EDICION
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACION
Puente del Inca
Es un Monumento Natural situado en la villa homónima, a algo más de 180 kilómetros de la ciudad de Mendoza y a una altitud de 2719 metros sobre el nivel del mar. Tiene un gran valor paisajístico, geológico e histórico, considerado por algunos como la única formación en el mundo con estas características. Se encuentra sobre el cauce del río Las Cuevas -que a partir de este punto adquiere el nombre de Río Mendoza- el cual influyó en la formación del mismo. Una posibilidad sobre su formación es que el nombrado curso de agua haya socavado un depósito fluvioglacial -formaciones originadas por la acción de las aguas de fusión de un glacial- de más de 17 metros de altura, cementado luego por la acción de las aguas termales ricas en carbonato y sulfato de calcio. Desde el techo del puente brotan aguas termales que tienen entre 34 y 38º C, que le dieron gran fama al lugar desde tiempos muy remotos. Los incas lo conocieron y frecuentaron la zona, de ahí su nombre.
Fue designado Monumento Natural Provincial por la Ley Nº 7.465 aprobada el 7 de diciembre de 2005 y promulgada mediante el Decreto Nº 3075 del 30 de siembre del mimo año.
Categoría
Monumento natural provincial. El Artículo 31 de la Ley Nº 6045, que regula las Áreas Naturales Protegidas de la Provincia, define esta categoría de áreas de la siguiente manera:
“las áreas comprendidas en esta categoría contienen uno o varios elementos naturales de notable importancia nacional o provincial: hábitat, especies animales o vegetales, sitios naturales únicos, formaciones geológicas, yacimientos arqueológicos o paleontológicos, etc., cuya singularidad hace necesario ponerlos resguardo de la intervención humana, garantizando su protección, además de la función educativa y turística a perpetuidad.
La superficie no es significativa dado que se protege elementos específicos con su entorno inmediato.
En esta categoría no se deberá permitir actividad humana alguna y el acceso al publico deberá ser controlado”.
Ubicación
El Monumento Natural que consideramos está ubicado en el noroeste de la provincia de Mendoza, entre los Departamentos de Las Heras y Luján de Cuyo, a pocos kilómetros de la frontera con la República de Chile y lindando con el Parque Provincial Aconcagua al norte y el Parque Provincial Tupungato en el sur. La localidad más cercana lleva el mismo nombre y a poca distancia, en lados opuesto están las localidades de La Cuevas (hacia el oeste) y Los Penitentes (al este). La ciudad de Mendoza dista a unos 180 kilómetros. Sus coordenadas geográficas son : 32º 49’ Lat S y 69º 54’ Long O (Atlas La Nación, 2003).
Límites de acuerdo a lo establecido en la Ley Nº 7465:
“El área natural protegida tendrá los siguientes límites: Desde la intersección de las vías del Ferrocarril Trasandino con la antigua traza de la Ruta Nacional Nº 7, con rumbo Este, y por la banquina Sur de esta ruta hasta la proyección del límite Este del Cuadro Estación del Ferrocarril Trasandino. Desde este punto y con rumbo Sur, hasta la divisoria de aguas del Cordón Banderita Sur. Por esta divisoria de aguas y con rumbo Este, hasta el meridiano que pasa por el eje del puente del Ferrocarril Trasandino sobre el Río Horcones. Desde este punto y con rumbo Este, siguiendo las vías del mencionado ferrocarril hasta el punto de partida en el cruce ferroviario con la antigua traza de la Ruta Nacional Nº 7”.
Superficie
No se encontraron datos coincidentes sobre la extensión del este Monumento Natural; algunas fuentes indican unas 500 hectáreas mientras que otras sólo le asigna 4 ha. (Ficha de la Dirección de Recurso Naturales de Mendoza). La finalidad de creación fue proteger el puente natural de construcción bio-mineral sobre el río Cuevas, el cual formaba parte del Camino del Inca y constituye una curiosa formación geomorfológica con aguas termales a 2.719 m.s.n.m.
Fecha e instrumento legal de creación
Fue designado Monumento Natural Provincial por la Ley Nº 7.465 aprobada el 7 de diciembre de 2005 (Boletín Oficial Nº 27.611 del 7/03/06) y promulgada mediante el Decreto Nº 3075 del 30 de diciembre del mismo año.
Relieve
La formación geológica y estructural de la cordillera es compleja y está asociada estrechamente a su agitado pasado geológico, que originó distintas unidades de relieve sobre las que actuaron intensamente los agentes climáticos dando forma al actual paisaje. En este paisaje modelando por éstos factores encontramos formaciones pertenecientes a casi todas las eras y períodos geológicos.
Las montañas al ser originadas por diversos procesos presentan diferencias de aspecto y constitución litológica. Hacia el oeste se reconoce el ambiente del geosinclinal mesozoico. Producto de una invasión marina de origen Pacífico, en el cual ocurrieron dos ciclos completos de sedimentación (Chiozza y Figueira, 1982). La Cordillera Principal o del Límite justamente fue formada por estos sedimentos que, junto con mantos de rocas eruptivas, fueron elevados y plegados durante la orogenia andina.
La Cordillera Principal esta limitada al este por la Cordillera Frontal, la Precordillera y el Bloque San Rafael, formaciones más antiguas que actuaron como base de esa cuenca mesozoica. En la misma dirección se extiende la Cuenca Triásica subdividida en dos: Cacheuta al norte y Alvear al sur, separadas entre si por la dorsal del río Diamante e implantadas sobre el zócalo de las Sierras Pampeanas (Chiozza y Figueira, op. cit.). Luego, se extienden hacia el este amplias superficies cubiertas por depósitos terciarios y cuaternarios de gran espesor, que cubren rocas precámbricas.
De esta forma se observan tres grandes regiones geomorfológicas, la cordillera en el oeste, las planicies en el este y hacia el sur la gran región de la Payunia, de dominio volcánico y que gradualmente se funde con la meseta patagónica.
Todo el oeste de la provincia – algo más de un tercio del territorio- está ocupado por montañas de gran altura integradas por varias formaciones que disminuyen su altura hacia el este. La Cordillera de los Andes, que en un amplio tramo de su trayecto mendocino es denominada Andes Áridos por las condiciones climáticas, posee dos unidades estructurales: la “Cordillera Principal o del Límite “ que, como su segunda denominación lo indica, es la se halla más al oeste y la “Cordillera Frontal” por el este. Ésta última, mientras nos desplazamos hacia el oriente, pasa a denominarse “Precordillera” y “Bloque de San Rafael” hacia el sur.
La Cordillera Principal es un encadenamiento joven con altas cumbres, que son divisorias de aguas entre las pendientes Atlántica y Pacífica. Las principales elevaciones de este cordón son el cerro Aconcagua, la máxima elevación de América con sus 6.959 m.s.n.m., y vemos la presencia de varios volcanes como el Tupungato con 6.800, el San José con 5780 y el Maipú de 5.325, entre muchos otros. En esta zona de los andes forman los llamados Penitentes por efecto de la gran insolación. Ésta provoca la fusión de las capas superficiales de los mantos de nieve que se van ahondando en forma de surcos (Chiozza y Figueira, op. cit.) y luego de un tiempo la zona queda cubierta por altos montículos ahusados, alineados de oeste a este.
La Cordillera Frontal y se extiende entre la precordillera y la Cordillera Principal. Esta formado por cordones más antiguos que en su mayoría presentan una orientación noroeste-sudeste y noreste-sudoeste, separados por los valles de los ríos que forman el sistema del Desaguadero. Esta cadena de cordones separados y con distintas orientaciones se formó por las grandes presiones ejercidas al elevarse la Cordillera Principal. El punto de anulación de ambas fuerzas es lo que produjeron las máximas elevaciones. De esta cadena montañosa se destaca el cerro Bonete con 6872 m. Ambas formaciones geológicamente son distintas y su separación puede señalarse por el contacto de las rocas mesozoicas, propias de la Cordillera Principal y las paleozoicas que identifican a la Frontal. Los desniveles locales son bastante más pronunciados en ésta última y los ríos corren con importante caudal y fuerza de sus aguas. En términos generales se puede decir que presenta un relieve mucho más accidentado.
La Precordillera es un macizo antiguo, compuesto principalmente por metamorfitas y sedimentos paleozoicos de menos altura que los dos cordones precitados, y también producido por la orogenia andina. Esta formación presenta alta sismicidad y callamientos activos que provocan los movimientos sísmicos.
Separado por sedimentos relativamente modernos de la zona cordillerana, hacia el sureste está el “Bloque de San Rafael”, cuya historia geológica lo vincula con la Cordillera Frontal y con las serranías que se observan en la provincia de La Pampa. Los ríos Atuel y Diamante lo atraviesan con enormes cañadones, lo que evidencia su condición de ríos antecedentes.
Se denomina “La Travesía” a la extensa zona árida que se desarrolla entre las montañas del oeste y las Sierras de San Luis, considerada geológicamente como una cuenca sedimentaria hundida en el Terciario y posteriormente rellenada por depósitos fluvioglaciales que indican los cambios climáticos que sufrió la región. No hay drenaje, por lo que en esta zona proliferaban los espejos de agua, como los del complejo Guanacache, donde las aguas están separadas por albardones y los fondos son planos, y un conjunto de factores, mayormente climáticos, provocó casi la extinción de esta antigua zona de humedales.
Las “huayquerías” son elevaciones que se erigen en el oeste y que formaron parte de la cuenca deprimida, pero la orogenia andina las elevó y hoy vemos cerros de hasta 2000 m.s.n.m. surcados por gran cantidad de arroyos, temporarios en su mayoría. Y, entre las huayquerías y la cordillera, se encuentra la “depresión de los huarpes” que se prolonga hacia el sur hasta la laguna de Llancanelo.
Puente del Inca
Es un renombrado paraje cordillerano famoso por el hermoso puente natural en arco que presenta, una curiosidad geomorfológica muy singular con afloramiento de aguas termales, que ha sido declarado Monumento Natural por la provincia de Mendoza. Se encuentra sobre el cauce del río Las Cuevas - a partir de este punto adquiere el nombre de Río Mendoza - el cual influyó en la formación del mismo. Una posibilidad sobre su formación es que el nombrado curso de agua haya socavado un depósito fluvioglacial - formaciones originadas por la acción de las aguas de fusión de un glacial- de más de 17 metros de altura, cementado por la acción de las aguas termales ricas en carbonato y sulfato de calcio. Los últimos estudios realizados estarían indicando que en la elaboración del puente participaron tanto componentes minerales como biológicos: numerosas colonias de algas verdes, rojas y azules, macro y microscópicas y las aguas termales de elevada salinidad.
Hay varias teorías sobre el origen del puente. Las últimas propuestas sostienen que se formó primariamente un puente de hielo, durante la época postglacial (Ramos et al., 1996). Diferentes avalanchas aportaron material clástico – rocas sedimentarías formadas por fragmentos de otras rocas sometidas a proceso de cementación-, los que se cementaron posteriormente con las aguas termales. Del equilibrio entre el aporte permanente de las aguas termales y las estructuras bio-minerales dependió y depende la supervivencia de esta formación tan particular.
Desde el punto de vista estrictamente geológico se debe señalar que la formación Puente del Inca es de período Mioceno – entre 23,5 y 5,3 millones años antes del presente- (Ramos, et al, 1996).
Análisis posteriores permitieron inferir que la secuencia volcánica tiene una edad mínima más antigua de 15.8 millones de años. Por último una muestra de los filones de andesita – roca magmática con alto contenido silíceo- arroja edades que oscilan entre 8.9 y 8.5 millones de años correspondientes al intervalo Mioceno medio-superior (Ramos et al., op. cit.).
Además las aguas contienen cloruro de sodio, vestigios de hierro y otros minerales que dan origen a pequeñas concreciones cubriendo la zona con una carcasa ferruginosa que le otorga vistoso colorido de tonalidades naranjas, amarillas y ocres. Los colores amarillentos denotan la presencia de azufre. Bajo el techo del puente es el lugar de donde brotan estas magníficas aguas que mantienen una temperaturas de entre 34 y 38º C, simultáneamente cuando la temperatura ambiente registra varios grados bajo cero en invierno. También se formaron incipientes estalactitas, inflorescencias cálcicas y en invierno agujas de hielo.
Son las aguas termales de la Argentina que se encuentran a mayor altura (Chiozza y Figueira, 1982).
Las medidas aproximadas de esta puente natural de forma elíptica son: 47 metros de largo por 28 metros de ancho y 8 de espesor y la altura a nivel del agua llega a 27 metros. Como marco escénico tiene los cerros Banderita Norte y Banderita Sur y la vertiente que forma en el arroyo Los Puquios.
En la margen derecha yacen las termas, con cinco fuentes de diferentes temperaturas y componentes salinos, denominadas marte, venus, champagne, saturno y mercurio. Como ya se señaló, estas aguas son muy ricas en cloruro de sodio y además son alcalinas, arsenicales, bicarbonatadas cálcicas y sulfurosas y en su momento de apogeo, concurría mucha gente en busca de sus reales poderes terapéuticos, especialmente para afecciones cutáneas y reumáticas.
Es muy curioso comprobar que los objetos que se expongan a la inmersión en las aguas durante unos 40 días adoptan un aspecto como si estuvieran mineralizados con una cobertura ferruginosa.
Hidrografía
Casi toda la red fluvial de Mendoza corresponde a la cuenca del Desaguadero formada por los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel. Sólo en la parte sur, los ríos Barrancas y Grande que forman el Colorado, no integran la mencionada cuenca.
Todos estos cursos de agua nacen en la zona montañosa y descienden hasta las llanuras donde interrumpen sus cuencas debido al intenso aprovechamiento que se hace de los mismos para el riego. Son ríos antecedentes (que conservaron sus cursos desde antes de las formaciones orográficas) que atraviesan las montañas por medio de enormes gargantas erosionadas durante los movimientos terciarios y prácticamente muchos de ellos carecen de agua durante buena parte del año y con el deshielo primaveral sus cauces se hacen muy torrentosos.
El río Mendoza se forma de la unión de los ríos Tupungato y de las Cuevas y recibe las aguas de los arroyos Horcones, Santa María y del río Vacas que desciende del Aconcagua. Nótese la diferencia del caudal de un río que se alimenta de los deshielos como lo es el Mendoza, comparando su caudal medio, calculado en aproximadamente 55 m3/ seg., con los 750 m3/ seg. que alcanza en el verano.
El río Diamante nace al pie del Maipú, en la gran laguna del mismo nombre, aumenta su caudal en su tramo medio por el aporte de las aguas de varios pequeños afluentes y atraviesa la zona árida llegando al Desaguadero con menor cauce. El río Atuel presenta en una parte estrecha de su cauce una pequeña cascada, llamada Saltos del Nihuil, y aguas abajo se erigió la represa del mismo nombre y varias usinas hidroeléctricas que aprovechan su cauce. Los dos grandes lagos artificiales que hoy posee la Provincia son El Nihuil y el Carrizal; y hay otros de menor tamaño.
En la parte norte del río Desaguadero perviven dos espejos de aguas permanentes de considerable tamaño que son la Laguna Silverio y la Grande o del Quebrachito. En la parte centro-sur hay otra laguna, Llancanelo, que posee una diversidad muy importante de aves acuáticas que dio lugar a que se le otorgue jerarquía internacional como reserva natural.
Clima
A pesar de la gran distancia que la separa del Atlántico, la parte cordillerana recibe de ese sector la escasa humedad que se precipita generalmente en forma de grandes nevadas en las partes más elevadas, durante los meses de mayo a agosto. Su frecuencia y magnitud decrecen hacia el este.
Desde el Pacífico, el clima recibe la mayor influencia por la acción del anticiclón del Pacífico que genera vientos del oeste. Estos se elevan y al chocar con los cerros de la cordillera se enfrían y precipitan su humedad en forma de nieve. En la cordillera la ascensión del aire se hace marcadamente a través de los valles y los faldeos de los cerros –generalmente durante las tardes- y, por la baja presión que hay en las cumbres este aire asciende y forma cúmulos pero no llegan a producirse. De noche ocurre el fenómeno contrario y el viento sopla desde la cima hacia los valles.
Como todas las regiones con marcadas variaciones altitudinales, la temperatura es un factor climático totalmente dependiente de las mismas.
En toda la cordillera cuyana ocurren en invierno fuertes vientos fríos provenientes del sector oeste y sudoeste, que cuando soplan conjuntamente con nevadas se forma el tan temido viento blanco. Estos mismos vientos, bajo condiciones atmosféricas particulares, cruzan los Antes sufriendo bruscos cambios que los transforman al llegar a las zonas bajas en cálidos y secos, como ocurre con el folklórico viento zonda.
Las precipitaciones varían con la altura pero en sentido inverso al de la temperatura, como ejemplo se menciona la localidad de San Martín a 650 m.s.n.m. que recibe lluvias cercanas a los 200 mm anuales y en Puente del Inca a 2.800 m, cae en forma de lluvia o nieve más de 300 mm.
Flora
El Monumento Natural Puente del Inca está ubicado, siguiendo la clasificación de Cabrera (1976), dentro del área de influencia de los Dominios Fitogeográficos Andino Patagónico y Chaqueño; el primero representado por las provincias fitogeográficas Altoandina (Distrito Altoandino Cuyano), Puneña (Distrito Cuyano) y Patagónica; mientras que el segundo (Chaqueño) está representado por la provincia del Monte.
Otra clasificación que se utiliza en estos trabajos es la desarrollada por Burkart, et al. (1999), que sólo difiere de la mencionada anteriormente en que a partir de los 38º de Lat. S. aproximadamente, hacia el sur, deja de denominarse Eco-región de los Altos Andes para llamarse Eco-región Bosques Patagónicos, por la presencia de la selva Valdiviana en este sector.
En cuando a la vegetación se refiere, la misma está altamente influenciada por el clima frío y seco de altura, que sólo le permite el crecimiento de flora con óptimas adaptaciones para sobrevivir en estas condiciones climáticas adversas. Son variados y sofisticados los mecanismos de defensa que desarrolla la flora para adaptarse a sobrevivir en condiciones totalmente adversas, por la bajísima temperatura reinante, los muy fuertes vientos y la escasa humedad, entre otros. Una de las formas que adoptan es la reducción al máximo de la superficie foliar para restringir la evaporación, también reducción de los estomas – los pequeños orificios en la epidermis de las hojas- que reduce el intercambio gaseoso sin afectar la fotosíntesis, extensísimas raíces para obtener humedad y soporte en suelo generalmente blandos, minimizan sus órganos aéreos presentando tallos de pocos centímetros de longitud y otras sistemas fisiológicos más complejos que las defienden de la gran inclemencia.
La escasa vegetación es arbustiva, achaparrada o rastrera, y en las pequeñas zonas de declive suave, la vegetación dominante es la estepa arbustiva, baja y esparcida, con predominio de los iros (Festuca spp.), que son matas compactas de pastos duros.
En las zonas más altas encontramos roquedales donde la hostilidad del clima impide el desarrollo de cualquier tipo de vegetación. Sólo se observan algunos vegetales en las zonas húmedas que se forman por alguna oquedad del suelo o características del relieve que propicien la permanencia de humedad. En estos lugares – denominados vegas – crecen escasos pastizales compuestos por vegetales de las familias de las ciperáceas y juncáceas. Descendiendo aparecen algunas plantas que representan, principalmente, a varias familias de compuestas como Caliceráceas, Portulacáceas, Leguminosas y Verbenáceas. Y, continuando el descenso, aparecen algunas especies leñosas, siendo la más común de observar la llamada leña amarilla (Adesmia pinifolia) que desarrolla poco más de un metro de alto y otras especies del género Adesmia que reciben el nombre de cuerno de cabra. Toda la flora desarrolla su ciclo vital en forma repentina y por el escaso tiempo en que las condiciones climáticas merman su rigurosidad. Algunas especies conspicuas son el huecú (Poa holciformis), Junellia uniflora, Stipa chrysophylla, Pernetya mucronata, comúnmente la llaman chaura, Oreopolus glacialis, entre otras (Martínez Carretero, et al. 1999). Son comunes en las vegas la Festuca desvauxii, el hunco tierno (Eleocharis albibracteata), Oxychloe andina, Festuca argentina, Werneria pygmaea y algunas especies más, menos conspicuas.
Fauna
De acuerdo a la clasificación en biorregiones que presenta Cabrera y Willink (1980), la zona en estudio está comprendida dentro de la Región Neotropical, Dominio Andino Patagónico, Provincia Altoandina - en concordancia con la división fitogeográfica- que de norte a sur su cota de presencia faunística va descendiendo en altura. Así, mientras en los Andes Venezolanos la misma se sitúa aproximadamente en los 4.000 m.s.n.m. en la latitud donde se ubica la provincia de Mendoza esta se sitúa en los 3.000 metros aproximadamente. No es mucha la fauna que se encuentra en estos parajes pero vale la pena señalar algunas especies presentes que son típicas o al menos comunes en estas alturas. En primer término hay que nombrar al cóndor andino (Vultur gryphus), que se distribuye a lo largo de la Cordillera de los Andes, aunque está ausente en mucho lugares, y es el ave voladora de mayor tamaño. Resulta admirable observar su extraordinaria habilidad para volar a grandes alturas aprovechando las corrientes de aire que le permiten un gran ahorro de energía al hacer mínimo movimientos con sus alas durante largo rato. También se ve con frecuencia a otro coloso entre las aves que es el águila mora (Geranoaetus melanoleucus), también de gran porte aunque no comparable al del cóndor, y generalmente se la observa planeando a gran altura. Continuando con el grupo de las aves es oportuno aclarar que la región altoandina posee varios endemismos como el comosebo andino (Phrygillus gayi), la dormilona cenicienta (Muscisaxicola cinerea) que frecuenta la cercanía de los ríos y arroyos de montaña, el yal plomiso (Phrygilus unicolor), la palomita cordillerana ( Metriopella melanoptera), la agachona de collar (Thinocorus orbignyianus), cuyo nombre común hace referencia a la costumbre de “achatarse” contra el suelo y su aspecto recuerda a una paloma, la monterita pecho gris ( Poospiza hypochondria) . También se observa a la gaviota serrana (Larus serranus) y dentro de la familia Trochiidae también encontramos un representante que frecuenta los altos cerros de los Andes, el picaflor andino (Oreotrochilus leucopleurus), la caminera grande (Geositta isabellina), la dormilona frente negra (Muscisaxicola frontalis), la dormilona chica (Muscisaxicola muculirostris)(Narosky e Izurieta,2003), entre algunas otras especies. Es destacable la presencia de varias especies de aves acuáticas que frecuentan lagunas altoandinas, muchas de las cuales son exclusivas de estos ambientes.
La mastofauna del área prospectada – casi no relevada- sólo es relativamente abundante dentro del orden de los roedores con varios integrantes de la familia Muridae como la laucha andina (Calomys lepidus ), el ratón andino (Akodon andinus) y, en la zona muy próxima de Punta de Vaca, se detectaron por primera vez, el lanchón orejudo (Phyllotis darwuni vaccarum) y la rata chinchilla (Abrocoma cinerea caccarum)(Chebez, 2006). Entre mamíferos de tamaño grande hay algunas poblaciones del zorro gris (Lycalopex gymnocercus), que prácticamente se lo ve el cualquier ambiente de la Argentina hasta los 5.000 m.s.n.m., y podría estar también el zorro colorado (Lycalopex culpaeus) dado que su distribución dentro del territorio argentino abarca toda la zona cordillerana y patagónica – hasta los 4.500 m.s.n.m.-, cuyo estatus nacional lo considera próximo a ser vulnerable y figura en el Apéndice II de la Cites, y el chinchillón (Lagidium viscacia).
Un lugar relevante lo ocupa el guanaco ( Lama guanicoe) cuya capacidad para vivir en terreno escarpados es superior a la de la vicuña y también se encuentran poblaciones del emblemático puma ( Puma concolor).
Sobre los grupos de vertebrados no mencionados no se obtuvo información.
Recursos culturales
Los primeros indicios seguros- diversos utensilios de piedra- de la presencia del hombre en los andes centro de la Argentina, corresponden según dataciones radiocarbónicas, a 8.900 y 8.300 años a.C., y se encontraron en la Precordillera mendocina a 2900 m.s.n.m.. Otros indicios se encontraron a orillas del río Diamante y en el cañón del Atuel (Cano,1999).
Se conoce que estos grupos utilizaban para la caza un asta de caña con punta de proyectil de piedra bien trabajada, habían desarrolla una cestería
de buena confección, utilizaban muchísimos adornos y en algunos enterratorios se han encontrado muestras de industria textil (Cano, op. cit.) Testimonios posteriores sobre estos habitantes se superponen, en algunos hallazgos, con indicadores de la existencia en la zona de una agricultura incipiente. Sí, con certeza, sabemos que entre unos 800 a 300 años a.C. ya había agricultores en la zona de Calingasta, que trabajaban el maíz, el zapallo o calabaza y presumiblemente la quinoa y el poroto. Estos avances habrían llegado a este sector cuyano desde el norte de Sudamérica o, por algunos hallazgos en Chile, procedentes de la zona centro-norte chilena (Cano, op cit.).
Cuando llegaron los europeos, el imperio incaico abarcaba una enorme superficie, en torno del millón de kilómetros cuadrados, en una franja ubicada a occidente de Sudamérica que se extendía desde Ecuador hasta el centro de Chile y Cuyo (Tarragó, 2000). Continúa la citada fuente diciendo que más allá de la lejanía con el poder central de Cuzco, las sociedades indígenas de las actuales provincias de Catamarca, La Rioja, San Juan, Jujuy, Salta, Tucumán y Mendoza, fueron activamente incorporadas a la organización estatal y hay evidencias de las importantes transformaciones que tuvieron lugar en la vida de las poblaciones locales.
En el Valle de Uspallata se producía entonces en una encrucijada de caminos. El Camino del Inca, aún visible, es fiel testimonio de la comunicación entre pueblos ubicados a ambos lados de la Cordillera de los Andes y esta vía de comunicación desciende desde el altiplano y penetra por el norte chileno pasando al corredor andino por los valles precordilleranos, llegando hasta el río Mendoza y aún más al sur.
Acercándonos en el tiempo, hay testimonio de viajeros sobre el uso de las aguas termales que brotaban en el paraje conocido desde hacía siglos como "los baños del Inca". Luego, entre 1765 y 1770, don Ambrosio O’ Higgins, ordenó construir tres de las llamadas “Casuchas del Rey” – hoy Monumento Histórico Nacional- que servían de refugio a los correos que debían sortear estos parajes, una de las cuales se construyó en Las Cuevas.
En la década de 1940 de erigió el hotel Termas del Inca que fuera arrasado por un aluvión de piedra y nieve en agosto de 1965, con los huéspedes adentro. Hoy puede visitarse el lugar y ver aún algunos de los piletones que presentan aguas sulfuradas, que son de gran utilidad para tratamientos de artritis, artrosis y numerosas enfermedades.
En las proximidades, se encuentra el cementerio de andinistas caídos en el Aconcagua, la base del Grupo de Artillería de Montaña Nº 8 y la Escuela de Esquiadores de Alta Montaña.
Leyenda del Puente del Inca
Un gran jefe Inca tenía un hijo enfermo afectado de parálisis y luego de intentar todo tipo de terapias sin resultado, supo que en tierras cercanas existía un lugar donde aguas curativas podían sanar a su hijo. Se dirigió al lugar y cuando llegó observó con asombro las aguas que salían de la tierra, pero antes de éstas existía un río torrentoso que le impedía llegar. Sus solados, para ayudar a su jefe, se abrazaron unos a otros y formando un puente humano llegaron hasta el otro lado. El inca caminó por encima de sus espaldas con su hijo en brazos y llegó hasta la terma en donde encontró la sanación tan deseada. Cuando volvió atrás su mirada para agradecerles a sus guerreros, éstos se habían petrificado y, según cuenta la leyenda, crearon el famoso ''Puente del lnca''.
Alternativas turísticas
El Puente del Inca bien merece ser conocido en sus detalles por la rareza de la formación geológica, que algunos califican como única en el mundo, ofreciendo la oportunidad de lucirnos con las tomas fotográficas por
las múltiples posibilidades que ofrece para ese fin. Pero, estando en ese sitio, hay una gran variedad de alternativas turísticas que bien vale la pena aprovechar al máximo porque son escenarios de gran belleza. En primer lugar se puede subir al cerro donde yace el Cristo Redentor (de enero a marzo) que es un símbolo de los pactos limítrofes alcanzados con la hermana República de Chile en 1902. Fue construido en 1904 y el lugar ofrece una espectacular vista de las máximas elevaciones de la cordillera, encontrándonos a 4200 metros sobre el nivel del mar. Abajo está la localidad de Las Cuevas (3100 m), última población en territorio argentino que dispone de buena infraestructura para alojarse y en materia gastronómica.
El Puente del Inca, tiene a muy pocos kilómetros el ingreso al Parque Provincial Aconcagua, de inmejorable valor escénico. Sobre ésta área protegida hemos confeccionado el correspondiente informe que puede ser consultado en estas páginas.
También está muy próximo el Parque Provincial Tupungato, que también está desarrollado especialmente como área protegida de Mendoza, por lo que se puede consulta dicha informe para conocer más del mismo.
Por otra parte, las posibilidades turísticas que ofrece la provincia de Mendoza son excelentes y no se puede dejar de mencionar lugares muy pintorescos y de gran atractivo turístico, sin pecar de dar una información demasiado parcial. Por este motivo ofrecemos una reseña de todo en ámbito provincial, sin pretender abarcar absolutamente todo los rincones porque ello llevaría muchas páginas.
Comenzando con la visita a su Capital, que fue sede del gobierno de Cuyo y es la ciudad más importante de todo el oeste argentino. Fundada en 1561, esta importante ciudad argentina posee un amplio desarrollo comercial, industrial y cultural. Es a su vez el centro del turismo al cerro Aconcagua, el más alto del continente americano, que atrae cientos de andinistas de todo el mundo que se inscriben en la larga lista de los que aspiran llegar a su cima. Con amplias calles arboladas, sus acequias tradicionales, importantes espacios verdes muy bien cuidados como el inmenso Parque General San Martín, conocido más allá de las fronteras de la ciudad, y museos y monumentos históricos debidamente señalados de acuerdo a lo establecido en un convenio nacional para destacar tales lugares mediante la señalización adecuada, detallando tanto sus características arquitectónicas como culturales en tres idiomas: español, inglés y portugués. Posee además un gran desarrollo edilicio, excelentes restaurantes, shoppings, galerías comerciales, una importante infraestructura hotelera, cines, teatros, galerías de arte, discotecas y comercios de artículos regionales.
Cómo llegar
Se toma como punto de partida para acceder al área protegida la ciudad de Mendoza, capital provincial. Por tal motivo se indican en primer término los itinerarios para llegar a la misma desde distintos puntos del país, para luego indicar cómo llegar desde esta ciudad a la unidad de conservación.
Desde Córdoba se arriba a la ciudad de Mendosa por la Ruta Nacional Nº 20 que luego de la localidad de Luján – San Luis- empalma con la R.N. 146. Por esta última se continúa hasta su intersección con la R.N. 7 en los alrededores de San Luis capital, y por la mencionada ruta nacional se llega a la ciudad de Mendoza.
Desde Buenos Aires hay dos alternativas: la Ruta Nacional 7 directamente o la 188 – también nacional- hasta San Rafael y desde aquí se toma R.N. 143 que se fusiona con la 40 hasta llegar a la capital provincial.
Desde la capital pampeana, San Rosa, lugar de referencia para los que provienen de las provincias patagónicas, se toma la RN 35 hacia el norte hasta su empalme con la RN 7, muy próximo a la localidad de Vicuña Mackenna. En este sitio habrá que girar a la izquierda (oeste) hasta que la nombrada ruta ingresa a la ciudad de Mendoza.
Desde la ciudad de San Juan nos lleva la RN 40.
Partiendo de San Miguel de Tucumán, de San Fernando del Valle de Catamarca o desde La Rioja nos conduce la RN 38.
La Mesopotamia está conectada con la ciudad de Córdoba a través de la RN 19 que se inicia en la ciudad de Santa Fe. Esta última se comunica con la entrerriana Paraná por medio del Túnel Subfluvial Hernandarias. Desde Córdoba ya se señaló el recorrido precedentemente.
Partiendo de la ciudad de Mendoza se deberá transitar por la Ruta Nacional Nº 7 hacia el oeste y las misma, poco antes de la localidad de Las Cuevas, pasa frente al Puente del Inca.
Contacto
Dirección de Recursos Naturales Renovables de Mendoza, sita en Av. Los Plátanos s/n, Parque General San Martín (5500) Mendoza. Sus teléfonos son: -prefijo 0261- 425-2090/7065.
Sitios en Internet: www.recursosnaturales.mendoza.gov.ar o www.aconcagua.mendoza.gov.ar
Problemas de conservación
El Puente del Inca sufrió el robo y depredación en general de partes de roca, tiestos sueltos, y cualquier elemento que sirviera como souvenir y lo que fuere. Fue oportuna la declaración de Monumento Natural por parte de las autoridades provinciales, para poder tomar recaudos y poner fin a la comentada situación.
Bibliografía
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
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