Santa Teresa

Reserva Privada de Vida Silvestre - Neuquén
 

Fauna

La fauna de este Refugio de Vida Silvestre se comentará sin seguir el orden taxonómico. Se caracteriza por ser variada y presenta algunas especies de gran valor para la conservación. Tal es el caso del huillín (Lontra provocax) que recientemente fue observado en las márgenes del río Limay (F.V.S.A. 2004). Similar en su aspecto al lobito de río (Lontra longicaudis), es un mustélido muy escaso y exclusivo de Argentina y Chile. En la Argentina sólo habita los cuerpos de agua cordilleranos de Río Negro y sur de Neuquén, partes de Tierra del Fuego e Isla de los Estados (Partera, 2002); y antes se extendía hasta los ríos de la estepa patagónica. Es considerado En Peligro (SAREM, 2000) y ocupa el apéndice I de la CITES.

Distintas causas influyeron en su marcada disminución de sus poblaciones. Una de ellas es el valor de su piel que lo convirtió en una presa de caza muy codiciada; otra cauda de este fenómeno pudo haber sido la merma de sus presas preferidas como consecuencia que estas también lo son de las muchas especies de salmónidos introducidos que prácticamente colmaron los cursos y espejos de agua patagónicos (competencia por el alimento); y un segundo caso de competencia, que no sería sólo alimentaria sino que se extendería a otros aspectos dado que ocupan un nicho ecológico muy similar, es el del visón (Mustela vison), traído de Norteamérica y bastante expandido por la región patagónica. Otra especie presente en el área con un estatus relativamente comprometido es la mara, catalogada como Vulnerable (SAREM, 2000), también endémica de la Argentina donde ocupa una amplia distribución desde Catamarca hasta Santa Cruz y sólo la parte occidental en la mitad norte de su dispersión. En el caso de la mara la disminución de sus poblaciones no pareciera estar demasiado vinculada con la presión cinegética por parte del hombre dado que nunca fue un animal muy cazado, pero en este caso también puede influir la competencia de la liebre europea (Lepus europaeus), dado que su dieta es muy similar y esta última se expandió por todo el territorio argentino, exceptuando sólo Tierra del Fuego.

También la gran expansión del ganado ovino en vastos espacios de su territorio ejerce en alguna medida una competencia. Otro herbívoro que se encuentra en Santa Teresa es el guanaco (Lama guanicoe), considerado Potencialmente vulnerable y ocupa el Apéndice II de la CITES. Si bien no se cuentan con datos precisos, muchos indicios hacen suponer que antes de la llegada del europeo a América, la poblaciones de guanacos eran muy superiores a las de la actualidad y en el período posthispano hay cronistas que hacen referencia a grandes manadas que llegaban hasta las llanuras pampeanas y más al norte aún.

Es importante destacar la importancia de su conservación en territorio argentino, dado que la población actual estimada en unos 550.000 individuos representaría casi el 95% de la total, es decir sólo quedan pocos ejemplares en Perú, Bolivia y Chile (Parera, 2002). Entre los mamíferos varias especies de carnívoros fueron avistados en el territorio del Refugio Santa Teresa como el puma (Puma concolor), también considerado potencialmente vulnerable. La merma notable de su población se percibe en los lugares llanos que ocupaba, es decir provincias de Buenos Aires, sur de Córdoba, sur de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y la costa marítima patagónica. En estos sitios desapareció totalmente y se mantuvieron más o menos estables las poblaciones a lo largo de la Cordillera y Precordillera de los Andes y los sistemas orográficos cercanos. El mayor enemigo del puma ha sido el hombre que lo persiguió desde tiempos remotos porque a veces incursionaba en estancias donde hacía víctimas al ganado ovino especialmente y aves de corral. Hoy se lo sigue cazando y ofreciendo al exterior como presa de caza mayor.

Otros carnívoros presentes en el área prospectada son el zorro gris (Lycalopex gymnocercus), el zorro colorado (Lycalopex culpaeus), el gato de pajonal (Lynchailurus pajeros) y el gato montés (Oncifelis geoffroyi). La vizcacha (Lagostomus maximus) tiene su límite de dispersión occidental en el este de Neuquén y la vizcacha serrana (Lagidium viscacia) que, con varias subespecies, llega hasta sur de Chubut. Al conspicuo coipo (Myocastor coypus) se lo ve en cursos de agua del sur neuquino, continuando su distribución hacia el sur hasta el norte de Santa Cruz.

También integran la lista de mamíferos el hurón chico (Galictis cuja) y el zorrino (Conepatus chinga). Varias especies de micromamíferos de las Familias Muridae y Cricetidae habitan el área. La marmosa (Thyllamys pusilla), murciélagos de las familias Vespertilionidae habría cinco especies, un integrante de la familia Molossidae, el moloso común (Talarida brasiliensis), dos tucu-tucu del género Ctenomys y faltaría mencionar a los cuises Galea musteloides y Microcavia australis. Entre las exóticas está la liebre europea (Lepus europaeus) y el conejo de castilla (Oryctolagus cuniculus).

Continuando con la ictiofauna – el listado consultado sobre el área no menciona a los peces- se citan para la Provincia 18 especies de peces (Del Valle y Nuñez, 1990), de las cuales 7 son exóticas. La nómina de las especies citadas por los referidos autores es la siguiente: entre las exóticas contamos con la presencia de la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), la trucha marrón (Salmo trutta), el salmón encerrado (Salmo salar sebago), la trucha de arroyo (Salvelinus fontinalis), la carpa (Cyprinus carpio), la madre de agua (Jenynsia lineada) y el pejerrey bonaerense (Odontesthes bonariensis). Los peces autóctonos son el puyén chico (Galaxias maculatus), el puyén grande (Galaxias platei), la peladilla listada (Aplochiton taeniatus), la peladilla listada (Aplochiton zebra), el otuno (Diplomystes viedmensis), le bagre de torrente (Hatcheria macraei), el bagre pintado (Trichomycterus areolatus), el pejerrey patagónico (Odontesthes hatcheri), la perca bocona (Percichthys colhuapiensis), la perca de boca chica (Percichthys trucha) y la perquita espinuda (Percichthys altipinnis).

Referente a los batracios se pueden mencionar como especies conspicuas al sapo andino (Bufo spinolosus), la no hace mucho descubierta por la ciencia rana gárgola (Alsohdes gárgola), la ranita de Darwin (Rhinoderma darwini), la rana verde austral (Hylorina sylvatica), el sapito cuatro ojos (Pleurodema bibroni), con el mismo nombre se designa también a Pleurodema bufonina, la poco conocidas ranitas (Batrachyla leptopus, B. antartandica y B. taeniata). También para toda la Provincia entre los reptiles hay que mencionar cerca de 15 especies del género Liolaemus como la lagartija de cabeza verde (Liolaemus chilensis) y de panza anaranjada (Liolaemus pictus), más varias especies del grupo de las culebras entre las que cabe nombrar la culebra araucana (Tachymenis chilensis), la falsa coral ñata (Lystrophis semicinctus), la falsa coral ocelada (Oxyrhopus rhombifer), la culebra campera o ratonera (Philodryas patagoniensis), la culebra arenera o rayada (Philodryas psamophideus) y la culebra (Clelia clelia), entre otras.

Las aves están presentes con muchísimas especies, se mencionan sólo algunas a las que hace referencia el inventario de Funes & Carmanchahi (2003), entre las que hay gran número de aves acuáticas como los macáes Podiceps rolland, P. occipitalis, P. major y el Podylymbus podiceps; la garza blanca (Egretta alba), la garza bruja (Nycticorax nycticorax), el cauquén de cabeza gris (Chloephaga poliocephala), varios patos del género Anas, el pato zambullidor chico (Oxyura vittata), el pato vapor volador (Tachyeres patachonicus) y rapaces como el aguilucho alas largas (Buteo albicaudatus), el gavilán ceniciento (Circus cinereus), el águila mora (Geranoaetus melanoleucus), el halcón plomizo (Falco femoralis) y el halcón peregrino (Falco peregrinus), la gaviota cocinera (Larus dominicanus), el chorlo de collar (Charadrius collaris), el chorlo cabezón (Oreopholus ruficollis), el pitotoy menor (Tringa flavipes) y otras especies migratorias del hemisferio norte.

Entre los passeriformes, algunos endémicos de estas comarcas, se observa al canastero pálido (Asthenes modesta), el canastero coludo (Asthenes pyrrholeuca), el coperote (Pseudoseisura gutturalis), la caminera común (Geositta cunicularia), la monjita castaña (Neoxolmis rubetra), dormilona cara negra (Muscisaxicola macloviana), migradora, la golondrina patagónica (Tachycineta leucopyga), también migradora, el zorzal negro (Turdus chiguanco) y muchos más. Se hace mención especial de la presencia del choique (Pterocnemia pennata) o ñandú petiso por su parecido con esta ave, cuya población se considera en merma y su distribución en territorio argentino ocupa toda la cordillera y en el sector patagónico se extiende a la meseta hasta la costa marítima, y del místico cóndor (Vultur grypus).

El listado elaborado alcanza la cifra de 137 especies, de las cuales 61 son Passeriformes y 40 especies están vinculadas al medio acuático. Esta última cifra es significativa no sólo por la cantidad sino por poseer especies que son de distribución escasa o con poblaciones exiguas como la bandurria baya (Theristicus caudatus)- no habita con exclusividad el agua- cuya distribución es mucho más al norte, llegando hasta Córdoba como distribución más austral, el pato de anteojos (Anas specularis) exclusivo del bosque araucano, el pitotoy grande (Tringa melanoleuca) migrador del hemisferio norte no muy abundante, y otras muchas especies.

Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodriguez


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