EDICION
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACION
El Guadal
En la provincia de Río Negro, departamento Bariloche, se encuentra la Reserva Forestal El Guadal, con una extensión de aproximadamente 200 ha de bosques de ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis) bastante compacto, que es el tipo de bosque de mayor rendimiento (Dezzotti & Sancholuz, 1991), y la finalidad con que se creó esta unidad de conservación fue la de preservar estos bosques de alto valor para la conservación y para realizar estudios relacionados con el uso sustentable de los mismos. Por lo expuesto la reserva El Guadal no recibe turismo sino que cumple un rol específicamente de relicto natural para los fines antes mencionados.
Aclaración
Del área analizada se carece de información pues aún no ha sido relevada íntegramente (o no hemos recibido la información solicitada a los organismos pertinentes).
Por consiguiente se indican los datos básicos relacionados con la identificación del área y en los ítems que tratan temas como la flora, fauna, el relieve y otros, presentamos sólo una síntesis referida a todo el ámbito de la provincia donde se encuentre la reserva.
En este caso particular se han extrapolado los datos de las áreas “Los Repollos” y “Loma del Medio y Río Azul” ya que se encuentran muy próxima y comprenden ecosistemas similares.
Categoría
Reserva forestal provincial.
Ubicación
El área que analizamos está situada en el sudoeste de la provincia de Río Negro, entre las ciudades de El Bolsón y Martín Ahogado -más precisamente a 13 km al norte de la primera de las localidades-, departamento Bariloche. Sus coordenadas aproximadas son 41º 50’ Lat S. y 71º 31 Long. O. La reserva se enmarca dentro de la Eco-región Bosques Patagónicos.
Superficie
La Reserva Forestal El Guadal se extiende sobre 200 ha pertenecientes a la Eco-región Bosques Patagónicos. Otra fuente indica 290 ha.
La reserva está formada por una porción de bosque de ciprés (Austrocedrus chilensis). bastante compacto, que es el tipo de bosque de mayor rendimiento (Dezzotti & Sancholuz, 1991), y la finalidad con que creó el fue la de preservar esos bosques de alto valor para la conservación y para realizar estudios relacionados con el uso sustentable de los mismos.
Fecha e instrumento legal de creación
La reserva prospectada fue creada mediante la Disposición Provincial 149 bis/84 de la Dirección de Tierras del 11/06/84 en el que se resgurdan las tierras para una Reserva Forestal. El dominio de la tierra y la jurisdicción son provinciales.
Se encuentra administrada por el Servicio Forestal Andino (Río Negro).
Relieve
En el oeste rionegrino se desarrolla la Cordillera de los Andes, donde la altitud de los cerros es inferior a la de la cordillera central, siendo la máxima altura del territorio rionegrino el Cerro Tronador de 3.554 m.s.n.m. Hacia el este la altura decrece hasta formarse un relieve mesetiforme, interrumpido por depresiones denominadas bajos, que culmina en la costa marítima con altos acantilados.
La cadena de los Andes está separada de la zona mesetaria por una serie de sierras bajas, algunas formadas simultáneamente con el plegamiento andino y otras más antiguas llamadas sierras de los Patagónides. Ninguno de los dos bloques se suceden sin interrupción, sino que ambos forman bloques aislados separados por depresiones ocupadas por valles fluviales y por extensos lagos.
El área prospectada está constituida por el valle del río Limay enmarcado por zonas escarpadas con elevaciones de baja altura.
Las cumbres de los cerros que se elevan en forma paralela al curso del Limay hacia el este definen, con sus alturas de entre 1.000 y 1.600 m.s.n.m., el límite oriental de la reserva natural (Chebez, 2005).
En el área abundan las rocas tobáceas de edad terciaria, que por la acción erosiva muestran relieves de curiosas formas, concediéndole al paisaje un atractivo destacable, como ocurre en el denominado valle Encantado. Los numerosos meandros que forma el cauce del Limay contribuyen a crear zonas de destacada belleza, como la denominada “El Anfiteatro”.
Hidrografía
La red hidrográfica de la provincia de Río Negro está compuesta por dos ríos principales: el Colorado que es el límite norte de la provincia y la separa de La Pampa, y el río Negro que corre en forma más o menos paralela un poco más al sur que el primero. Ambos vierten sus aguas en el Atlántico y se nutren del deshielo de los Andes, lugar de sus nacientes. Su sentido de circulación es noroeste a sudeste. Al atravesar la zona mesetaria pierden parte de su caudal por evaporación, sin recibir afluentes de importancia en su recorrido.
El río Limay, que da lugar a la creación del área protegida prospectada, es un afluente del Lago Nahuel Huapi, en el que se inicia a una altura de 764 m.s.n.m. y corre en un valle muy encajonado con bardas altas.
Su cuenca es la más compleja expresión hidrológica del sistema, con numerosos lagos, algunos de notable extensión y profundidad, que se encadenan con los numerosos afluentes del área montañosa, entregando sus excedentes al colector principal. Desde el Lago Aluminé por el norte, hasta el lago Nahuel Huapi por el sur, es decir entre los 30º 40’ S y los 41º 30’ S, se presentan en la ladera oriental de la Cordillera de los Andes Patagónicos numerosas cuencas lacustres de extensión variable; todas ellas ocupan depresiones de origen glaciario (GAEA, 1975).
El Limay corre en dirección general noreste, dentro de un valle sumamente encajonado, de amplitud variable pero con bordes casi siempre muy empinados y forma numerosos rápidos. En su curso superior genera el valle Encantado, zona de gran atracción turística, donde la acción eólica e hídrica ha dado a las rocas formas caprichosas de singular belleza. Es el más caudaloso de los ríos que aportan aguas al río Negro, estimándose que contribuye con casi el 70% de su caudal (Chiozza y Figueira, 1982).
Datos de la sección entre Confluencia y su entrada en el río Negro, indican que el Limay es un río oligotrófico, de agua poco mineralizada y prácticamente sin vegetación sumergida o arraigada (Menni, 2004).
Desde la provincia del Neuquén el Limay recibe las aguas del río Collón Curá y del Traful, desde la de Río Negro, recibe aguas de varios cursos pequeños, siendo los mayores el Pichí Leufú y el Comallo- colectores de los derrames de una zona precordillerana con precipitaciones abundantes- . Aguas debajo de la confluencia del Comallo, el Limay no recibe desde río Negro sino algunos pequeños arroyos temporarios. A unos 110 km de su naciente forma el Embalse Alicurá y aguas bajo, aproximadamente cerca de la población neuquina de Picún Leufú, el Limay se transforma en otro lago artificial, el Embalse Ezeqiel Ramos Mexía, formado por cerramiento del río El Chocón (Chiozza y Figueira, op. cit.). Aguas debajo de la represa el Limay prácticamente desaparece y fluye como un río de llanura hasta unirse con el Neuquén.
Clima
La provincia de Río Negro se encuentra en una posición donde se da la transición entre el clima frío de gran parte de la Patagonia y templado al norte del río Colorado. Las precipitaciones pasan de muy abundantes en la zona cordillerana a muy escasas en la región de la meseta patagónica. . La gradiente de precipitaciones queda bien de manifiesto con los siguientes registros: en la Isla Victoria precipitan casi 1.700 mm. de lluvia al año, en el Aeródromo Bariloche, sólo 35 kilómetros al este, se registran menos de 800 mm. y en la localidad de Maquinchao, unos 220 kilómetros hacia el este apenas llegan a caer aproximadamente 200 mm. al año. También se produce en su territorio la transición de la zona con mayores lluvias estivales - en el norte – y la de mayor pluviosidad durante los meses de abril a agosto como sucede en sectores patagónicos. Las precipitaciones nivales son comunes en toda la provincia durante el invierno, a excepción del margen de la costa donde este fenómeno es ocasional. Las temperaturas medias de enero, exceptuando la parte de la cordillera, oscilan entre los 20 y 24 °C y en la zona andina esa cifra se sitúa en los 15° C , dependiendo de la altura.
Los fuertes vientos que caracterizan a toda la Patagonia, no son excepción en Río Negro. Este agente metereológico es responsable, en buena medida, de la aridez, por favorecer notoriamente la evaporación en lugares de escasas precipitaciones y también otorga característica peculiares a la flora que crece con adaptaciones para resistir el embate del viento que predominantemente sopla del oste, sudoeste y noroeste. La mayor cantidad de días nublados se da en la zona cordillerana con un porcentaje que ronda entre el 50 y 60 % de las jornadas, disminuyendo a un 40 % en la costa marítima. En el centro de la provincia es aún mayor el porcentaje de días soleados que en la costa.
Flora
El área protegida que se analiza está situada en la Eco-región Bosques Patagónicos según la clasificación de Burkart, et al (1999).
En el área prospectada se presentan espacios con bosques predominantes de cipreses de la cordillera o ciprés de los Andes (Austrocedrus chilensis), árbol que alcanza entre 20 y 25 metros de altura con su copa de forma piramidal y un diámetros de 1,5 centímetros en su tronco, y, en los sectores más bajos o húmedos se observan grupos de maitenes (Maytenus boaria), árbol muy conspicuo en los bosques andinos y característico por sus frutos que presenta dos semillas de color rojo intenso; también se ve al chacay (Chacaya trinervi) y muchas otras especies de porte arbustivo y herbáceo, destacándose por su abundancia la cortaderas (Cortaderia sp.), el neneo (Mulinum spinosus) y coirones de los géneros Festuca y Stipa.
En partes de valle están presentes muchas formaciones de especies exóticas, destacándose por su abundancia lo álamos (Populus sp.) y sauces (Salix sp.), mayormente utilizados para marcar el límite entre los distintos potreros. Las forestaciones de especies exóticas son principalmente de pino oregón (Pseudotsuya menziessii) y del pino ponderosa (Pinus ponderos).
Transcribimos parte del texto del trabajo “Biomasa y productividad aérea de bosques de Austrocedrus chilensis en Río Negro, Argentina” (2001) para aportar más datos sobre la flora del lugar:“Los bosques de Austrocedrus chilensis (D. (Don) Florin et Boutleje) ciprés de la cordillera se ubican en las regiones bajas de la cordillera andina, formando una estrecha franja discontinua que se extiende entre los 36º 30’ S en la provincia del Neuquén y los 43º 35’ S en la provincia de Chubut (Cabrera, 1971; Hueck, 1978; Seibert, 1982). Pertenecen a la Ecoregión de los Bosques húmedos con lluvias invernales (Dinerstein et al., 1995). Dezzotti & Sancholuz (1991), describen tres tipos forestales de ciprés que se extienden en sentido E-O: (1) bosques marginales en el límite con la estepa, (2) bosques compactos o puros y, (3) formaciones mixtas con «coihue» (Nothofagus dombeyi). Estos bosques se distribuyen en un gradiente de precipitación entre los 330 y 2700 mm (Pastorino & Gallo, 1998). En Argentina, es la conífera nativa de mayor rango de distribución natural y uno de los recursos económicos más importantes de la región de los bosques Andino-patagónicos.
En la provincia de Río Negro, principal productor de madera de ciprés, se registró una producción anual de 13.000 m³ entre 1990 y 1995 (Servicio Forestal Andino, 1997).
Fauna
La ictiofauna de este importante río patagónico que da nombre al área protegida que analizamos, tiene un alto componente de especies exóticas, tal como ocurre con todos los humedales de la región andino-patagónica. En el caso del Limay de destacan las poblaciones de la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss); la trucha de arroyo (Salvalinus fontinales), el salmón encerrado del Atlántico (Salmo salar sebazo), que ingresaría desde el lago Traful (Menni, 2004) y la trucha marrón (Salmo trutta). De las especies autóctonas cabe nombrar al pejerrey patagónico (Odontesthes hatcheri), el puyén (Galaxias maculatus), la truchas criollas o percas de boca grande y de boca chica (Percichthys trucha y P. calhuapiensis), el puyén grande (Galaxias platei) y hay referencias de la presencia de las peladillas (Aplochilton taeniatus y Aplochilton zebra)(Menni, op. cit.).
Los anfibios de la región no presentan variedad significativa de especies: están citadas 4 especies de sapos del género Bufo, numerosas ranas de géneros como Alsodes, Atelognathus (dos especies de este género revisten grado de amenaza), varias del género Eusophus, entre otras.
Entre los reptiles se destacan por su variedad las lagartijas del género Liolaemus (27 están mencionadas en un trabajo de Laclan, 1997), muchas de las cuales serían endémicas de la Argentina y otras de la región patagónica. También presenta algo más de una decena de especies la Familia Colubridae.
Las aves, como suele ocurrir mayormente en casi todas las áreas protegidas, es el grupo vertebrado que muestra más especies. En esta Área las aves acuáticas son abundantes por tratarse justamente de la cuenca de un río el objeto de amparo. Se ven varias especies de anátidos como el pato de anteojos (Anas specularis), el pato maicero (Anas georgica), pato overo (Anas sibillatrix); la gallareta chica (Fulica leucoptera), el macá plateado (Podiceps occipitalis), la garza blanca (Cosmerodius alba), la garza bueyera (Bubulcus ibis), la garza bruja (Nycticorax nycticorax), entre otras. Es destacable el frecuente avistaje del cóndor (Vultur gryphus), con categoría de amenaza Próximo a Vulnerable (Bird Life, 2004) del choique (Pterocnemia pennata), con el mismo estatus del cóndor. También son muchas las especies de passeriformes que se observan en el área protegida prospectada.
Del grupo mamíferos cabe señalar que se listaron el guanaco (Lama guanicoe), considerado Potencialmente Vulnerable (Barquez, et al, 2006); el chinchillón (Lagidium viscacia), con estatus que lo califica Vulnerable (Barquez, op. cit.) y que se dispersa por gran parte del cordón cordillerano hasta Chubut, no más al sur; el zorro colorado (Pseudalopex culpaeus), muy perseguido en toda la región patagónica por atacar ovinos, y también con grado de amenaza que lo señala como Vulnerable; el zorro gris chico (Pseudalopex griseus), considerado con rango de amenaza Preocupación menor; el puma (Puma concolor) - Potencialmente Vulnerable- es el mayor predador de la región; el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), también con estatus de Potencialmente Vulnerable ; el hurón menor (Galictis cuja), que habita todo el territorio argentino hasta los 4.200 metros de altura y como muy probable se puede indicar la presencia del huroncito (Lyncodon patagonicus), el más pequeño de los mustélidos de Sudamérica.
Entre las especies exóticas se encuentra la liebre europea (Lepus europaeus), el ciervo colorado (Cervus elaphus), el jabalí (Sus scrofa) y el visón (Mustela vison).
Recursos culturales
Existen en el área protegida prospectada cuevas con petroglifos y pictografías, como las del arroyo Chacay, con registros en algunos sitios de 8.000 años de antigüedad y, en superficie vemos picaderos y chuenques (Chebez, 2005). Habría también en el área yacimientos paleontológicos.
Una relación de los habitantes originarios de una región, es abordar un importante panorama sobre su cultura.
Los primitivos habitantes del territorio que hoy ocupa la provincia de Río Negro fueron los puelches-guénaken o también llamados patagones del norte.
Los primeros datos fidedignos sobre estos habitantes los tenemos gracias al relato del gran naturalista francés Alcides D’Orbigny, que estando en Carmen de Patagones, en el año 1830, entró en contacto con estas poblaciones y le dijeron llamarse puelches, palabra que en lengua araucana significa “hombres del este” – respecto al otro lado de los Andes-. Luego, el Perito Moreno nos dice que los habitantes de esas latitudes se llamaban a si mismos guénekan, de ahí que para distinguirlos de otros grupos patagónicos se los llama con ambas denominaciones (Canals Frau, 1986).
Respecto a estos pueblos que ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza, como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador, en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Referencias de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones del sur o chónik su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco, y por debajo de él, los hombres el taparrabo y las mujeres el delantalcito que llegaba hasta las rodillas (Serrano, 2000). Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes. La mayoría de los autores coincide en afirmar que los guénaken eran de gran estatura. D’Orbigny que los estudia con criterios más científicos dice que los varones tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,62. Un cambio significativo se produjo con la introducción del caballo por los españoles, ya que este animal se utilizó para la caza adoptaron las boleadores como elemento para ese fin y diversas formas de vida cambiaron a partir de ese momento.
Es un hecho conocido que los pueblos patagónicos y de más al norte aún, recibieron una gran influencia de habitantes que vivían al oeste de la cordillera. Estos eran los araucanos – llamados a si mismos mapuches- y fueron el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile.
Hechos más recientes
Entre 1875 y 1879 se llevaron a cabo numerosas incursiones militares al territorio de los puelches-guénaken – conocidas históricamente como la Conquista del Desierto- encabezadas las últimas por el General julio A. Roca, quien luego fuera por dos períodos Presidente de la República. Estas luchas prácticamente exterminaron a una gran cantidad de aborígenes y son motivo de polémica hasta nuestros días. La mayoría de las tierras fueron repartidas por el gobierno central entre los combatientes de la conquista del desierto y empezó así la historia de la colonización europea en estas latitudes. El primer intento por parte del gobierno colonial para explorar la región se llevó a cabo en 1778, cuando el virrey Vértiz envió una expedición para levantar varios fuertes al mando de Francisco de Viedma quien funda Carmen de Patagones y luego Mercedes de Patagones al afectar las crecidas del río Negro a la primera población. En 1879, Mercedes cambió su nombre por Viedma en homenaje a su fundador. Luego fueron importantes por los relevamientos obtenidos las expediciones de Ambrosio Crámer en 1822, en 1830 la de Alcides D’Orbigny, la de Juan Manuel de Rozas en 1833, tiempo más tarde Musters – en 1869- deja un interesantísimo relato titulado “Vida entre los patagones”, recorriendo desde el Río negro hasta el estrecho de Magallanes y muchas otras más. En julio de 1865 desembarcaron en Golfo Nuevo un centenar y medio de galeses y se diseminaron en pequeños poblados agrícolas como Trelew, Bryn Crwn, Puerto Madryn y Gaiman, entre otros. En 1893 el número de colonos ya superaba los dos millares y luego se sumaron inmigrantes españoles, italianos y alemanes. Entre 1895 y 1903, el naturalista Francisco P. Moreno realizó varios viajes a la zona del lago Nahuel Huapi, estudiándola y promocionando sus bellezas y recursos naturales.
San Carlos de Bariloche, en la margen del Nahuel Huapi, fue fundada en 1895 por iniciativa de Carlos Wiederhold, quien inició las primeras construcciones en la localidad. Años más tarde el Perito Moreno dona – en 1903- las tierras que le habían sido asignadas en retribución a su arduo trabajo de fijar los límites con la República de Chile, y con ellas se crea, en 1934, el primer Parque Nacional de Argentina.
El siglo XX fue protagonista del nacimiento de nuevas colonias agrícolas en la zona de los valles, especialmente en el llamado Alto Valle. El primer turno le correspondió a Cipolletti en 1903, Allen en 1907, Ingeniero Huergo en 1912 y Villa Regina, por iniciativa de la Compañía Italo Argentina de Colonización.
Alternativas turísticas
El Paisaje Protegido Río Limay es una zona muy frecuentada por los turistas que se aproximan a San Carlos de Bariloche y salen a recorrer los alrededores. Se hizo famosa, por su belleza, la zona conocida como “Valle Encantado”, donde las formaciones del relieve y las márgenes del río con sus típicos cipreses tienen un cautivante encanto.
El Limay, es uno de los ríos preferidos para la práctica de rafting y para la pesca deportiva de salmónidos. En distintos puntos de su cauce hay sitios óptimos para la pesca con mosca, obteniéndose excelentes ejemplares de truchas marrón, arco-iris, de arroyo y salmón encerrado.
También es común ver grupos de turistas practicando treking y montañismo en los cerros de escasa altura.
La provincia de Río Negro
La multiplicidad de atractivos que ofrece la provincia de Río Negro la convierte en uno de los destinos preferidos de la Patagonia. Otras provincias de este recóndito lugar del planeta ofrecen también inmejorables paisajes de lagos y montañas nevadas, pero la única que a ello puede agregar playas sobre el Atlántico con aguas templadas es la de Río Negro. En efecto, el Balneario Las Grutas ofrece absolutamente todo lo poseen los centros de este tipo ubicados más al norte. Una corriente marina hace las aguas más templadas y el viento no es superior al que presenta cualquier zona de nuestra costa marítima. Se trata de una villa turística con confortables hoteles, departamentos y casas en alquiler, bungalows y camping. No faltan las discotecas, buena gastronomía en restaurantes, un hermoso casino y centros de compras. La práctica de deportes acuáticos como la pesca, el submarinismo, el surf y la vela son el complemento ideal para una zona balnearia. Continuando por la Ruta Nacional 3 hacia el sur a menos de 100 kilómetros está la localidad de Sierra Grande donde se pueden visitar las deslumbrantes minas de hierro y apreciar lo que pocas veces se puede ver: el interior de una mina, con sus historias, con la posibilidad de percibir la rudeza de ese trabajo, conocer y ver de cerca aspectos de la geología, métodos de extracción del mineral y una exhibición de fotos que contribuye al conocimiento de este misterioso mundo subterráneo. La visita a estas minas se puede realizar todo el año y todos los días en el horario de 8.00 a 17 horas aproximadamente. De San Antonio Oeste podemos recorrer unos 170 kilómetros hacia la costa (este) por la ya mencionada ruta 3 y llegar a Viedma, la capital provincial. Aquí comenzó, realmente, la historia de la Patagonia. Se encuentra situada en la margen del río homónimo – enfrente de Carmen de Patagones- y tiene un legado histórico de los más interesantes de la Patagonia. Ambas ciudades forman una sola unidad turística con sitios de interés dentro del casco urbano: la Manzana Histórica de Viedma, el Casco Histórico de Patagones, el Museo Gobernador Tello en Viedma, el Museo Salesiano Cardenal Cagliero, el Cerro de la Caballada, el Museo Tecnológico del Agua y el Suelo y la casona La Carlota. En sus proximidades, existen diversos balnearios y un apostadero con una colonia permanente de lobos marinos en la Reserva Provincial Punta Bermeja. Ambas ciudades cuentan con hotelería y todos los servicios que requiere un turista exigente y circuitos para recorrer los alrededores con interesantes puntos de interés, cuyo detalle escapa al tenor de este texto. En la zona centro-sur de la provincia esta la Meseta de Somuncurá, que fue convertida en una Reserva Provincial por el atractivo paisaje que muestra y por hospedar una fauna muy particular. La Ruta Nacional 23 desde San Antonio Oeste nos lleva a Ingeniero Jacobacci, una bonita ciudad donde se puede realizar el recorrido en el tren La Trochita desde esta última localidad hasta el Maitén en la provincia del Chubut, con paradas en la localidad rionegrina de Fitalancao y en la chubutense de El Maitén. En Ing. Jacobacci estamos ya acercándonos a San Carlos de Bariloche – unos 170 kilómetros entre ambas localidades – la “Meca” de todo aquel que por primera vez se decide a conocer los “lagos del sur”, nombre genérico con el que designamos al gran complejo lacustre montañoso que se extiende desde Neuquen hasta el extremo sur patagónico. La arquitectura peculiar, sea tal vez , el rasgo que más llame la atención al visitante. Su Centro Cívico, con construcciones que recuerdan a las aldeas alpinas y perviven aún casas de madera, con techos de gran pendiente y también lucen construcciones de impecable estilo moderno. El Hotel Llao Llao también se destaca por la arquitectura muy vistosa y es valuarte de la región, desde el cual hay una excelente vista del Lago Nahuel Huapi, sobre el que se construyó la ciudad. Son muchas la excursiones que tienen como punto de partida Bariloche, que recorren distintos puntos del Parque Nacional Nahuel Huapi, el más antiguo del país y cuyo nombre trasciende las fronteras de Argentina. Muchos turistas extranjeros llegan al Aeropuerto de Bariloche para disfrutar de paisajes realmente sorprendentes, las pesca deportiva de salmónidos y el esquí. Los típicos recorridos que parten de esta prestigiosa ciudad son el Cerro Catedral, el Cerro Otto, el Cerro Tronador, los Circuitos Grande y Chico, Villa La Angostura, Isla Victoria y el Parque Nacional Los Arrayanes, entre muchísimos paseos más. La ciudad de Bariloche está a 830 kilómetros de Viedma.
Otro punto de interés turístico es El Bolsón cuya ruta de acceso atraviesa un espectacular escenario natural, ya que se bordean los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillelmo. Esta Villa cuenta con una buena infraestructura que le permite ser un punto de apoyo turístico importante de la llamada Comarca Andina del paralelo 42º, que incluye el territorio rionegrino y chubutense. Sus primeros habitantes se asentaron hacia fines del siglo XIX, procedentes de Chile en su mayoría. La ciudad está asentada sobre una depresión ubicada entre los cerros, a sólo 300 m sobre el nivel del mar, mientras que al Este las elevaciones alcanzan los 2.200 m de altura. Es un lugar ideal para el descanso con hoteles y restaurantes que ofrecen comidas regionales de fina elaboración, granjas en las que se puede observar la elaboración y adquirir dulces, quesos, yogurt, helados y otras variedades artesanales de origen europeo muchas veces. Hay una Feria Regional que funciona los días martes, jueves y sábados de 10 a 14 horas, donde se pueden adquirir los productos de mayor calidad de la región. Esta reseña sólo pretende dar una semblanza general sobre la oferta turística de la provincia pero está muy lejos de mencionar todos los lugares de enorme belleza paisajística y de atracción para el visitante, como es el caso de las pistas de esquí del Cerro Catedral – el primer centro de esquí del hemisferio sur con 74 elevadores y 250 instructores- y del Cerro Perito Moreno en El Bolsón y el de la pesca de truchas que es motivo de viajes para ese fin por parte de turistas del Hemisferio Norte.
Cómo llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de Viedma se indican a continuación los itinerarios para llegar a la misma desde distintos puntos.
- Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próximas a ella, la RN N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
- Desde las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta parte le mencionada RN N°3, que nos lleva al destino luego de pasar por Bahía Blanca, Carmen de Patagones y, río Negro de por medio, está Viedma.
- Desde la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendozina a la que la comunica la RN N° 40. De Mendoza hay que tomar la RN N° 143 hasta su intersección, ya en territorio pampeano, con la RN N° 35 hasta Bahía Blanca y luego seguir por la RN N°3, que como se ha indicó, es camino obligado para buena parte de los que provengan del este de Argentina.
- Desde las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la RN N° 35 hasta la ciudad de Bahía Blanca desde donde ya se indicó como arribar a Viedma.
-Desde VIEDMA, para llegar al Paisaje Protegido Río Limay, hay que acercarse a la zona cordillerana por la RN Nº 250, que luego empalma con la RN Nº 22 y, a partir de la localidad de Arroyito, el asfalto se ensambla con la RN Nº 237. Antes de San Carlos de Bariloche, los carteles indicarán Villa Llanquín, pueblo recostado sobre el mismo asfalto. Para llegar propiamente al área protegida – desde la ruta transitada ya venimos observando el río Limay- debemos cruzar en embarcación el Limay desde Villa Llanquín.
Contacto
Uno de los Organismos que administra el área que analizamos es el Consejo de Ecología y Medio Ambiente (CODEMA) de la Provincia de Río Negro, del cual depende el Servicio Provincial de Áreas Protegidas, quien se encarga directamente de las reservas naturales. El domicilio de esta Dependencia Oficial es: Belgrano 544- 9º piso, código postal 8500, Viedma, Río Negro.
El teléfono es (02920) 42-3391
Problemas de conservación
Desde el punto de vista de uso humano, los bosques de ciprés de la cordillera en su conjunto, posiblemente constituyen el tipo forestal más alterado del noroeste de la Patagonia. Estos impactos del hombre sobre los bosques se remontan presuntamente a algunos siglos atrás, aunque la intensidad de cambios en la estructura y de reemplazo experimentada durante el siglo XX podría compararse a la de eventos naturales de gran escala, como el vulcanismo. Sin embargo, hay pruebas cada vez más claras de la recolonización de los cipresales en la estepa (Veblen y Lorenz 1988) a partir del decaimiento de la ganadería hace cuatro o cinco décadas. Por otra parte, en sitios más húmedos donde el ciprés crece asociado con varias especies de Nothofagus (especialmente con coihue), los mecanismos de competencia y facilitación de la especie, que determinan su alternancia, son mejor comprendidos en la actualidad. Todo parece indicar que el ciprés se encuentra en un período de expansión y puede especularse que algunos efectos del cambio climático global, como el incremento de períodos de sequía en latitudes templadas podría beneficiar a estos bosques por decaimiento de las especies competidoras más higrófilas, aunque en sitios más húmedos podría ocurrir lo contrario (Scarpati y Faggi 1996).
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
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