país deberán pasar primero por Santa Fe capital, y luego dirigirse hacia el sur cumpliendo la misma observación señalada par los que se acercan desde el sur.

Problemas de conservación
La caza y la pesca furtivas son dos flagelos que soporta la Reserva desde siempre. Para ello resulta totalmente imprescindible contar con personal de vigilancia debidamente preparado y provisto de una embarcación sin la cual sería muy difícil ejercer bien la función. Si bien la superficie de la unidad de conservación no es mucha, su formato alargado hace que entre el extremo norte y el sur haya unos 8 o más kilómetros y a esto se suma que al ser islas y por ende estar separadas por agua, se hace más dificultoso el recorrido.
Hasta no nace mucho tiempo no se habían realizado inventarios de fauna detallados a excepción de la ornitofauna que fue relevada por el doctor Martín de la Peña. La flora también fue inventariada por Franceschi en la década de 1980.
La isla Campo El Rico fue utilizada para intentar establecer un ámbito adecuado para la reproducción del ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) en el año 1968 a instancias de la Asociación Natura. Primero habían sido capturados 10 ejemplares y confinados a una isla del delta bonaerense hasta que las autoridades santafesinas proponen su traslado a la isla Campo El Rico. Pero lamentablemente el proyecto fracasó luego que una gran inundación mató algunos ejemplares y otros se desperdigaron. Es conveniente establecer una continuidad de áreas protegidas aprovechando la cercanía del Parque Nacional Pre Delta, pero para ello se requeriría como primera medida el cambio de categoría, dado que la le fue asignada no garantiza la conservación a perpetuidad. También aún subsiste ganado vacuno cuya permanencia atenta seriamente cualquier proyecto de conservación.

Bibliografía
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez


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