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Parque Serrano

Parque Municipal -Río Negro
 

EDICION PROVISORIA - EN PROCESO DE DIAGRAMACION

Parque Serrano

El área que presentamos en este informe es “semiurbana” dado que está a sólo dos kilómetros de la ciudad de El Bolsón, departamento Bariloche, provincia de Río Negro. Posee  unas 53 hectáreas y afecta al Cerro Amigo o Cerro de la Cruz sobre cuyos faldeos se protege un prístino bosque de cipreses de la cordillera (Austrocedrus chilensis), junto a otros especies arbóreas de la región andin-patagónica. Es utilizada como lugar de recepción por los habitantes de El Bolsón y de los visitantes que recibe esta localidad.

Aclaración: Del área analizada se carece de información pues aún no ha sido relevada íntegramente (o  no hemos recibido la información solicitada a los organismos pertinentes).
Por consiguiente se indican los datos básicos relacionados con la identificación del área y en los  ítems que tratan temas  como la flora, fauna, el relieve y otros, presentamos sólo una síntesis referida a todo el ámbito de la provincia donde se encuentre la reserva.

Categoría: Parque municipal.

Ubicación

El área natural protegida prospectada se encuentra en el sudoeste de la provincia de Río Negro. A sólo 2 kilómetros de la ciudad de El Bolsón, dentro del departamento Bariloche. Sus coordenadas aproximadas son 41º 58’ de Lat. S  y  71º 31’ Long. O.

Superficie

El área protegida “Parque Serrano” posee 53,22 ha. de superficie.

Fecha e instrumento legal de creación

El Decreto Nacional Nº 96.915 crea este parque suburbano en el año 1941. Actualmente pasó a jurisdicción de la Municipalidad de El Bolsón.
La Ordenanza Municipal Nº 227/75 en su artículo 1º dice:”: Queda terminantemente prohibido el corte y aprovechamiento de especies maderables naturales es la planta urbana municipal, sin expresa autorización dictada por la Municipalidad…”

Relieve

La Provincia de Río Negro a lo largo de su historia geológica sufrió procesos tectónicos, sedimentarios, erosivos que configuraron su complejo relieve. Al oeste está de la Cordillera de los Andes, donde la altitud de los cerros es inferior a la de la cordillera central, siendo la máxima altura del territorio rionegrino el Cerro Tronador de 3.554 m.s.n.m. Hacia el este la altura decrece hasta formarse un relieve mesetiforme interrumpido por depresiones denominadas bajos y otras formaciones que se enuncian luego. Esta meseta finaliza en la costa marítima con altos acantilados de hasta 70 metros de altura y las formas asociadas como barras, playas, cordones litorales y planicies de marea, producto de la acumulación.
La cadena de los Andes está separada de la zona mesetaria por una serie de sierras bajas, algunas formadas simultáneamente con el plegamiento andino y otras más antiguas llamadas sierras de los Patagónides. Ninguno de los dos bloques se suceden sin interrupción, sino que ambos forman bloques aislados separados por depresiones ocupadas por valles fluviales y por extensos lagos. En la parte mesetaria podemos distinguir cuatro tipos de relieve diferenciados (Chiozza y Figueira,1982): la mesetas volcánicas que están aisladas entre sí, siendo la más representativa por su extensión la de Somuncurá, con unos 900 m.s.n.m., y  cumplen un rol muy importantes como distribuidoras de agua al drenar la misma hacia zonas periféricas más bajas. El segundo tipo de relieve de meseta son los ya mencionados bajos , leves depresiones en donde generalmente se forman salinas, como el Bajo de los Menucos  y  el Gran Bajo del Gualicho, entre otros. En tercer lugar la zona extraandina presenta valles fluviales , que son extensas depresiones que se forman junto a los cauces de los ríos y exceden en mucho al caudal de agua transportada. Esto se debe a que dichos cauces responden a los cursos del agua actuales y a los del pasado . En última instancia la meseta nos muestra serranías, originadas en la acción combinada de movimientos de ascenso y descenso de la corteza  y por la acumulación de sedimentos, paisaje que fue modelado por la acción erosiva del viento y del agua. Algunos elevaciones son las Sierras de Pailemán, Sierra Blanca de la Totora, los Cerros Colorados, Sierra Campana Mahuida, Sierra de Somuncurá y varias más que, en general, se desarrollan en el tercio central de la Provincia, dividiéndola de norte a sur. Según estudios del INTA, la Provincia de Río Negro ha permitido reconocer 6 Órdenes de suelos, divididos en 14 Subórdenes.

Hidrografía

La red hidrográfica está compuesta por dos ríos principales: el Colorado que es el límite norte de la provincia y la separa de La Pampa,  y el río Negro que corre en forma más o menos paralela un poco más al sur que el primero. Ambos vierten sus aguas en el Atlántico y se nutren del deshielo de los Andes, lugar de sus nacientes.  Su  sentido de circulación es noroeste a sudeste. Al atravesar la zona mesetaria pierden parte de su caudal por evaporación, sin recibir afluentes de importancia en su recorrido. El río Negro recibe las aguas de los ríos Limay y Neuquén que confluyen a la altura de la capital neuquina y recorre unos 600 kilómetros – con ancho variable- hasta desembocar en el mar con un caudal medio de aproximadamente 1.000 m3/seg. Los bordes del cauce – localmente llamadas bardas – son muy altas en el alto valle y en el medio, lo que influye sobre el clima al frenar el viento, fenómeno que sumado a la gran amplitud del valle hacen de la zona una de las mejores del país para el cultivo de frutales bajo riego. El río Neuquén circula por la frontera entre Río Negro y Neuquén y  sobre el mismo se construyó el dique Ingeniero Ballester a partir del cual, mediante un canal, se derivan las aguas de este curso  hacia el Lago Pellerini. El caudal de este último río es de unos 300 m3/seg., aunque en épocas de grandes deshielos y lluvias puede aumentar muchísimo ese guarismo. El Limay, que aporta cerca de un 70% del agua que posee el río Negro (Chiozza y Figueira, 1982), es un afluente del Lago Nahuel Huapi y corre en un valle muy encajonado con bardas altas. En la provincia de Río Negro el Limay recibe aguas de varios cursos pequeños, siendo los mayores el Pichí Leufú y el Comallo, y desde Neuquén recibe las aguas del río Collón Curá. En el territorio rionegrino nacen el río Chubut y el Azul, que vierten sus aguas en el Lago Puelo.

Lagos

La zona cordillerana alberga una gran cantidad de lagos, originados por la acción de los glaciares que al retroceder dejaron en el lugar de mayor extensión una importantes cantidad de sedimentos y por otra parte una profunda depresión originada por la erosión ejercida por la masas  de hielo. La acumulación de sedimentos actuó como contención de las aguas una vez que gradualmente se produjo el derretimiento de los hielos, y así fueron dejando profundos lagos, generalmente de forma alargada. Entre los espejos de agua de este origen se encuentra el renombrado Lago Nahuel Huapi, con una superficie de 55.000 hectáreas y ubicado a 767 m.s.n.m. El lago Mascardi tiene una amplia superficie, el Gutiérrez, el Hess, el Roca , el Moreno, el Martín, el Steffen, el Guillelmo, el Fonk , el Escondido y otros de menor importancia dan marco a paisajes de gran belleza. Estos lagos tienen importancia como reguladores del agua dado que por su gran tamaño sólo vierten sus aguas cuanto colman su capacidad, por ende nunca ocasionan crecientes repentinas.

Clima

La provincia de Río Negro se encuentra en una posición donde se da la transición entre el clima frío de gran parte de la Patagonia y templado al norte del río Colorado. Las precipitaciones pasan de muy abundantes en la zona cordillerana a muy escasas en la región de la meseta patagónica. . La gradiente de precipitaciones queda bien de manifiesto con los siguientes registros:  en la Isla Victoria precipitan casi 1.700 mm. de lluvia al año, en el Aeródromo Bariloche, sólo 35 kilómetros al este, se registran menos de 800 mm. y en la localidad de Maquinchao, unos 220 kilómetros hacia el este apenas llegan a caer aproximadamente 200 mm. al año.  También se produce en su territorio la transición de la zona con mayores lluvias estivales - en el norte – y la de mayor pluviosidad durante los meses de abril a agosto como sucede en sectores patagónicos. Las precipitaciones nivales son comunes en toda la provincia durante el invierno, a excepción del margen de la costa donde este fenómeno es ocasional. Las temperaturas medias de enero, exceptuando la parte de la cordillera, oscilan entre los 20 y 24 °C  y  en la zona andina esa cifra se sitúa en los 15° C , dependiendo de la altura.
Los fuertes vientos que caracterizan a toda la Patagonia, no son excepción en Río Negro. Este agente metereológico es responsable, en buena medida, de la aridez, por favorecer notoriamente la evaporación en lugares de escasas precipitaciones y también otorga característica peculiares a la flora que crece con adaptaciones para resistir el embate del viento que predominantemente sopla del oste, sudoeste y noroeste. La mayor cantidad de días nublados se da en la zona cordillerana con un porcentaje que ronda entre el 50 y 60 % de las jornadas, disminuyendo a un 40 % en la costa marítima. En el centro de la provincia es aún mayor el porcentaje de días soleados que en la costa.

Flora

En estos trabajos que presentamos hemos adoptado generalmente la clasificación en Eco-regiones propuesta por Burkart et al. (1999) dentro del Programa de Desarrollo Institucional Ambiental (PRODIA), propiciado por la ex Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable de la Nación y la Administración de Parques Nacionales. En el mismo se divide al Territorio Argentino en 18 eco-regiones, correspondiéndole a la provincia de Río Negro cuatro categorizaciones: una angosta franja sobre el límite occidental de la provincia indica la Eco-región de los Bosques Patagónicos; luego, una amplia zona que ocupa la mitad sur del territorio, exceptuando una porción en el este, es la que se identifica como Eco-región de la Estepa Patagónica.  La Eco-región de los Montes de  Llanuras y Mesetas  ocupa el resto de la provincia menos una pequeña parte en el límite este que representa una incursión de la Eco-región de la Pampa en el territorio rionegrino. Es oportuno aclarar que esta clasificación concuerda bastante con la clásica división fitogeográfica realizada por Cabrera (1976). A continuación se muestra un cuadro demostrativo de las equivalencias entre ambos sistemas para Río Negro:

                                 Nombres asignados a la regiones                                       

  Burkart et al. ( Eco-regiones)       Cabrera (Provincias Fitogeográficas )                        

  1 Bosques Patagónicos.                  Altoandina (superficies coincidentes)
  2 Estepa Patagónica.                     Patagónica (leve diferencia en su límite norte)
  3 Montes de Llanuras y Mesetas.  Del Monte (leve diferencia en su límite sureste)
  4 De la Pampa                                Pampeana  (superficies coincidentes)

Los bosques templado-fríos patagónicos se caracterizan por estar formados por especies de maderas semiduras, con árboles de fuste recto y  hojas caducas en muchos casos  y un sotobosque relativamente pobre. Hacia el este los ejemplares se encuentran más dispersos y desarrollan menos altura dando paso gradual al contrastado paisaje de la estepa. Los cordones montañosos influyen notoriamente en las precipitaciones al actuar como barreras de los vientos del oeste. Es por esta razón que conforme se desarrollen estos cordones en cuanto a su orientación hay lugares con mayores precipitaciones y por ende, mayor vegetación. Un ejemplo bien notorio lo tenemos en la provincia de Río Negro, en Puerto Blest, donde se registran precipitaciones de más de 4.000 mm. anuales y  que dan lugar a la formación de lo que se denomina Selva Valdiviana; con helechos, epífitas, enredaderas y hongos, entre los que se destaca el renombrado llao llao (Cittaria darwinii). En esta selva – más desarrollada del lado chileno- el árbol más representativo es el  alerce (Fitzroya cupressoides), especie gigante que puede llegar a los 60 m. de alto y 3 de diámetro, con edades que pueden alcanzar los 3.000 años (Erize et al., 1993) el que es acompañado por el fuinque (Lomatia ferruginea), el len o ciprés de las guayteras (Pilgerodendron uviferum), el mañiú hembra (Saxegothaean conspicua), el mañiú macho ( Podocarpus nubigenus), el olivillo o  tique (Aextoxicon punctatum) y el laurel (Laurelia philippinia)  y otras especies. Entre las enredaderas se destaca por su grosor el pahueldín (Hydragea integerrina) y la pil pil voqui (Campsidium valdevianum) con típicas hojas tubulares rojas. En el estrato arbustivo predominan las cañas colihue (Chusquea culeou), el michay (Berberis darwini), el espino negro (Colletia spinosissima)  y  el  estrato herbáceo está formado por varias especies como la aljaba (Fucsia magellanica), el corcalén (Azara lanceolata) y el notro (Embothrium coccineum) con flores rojas muy vistosas, entre muchas otras especies. En los bosques menos intrincados que los de las zonas ocupadas por la llamada selva valdiviana, se observan ejemplares de árboles de gran porte como el coihue (Nothofagus dombeyi) que puede alcanzar los 45 metros de altura y 2 de diámetro en su tronco (Demitri, 1973) y es exclusivo de esta región;  la lenga (Nothofagus pumilio), que también recibe los nombres comunes del roble o roble blanco y que en zonas muy elevadas crece en forma achaparrada, siendo también endémico de los bosques andino-patagónicos. El ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis) es otro árbol exclusivo de esta región, a veces mezclado con el maitén (Maytenus boaria); el roble o pillín (Nothofagus oblicua), aunque muy escaso dado que su distribución se limita al sur del territorio neuquino, el arrayán (Myrceugenella apiculata) que crece en forma escasa y es conspicuo en la Isla Victoria del P.N. Los Arrayanes; el radal (Lomatia hirsuta) que se caracteriza por presentar forma arbustiva y de árbol de unos 15 metros de altura; el ñire o ñirre (Nothofagus antarctica) que presenta un follaje de tonalidad rojizo de gran belleza en otoño, los que son sólo algunas de las especies arbóreas que habitan los bosques andinos del sur.
En la zona de transición del bosque montano hacia la estepa patagónica se tornan conspicuas algunas especies arbóreas ya mencionadas como Nothofagus antarctica,  Nothofagus pumilio,Austrocedrus chilensis, especies que ingresan en la estepa bordeando los cursos de agua junto con el maitén (Maytenus boaria), el chacay (Chocaya trinervis), entre otros.
Hacia el este del la  región de los bosques andino-patagónicos comienza la estepa patagónica que ocupa grandes superficies en toda la Patagonia, siendo algo menor en la provincia de Río Negro por la presencia de otras dos eco-regiones. Esta meseta está libre de árboles y en forma  escasa pueden encontrarse algunos arbustos como el molle (Schinus johnstoni) y en las márgenes de los ríos Colorado y Negro también suelen verse ejemplares de sauces colorados (Salix chilensis). La mayor parte de la estepa está ocupada por gramíneas que crecen en matas bajas, con hojas enrolladas y punzantes que reciben el nombre común de coirones . Otras plantas crecen como cojines hemisféricos, estructura que resiste bien el viento. En la zona septentrional de la estepa, lo que incluye parcialmente a Río Negro, predominan el colapiche (Nassauvia glomarulosa) , el quilembai (Chuquiraga avellanedae)  y el coirón amargo (Stipa humilis).
 La tercera eco-región que demarca el territorio rionegrino es la del Monte de Llanuras y Mesetas. La vegetación de esta región esta caracterizada por la presencia de jarillas de varias especies (Larrea divaricata, Larrea ameghinoi, Larrea nitida) como uno de los componentes más conspicuos dentro del estrato arbustivo. También se desarrollan el alagarto (Acantolippia seriphioides), el ala de tero, mata sebo o retamo (Montea aphyla), entre otros nombre vulgares, el alpataco (Prosopis alpataco), el neneo o hierba negra (Mulinum spinosum), con sólo citar las más comunes de observar. La última eco-región, que apenas afecta a la superficie de Río Negro, en una porción pequeña de su extremo este, es la pampa donde predomina el pastizal con gran número de gramíneas de los géneros Stipa, Poa, Paspalum, entre otros. En la zona de la costa marítima las algas son las principales vegetales. Algunas forman verdaderos mantos que generalmente tapizan las costas rocosas, muchas veces con hermosos colores debido a los pigmentos que se hallan en sus células. Según el tipo de pigmento o combinación de éstos son las algas de distinta coloración lo que permite su clasificación: azul-verde, verde, parda y roja o amarillo –verde. En el sector que nos ocupa, y en general en toda la costa patagónica, existen gran cantidad de algas pardas, denominadas “cachiyuyo” que cubren amplias extensiones en las proximidades de las costas. En la zona comprendida entre los límites de la alta y baja marea, llamado piso mesolitoral, habitan algas de tamaño reducido, por debajo del límite inferior, llamado piso infralitoral, se desarrollan, por el contrario, algas de gran tamaño como el mencionado cachiyuyo ( Macrocystis periferia), que se extienden hasta los 30 o más metros de profundidad. Y en el límite superior del piso mesolitoral comienza el supralitoral que incluye toda la zona costera muy próxima al comienzo del agua en pleamar y más alejada en bajamar. Las algas se fijan generalmente en las rocas del fondo marino pero no descartan utilizar como bases de asentamiento a valvas de caracoles, de bivalvos, cangrejos u otras macroalgas (De la Vega, 2000). Los géneros más comunes que habitan esta zona del Atlántico son Ulva, Enteromorfha, Lessonia, Macrocystis y muchos otros. En las costas costeras crecen pastos que se adaptaron al agua salada e incluso se ven a veces cubiertos por agua, siendo las especies de los géneros  Spartina y Salicornia las más conspicuas.

La Reserva Parque Serrano está en una zona de ecotono (transición) entre la “estepa patagónica” y “bosques patagónicos”. De la poca información obtenida podemos señalar que el área protegida analizada posee  bosquecillos cipreses de la cordillera (Austrocedrus chilensis), que cubren la ladera del cerro Amigo, de radal (Lomatia hirsuta), el ñire (Nothofagus antarctica), también está presente, el  laura (Schinus patagonica). Entre los arbustos que se observan en el lugar están el michay (Berberis sp.), el maqui (Aristotelia maqui), el maitén (Maytenus boaria),
el retamo (Bulnesia retama), amancay (Alstroemeria aurantiaca); espino negro (Colletia spinossisima) , entre otros (www.elbolson.gov.ar, consultada en noviembre de 2009).

Fauna

Tomando la clasificación de Cabrera (1980) en regiones zoogeográficas, la provincia de Río Negro, como todo el Territorio Argentino, está incluida dentro de las Regiones Neotropical y Antártica, las que se dividen a su vez Dominios y estos en Provincias. La primera región mencionada tiene un solo Dominio, el Andino-Patagónico que afecta al territorio rionegrino. La región nombrada en segundo término también posee sólo un Dominio, el Subantártico, que incluye parte de la provincia tratada.
El Dominio Andino-Patagónico abarca en  Río Negro a la Provincia Altonadina, que ocupa las altas montañas de la Cordillera desde Venezuela hasta Tierra del Fuego, y a la Provincia Patagónica que se extiende hacia el sur por la Argentina desde el centro de la precordillera de Mendoza y se ensancha paulatinamente hasta ocupar la parte occidental de Neuquén y Río negro (Cabrera, 1980). Resta el denominado Dominio Subantártico, con la Provincia del mismo nombre, que se extiende más o menos desde el paralelo 35 hacia el sur, ocupando mayor superficie al oeste de la Cordillera Central que hacia es este – es decir en territorio argentino-, finalizando en Tierra del Fuego e Islas de los Estados, Malvinas, Georgias del Sur y Juan Fernández. Esta última Provincia posee muchas especies de fauna endémicas.
Se desarrollarán aspectos vinculados con las dos eco-regiones que se solapan en el área “Parque Serrano”.

Región Bosques Andinopatagónicos

En la zona se encuentran especies de gran valor biológico por tener distintos rangos de amenaza. Tal es el caso, entre los mamíferos, del huemul (Hippocamelus bisulcus) ), con estatus nacional de Amenazado y fue declarado Monumento Natural en la provincia de Río Negro y en el ámbito nacional, el monito de monte o kongoy (Dromiciops gliroides), especie considerada Vulnerable (SAREM, 2000), también es endémico de la Patagonia (en Chile habita una subespecie) con una distribución aún no precisa, auque se estima que habitaría desde el P.N. Lanín en Neuquén hasta el norte de Chubut . Otro caso similar lo constituye el pudú (Pudu pudu) considerado especie Rara (Reca et al. 1996) y de Riesgo bajo (SAREM, 2000) en el ámbito nacional, que habita los cañaverales de bambúes y el sotobosque en general, y  el gato huiña (Oncifelis guigna) categorizado como Vulnerable (SAREM, 2000). También se cita la presencia del gato yaguarundí (Herpailurus yaguarondi), que sería su distribución más austral y se lo considera con Riego bajo (SAREM, 2000), siendo la subespecie Herpailurus yaguarondi ameghinoi (Parera, 2002) la que habita en Río Negro . Otro mamífero destacable es el zorro colorado (Lycalopex culpaeus magellanicus o  L.c. culpaeus) que son las subespecies que pueden encontrarse en Río Negro y está considerado por la SAREM (2000) como Riesgo bajo. Varias otras especies de mastofauna habitan la zona de los bosques andinopatagónicos como el zorro gris chico (Lycalopex gymnocercus), el huillín (Lontra provocax) cuyo estatus nacional lo considera En peligro (SAREM, 2000) y es una especie exclusiva de Chile y Argentina, siendo relativamente común en el Lago Nahuel Huapi; la rata topo valdiviana (Geoxus valdivianus); el murciélago patagónico (Myotis chiloenses);  el tucu-tucu patagónico (Ctenomys haigi), endémico de esta región; el ratón de oreja negra (Irenomys tarsalis); el ratón endémico (Irenomys tarsalis),  y algunas especies más  de micromamíferos.
Haciendo lugar a la ornitofauna de estos bosques también cabe consignar que existen endemismos como los es el chucao (Scelorchilus rubecula), el huet-huet (Pteroptochos tarnii)  y el churrín grande (Eugratta paradoxa), todos integrantes de la familia Rhinocryptidae con una típica silueta de gallo pequeño. A continuación se enumeran algunas especies de aves  mas conspicuas de la región: la paloma araucana (Columba araucana), el carpintero gigante (Campephilus magellanicus) de gran tamaño y vistoso colorido negro con la cabeza y cuello de color rojo fuerte para el macho (la hembra casi uniformemente negruzca ), rapaces como el esparvero variado (Accipiter bicolor) y el aguilucho cola rojiza (Buteo ventralis) desarrollaron alas cortas y anchas para volar entre la vegetación; el pato de los torrentes ( Merganetta armata) de extraña cola larga que utiliza para nadar contra la corriente aún en los rápidos. Dentro de los passeriformes cabe citar al zorzal patagónico (Turdus falcklandii); el cabecita negra austral (Carduelis barbata); el siete colores patagónico (Phrygilus patagonicus), con vistosos colores amarillo, anaranjado y celeste entre otros;  el tordo patagónico (Curaeus curaeus); el fío fío silvador (Elaenia albiceps) y el diucón (Xolmis pyrope).  Sin seguir un orden taxonómico se dejóa para el final a los anfibios y reptiles por ser ambos grupos poco representativos en estas latitudes, al menos en relación a las aves y mamíferos. Entre lo batracios se observa la rana  (Pleuroderma bufonina), la ranita de Darwin (Rhinoderma darwin), el sapo del bosque (Bufo variegatus) y especies endémicas y de escasa distribución como Batrachyla leptopus y la ranita Hylorina Sylvatica. Los reptiles se hacen presentes con una culebra conspicua, la culebra andina (Tachymenis peruviana) y varias lagartijas del género Liolaemus.
La ictifauna de los ríos, arroyos y lagos es pobre en cantidad de especies y ,en general,  predominan las especies de salmónidos introducios. Varias especies conocidas como puyén son los peces más comunes: tal es el caso de  Galaxias platei, G. Attenuatus( aunque estaría sólo en el extremo austral) y G. Variegatus.

Estepa patagónica

Algunos ríos de la provincia rionegrina al estar comunicados entre sí, como ocurre con el Río Limay que al unir sus aguas con el Neuquén  forma el cauce del Negro, poseen en algunos sectores especies de fauna ictícola introducida, al ser el Limay alimentado por las aguas del Lago Nahuel Huapi donde se efectuaron las primeras siembras de trucha marrón (Salmo trutta), el salmón rey (Oncorhynchus tshawytscha), la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), trucha de arroyo (Salvelinus fontinalis) y el salmón encerrado (Salmo salar). Si bien algunas de estas especies optan mayormente por las aguas mansas de los lagos, otras también optan por los cursos de agua torrentosos. Esta fauna exótica comparte el hábitat con especies autóctonas como la perca (Percichthys vinciguerrai), el puyén chico (Galaxias maculatus), el puyén grande (Galaxias platei), el madre de agua (Jenynsia lineata), el bagre pintado (Trichomycterus areolatus), la peladilla (Aplochiton zebra) y varias especies más, aunque es oportuno reiterar que la zona patagónica no se destaca por diversidad de su ictiofauna. Los batracios están poco representados pero no dejan de mostrar también especies endémicas de la provincias rionegrina y chubutense como la ranita (Telmatobius reverberii), una vistosa rana de piel moteada y la rana (Telmatobius somuncurensis) , que como su nombre específico lo indica habita la meseta de Somuncurá (Erize, 1993).
Entre la herpetofauna se destacan los lagartos y lagartijas y en menor medida los ofidios. Entre estos cabe señalar la presencia de la yarará ñata (Bothrops ammodytoides), de pequeño tamaño y su característica nariz respingada, y culebras de los géneros Tomodon, Leimadophis y Chlorosoma (Cabrera, 1980). De los gekos y lagartijas hay que destacar endemismos como el geko patagónico (Homonata darwinii), la lagartija (Liolaemus kingi) y otra lagartija sin nombre común (Liolaemus fitzingeri) y el chelco o matuasto (Diplolaemus darwin).
Siguiendo en este apartado un orden taxonómico, corresponde el lugar a la ornitofauna. Las aves en general son fáciles de observar, aunque el número de especies e individuos no es elevado (Narosky e Izurieta, 2003). El ave más conspicua es el choique o ñandú petiso (Pterocnemia pennata), entre las rapaces es muy conspicuo el aguilucho comun (Buteo polyosoma),  y pertenecientes a la eco-región del Monte de Llanuras y Mecetas,  se observa el águila mora (Geranoaetus melanoleucus), el carancho (Polyborus plancus), el halcón plomizo (Falco femoralis), el lechuzón campestre (Asio flammeus) y otras más. Otras aves comunes de las eco-regiones Estepa Patagónica y Montes de Llanuras y Mesetas son el chorlo cabezón (Oreopholus ruficollis),  gaucho pardo (Agriornis murina), la martineta común (Eudromia elegans), la dormilona común (Muscisaxicola macloviana), el canastero de garganta negra (Thripophaga  patagonica), la monjita castaña (Neoxolmis rufiventris),la quiula patagónica (Tinamotis ingoufi), el torito pico negro (Anairetes parulus), la diuca común (Diuca diuca), el cabecita negra de corbata ( Spinus barbatos o Carduelis barbatos según los autores),el canastero coludo (Astenes pyrrholeuca), el pecho colorado grande (Sturnella loyca), el yal amarillo ( Phrygilus carbonarus),la bandurria patagónica (Eremobius phoenicurus) exclusiva de estos ambientes, la caminera patagónica ( Geositta antarctica) también habita sólo zonas de la estepa patagónica, entre varias especies más. Una mención aparte merecen las aves acuáticas no costeras, que habitan los espejos de agua en forma conspicua como el cauquén común (Chloephaga picta), el pato crestón (Lophonetta specularioides), aunque es más común en lagos de montaña, el quetro o pato volador (Tachyeres patachonicus), el chorlito ceniciento (Pluvianellus socialis), el pato overo (Anas sibillatrix), el macá común (Podiceps rolland), el flamenco (Phoenicopterus chilensis) y muchas especies más que son exclusivas del sur argentino o bien de distribución mucho más amplia.

Los mamíferos de estas dos eco-regiones son variados y sobresale por su vistosidad y tamaño el guanaco (Lama guanicoe), que recorre estas amplias planicies en grupos numerosos, la mara (Dolichotis patagonum), otro herbívoro que junto al guanaco son los principales mamíferos que tienen este tipo de dieta; su  grado de amenaza la considera Vulnerable (SAREM, 2000); la comadrejita patagónica (Lestodelphys halli) que ostenta el mismo rango de amenaza de la especie anterior; el moloso gris de orejas anchas ( Tadarida brasiliensis); el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), (Canevari y Balboa, 2003). Completan la nómina , entre otras, el gato del pajonal (Lynchailurus pajeros)- Vulnerable-, el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), el puma (Puma concolor), el zorro colorado o zorro patagónico (Dusicyon gymnocercus), el zorro gris (Dusicyon gymnocercus), el hurón menor (Galictis cuja), el huroncito patagónico (Lyncodon patagonicus) y el  puma (Puma concolor). Respecto al chichillón o pilquín (Lagidium viscacia) posee varias subespecies en Argentina y su hábitat preferido son las zonas serranas pobres de vegetación desde el extremo norte del país hasta Santa Cruz. Hay una subespecie – Lagidium viscacia somuncurensis- que es endémica de las gran Meseta de Somuncurá.

Recursos culturales

El Cerro Amigo posee en su cima una cruz lo dio motivo a que también se lo denomine Cerro de La Cruz. Esta data de la década de 1950 y sufrió deterioro por el tiempo y múltiples restauraciones. La última la realizaron alumnos de una escuela de carpintería y retomó su lozanía de los primeros tiempos, viéndosela desde lugares de la ciudad de El Bolsón pese a que su tamaño no es demasiado grande.

Habitantes originarios
Los primitivos habitantes del territorio que hoy ocupa la provincia de Río Negro fueron los puelches-guénaken o también llamados patagones del norte.
Los primeros datos fidedignos sobre estos habitantes los tenemos gracias al relato del gran naturalista francés Alcides D’Orbigny, que estando en Carmen de Patagones, en el año 1830, entró en contacto con estas poblaciones y le dijeron llamarse puelches, palabra que en lengua araucana significa “hombres del este” –  respecto al otro lado de los Andes-. Luego, el Perito Moreno nos dice que los habitantes de esas latitudes se llamaban a si mismos guénekan, de ahí que para distinguirlos de otros grupos patagónicos se los llama con ambas denominaciones (Canals Frau, 1986).
Respecto a estos pueblos que ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza, como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador, en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Referencias de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones del sur o chónik su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco, y por debajo de él, los hombres el taparrabo y las mujeres el delantalcito que llegaba hasta las rodillas (Serrano, 2000). Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes. La mayoría de los autores coincide en afirmar que los guénaken eran de gran estatura. D’Orbigny que los estudia con criterios más científicos dice que los varones tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,62. Un  cambio significativo se produjo con la introducción del caballo por los españoles, ya que este animal se utilizó para la caza adoptaron las boleadores como elemento para ese fin y diversas formas de vida cambiaron a partir de ese momento.
 Es un hecho conocido que los pueblos patagónicos y de más al norte aún, recibieron una gran influencia de habitantes que vivían al oeste de la cordillera. Estos eran los araucanos – llamados a si mismos mapuches- y fueron el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y  ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas ( noroeste) y  también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile. Entre 1875 y 1879 se llevaron a cabo numerosas incursiones militares al territorio de los puelches-guénaken – conocidas históricamente como la Conquista del Desierto- encabezadas las últimas por el General julio A. Roca, quien luego fuera por dos períodos Presidente de la República. Estas luchas prácticamente exterminaron a una gran cantidad de aborígenes y son motivo de polémica hasta nuestros días. La mayoría de las tierras fueron repartidas por el gobierno central entre los combatientes de la conquista del desierto y empezó así la historia de la colonización europea en estas latitudes. El primer intento por parte del gobierno colonial para explorar la región  se llevó a cabo en 1778, cuando el virrey Vértiz envió una expedición para levantar varios fuertes al mando de Francisco de Viedma quien funda Carmen de Patagones  y luego Mercedes de Patagones al afectar las crecidas del río Negro a la primera población. En 1879, Mercedes cambió su nombre por Viedma en homenaje a su fundador. Luego fueron importantes por los relevamientos obtenidos las expediciones de Ambrosio Crámer en 1822, en 1830 la de Alcides D’Orbigny, la de Juan Manuel de Rozas en 1833, tiempo más tarde Musters – en 1869- deja un interesantísimo relato titulado “Vida entre los patagones”, recorriendo desde el Río negro hasta el estrecho de Magallanes  y muchas otras más.  En julio de 1865 desembarcaron en Golfo Nuevo un centenar y medio de galeses y se diseminaron en pequeños poblados agrícolas como Trelew, Bryn Crwn, Puerto Madryn y Gaiman, entre otros. En 1893 el número de colonos ya superaba los dos millares y luego se sumaron inmigrantes españoles,  italianos y alemanes. Entre 1895 y 1903, el naturalista Francisco P. Moreno realizó varios viajes a la zona del lago Nahuel Huapi, estudiándola y promocionando sus bellezas y recursos naturales.
San Carlos de Bariloche, en la margen del Nahuel Huapi, fue fundada en 1895 por iniciativa de Carlos Wiederhold, quien inició las primeras construcciones en la localidad. Años más tarde el Perito Moreno dona – en 1903- las tierras que le habían sido asignadas en retribución a su arduo trabajo de fijar los límites con la República de Chile, y con ellas se crea, en 1934, el primer Parque Nacional de Argentina.
El siglo XX fue protagonista del nacimiento de nuevas colonias agrícolas en la zona de los valles, especialmente en el llamado Alto Valle. El primer turno le correspondió a Cipolletti en 1903, Allen en 1907, Ingeniero Huergo en 1912  y Villa Regina, por iniciativa de la  Compañía Italo Argentina de Colonización.

Alternativas turísticas

El Parque Serrano es un área frecuentada por los habitantes de El Bolsón y también turistas que están de paso por esa ciudad, de forma que cumple perfectamente con el rol recreativo y de solaz de  parques suburbano.

La provincia de Río Negro

La multiplicidad de atractivos que ofrece la provincia de Río Negro la convierte en uno de los destinos preferidos de la Patagonia. Otras provincias de este recóndito lugar del planeta ofrecen también inmejorables paisajes de lagos y montañas nevadas, pero la única que a ello puede agregar playas sobre el Atlántico con aguas templadas es la de Río Negro. En efecto, el Balneario Las Grutas ofrece absolutamente todo lo poseen los centros de este tipo ubicados más al norte. Una corriente marina hace las aguas más templadas y el viento no es superior al que presenta cualquier zona de nuestra costa marítima. Se trata de una villa  turística con confortables hoteles, departamentos y casas en alquiler, bungalows y camping. No faltan las discotecas, buena gastronomía en restaurantes, un hermoso casino y centros de compras. La práctica de deportes acuáticos como la pesca, el submarinismo, el surf  y la vela son el complemento ideal para una zona balnearia. Continuando por la Ruta Nacional 3 hacia el sur a menos de 100 kilómetros está la localidad de Sierra Grande donde se pueden visitar las deslumbrantes minas de hierro y apreciar lo que pocas veces se puede ver: el interior de una mina, con sus historias, con la posibilidad de percibir la rudeza de ese trabajo, conocer y ver de cerca aspectos de la geología, métodos de extracción del mineral y una exhibición de fotos que contribuye al conocimiento de este misterioso mundo subterráneo. La visita a estas minas se puede realizar todo el año y todos los días en el horario de 8.00 a 17 horas aproximadamente. De San Antonio Oeste podemos recorrer unos 170 kilómetros hacia la costa (este) por la ya mencionada ruta 3 y llegar a Viedma, la capital provincial. Aquí comenzó, realmente, la historia de la Patagonia. Se encuentra situada en la margen del río homónimo – enfrente de Carmen de Patagones- y tiene un legado histórico de los más interesantes de la Patagonia. Ambas ciudades forman una sola unidad turística con sitios de interés dentro del casco urbano:  la Manzana Histórica de Viedma, el Casco Histórico de Patagones, el Museo Gobernador Tello en Viedma, el Museo Salesiano Cardenal Cagliero, el Cerro de la Caballada, el Museo Tecnológico del Agua y el Suelo y la casona La Carlota. En sus proximidades, existen diversos balnearios y un apostadero con una colonia permanente de lobos marinos en la Reserva Provincial Punta Bermeja. Ambas ciudades cuentan con hotelería y todos los servicios que requiere un turista exigente y circuitos para recorrer los alrededores con interesantes puntos de interés, cuyo detalle escapa al tenor de este texto. En la zona centro-sur de la provincia esta la Meseta de Somuncurá, que fue convertida en una Reserva Provincial por el atractivo paisaje que muestra y por hospedar una fauna muy particular. La Ruta Nacional 23 desde San Antonio Oeste nos lleva a Ingeniero Jacobacci, una bonita ciudad donde se puede realizar el recorrido en el tren La Trochita desde esta última localidad hasta el Maitén en la provincia del Chubut, con paradas en la localidad rionegrina de Fitalancao y en la  chubutense de El Maitén. En Ing. Jacobacci estamos ya acercándonos a San Carlos de Bariloche – unos 170 kilómetros entre ambas localidades – la “Meca” de todo aquel que por primera vez se decide a conocer los “lagos del sur”, nombre genérico con el que designamos al gran complejo lacustre montañoso que se extiende desde Neuquén hasta el extremo sur patagónico. La arquitectura peculiar, sea tal vez, el rasgo que más llame la atención al visitante. Su Centro Cívico, con construcciones que recuerdan a las aldeas alpinas y perviven aún casas de madera, con techos de gran pendiente y también lucen construcciones de impecable estilo moderno. El Hotel Llao Llao también se destaca por la arquitectura muy vistosa y es valuarte de la región, desde el cual hay una excelente vista del Lago Nahuel Huapi, sobre el que se construyó la ciudad. Son muchas la excursiones que tienen como punto de partida Bariloche, que recorren distintos puntos del Parque Nacional Nahuel Huapi, el más antiguo del país y cuyo nombre trasciende las fronteras de Argentina. Muchos turistas extranjeros llegan al Aeropuerto de Bariloche para disfrutar de paisajes realmente sorprendentes, las pesca deportiva de salmónidos y el esquí. Los típicos recorridos que parten de esta prestigiosa ciudad son el Cerro Catedral, el Cerro Otto, el Cerro Tronador, los Circuitos Grande y Chico, Villa La Angostura, Isla Victoria y el Parque Nacional Los Arrayanes, entre muchísimos paseos más. La ciudad de Bariloche está a 830 kilómetros de Viedma.
Otro punto de interés turístico es El Bolsón cuya ruta de acceso atraviesa un espectacular escenario natural, ya que se bordean los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillelmo.  Esta Villa cuenta con una buena infraestructura que le permite ser  un punto de apoyo turístico importante de la llamada Comarca Andina del paralelo 42º, que incluye el territorio rionegrino y chubutense. Sus primeros habitantes se asentaron hacia fines del siglo XIX, procedentes de Chile en su mayoría. La ciudad está asentada sobre una depresión ubicada entre los cerros,  a sólo 300 m sobre el nivel del mar, mientras que al Este las elevaciones alcanzan los 2.200 m de altura. Es un lugar ideal para el descanso con hoteles y restaurantes que ofrecen comidas regionales de fina elaboración, granjas en las que se puede observar la elaboración y adquirir dulces, quesos, yogurt, helados y otras variedades artesanales de origen europeo muchas veces. Hay una Feria Regional que funciona los días martes, jueves y sábados de 10 a 14 horas, donde se pueden adquirir los productos de mayor calidad de la región. Esta reseña sólo pretende dar una semblanza general sobre la oferta turística de la provincia pero está muy lejos de mencionar todos los lugares de enorme belleza paisajística y de atracción para el visitante, como es el caso de las pistas de esquí del Cerro Catedral – el primer centro de esquí del hemisferio sur con 74 elevadores y 250 instructores- y del Cerro Perito Moreno en El Bolsón y el de la pesca de truchas que es motivo de viajes para ese fin por parte de turistas del Hemisferio Norte.

Cómo llegar

Desde la localidad de El Bolsón se recorren unos 600 metros por la Avenida Belgrano, desde su inicio en la Avenida San Martín para tomar hacia la izquierda una calle que conduce hasta el camino de acceso al cerro Amigo o también llamado de la Cruz, en donde se halla el parque (Chebez, 2005).

Contacto

Municipalidad de El Bolsón, sita en Avenida 25 de Mayo y Roca. El código postal de El Bolsón es 8430, provincia de Río Negro.  
Los teléfonos son (02944) 49-3813/45-5271/49-2604.

Sitio en Internet: www.elbolson.gov.ar.
Oficina de Turismo: (02944) 49-2604. Web: sec_turismo@elbolson.com

Problemas de conservación

No se encontró mayor información sobre este ítem. En un informe sobre las áreas naturales protegidas de la región valdiviana se mencionada que el área carece de la debida demarcación, señalización y cuidado.

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www.elbolson.gov.ar. Consultada en noviembre de 2009.

Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez


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