EDICION
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACION
Valle Cretácico
El área natural protegida que trataremos está ubicada en el noroeste de la provincia de Río Negro, al sudeste del río Limay y al sur del río Negro. Es una zona de alto valor paleontológico donde se han encontrado numerosos restos fósiles de animales y vegetales del período Cretácico. Por este motivo se sancionó la ley Nº 3033, en 1999, declarando una amplia superficie, aún no mensurada, como reserva natural.
ACLARACIÓN
Del área analizada se carece de información pues aún no ha sido relevada íntegramente (o no hemos recibido la información solicitada a los organismos pertinentes).
Por consiguiente se indican los datos básicos relacionados con la identificación del área y en los ítems que tratan temas como la flora, fauna, el relieve y otros, presentamos sólo una síntesis referida a todo el ámbito de la provincia donde se encuentre la reserva.
Categoría
Área natural protegida.
Ubicación
El área protegida que analizamos está situada en el noroeste de la provincia de Río Negro, en jurisdicción del departamento El Cuy. Según indica la ley de creación la reserva natural estaría dentro de los siguientes límites: al Norte y Noroeste, el río Limay y el Embalse Ezequiel Ramos Mexía; al Este la ruta RP 241 (actualmente 74) y al Suroeste el camino vecinal que une las localidades de Loma Atravesada y Cerro Policía. Las coordenadas de esta última localidad lindante son 39º 43’ S y 68º 31’ O. La ciudad importante más cercana es Cipolletti y está a unos 100 km al nordeste del Valle Cretácico.
Superficie
No se conocen datos sobre su mensura. El objetivo de creación del área protegida fue dar protección a una muy variada muestra de restos fósiles tanto animales como vegetales del período Cretácico.
Fecha e instrumento legal de creación
La reserva natural prospectada fue creada por la Ley Nº 3.033 de la provincia de Río Negro, sancionada el 09/10/1996 y promulgada el 22/10/1996 por Decreto Nº 1792/1996. Su publicación en el boletín oficial tuvo lugar el 28/10/1996. En 2005 la Ley Nº 1864, sancionada el 30/12/2005 establece nuevos límites provisorios del área.
Texto Ley Nº 3.033
LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE RIO NEGRO SANCIONA CON FUERZA DE L E Y
Artículo 1º.- Créase el área natural protegida "Valle Cretácico", con el fin de conservar una muestra representativa de estratos del período cretácico, conteniendo restos fósiles de la fauna y flora de esa antigüedad.
Artículo 2º.- En función del artículo 1º de la presente, sus límites serán: Al norte y noroeste, el límite con la Provincia del Neuquén sobre el río Limay y el Embalse Ezequiel Ramos Mexía; al este, la ruta provincial nº 241 y al suroeste, el camino vecinal que une la localidad de Cerro Policía con Loma Atravesada (I.G.M., carta nº 3969, actualizada en 1983). Estos límites quedarán sujetos a lo que resulte de las necesidades que exprese el plan de manejo para garantizar los objetivos de conservación del área.
Artículo 3º.- La autoridad de aplicación del Sistema Provincial de Areas Naturales Protegidas, creada por la ley nº 2669, coordinará con los organismos provinciales vinculados al manejo integral del área y con los pobladores locales, la elaboración del plan de manejo para la misma y su correspondiente categoría.
Artículo 4º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo y archívese.
El 22 de diciembre de 2005 se promulga la Ley Nº 4006 (Decreto 1672) mediante la cual se declara Monumento Natural al Bosque de Troncos Petrificados, que está ubicado dentro del Área Natural Protegida “Valle Cretácico”, de conformidad a la ley Nº 2669.
Relieve
Se trata de una zona de mesetas y partes escarpadas con escasa - o directamente ausente- vegetación, que constituye el frente de la planicie en retroceso, dejando al descubierto rocas sedimentarias del período geológico “Cretácico Superior”. El relieve desciende hacia el río Limay y se observan rodados, arcillas amarillentas, areniscas, arenas y los bordes de la meseta de variados colores, predominando el rojizo, conjunto de elementos que confieren al lugar un atractivo panorama. En las canaletas o surcos angostos excavados generalmente por la lluvia o en los cañadones es donde más afloran los yacimientos de restos fosilizados que dan el mayor valor que tiene el área.
Hidrografía
El principal río de la zona es el Limay que pocos kilómetros más al norte del área que tratamos se une con los ríos Neuquén y Negro. El Limay tiene sus nacientes en el lago Nahuel Huapi, a 765 m sobre el nivel del mar y recorre 430 km con una cuenca de alimentación del 63.700 km2, con lo que se convierte en el mayor aportante del río Negro. La palabra “limay” en lengua de los araucanos significa “peñascos” por la característica de su cauce (GAEA, 1975).
Muy cerca de la reserva Valle Cretácico el curso de Limay es interrumpido por el Dique El Chocón formándose el gran embalse E. Ramos Mexía, creado con el fin de regular crecidas, aumentar las áreas de riego y producir energía eléctrica. Posee una superficie aproximada de 816 km2, una profundidad máxima de 60 m y la media es de 24.7 m (Secretaría de Recursos Hídricos, 1995).
Clima
La provincia de Río Negro se encuentra en una posición donde se da la transición entre el clima frío de gran parte de la Patagonia y templado al norte del río Colorado. Las precipitaciones pasan de muy abundantes en la zona cordillerana a muy escasas en la región de la meseta patagónica. . La gradiente de precipitaciones queda bien de manifiesto con los siguientes registros:
en la Isla Victoria precipitan casi 1.700 mm de lluvia al año, en el Aeródromo Bariloche, sólo 35 kilómetros al este, se registran menos de 800 mm y en la localidad de Maquinchao, unos 220 kilómetros hacia el este apenas llegan a caer aproximadamente 200 mm al año. También se produce en su territorio la transición de la zona con mayores lluvias estivales - en el norte – y la de mayor pluviosidad durante los meses de abril a agosto como sucede en sectores patagónicos. Las precipitaciones nivales son comunes en toda la provincia durante el invierno, a excepción del margen de la costa donde este fenómeno es ocasional. Las temperaturas medias de enero, exceptuando la parte de la cordillera, oscilan entre los 20 y 24 °C y en la zona andina esa cifra se sitúa en los 15° C, dependiendo de la altura.
Los fuertes vientos que caracterizan a toda la Patagonia, no son excepción en Río Negro. Este agente metereológico es responsable, en buena medida, de la aridez, por favorecer notoriamente la evaporación en lugares de escasas precipitaciones y también otorga característica peculiares a la flora que crece con adaptaciones para resistir el embate del viento que predominantemente sopla del oeste, sudoeste y noroeste. La mayor cantidad de días nublados se da en la zona cordillerana con un porcentaje que ronda entre el 50 y 60 % de las jornadas, disminuyendo a un 40 % en la costa marítima. En el centro de la provincia es aún mayor el porcentaje de días soleados que en la costa.
Flora
En estos trabajos que presentamos hemos adoptado generalmente la clasificación en Eco-regiones propuesta por Burkart et al. (1999) dentro del Programa de Desarrollo Institucional Ambiental (PRODIA), propiciado por la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable de la Nación y la Administración de Parques Nacionales. En el mismo se divide al Territorio Argentino en 18 eco-regiones, correspondiéndole a la provincia de Río Negro cuatro de ellas: una angosta franja sobre el límite occidental de la provincia indica la Eco-región de los Bosques Patagónicos; luego, una amplia zona que ocupa casi la mitad sur del territorio, exceptuando una porción en el este, es la que se identifica como Eco-región de la Estepa Patagónica; la Eco-región de los Montes de Llanuras y Mesetas ocupa el resto de la provincia menos una pequeña parte en el límite este que representa una incursión de la Eco-región de la Pampa en el territorio rionegrino.
El área natural protegida que tratamos en estas líneas se sitúa mayormente en la ecorregión Montes de Llanuras y Mesetas, en transición (ecotono) con la eco-región Estepa Patagónica. Hacia el este del la región de los bosques andino-patagónicos comienza la estepa patagónica que ocupa grandes superficies en toda la Patagonia, siendo algo menor en la provincia de Río Negro por la presencia de otras dos eco-regiones. Esta meseta está libre de árboles y en forma escasa pueden encontrarse algunos arbustos como el molle (Schinus johnstoni) y en las márgenes de los ríos Colorado y Negro también suelen verse ejemplares de sauces colorados (Salix chilensis). La mayor parte de la estepa está ocupada por gramíneas que crecen en matas bajas, con hojas enrolladas y punzantes que reciben el nombre común de coirones. Otras plantas crecen como cojines hemisféricos, estructura que resiste bien el viento. En la zona septentrional de la estepa, lo que incluye parcialmente a Río Negro, predominan el colapiche (Nassauvia glomarulosa), el quilembai (Chuquiraga avellanedae) y el coirón amargo (Stipa humilis).
En la eco-región Monte de Llanuras y Mesetas la vegetación se caracterizada por la presencia de jarillas de varias especies (Larrea divaricata, Larrea ameghinoi, Larrea nitida) como uno de los componentes más conspicuos dentro del estrato arbustivo. También se desarrollan el alagarto (Acantolippia seriphioides), el ala de tero, mata sebo o retamo (Montea aphyla), entre otros nombre vulgares, el alpataco (Prosopis alpataco), el neneo o hierba negra (Mulinum spinosum), con sólo citar las más comunes de observar.
En relación a los vegetales fósiles los hallazgos fueron variados encontrándose coníferas, gingkos, palmeras y cicas, entres otros (Chebez, 2005)
Fauna
En este ítem vamos a referirnos principalmente a la fauna fósil, dado la característica del área en estudio. Dice en la Publicación electrónica “Iciencia” Nº 11, año 4: “La Patagonia argentina reúne una serie de factores que hacen que sea uno de los mejores lugares del mundo para la investigación arqueológica, ya que es una de las pocas regiones del planeta en donde se pueden documentar fósiles de dinosaurios desde sus comienzos en el triásico hasta au extinción al finalizar el Cretácico. Así, la Patagonia alberga ejemplares increíblemente conservados de los tres períodos del Mesozoico; Triásico (Santa Cruz, Jurásico (Chubut y Neuquén) y Cretácico (en todas las provincias salvo Tierra del Fuego). La Patagonia es una región particularmente abundante en restos fósiles debido a que “la continua erosión del suelo pone al descubierto antiguas capas de sedimentos marinos y continentales, y un sustrato geológico rico y variado en el que están presentes capas de sedimentos de distintas edades geológicas, con restos de organismos fosilizados que nos ilustran acerca de las características de su organización biológica, hábitat, su evolución, diversidad, dominancia, y extinción”, afirma Bonaparte.”
Uno de los hallazgos más relevantes de la zona tratada fue en 1925 el Antactosaurus wichmanianus, un saurópodo del grupo de los tiranosaurios, descubierto en el límite de Neuquén y Río Negro midiendo aproximadamente unos 35 m de largo (su fémur medía 1,30 m de largo).
Cerca de El Chocón y hacia fines del Cretácico temprano, comenzaba a esbozarse el inicio de una época de verdaderos gigantes, como los demuestra colosal carnívoro Giganotosaurus, que se muestra en el museo de El Chocón. En la provincia de Río Negro también se encontró el único ejemplar articulado de un Neuquensaurus australis; varios tipos más de saurópodos titanosaurios como Pellegrinisaurus y Rocasaurus; también se descubrió el carnívoro Abelisaurus; varios saurópodos como el titanosaurio primitivo Andesaurus y el diplodocoide Rebbachisaurus, cuyos restos originales pueden ser contemplados en el museo de la Universidad Nacional del Comahue, en la ciudad de Neuquén.
Además, a muy poca distancia de El Chocón - es decir en el parque Valle Cretácico tratado acá- pueden visitarse campos con huellas originales de estos dinosaurios y de las márgenes de Limay provienen varios hidrosaurios o dinosaurios de pico de pato como Kritosaurus y otros.
Con respecto a la fauna viviente se reseñan las especies más comunes de cada grupo vertebrado que habita la estepa patagónica.
Algunos ríos de la provincia rionegrina al estar comunicados entre sí, como ocurre con el Río Limay que al unir sus aguas con el Neuquén forma el cauce del Negro, poseen en algunos sectores especies de fauna ictícola introducida, al ser el Limay alimentado por las aguas del Lago Nahuel Huapi donde se efectuaron las primeras siembras de trucha marrón (Salmo trutta), el salmón rey (Oncorhynchus tshawytscha), la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), trucha de arroyo (Salvelinus fontinalis) y el salmón encerrado (Salmo salar). Si bien algunas de estas especies optan mayormente por las aguas mansas de los lagos, otras también optan por los cursos de agua torrentosos. Esta fauna exótica comparte el hábitat con especies autóctonas como la perca (Percichthys vinciguerrai), el puyén chico (Galaxias maculatus), el puyén grande (Galaxias platei), el madre de agua (Jenynsia lineata), el bagre pintado (Trichomycterus areolatus), la peladilla (Aplochiton zebra) y varias especies más, aunque es oportuno reiterar que la zona patagónica no se destaca por diversidad de su ictiofauna. Los batracios están poco representados pero no dejan de mostrar también especies endémicas de la provincias rionegrina y chubutense como la ranita (Telmatobius reverberii), una vistosa rana de piel moteada y la rana (Telmatobius somuncurensis), que como su nombre específico lo indica habita la meseta de Somuncurá (Erize, 1993).
Entre la herpetofauna se destacan los lagartos y lagartijas y en menor medida los ofidios. Entre estos cabe señalar la presencia de la yarará ñata (Bothrops ammodytoides), de pequeño tamaño y su característica nariz respingada, y culebras de los géneros Tomodon, Leimadophis y Chlorosoma (Cabrera, 1980). De los gekos y lagartijas hay que señalar endemismos como el geko patagónico (Homonata darwinii), la lagartija (Liolaemus kingi) y otra lagartija sin nombre común (Liolaemus fitzingeri) y el chelco o matuasto (Diplolaemus darwin).
Siguiendo en este apartado un orden taxonómico, corresponde el lugar a la ornitofauna. Las aves en general son fáciles de observar, aunque el número de especies e individuos no es elevado (Narosky e Izurieta, 2003). El ave más conspicua es el choique o ñandú petiso (Pterocnemia pennata), entre las rapaces es muy conspicuo el aguilucho comun (Buteo polyosoma), y pertenecientes a la eco-región del Monte de Llanuras y Mecetas, se observa el águila mora (Geranoaetus melanoleucus), el carancho (Polyborus plancus), el halcón plomizo (Falco femoralis), el lechuzón campestre (Asio flammeus) y otras más. Otras aves comunes de las eco-regiones Estepa Patagónica y Montes de Llanuras y Mesetas son el chorlo cabezón (Oreopholus ruficollis), gaucho pardo (Agriornis murina), la martineta común (Eudromia elegans), la dormilona común (Muscisaxicola macloviana), el canastero de garganta negra (Thripophaga patagonica), la monjita castaña (Neoxolmis rufiventris), la quiula patagónica (Tinamotis ingoufi), el torito pico negro (Anairetes parulus), la diuca común (Diuca diuca), el cabecita negra de corbata (Spinus barbatos o Carduelis barbatos según los autores),el canastero coludo (Astenes pyrrholeuca), el pecho colorado grande (Sturnella loyca), el yal amarillo (Phrygilus carbonarus),la bandurria patagónica (Eremobius phoenicurus) exclusiva de estos ambientes, la caminera patagónica (Geositta antarctica) también habita sólo zonas de la estepa patagónica, entre varias especies más. Una mención aparte merecen las aves acuáticas no costeras, que habitan los espejos de agua en forma conspicua como el cauquén común (Chloephaga picta), el pato crestón (Lophonetta specularioides), aunque es más común en lagos de montaña, el quetro o pato volador (Tachyeres patachonicus), el chorlito ceniciento (Pluvianellus socialis), el pato overo (Anas sibillatrix), el macá común (Podiceps rolland), el flamenco (Phoenicopterus chilensis) y muchas especies más que son exclusivas del sur argentino o bien de distribución mucho más amplia.
Los mamíferos de la estepa patagónica son variados y sobresale por su vistosidad y tamaño el guanaco (Lama guanicoe), que recorre estas amplias planicies en grupos numerosos, la mara (Dolichotis patagonum), otro herbívoro que junto al guanaco son los principales mamíferos que tienen este tipo de dieta; su grado de amenaza la considera Vulnerable (SAREM, 2000); la comadrejita patagónica (Lestodelphys halli) que ostenta el mismo rango de amenaza de la especie anterior; el moloso gris de orejas anchas (Tadarida brasiliensis); el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), (Canevari y Balboa, 2003). Completan la nómina, entre otras, el gato del pajonal (Lynchailurus pajeros)- Vulnerable-, el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), el puma (Puma concolor), el zorro colorado o zorro patagónico (Dusicyon gymnocercus), el zorro gris (Dusicyon gymnocercus), el hurón menor (Galictis cuja), el huroncito patagónico (Lyncodon patagonicus) y el puma (Puma concolor). Respecto al chichillón o pilquín (Lagidium viscacia) posee varias subespecies en Argentina y su hábitat preferido son las zonas serranas pobres de vegetación desde el extremo norte del país hasta Santa Cruz. Hay una subespecie – Lagidium viscacia somuncurensis- que es endémica de las gran Meseta de Somuncurá.
Recursos culturales
Los primitivos habitantes del territorio que hoy ocupa la provincia de Río Negro fueron los puelches-guénaken o también llamados patagones del norte.
Los primeros datos fidedignos sobre estos habitantes los tenemos gracias al relato del gran naturalista francés Alcides D’Orbigny, que estando en Carmen de Patagones, en el año 1830, entró en contacto con estas poblaciones y le dijeron llamarse puelches, palabra que en lengua araucana significa “hombres del este” – respecto al otro lado de los Andes-. Luego, el Perito Moreno nos dice que los habitantes de esas latitudes se llamaban a si mismos guénekan, de ahí que para distinguirlos de otros grupos patagónicos se los llama con ambas denominaciones (Canals Frau, 1986).
Respecto a estos pueblos que ocupaban la parte septentrional de la Patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza, como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda era el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador, en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Referencias de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones del sur o chónik su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco, y por debajo de él, los hombres el taparrabo y las mujeres el delantalcito que llegaba hasta las rodillas (Serrano, 2000). Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes. La mayoría de los autores coincide en afirmar que los guénaken eran de gran estatura. D’Orbigny que los estudia con criterios más científicos dice que los varones tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,62. Un cambio significativo se produjo con la introducción del caballo por los españoles, ya que este animal se utilizó para la caza adoptaron las boleadores como elemento para ese fin y diversas formas de vida cambiaron a partir de ese momento.
Es un hecho conocido que los pueblos patagónicos y de más al norte aún, recibieron una gran influencia de habitantes que vivían al oeste de la cordillera. Estos eran los araucanos – llamados a si mismos mapuches- y fueron el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile. Entre 1875 y 1879 se llevaron a cabo numerosas incursiones militares al territorio de los puelches-guénaken – conocidas históricamente como la Conquista del Desierto- encabezadas las últimas por el General julio A. Roca, quien luego fuera por dos períodos Presidente de la República. Estas luchas prácticamente exterminaron a una gran cantidad de aborígenes y son motivo de polémica hasta nuestros días. La mayoría de las tierras fueron repartidas por el gobierno central entre los combatientes de la conquista del desierto y empezó así la historia de la colonización europea en estas latitudes. El primer intento por parte del gobierno colonial para explorar la región se llevó a cabo en 1778, cuando el virrey Vértiz envió una expedición para levantar varios fuertes al mando de Francisco de Viedma quien funda Carmen de Patagones y luego Mercedes de Patagones al afectar las crecidas del río Negro a la primera población. En 1879, Mercedes cambió su nombre por Viedma en homenaje a su fundador. Luego fueron importantes por los relevamientos obtenidos las expediciones de Ambrosio Crámer en 1822, en 1830 la de Alcides D’Orbigny, la de Juan Manuel de Rozas en 1833, tiempo más tarde Musters – en 1869- deja un interesantísimo relato titulado “Vida entre los patagones”, recorriendo desde el Río Negro hasta el estrecho de Magallanes y muchas otras más. En julio de 1865 desembarcaron en Golfo Nuevo un centenar y medio de galeses y se diseminaron en pequeños poblados agrícolas como Trelew, Bryn Crwn, Puerto Madryn y Gaiman, entre otros. En 1893 el número de colonos ya superaba los dos millares y luego se sumaron inmigrantes españoles, italianos y alemanes. Entre 1895 y 1903, el naturalista Francisco P. Moreno realizó varios viajes a la zona del lago Nahuel Huapi, estudiándola y promocionando sus bellezas y recursos naturales.
San Carlos de Bariloche, en la margen del Nahuel Huapi, fue fundada en 1895 por iniciativa de Carlos Wiederhold, quien inició las primeras construcciones en la localidad. Años más tarde el Perito Moreno dona – en 1903- las tierras que le habían sido asignadas en retribución a su arduo trabajo de fijar los límites con la República de Chile, y con ellas se crea, en 1934, el primer Parque Nacional de Argentina.
El siglo XX fue protagonista del nacimiento de nuevas colonias agrícolas en la zona de los valles, especialmente en el llamado Alto Valle. El primer turno le correspondió a Cipolletti en 1903, Allen en 1907, Ingeniero Huergo en 1912 y Villa Regina, por iniciativa de la Compañía Italo Argentina de Colonización.
Alternativas turísticas
Los restos paleontológicos encontrados –incluyendo improntas en las piedras o huellas- en el Valle Cretácico constituyen un valioso elemento cultural que da lugar a un turismo de gente interesada específicamente en estos temas.
Por otra parte la multiplicidad de atractivos que ofrece la provincia de Río Negro la convierte en uno de los destinos preferidos de la Patagonia. Otras provincias de este recóndito lugar del planeta ofrecen también inmejorables paisajes de lagos y montañas nevadas, pero la única que a ello puede agregar playas sobre el Atlántico con aguas templadas es la de Río Negro. En efecto, el Balneario Las Grutas ofrece absolutamente todo lo poseen los centros de este tipo ubicados más al norte. Una corriente marina hace las aguas más templadas y el viento no es superior al que presenta cualquier zona de nuestra costa marítima. Se trata de una villa turística con confortables hoteles, departamentos y casas en alquiler, bungalows y camping. No faltan las discotecas, buena gastronomía en restaurantes, un hermoso casino y centros de compras. La práctica de deportes acuáticos como la pesca, el submarinismo, el surf y la vela son el complemento ideal para una zona balnearia. Continuando por la Ruta Nacional 3 hacia el sur a menos de 100 kilómetros está la localidad de Sierra Grande donde se pueden visitar las deslumbrantes minas de hierro y apreciar lo que pocas veces se puede ver: el interior de una mina, con sus historias, con la posibilidad de percibir la rudeza de ese trabajo, conocer y ver de cerca aspectos de la geología, métodos de extracción del mineral y una exhibición de fotos que contribuye al conocimiento de este misterioso mundo subterráneo. La visita a estas minas se puede realizar todo el año y todos los días en el horario de 8.00 a 17 horas aproximadamente. De San Antonio Oeste podemos recorrer unos 170 kilómetros hacia la costa (este) por la ya mencionada ruta 3 y llegar a Viedma, la capital provincial. Aquí comenzó, realmente, la historia de la Patagonia. Se encuentra situada en la margen del río homónimo – enfrente de Carmen de Patagones- y tiene un legado histórico de los más interesantes de la Patagonia. Ambas ciudades forman una sola unidad turística con sitios de interés dentro del casco urbano: la Manzana Histórica de Viedma, el Casco Histórico de Patagones, el Museo Gobernador Tello en Viedma, el Museo Salesiano Cardenal Cagliero, el Cerro de la Caballada, el Museo Tecnológico del Agua y el Suelo y la casona La Carlota. En sus proximidades, existen diversos balnearios y un apostadero con una colonia permanente de lobos marinos en la Reserva Provincial Punta Bermeja. Ambas ciudades cuentan con hotelería y todos los servicios que requiere un turista exigente y circuitos para recorrer los alrededores con interesantes puntos de interés, cuyo detalle escapa al tenor de este texto. En la zona centro-sur de la provincia esta la Meseta de Somuncurá, que fue convertida en una Reserva Provincial por el atractivo paisaje que muestra y por hospedar una fauna muy particular. La Ruta Nacional 23 desde San Antonio Oeste nos lleva a Ingeniero Jacobacci, una bonita ciudad donde se puede realizar el recorrido en el tren La Trochita desde esta última localidad hasta el Maitén en la provincia del Chubut, con paradas en la localidad rionegrina de Fitalancao y en la chubutense de El Maitén. En Ing. Jacobacci estamos ya acercándonos a San Carlos de Bariloche – unos 170 kilómetros entre ambas localidades – la “Meca” de todo aquel que por primera vez se decide a conocer los “lagos del sur”, nombre genérico con el que designamos al gran complejo lacustre montañoso que se extiende desde Neuquen hasta el extremo sur patagónico. La arquitectura peculiar, sea tal vez , el rasgo que más llame la atención al visitante. Su Centro Cívico, con construcciones que recuerdan a las aldeas alpinas y perviven aún casas de madera, con techos de gran pendiente y también lucen construcciones de impecable estilo moderno. El Hotel Llao Llao también se destaca por la arquitectura muy vistosa y es valuarte de la región, desde el cual hay una excelente vista del Lago Nahuel Huapi, sobre el que se construyó la ciudad. Son muchas la excursiones que tienen como punto de partida Bariloche, que recorren distintos puntos del Parque Nacional Nahuel Huapi, el más antiguo del país y cuyo nombre trasciende las fronteras de Argentina. Muchos turistas extranjeros llegan al Aeropuerto de Bariloche para disfrutar de paisajes realmente sorprendentes, la pesca deportiva de salmónidos y el esquí. Los típicos recorridos que parten de esta prestigiosa ciudad son el Cerro Catedral, el Cerro Otto, el Cerro Tronador, los Circuitos Grande y Chico, Villa La Angostura, Isla Victoria y el Parque Nacional Los Arrayanes, entre muchísimos paseos más. La ciudad de Bariloche está a 830 kilómetros de Viedma.
Otro punto de interés turístico es El Bolsón cuya ruta de acceso atraviesa un espectacular escenario natural, ya que se bordean los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillelmo. Esta Villa cuenta con una buena infraestructura que le permite ser un punto de apoyo turístico importante de la llamada Comarca Andina del paralelo 42º, que incluye el territorio rionegrino y chubutense. Sus primeros habitantes se asentaron hacia fines del siglo XIX, procedentes de Chile en su mayoría. La ciudad está asentada sobre una depresión ubicada entre los cerros, a sólo 300 m sobre el nivel del mar, mientras que al Este las elevaciones alcanzan los 2.200 m de altura. Es un lugar ideal para el descanso con hoteles y restaurantes que ofrecen comidas regionales de fina elaboración, granjas en las que se puede observar la elaboración y adquirir dulces, quesos, yogurt, helados y otras variedades artesanales de origen europeo muchas veces. Hay una Feria Regional que funciona los días martes, jueves y sábados de 10 a 14 horas, donde se pueden adquirir los productos de mayor calidad de la región. Esta reseña sólo pretende dar una semblanza general sobre la oferta turística de la provincia pero está muy lejos de mencionar todos los lugares de enorme belleza paisajística y de atracción para el visitante, como es el caso de las pistas de esquí del Cerro Catedral – el primer centro de esquí del hemisferio sur con 74 elevadores y 250 instructores- y del Cerro Perito Moreno en El Bolsón y el de la pesca de truchas que es motivo de viajes para ese fin por parte de turistas del Hemisferio Norte.
Problemas de conservación
No se encontró material bibliográfico que indicara cuales son los inconvenientes de esta área que atenten contra su buena conservación.
Contacto
Para mayor información comunicarse con el Consejo de Ecología y Medio Ambiente (CODEMA), Servicio Provincial de Áreas Protegidas: calle Belgrano 544, 9º piso (8500), Viedma, Río Negro.
Teléfono: 02920- 42-3391
E-mail: codema@codema.rionegro.gov.ar
Cómo llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de Viedma se indican a continuación los itinerarios para llegar a la misma. Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próximas a ella, la RN N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
-Desde las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta parte le mencionada RN N°3, que nos lleva al destino luego de pasar por Bahía Blanca, Carmen de Patagones y cruzando el puente sobre río Negro ingresamos a Viedma. Desde Viedma se debe recorrer la RN 250 hacia el noroeste para llegar a interceptar la RN 22 en Choel-Choel que nos acerca a la ciudad de Neuquén.
-Partiendo desde la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendocina con la que se comunica por medio de la RN N° 40. De Mendoza hay que tomar la RN 40 hasta Zapala y des esta ciudad se circula en sentido este por la RN 22 que nos conduce a la ciudad de Neuquén.
Desde las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la RN N° 35 hasta que cruza la ruta 154 que en dirección sur en la localidad “La Adela” es interceptada por la ruta 22 que se seguirá con dirección al oeste hasta Neuquén.
Para llegar a Neuquén desde toda la zona occidental de Argentina hay que utilizar la RN 40, y en la localidad de “Las Lajas” intercepta a la RP 22, que con rumbo este nos acerca a la ciudad de Neuquén. En esta localidad se toma la nombrada ruta 22 y se recorren 6 km hacia el oeste para llegar al cruce en balsa “Las Perlas”. Desde este lugar se circula por la RP 7 que luego pasa a ser 74 y se bordea el este del Valle Cretácico llegando a Cerro Policía, la localidad más cercana al área.
Bibliografía
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
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