EDICION
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACION
Loma del Medio - Río Azul
Cerca de la localidad de El Bolsón, provincia de Río Negro, se creó hacia 1948, mediante el Decreto Nacional Nº 20.195/48, la Reserva Forestal Loma del Medio-Río Azul. Es un predio de algo más de 2.400 hectáreas manejado conjuntamente por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Servicio Forestal Andino, organismo dependiente del Gobierno de Río Negro. El fin específico con el que se creó esta reserva fue el de implementar un mecanismo de uso sustentable de los recursos forestales, con un manejo semejante al de reserva de uso múltiple. También resulta importante salvaguardar, mediante el uso controlado, un bosque bastante puro de ciprés de la cordillera (Austocedrus chilensis), la principal riqueza de la reserva desde el punto de vista de la conservación.
Es un lugar de gran belleza paisajística, donde se asocia a una estación forestal de experimentación el uso turístico de la misma, con buenos resultados a la vista.
La tenencia de la tierra es fiscal nacional, fue establecida por un instrumento legal nacional y la jurisdicción es provincial.
Categoría
Reserva forestal nacional.
Ubicación
El área natural analizada se sitúa en el sudoeste de la provincia de Río Negro, en las cercanías de la localidad de El Bolsón, situada entre los 41° 40' y 42° 10' de Latitud sur y los 71° 42' y 71° 20' de Longitud oeste. Linda al este con el Área Natural Protegida Río Azul-Lago Escondido.
Superficie
La unidad de conservación prospectada posee una extensión de 2.422 hectáreas. El fin específico con el que se creó esta reserva fue el de implementar un mecanismo de uso sustentable de los recursos forestales, con manejo de los recursos similar al de reserva de uso múltiple. También resulta importante salvaguardar, mediante el uso sustentable, un bosque bastante puro de ciprés de la cordillera (Austocedrus chilensis).
Fecha e instrumento legal de creación
El área fue creada mediante el Decreto Nacional Nº 20.195/48, declarado por el Expediente 75.468/48 como “Reserva Forestal” (Rusch, 2002). En la actualidad es administrado conjuntamente por el INTA (Campo Forestal General San Martín) y el Servicio Forestal Andino de Río Negro. O sea que estamos en presencia una reserva instalada en un predio cuya tenencia de la tierra es fiscal nacional y fue establecida como tal por un Decreto de Ejecutivo Nacional, pero su jurisdicción es provincial y en la práctica su manejo y administración es compartido por un organismo provincial y otro nacional.
Relieve
En el oeste rionegrino se desarrolla la Cordillera de los Andes, donde la altitud de los cerros es inferior a la de la cordillera central, siendo la máxima altura del territorio rionegrino el Cerro Tronador de 3.554 m.s.n.m. Hacia el este la altura decrece hasta formarse un relieve mesetiforme, interrumpido por depresiones denominadas bajos, que culmina en la costa marítima con altos acantilados.
La cadena de los Andes está separada de la zona mesetaria por una serie de sierras bajas, algunas formadas simultáneamente con el plegamiento andino y otras más antiguas llamadas sierras de los Patagónides. Ninguno de los dos bloques se suceden sin interrupción, sino que ambos forman bloques aislados separados por depresiones ocupadas por valles fluviales y por extensos lagos.
El área prospectada está inmersa en esta región donde la Loma del Medio, con sólo unos 300 m de altura sobre el nivel de los valles que la circundan, tiene hacia el oeste el valle del río Azul y al este el valle Nuevo, que es el formado por el cauce del río Quemquemtreu. Ambos cursos de fusionan y tras recorrer varios kilómetros desaguan en el lago Puelo. Situada en el medio de un profundo encajonamiento andino, la Loma del Medio queda pequeña junto a las montañas que hacia el oeste del río Azul se elevan hasta superar los 2.000 metros para definir el límite internacional (Chebez, 2005). En el sector oriental está limitada por el cordón del Piltriquitrón que alcanza su máxima altura a los 2.284 m.s.n.m. en el cerro del mismo nombre.
Hidrografía
La red hidrográfica de la provincia de Río Negro está compuesta por dos ríos principales: el Colorado que es el límite norte de la provincia y la separa de La Pampa, y el río Negro que corre en forma más o menos paralela un poco más al sur que el primero. Ambos vierten sus aguas en el Atlántico y se nutren del deshielo de los Andes, lugar de sus nacientes. Su sentido de circulación es noroeste a sudeste. Al atravesar la zona mesetaria pierden parte de su caudal por evaporación, sin recibir afluentes de importancia en su recorrido.
El río Limay es el tercero en importancia y es un afluente del Lago Nahuel Huapi, en el que se inicia a una altura de 764 m.s.n.m. y corre en un valle muy encajonado con bardas altas.
Su cuenca es la más compleja expresión hidrológica del sistema, con numerosos lagos, algunos de notable extensión y profundidad, que se encadenan con los numerosos afluentes del área montañosa, entregando sus excedentes al colector principal. Desde el Lago Aluminé por el norte, hasta el lago Nahuel Huapi por el sur, es decir entre los 30º 40’ S y los 41º 30’ S, se presentan en la ladera oriental de la Cordillera de los Andes Patagónicos numerosas cuencas lacustres de extensión variable; todas ellas ocupan depresiones de origen glaciario (GAEA, 1975).
En el área prospectada corren el río Azul con su trayecto norte-sur hasta y el río Qemquemtreu. Ambos cursos de agua se unifican y recorren unos 10 Km hasta verter sus aguas en el lago Puelo.
Clima
La provincia de Río Negro se encuentra en una posición donde se da la transición entre el clima frío de gran parte de la Patagonia y templado al norte del río Colorado. Las precipitaciones pasan de muy abundantes en la zona cordillerana a muy escasas en la región de la meseta patagónica. . La gradiente de precipitaciones queda bien de manifiesto con los siguientes registros: en la Isla Victoria precipitan casi 1.700 mm. de lluvia al año, en el Aeródromo Bariloche, sólo 35 kilómetros al este, se registran menos de 800 mm. y en la localidad de Maquinchao, unos 220 kilómetros hacia el este apenas llegan a caer aproximadamente 200 mm. al año. También se produce en su territorio la transición de la zona con mayores lluvias estivales - en el norte – y la de mayor pluviosidad durante los meses de abril a agosto como sucede en sectores patagónicos. Las precipitaciones nivales son comunes en toda la provincia durante el invierno, a excepción del margen de la costa donde este fenómeno es ocasional. Las temperaturas medias de enero, exceptuando la parte de la cordillera, oscilan entre los 20 y 24 °C y en la zona andina esa cifra se sitúa en los 15° C, dependiendo de la altura.
Los fuertes vientos que caracterizan a toda la Patagonia, no son excepción en Río Negro. Este agente metereológico es responsable, en buena medida, de la aridez, por favorecer notoriamente la evaporación en lugares de escasas precipitaciones y también otorga característica peculiares a la flora que crece con adaptaciones para resistir el embate del viento que predominantemente sopla del oeste, sudoeste y noroeste. La mayor cantidad de días nublados se da en la zona cordillerana con un porcentaje que ronda entre el 50 y 60 % de las jornadas, disminuyendo a un 40 % en la costa marítima. En el centro de la provincia es aún mayor el porcentaje de días soleados que en la costa.
Flora
La Reserva Forestal Loma del Medio está situada en la Eco-región Bosques Patagónicos según la clasificación de Burkart, et al (1999) o Provincia Subantártica para Cabrera (1976). Esta región que se extiende a lo largo de la cordillera de los Andes, en su parte sur, aproximadamente desde los 37º de latitud hasta Tierra del Fuego, se caracteriza por poseer árboles tanto perennes como caducifolios que cubren densamente las laderas montañosas y los valles intermontanos - muchas veces ocupados por extensos lagos-, especies de maderas semiduras, árboles de fuste recto y un sotobosque relativamente pobre. Están formados por un número limitado de especies, predominando el género Nothofagus, con especies emparentadas con las que se pueden ver en Nueva Zelanda (y otras regiones próximas), lo que se explica por la existencia del gran continente Gondwana el cual se desmembró formando los actuales continentes. En realidad este sector sudamericano no pertenece a la Región Neotropical como la inmensa mayoría del territorio argentino, sino a la Región Austral que incluye parte a la Antártica, donde también se encontraron restos fósiles de este género de árboles dado que esa región, en épocas muy lejanas, no poseía el clima que tiene en la actualidad.
Hacia el este los ejemplares se encuentran más dispersos y desarrollan menos altura dando paso gradual al contrastado paisaje de la estepa. Los cordones montañosos influyen notoriamente en las precipitaciones al actuar como barreras de los vientos del oeste. Es por esta razón que conforme se desarrollen estos cordones en cuanto a su orientación hay lugares con mayores precipitaciones y por ende, mayor vegetación. Un caso característico lo tenemos en Puerto Blest, donde se registran precipitaciones que llegan a los 4.000 mm anuales y que dan lugar a la formación de lo que se denomina Selva Valdiviana; con helechos, epífitas, enredaderas y hongos, entre los que se destaca el renombrado llao llao (Cittaria darwinii) y es importante señalar que esta selva de expande mucho más en territorio chileno que en el argentino, donde está escasamente representada.
En los bosques menos intrincados que los de las zonas ocupadas por la selva valdiviana, se observan ejemplares de árboles de gran porte como el coihue (Nothofagus dombeyi) que puede alcanzar los 45 metros de altura y 2 de diámetro en su tronco (Dimitri, 1993) y es exclusivo de esta región; la lenga (Nothofagus pumilio), que también recibe los nombres comunes del roble o roble blanco y que en zonas muy elevadas crece en forma achaparrada, siendo también endémico de los bosques andino-patagónicos; el maitén (Maytenus boaria); el roble o pillín (Nothofagus oblicua), aunque muy escaso dado que su distribución se limita al sur del territorio neuquino; el arrayán (Myrceugenella apiculata) que crece en forma escasa y es conspicuo en la Isla Victoria (P. N. Los Arrayanes); el radal (Lomatia hirsuta) que se caracteriza por presentar forma arbustiva y de árbol de unos 15 metros de altura; el ñire o ñire (Nothofagus antarctica) que presenta un follaje de tonalidad rojizo de gran belleza en otoño; el tineo (Weinmannia trichosperma); el canelo (Drimys winteri), el huan-haun (Laurelia philippiana) y la caña colihue (Chasquea culeou), los que son sólo algunas de las especies arbóreas que habitan los bosques andinos del sur. El ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis) es la especie más conspicua en la Reserva Loma del Medio, y es la especie más común en la zona de ecotono entre los bosques andino-patagónicos y la estepa patagónica.
Acompañan a este bosque con predominio de cipreses, algunas otras especies con muchas menor representatividad como el coihue (Nothofagus dombeyi) y el alerce (Fitzroya cupressoides).
Los bosques puros de ciprés de la cordillera del área cumplen funciones de estabilización de laderas y se hallan poco representados dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Rusch, 2002).
El ciprés de la cordillera, ciprés, lipain o ciprés de los Andes es un árbol cuya altura ronda entre los 20 y los 25 metros y el tronco puede alcanzar 1,5 metros de diámetro y más en forma excepcional, pero la medida estándar sería de uno 0,50 metros. La copa es alargada, piramidal, sobre todo cuando es joven (Santos Biloni, 1990). Esta especie es exclusiva de de los Andes patagónicos tanto de Chile como de la Argentina y, en éste último país, la vemos desde la mitad sur de la provincia del Neuquén hasta la parte media del límite occidental de la provincia del Chubut. Señala Dimitri (et al., 1997) que crece en lugares pedregosos, bordeando por lo general las aguas de los ríos, arroyos o lagos y son significativas su poderosas raices que se extienden a un radio de 30 metros o aún más, alrededor del árbol. Posee unas hojas pequeñas, persistentes de 2 a 4 mm de largo, curvadas, provistas de bandas estomáticas blanquecinas, prolongándose el limbo en forma de alas por la rama bajo su punto de unión. Es una especie monoica, aunque existen ejemplares que presentan floración de ambos sexos. Los frutos son semejantes a conos de cobertura dura, de forma ovoide un tanto aplanados de 8 a 15 mm de largo por 6 a 8 de ancho (Dimitri, op. cit.).
Durante mucho tiempo se lo utilizó como poste telefónico, previo a un tratamiento que se realiza a su madera para hacerla más perdurable. Su prestancia lo convierte en un árbol ornamental por excelencia en la zona de la ciudad de San Carlos de Bariloche y muchas otras.
Su madera se utiliza para hacer puertas, ventanas y muebles. En Argentina además se lo utiliza para la fabricación de cajones para trasportar fruta y para hacer encofrados. Para la confección de muebles tiene el inconveniente que su madera presenta muchos nudos.
En el área que ocupa la reserva tratada, el INTA realiza distinto tipo de estudio de la especie, pero lo más relevante para la conservación son los sistemas empleados para la elaboración de plantines, que con bastante éxito, se pretende cubrir vastas zonas arrasadas por incendios forestales; como el ocurrido en el año 1999 que arrasó con más de 200 hectáreas de bosque (Perdomo, et al., 2007). |
Fauna
Sobre la fauna del área prospectada no se encontraron inventarios, por lo que repetiremos el texto sobre el tema elaborado para la lindante Reserva Río Azul-Lago Escondido, cuya semejanza por la proximidad es considerable.
En la zona se encuentran especies de gran valor biológico por tener distintos rangos de amenaza. Tal es el caso, entre los mamíferos, del huemul (Hippocamelus bisulcus), con estatus nacional de Amenazado y fue declarado Monumento Natural en la provincia de Río Negro y en el ámbito nacional y en el área protegida que analizamos hay una destacable población de huemules. Otra especie que debemos mencionar es el monito de monte o kongoy (Dromiciops gliroides), especie considerada Vulnerable (SAREM, 2000), también es endémico de la Patagonia (en Chile habita una subespecie) con una distribución aún no precisa, auque se estima que habitaría desde el P.N. Lanín en Neuquén hasta el norte del Chubut. Otro caso similar lo constituye el pudú (Pudu pudu) considerado especie rara (Reca et al. 1996) y de Riesgo bajo (SAREM, 2000) en el ámbito nacional, que habita los cañaverales de bambúes y el sotobosque en general. Tiempo atrás ocupó categorías de mayor riesgo, pero hoy sus poblaciones parecen haber repuntado en cantidad de individuos; también es significativa para la conservación la presencia del gato huiña (Oncifelis guigna) categorizado como Vulnerable (SAREM, 2000); del gato yaguarundí (Herpailurus yaguarondi), que sería su distribución más austral y se lo considera con Riego bajo (SAREM, 2000), siendo la subespecie Herpailurus yaguarondi ameghinoi (Parera, 2002) la que habita en Río Negro.
Varias otras especies de mastofauna habitan la zona de los bosques andinopatagónicos como el zorro gris chico (Lycalopex gymnocercus), el huillín (Lontra provocax) cuyo estatus nacional lo considera En peligro (SAREM, 2000) y es una especie exclusiva de Chile y Argentina, siendo relativamente común en el Lago Nahuel Huapi; la rata topo valdiviana (Geoxus valdivianus); el hurón (Galictis cuja); el puma (Puma concolor); el gato montés (Oncifelis geoffroyi); el murciélago patagónico (Myotis chiloenses); el tucu-tucu patagónico (Ctenomys haigi), endémico de esta región; el ratón de oreja negra (Irenomys tarsalis); el ratón endémico (Irenomys tarsalis), y algunas especies más de micromamíferos.
Haciendo lugar a las aves de estos bosques también cabe consignar que existen endemismos como los es el chucao (Scelorchilus rubecula), el huet-huet (Pteroptochos tarnii); el churrín grande (Eugratta paradoxa), todos integrantes de la familia Rhinocryptidae con una típica silueta de gallo pequeño; la paloma araucana (Columba araucana), el carpintero gigante (Campephilus magellanicus) de gran tamaño y vistoso colorido negro con la cabeza y cuello de color rojo fuerte para el macho (la hembra casi uniformemente negruzca ), rapaces como el esparvero variado (Accipiter bicolor) y el aguilucho cola rojiza (Buteo ventralis) desarrollaron alas cortas y anchas para volar entre la vegetación; el pato de los torrentes ( Merganetta armata) de extraña cola larga que utiliza para nadar contra la corriente aún en los rápidos y el cóndor (Vultur gruphus). Dentro de los passeriformes cabe citar al zorzal patagónico (Turdus falcklandii); el cabecita negra austral (Carduelis barbata); el siete colores patagónico (Phrygilus patagonicus), con vistosos colores amarillo, anaranjado y celeste entre otros; el tordo patagónico (Curaeus curaeus); el fío fío silvador (Elaenia albiceps) y el diucón (Xolmis pyrope).
En cuanto a los anfibios y reptiles se puede decir que ambos grupos son poco representativos en estas latitudes en relación a las aves y mamíferos. Entre lo batracios se observa la rana (Pleuroderma bufonina), la ranita de Darwin (Rhinoderma darwin), el sapo del bosque (Bufo variegatus) y especies endémicas y de escasa distribución como (Batrachyla leptopus) y la ranita (Hylorina sylvatica). Los reptiles se hacen presentes con una culebra conspicua, la culebra andina (Tachymenis peruviana) y varias lagartijas del género Liolaemus.
La ictifauna de los ríos, arroyos y lagos es pobre en cantidad de especies y, en general, predominan las especies de salmónidos introducidos. Varias especies conocidas como puyén son los peces más comunes: tal es el caso de Galaxias platei, G. Attenuatus (aunque estaría sólo en el extremo austral) y G. variegatus.
Recursos culturales
En este ítem nos abocaremos por su importancia como recurso natural, a destacar algunos aspectos de la vida de los habitantes originarios del territorio tratado, cuya mayor impronta sea tal vez los nombres de la fauna, de la flora y la toponimia expresada en su lengua.
Los primitivos habitantes del territorio que hoy ocupa la provincia de Río Negro fueron los puelches-guénaken o también llamados patagones del norte.
Los primeros datos fidedignos sobre estos habitantes los tenemos gracias al relato del gran naturalista francés Alcides D’Orbigny, que estando en Carmen de Patagones, en el año 1830, entró en contacto con estas poblaciones y le dijeron llamarse puelches, palabra que en lengua araucana significa “hombres del este” – respecto al otro lado de los Andes-. Luego, el Perito Moreno nos dice que los habitantes de esas latitudes se llamaban a si mismos guénekan, de ahí que para distinguirlos de otros grupos patagónicos se los llama con ambas denominaciones (Canals Frau, 1986).
Respecto a estos pueblos que ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza, como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador, en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Referencias de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones del sur o chónik su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco, y por debajo de él, los hombres el taparrabo y las mujeres el delantalcito que llegaba hasta las rodillas (Serrano, 2000). Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes. La mayoría de los autores coincide en afirmar que los guénaken eran de gran estatura. D’Orbigny que los estudia con criterios más científicos dice que los varones tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,62. Un cambio significativo se produjo con la introducción del caballo por los españoles, ya que este animal se utilizó para la caza adoptaron las boleadores como elemento para ese fin y diversas formas de vida cambiaron a partir de ese momento.
Es un hecho conocido que los pueblos patagónicos y de más al norte aún, recibieron una gran influencia de habitantes que vivían al oeste de la cordillera. Estos eran los araucanos – llamados a si mismos mapuches- y fueron el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile.
Hechos más recientes
Entre 1875 y 1879 se llevaron a cabo numerosas incursiones militares al territorio de los puelches-guénaken – conocidas históricamente como la Conquista del Desierto- encabezadas las últimas por el General julio A. Roca, quien luego fuera por dos períodos Presidente de la República. Estas luchas prácticamente exterminaron a una gran cantidad de aborígenes y son motivo de polémica hasta nuestros días. La mayoría de las tierras fueron repartidas por el gobierno central entre los combatientes de la conquista del desierto y empezó así la historia de la colonización europea en estas latitudes. El primer intento por parte del gobierno colonial para explorar la región se llevó a cabo en 1778, cuando el virrey Vértiz envió una expedición para levantar varios fuertes al mando de Francisco de Viedma quien funda Carmen de Patagones y luego Mercedes de Patagones al afectar las crecidas del río Negro a la primera población. En 1879, Mercedes cambió su nombre por Viedma en homenaje a su fundador. Luego fueron importantes por los relevamientos obtenidos las expediciones de Ambrosio Crámer en 1822, en 1830 la de Alcides D’Orbigny, la de Juan Manuel de Rozas en 1833, tiempo más tarde Musters – en 1869- deja un interesantísimo relato titulado “Vida entre los patagones”, recorriendo desde el Río negro hasta el estrecho de Magallanes y muchas otras más. En julio de 1865 desembarcaron en Golfo Nuevo un centenar y medio de galeses y se diseminaron en pequeños poblados agrícolas como Trelew, Bryn Crwn, Puerto Madryn y Gaiman, entre otros. En 1893 el número de colonos ya superaba los dos millares y luego se sumaron inmigrantes españoles, italianos y alemanes. Entre 1895 y 1903, el naturalista Francisco P. Moreno realizó varios viajes a la zona del lago Nahuel Huapi, estudiándola y promocionando sus bellezas y recursos naturales.
San Carlos de Bariloche, en la margen del Nahuel Huapi, fue fundada en 1895 por iniciativa de Carlos Wiederhold, quien inició las primeras construcciones en la localidad. Años más tarde el Perito Moreno dona – en 1903- las tierras que le habían sido asignadas en retribución a su arduo trabajo de fijar los límites con la República de Chile, y con ellas se crea, en 1934, el primer Parque Nacional de Argentina.
El siglo XX fue protagonista del nacimiento de nuevas colonias agrícolas en la zona de los valles, especialmente en el llamado Alto Valle. El primer turno le correspondió a Cipolletti en 1903, Allen en 1907, Ingeniero Huergo en 1912 y Villa Regina, por iniciativa de la Compañía Italo Argentina de Colonización.
Alternativas turísticas
El área prospectada posee parcialmente infraestructura para el turismo y, como es de imaginar al estar en los bosques andino-patagónicos, la belleza del lugar es significativa. La reserva posee límites marcados con amojonamiento, picada perimetral y alambrado; posee una sede administrativa que si bien no tiene por único fin la atención al visitante obra como punto de referencia; hay carteles indicadores en distintos lugares; hay senderos para recorrer el lugar y realizar trekking; se imprimieron folletos y mapas; también se cuenta con servicio de guías y hay zona de acampe sobre el río Azul (Rusch, 2002). Existe un punto panorámico del Valle Nuevo con una espléndida vista; luego sobre la ladera occidental de la Loma hay un mirador del río Azul el cual corre encajonado y enmarcado por maravillosos bosques que acompañan su derrotero. Muy cerca se ubica una curiosa formación rocosa conocida como “Cabeza del Indio”.
A través de la reserva se accede a lugares de gran atractivo turístico, además de los ya nombrados, como los Refugios Cerro Hielo Azul y al Cajón del Azul, así como al circuito turístico denominado Mallín Ahogado y también al cerro Perito Moreno. Sus muchas las posibilidades que brinda el área y sus lugares próximos como para tenerla presenta en nuestro próximo viaje por la zona. La pesca deportiva, el rafting, la observación y fotografía de fauna y panorámicas son sólo algunas de las muchas posibilidades que brinda este rincón rionegrino.
La provincia de Río Negro
La multiplicidad de atractivos que ofrece la provincia de Río Negro la convierte en uno de los destinos preferidos de la Patagonia. Otras provincias de este recóndito lugar del planeta ofrecen también inmejorables paisajes de lagos y montañas nevadas, pero la única que a ello puede agregar playas sobre el Atlántico con aguas templadas es la de Río Negro. En efecto, el Balneario Las Grutas ofrece absolutamente todo lo poseen los centros de este tipo ubicados más al norte. Una corriente marina hace las aguas más templadas y el viento no es superior al que presenta cualquier zona de nuestra costa marítima. Se trata de una villa turística con confortables hoteles, departamentos y casas en alquiler, bungalows y camping. No faltan las discotecas, buena gastronomía en restaurantes, un hermoso casino y centros de compras. La práctica de deportes acuáticos como la pesca, el submarinismo, el surf y la vela son el complemento ideal para una zona balnearia. Continuando por la Ruta Nacional 3 hacia el sur a menos de 100 kilómetros está la localidad de Sierra Grande donde se pueden visitar las deslumbrantes minas de hierro y apreciar lo que pocas veces se puede ver: el interior de una mina, con sus historias, con la posibilidad de percibir la rudeza de ese trabajo, conocer y ver de cerca aspectos de la geología, métodos de extracción del mineral y una exhibición de fotos que contribuye al conocimiento de este misterioso mundo subterráneo. La visita a estas minas se puede realizar todo el año y todos los días en el horario de 8.00 a 17 horas aproximadamente. De San Antonio Oeste podemos recorrer unos 170 kilómetros hacia la costa (este) por la ya mencionada ruta 3 y llegar a Viedma, la capital provincial. Aquí comenzó, realmente, la historia de la Patagonia. Se encuentra situada en la margen del río homónimo – enfrente de Carmen de Patagones- y tiene un legado histórico de los más interesantes de la Patagonia. Ambas ciudades forman una sola unidad turística con sitios de interés dentro del casco urbano: la Manzana Histórica de Viedma, el Casco Histórico de Patagones, el Museo Gobernador Tello en Viedma, el Museo Salesiano Cardenal Cagliero, el Cerro de la Caballada, el Museo Tecnológico del Agua y el Suelo y la casona La Carlota. En sus proximidades, existen diversos balnearios y un apostadero con una colonia permanente de lobos marinos en la Reserva Provincial Punta Bermeja. Ambas ciudades cuentan con hotelería y todos los servicios que requiere un turista exigente y circuitos para recorrer los alrededores con interesantes puntos de interés, cuyo detalle escapa al tenor de este texto. En la zona centro-sur de la provincia esta la Meseta de Somuncurá, que fue convertida en una Reserva Provincial por el atractivo paisaje que muestra y por hospedar una fauna muy particular. La Ruta Nacional 23 desde San Antonio Oeste nos lleva a Ingeniero Jacobacci, una bonita ciudad donde se puede realizar el recorrido en el tren La Trochita desde esta última localidad hasta el Maitén en la provincia del Chubut, con paradas en la localidad rionegrina de Fitalancao y en la chubutense de El Maitén. En Ing. Jacobacci estamos ya acercándonos a San Carlos de Bariloche – unos 170 kilómetros entre ambas localidades – la “Meca” de todo aquel que por primera vez se decide a conocer los “lagos del sur”, nombre genérico con el que designamos al gran complejo lacustre montañoso que se extiende desde Neuquen hasta el extremo sur patagónico. La arquitectura peculiar, sea tal vez , el rasgo que más llame la atención al visitante. Su Centro Cívico, con construcciones que recuerdan a las aldeas alpinas y perviven aún casas de madera, con techos de gran pendiente y también lucen construcciones de impecable estilo moderno. El Hotel Llao Llao también se destaca por la arquitectura muy vistosa y es valuarte de la región, desde el cual hay una excelente vista del Lago Nahuel Huapi, sobre el que se construyó la ciudad. Son muchas la excursiones que tienen como punto de partida Bariloche, que recorren distintos puntos del Parque Nacional Nahuel Huapi, el más antiguo del país y cuyo nombre trasciende las fronteras de Argentina. Muchos turistas extranjeros llegan al Aeropuerto de Bariloche para disfrutar de paisajes realmente sorprendentes, las pesca deportiva de salmónidos y el esquí. Los típicos recorridos que parten de esta prestigiosa ciudad son el Cerro Catedral, el Cerro Otto, el Cerro Tronador, los Circuitos Grande y Chico, Villa La Angostura, Isla Victoria y el Parque Nacional Los Arrayanes, entre muchísimos paseos más. La ciudad de Bariloche está a 830 kilómetros de Viedma.
Otro punto de interés turístico es El Bolsón cuya ruta de acceso atraviesa un espectacular escenario natural, ya que se bordean los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillelmo. Esta Villa cuenta con una buena infraestructura que le permite ser un punto de apoyo turístico importante de la llamada Comarca Andina del paralelo 42º, que incluye el territorio rionegrino y chubutense. Sus primeros habitantes se asentaron hacia fines del siglo XIX, procedentes de Chile en su mayoría. La ciudad está asentada sobre una depresión ubicada entre los cerros, a sólo 300 m sobre el nivel del mar, mientras que al Este las elevaciones alcanzan los 2.200 m de altura. Es un lugar ideal para el descanso con hoteles y restaurantes que ofrecen comidas regionales de fina elaboración, granjas en las que se puede observar la elaboración y adquirir dulces, quesos, yogurt, helados y otras variedades artesanales de origen europeo muchas veces. Hay una Feria Regional que funciona los días martes, jueves y sábados de 10 a 14 horas, donde se pueden adquirir los productos de mayor calidad de la región. Esta reseña sólo pretende dar una semblanza general sobre la oferta turística de la provincia pero está muy lejos de mencionar todos los lugares de enorme belleza paisajística y de atracción para el visitante, como es el caso de las pistas de esquí del Cerro Catedral – el primer centro de esquí del hemisferio sur con 74 elevadores y 250 instructores- y del Cerro Perito Moreno en El Bolsón y el de la pesca de truchas que es motivo de viajes para ese fin por parte de turistas del Hemisferio Norte.
Cómo llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de Viedma se indican a continuación los itinerarios para llegar a la misma desde distintos puntos.
- Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próximas a ella, la RN N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
- Desde las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta parte le mencionada RN N°3, que nos lleva al destino luego de pasar por Bahía Blanca, Carmen de Patagones y, río Negro de por medio, está Viedma.
- Partiendo de la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendozina a la que la comunica la RN N° 40. De Mendoza hay que tomar la RN N° 143 hasta su intersección, ya en territorio pampeano, con la RN N° 35 hasta Bahía Blanca y luego seguir por la RN N°3, que como se ha indicó, es camino obligado para buena parte de los que provengan del este de Argentina.
- Teniendo como puntos de partida las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la RN N° 35 hasta la ciudad de Bahía Blanca desde donde ya se indicó como arribar a Viedma.
- Desde VIEDMA, hay que acercarse a la zona cordillerana por la RN Nº 250, que luego empalma con la RN Nº 22 y, a partir de la localidad de Arroyito, el asfalto se ensambla con la RN Nº 237. Luego de San Carlos de Bariloche, por la RNº 40 hacia el sur los carteles indican ya la localidad de El Bolsón, pueblo recostado sobre el mismo asfalto. Para llegar propiamente al área protegida se toma la calle Azcuénaga continuando por ella hasta después de cruzar el puente sobre el río Quemquemtreu e inmediatamente los carteles indican el ingreso a la Reserva Forestal Loma del Medio.
Contacto
Uno de los organismos que tiene a su cargo el manejo de la Reserva Forestal Loma del Medio y Río Azul, juntamente con el INTA, es el Servicio Forestal Andino que tiene su cede en la calle Perito Moreno 3570, de la localidad de El Bolsón (Código postal 3570). Río Negro
Teléfonos: (02944) 49-2355 ó 49- 2522.
La cede del INTA en la región – Centro Regional Patagonia Norte- está ubicada en la calle Gobernador Elordi 414 de la ciudad de Neuquén (Código postal 8300). Neuquén y la Sede Bariloche tiene Casilla de Correo 277, código postal 8400, Bariloche, Río Negro. Su teléfono es (0944) 42-4990
Teléfonos : (0299)- 442-5756 / 442-3241
Problemas de conservación
Esta unidad de conservación está bajo la custodia conjunta del Servicio Forestal Andino y el INTA de “Campo Forestal General San Martín”.
Al predio se puede lo puede calificar como bien conservado, compuesto, en cuanto a la flora se refiere, por un bosque casi puro de ciprés de cordillera (Austrocedrus chilensis), formación que no está suficientemente representada en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Rusch, 2002). También puede señalarse como aspectos positivos que hacen a la conservación del área que están demarcados sus límites, tanto formalmente con en la práctica, que hay personal del INTA instalado en el lugar (tres agentes de campo) que realizan tareas diversas relacionadas con el mantenimiento del lugar y con la formación de plantines de las mencionada especie que técnicos del INTA vienen experimentando desde hace bastante tiempo. Luego de un importante incendio que afectó al área en 1999, se probaron distintas formas para lograr mayor éxito es la generación de renovales del ciprés de la cordillera (en pequeñas macetas) y el posterior implante en la tierra, contando en la actualidad con un resultado casi óptimo. Existen fotos aéreas del predio, mapas topográficos y datos de flora arbórea, todo lo cual además de utilizarse para el manejo de la estación forestal se brinda a los investigadores que visiten el lugar y se realiza educación ambiental a las escuelas de la región.
Como aspectos a tener en cuenta para mejorar la conservación de la reserva forestal puede señalarse que se produce extracción de leña por parte de algunos residentes del área (el lugar tiene algunos pobladores permanentes) que aparentemente contarían con permisos para ello; el Plan de Manejo estaría desactualizado y una parte considerable del predio está invadido por vegetación exótica, hay pastoreo y se produce extracción de arena y ripio (Ruscha, 2002).
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
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