EDICION
RESUMIDA
- INFORMACIÓN PRELIMINAR
Laguna Los Juncos
Provincia de Río Negro
En este informe se pretende brindar un panorama de las caracteres que distinguen a de una pequeña reserva privada sita en el sudoeste de la provincia de Río Negro, a unos 35 km al noreste de la ciudad de San Carlos de Bariloche. Tiene por coordenadas aproximadas los 41º 04’ de Lat. S y los 71º 01’ de Long. O. El área posee una laguna con abundante avifauna, incluyendo aves migratorias, y en sus alrededores se observa una muestra de la estepa patagónica con su flora y fauna características. Fue creada en 1986 mediante un convenio entre la empresa Rolland S.A. y la Asociación para la Protección de la Naturaleza Lihué.
Aclaración
Del área analizada se carece de información pues aún no ha sido relevada íntegramente (o no hemos recibido la información solicitada a los organismos pertinentes). Por consiguiente se indican los datos básicos relacionados con la identificación del área y en los ítems que tratan temas como la flora, fauna, el relieve y otros, presentamos sólo una síntesis referida a todo el ámbito de la provincia donde se encuentre la reserva.
En este caso particular se han extrapolado los datos del área “Parque Público Carri Lauquén” ya que se encuentra muy próxima y comprende ecosistemas similares. El área protegida de ámbito privado fue creada en el año 1986 mediante un acuerdo de los propietarios de la Estancia San Ramón con la Asociación Lihué. La unidad de conservación se encuentra dentro de la perteneciente a la empresa Rolland S.A. y es administrada conjuntamente por esta compañía y la citada organización no gubernamental.
Categoría:Área protegida privada de recursos manejados.
Ubicación
Esta reserva privada se sitúa en el sudoeste de la provincia de Río Negro, a unos 35 km al noreste de la ciudad de San Carlos de Bariloche y tiene por coordenadas aproximadas los 41º 04’ de Lat. S y los 71º 01’ de Long. O.
Superficie
La unidad de conservación prospectada posee una superficie de 37 hectáreas, de las cuales 7 corresponden a la laguna. La finalidad de establecer esta reserva fue la dar protección a la importante diversidad de aves que alberga este espejo de agua como también la flora y fauna de su entorno.
Fecha e instrumento legal de creación
Fue creada en el año 1986 mediante un acuerdo de los propietarios del predio con la Asociación Lihué. La unidad de conservación se encuentra dentro de la Estancia San Ramón perteneciente a la empresa Rolland S.A. y es administrada conjuntamente por esta compañía y la citada organización no gubernamental.
Relieve
Al oeste provincial está de la Cordillera de los Andes – límite con la República de Chile- donde la altitud de los cerros es inferior a la de la Cordillera Central – otra formación orográfica contigua-, siendo la máxima altura del territorio rionegrino el Cerro Tronador de 3.554 m.s.n.m. Entre las montañas se extienden distintos lagos de gran tamaño como el renombrado Nahuel Huapi o el Mascardi. Hacia el este la altura decrece hasta formarse un relieve de forma de meseta, interrumpido por depresiones denominadas bajos - como el Gran Bajo del Gualicho-, mesetas de altura -Sopmuncurá- y serranías, como las Sierras de Queupunyeo . Esta gran meseta finaliza en la costa marítima con altos acantilados de hasta 70 metros de altura y las formas asociadas como barras, playas, cordones litorales y planicies de marea, producto de la acumulación.
La cadena de los Andes está separada de la zona mesetaria por una serie de sierras bajas, algunas formadas simultáneamente con el plegamiento andino y otras más antiguas llamadas sierras de los Patagónides y ninguno de los dos bloques se suceden sin interrupción, sino que ambos forman bloques aislados.
Siguiendo la clasificación y descripción del Atlas de suelos de la República Argentina (SAGyP-INTA 1990), en la Región Patagónica encontramos siete de los 10 órdenes que reconoce el sistema de clasificación del "Soil Taxonomy". Éstos son Alfisoles, Aridisoles, Entisoles, Inceptisoles, Molisoles y en menor proporción Histosoles y Vertisoles (Canevari, et al, 1998).
Hidrografía
La provincia de Río Negro presenta dos ríos principales: el Colorado que es el límite norte de la provincia y la separa de La Pampa, y el río Negro que corre en forma más o menos paralela un poco más al sur que el primero. Ambos vierten sus aguas en el Atlántico y se nutren del deshielo de los Andes, lugar de sus nacientes. Su sentido de circulación es noroeste a sudeste. Al atravesar la zona mesetaria pierden parte de su caudal por evaporación, sin recibir afluentes de importancia en su recorrido.
El río Negro recibe las aguas de los ríos Limay y Neuquén que confluyen a la altura de la capital neuquina y recorre unos 600 kilómetros – con ancho variable- hasta desembocar en el mar con un caudal medio de aproximadamente 1.000 m3/seg. Los bordes del cauce – localmente llamadas bardas – son muy altos en el Alto Valle y en el medio, lo que influye sobre el clima al frenar el viento, fenómeno que sumado a la gran amplitud del valle hacen de la zona una de las mejores del país para el cultivo de frutales bajo riego.
El río Neuquén circula por la frontera entre Río Negro y Neuquén y sobre el mismo se construyó el dique Ingeniero Ballester a partir del cual, mediante un canal, se derivan las aguas de este curso hacia el Lago Pellerini. El caudal de este último río es de unos 300 m3/seg., aunque en épocas de grandes deshielos y lluvias puede aumentar muchísimo ese guarismo.
El Limay, que aporta cerca de un 70% del agua que posee el río Negro (Chiozza y Figueira, 1982), es un afluente del Lago Nahuel Huapi y corre en un valle muy encajonado con bardas altas. En la provincia de Río Negro el Limay recibe aguas de varios cursos pequeños, siendo los mayores el Pichí Leufú y el Comallo, y desde Neuquén recibe las aguas del río Collón Curá. En el territorio rionegrino nacen el río Chubut y el Azul, que vierten sus aguas en el Lago Puelo.
Clima
La provincia de Río Negro se encuentra en una posición donde se da la transición entre el clima frío de gran parte de la Patagonia y templado al norte del río Colorado. Las precipitaciones pasan de muy abundantes en la zona cordillerana a muy escasas en la región de la meseta patagónica. . La gradiente de precipitaciones queda bien de manifiesto con los siguientes registros: en la Isla Victoria precipitan casi 1.700 mm. de lluvia al año, en el Aeródromo Bariloche, sólo 35 kilómetros al este,
Es decir en las cercanía de la Reserva Laguna Los Juncos, se registran menos de 800 mm y en la localidad de Maquinchao, unos 220 kilómetros hacia el este apenas llegan a caer aproximadamente 200 mm. al año. También se produce en su territorio la transición de la zona con mayores lluvias estivales - en el norte – y la de mayor pluviosidad durante los meses de abril a agosto como sucede en sectores patagónicos. Las precipitaciones nivales son comunes en toda la provincia durante el invierno, a excepción del margen de la costa donde este fenómeno es ocasional. Las temperaturas medias de enero, exceptuando la parte de la cordillera, oscilan entre los 20 y 24 °C y en la zona andina esa cifra se sitúa en los 15° C , dependiendo de la altura.
Los fuertes vientos que caracterizan a toda la Patagonia, no son excepción en Río Negro. Este agente metereológico es responsable, en buena medida, de la aridez, por favorecer notoriamente la evaporación en lugares de escasas precipitaciones y también otorga característica peculiares a la flora que crece con adaptaciones para resistir el embate del viento que predominantemente sopla del oste, sudoeste y noroeste. La mayor cantidad de días nublados se da en la zona cordillerana con un porcentaje que ronda entre el 50 y 60 % de las jornadas, disminuyendo a un 40 % en la costa marítima. En el centro de la provincia es aún mayor el porcentaje de días soleados que en la costa.
La zona donde está emplazada la represa es de clima árido, con pricipitaciones que apenas alcanzan los 200 mm. y la temperatura máxima media es de 42.5° C, la media anual de 14,5 ° C y la mínima media es de –16° C. El me más lluvioso es octubre – 0,63 mm - y el de menos precipitaciones es junio con 0,9 mm.(Quirós et al. 1983).
Flora
El área prospectada ocupa la Eco-región Estepa Patagónica, caracterizada por estar compuesta de una serie de mesetas y terrazas planas, cubiertas por arbustos bajos y gramíneas, vegetación que desarrolló óptimos mecanismos de adaptación para resistir la inclemencia climática, representada, fundamentalmente, por la aridez y los fuertes vientos. Entre la flora más conspicua se observan algunos de estos sofisticados mecanismos como ocurre con el neneo (Poa ligularis), con la hierva negra (Mulinum spinosum) y mamuel choique (Adesmia campestris), que poseen hojas con cutículas gruesas y con el limbo pequeño para reducir al máximo la pérdida de agua, la yareta (Azorella ssp.) crece en cojines hemisféricos para reducir el impacto del viento y su efecto desecante, y las distintas especies de pastos que reciben el nombre de coirones crecen en matas y presentas hojas duras que desalientan a los herbívoros; tal es el caso, en la zona analizada, de los coirones amargos Stipa speciosa, Stipa chrysophyla y Stipa humilis.
Hay zonas donde aparecen vegas, donde se dan cita ciperáceas, juncáceas y algunas especies halófilas. En general, se trata de una zona con gran impacto, desde tiempo remoto, del pastoreo ovino (Paz, 1993). También hay dispersos montecitos de cipreses de la cordillera (Austrocedrus chilensis), típico árbol de las bosques andinopatagónicos
Fauna
La fauna patagónica sin bien no es abundante tiene mucho valor biológico por poseer algunos endemismos y, fundamentalmente, en el caso de las Laguna Los Juncos - como también ocurre en muchos otros espejos de agua que se hallan diseminados por esta gran superficie - por la avifauna acuática, al albergar especies de distribución restringida, muchas de las cuales nidifican en la región; especies exclusivas de humedales altoandinos y que extienden su ocupación hasta las lagunas de la meseta patagónica y por la presencia de aves migratorias que provienen del hemisferio norte.
En la laguna aquí tratada se observan, entre otras especies el cisne de cuello negro (Cygnus melancoryphus), de amplia distribución en gran parte del territorio argentino exceptuando el noroeste; el flamenco austral (Phoenicopterux chilensis), como la especie anterior es de amplia distribución en todo el territorio nacional; el macá plateado (Podiceps occipitalis); la gallareta chica (Fulica leucoptera); el pato maicero (Anas georgica); el pato barcino (Anas flavirostris); el chorlo doble collar (Charadius falklandicus), el biguá (Phalacrocorax olivaceus) y la garza bruja (Nycticorax nicticorax), entre muchas otras especies.
Los principales mamíferos de la zona esteparia que pueden encontrarse en el área prospectada son la mara (Dolichotis patagona), el piche (Zaedyus pichiy), el puma (Puma concolor), el zorro colorado (Lycalopex culpaeus), el zorro gris chico ( Lycalopex gymnocercus), el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), entre otras especies. Los anfibios están escasamente representados y entre los reptiles se destacan los gekos y lagartijas.
Recursos culturales
Cuando nos referimos a los recursos de carácter cultural de un área en la que no hay manifiestas expresiones de la actividad humana, como construcciones, templos o la simple evocación de un hecho histórico de trascendencia ocurrido en el lugar, debemos centrar el desarrollo de estos recursos evocando a los primeros pobladores del lugar, que la etnología y la arqueología hayan determinado.
Los primitivos habitantes del territorio que hoy ocupa la provincia de Río Negro fueron los puelches-guénaken o también llamados patagones del norte. Los primeros datos fidedignos sobre estos habitantes los tenemos gracias al relato del gran naturalista francés Alcides D’Orbigny, que estando en Carmen de Patagones, en el año 1830, entró en contacto con estas poblaciones y le dijeron llamarse puelches, palabra que en lengua araucana significa “hombres del este” – respecto al otro lado de los Andes-. Luego, el Perito Moreno, nos dice que los habitantes de esas latitudes se llamaban a si mismos guénekan, de ahí que para distinguirlos de otros grupos patagónicos se los llama con ambas denominaciones (Canals Frau, 1986).
Respecto a estos pueblos que ocupaban la parte septentrional de la Patagonia, se puede señalar que tenían una economía basada esencialmente en la caza, como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador, en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Referencias de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones del sur o chónik, su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco, y por debajo de él, los hombres usaban el taparrabo y las mujeres el delantalcito que llegaba hasta las rodillas (Serrano, 2000). Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes. La mayoría de los autores coincide en afirmar que los guénaken eran de gran estatura. D’Orbigny, que los estudia con criterios más científicos, dice que los varones tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,62. Un cambio significativo se produjo con la introducción del caballo por los españoles, ya que este animal se utilizó para la caza, adoptando las boleadores como elemento para ese fin y diversas formas de vida cambiaron a partir de ese momento.
Es un hecho conocido que los pueblos patagónicos y de más al norte aún, recibieron una gran influencia de habitantes que vivían al oeste de la cordillera. Estos eran los araucanos – llamados a si mismos mapuches- y fueron el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo aproximadamente como límite sur, el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como en la de Chile. Entre 1875 y 1879 se llevaron a cabo numerosas incursiones militares al territorio de los puelches-guénaken – conocidas históricamente como la Conquista del Desierto- encabezadas las últimas por el General julio A. Roca, quien luego fuera por dos períodos Presidente de la República. Estas luchas prácticamente exterminaron a una gran cantidad de aborígenes y son motivo de polémica hasta nuestros días. La mayoría de las tierras fueron repartidas por el gobierno central entre los combatientes de la conquista del desierto y empezó así la historia de la colonización europea en estas latitudes. El primer intento por parte del gobierno colonial para explorar la región se llevó a cabo en 1778, cuando el virrey Vértiz envió una expedición para levantar varios fuertes al mando de Francisco de Viedma quien funda Carmen de Patagones y luego Mercedes de Patagones, al afectar las crecidas del río Negro a la primera población. En 1879, Mercedes cambió su nombre por Viedma en homenaje a su fundador. Luego fueron importantes por los relevamientos obtenidos las expediciones de Ambrosio Crámer en 1822, en 1830 la de Alcides D’Orbigny, la de Juan Manuel de Rozas en 1833, tiempo más tarde Musters – en 1869- deja un interesantísimo relato titulado “Vida entre los patagones”, recorriendo desde el Río Negro hasta el estrecho de Magallanes, y muchas otras más. En julio de 1865 desembarcaron en Golfo Nuevo un centenar y medio de galeses y se diseminaron en pequeños poblados agrícolas como Trelew, Bryn Crwn, Puerto Madryn y Gaiman, entre otros. En 1893 el número de colonos ya superaba los dos millares y luego se sumaron inmigrantes españoles, italianos y alemanes. Entre 1895 y 1903, el naturalista Francisco P. Moreno realizó varios viajes a la zona del lago Nahuel Huapi, estudiándola y promocionando sus bellezas y recursos naturales.
San Carlos de Bariloche, en la margen del Nahuel Huapi, fue fundada en 1895 por iniciativa de Carlos Wiederhold, quien inició las primeras construcciones en la localidad. Años más tarde el Perito Moreno dona – en 1903- las tierras que le habían sido asignadas en retribución a su arduo trabajo de fijar los límites con la República de Chile, y con ellas se crea, en 1934, el primer Parque Nacional de Argentina. En el área del Parque Laguna Carrilaufquen se encontraron importantes restos fósiles lo que se sumó a las motivaciones para preservar el área.
Alternativas turísticas
La Laguna Los Juncos ofrece posibilidades para la observación de aves, la fotografía de las mismas, es decir, safari fotográfico, que en este caso particular se señala como principal objetivo de dicha práctica a las aves acuáticas por la facilidad que ofrecen a la observación, su tamaño generalmente mediano a grande y su abundancia (en contraposición con la dificultad que ofrecen las aves del Orden Passeriformes).
También se puede practicar la pesca deportiva (aunque carecemos de información sobre las especies más conspicuas), caminatas, y toda actividad que nos ponga es estrecho contacto con la naturaleza.
Cómo llegar
Desde la ciudad de San Carlos de Bariloche se debe circular la RN Nº 237 hacia el Este hasta su intersección con la RN 23. En este lugar se sigue por la última ruta mencionada unos 12 km, transcurridos los cuales, encontraremos la Laguna Los Juncos.
Problemas de conservación
El problema general de conservación que afecta a la estepa patagónica es de desertificación. Brown et al. (2005) dicen al respecto:”Tal deterioro involucra la extinción local de especies, la erosión del suelo, la modificación de la estructura de la vegetación y la disminución de la productividad biológica del ecosistema. Todos estos procesos pueden ocurrir espontáneamente debido a la acción de agentes naturales y/o a la dinámica interna del ecosistema. Sin embargo, sólo se hablará de desertificación cuando los cambios tienen lugar por acción del hombre (Paruelo y Aguilar, 2003).”
Contacto
Asociación para la Protección de la Naturaleza Lihué. Casilla de Correo Nº 640. Calle Lilinquén 419, Pinar de Festa, (8400) San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro.
E-mail: asolihuesuse@bariloche.com.ar
Personas con las que deberá comunicarse al teléfono 02944- 462520 / 448225, Susanne Schulz o Alicia Negri.
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Investigación
y Textos:
Gabriel
O. Rodriguez
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