EDICION
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACION
Divisadero Largo
Estamos ante la presencia de una unidad de conservación que posee un paisaje relevante por su belleza, con cerros de notable colorido, y que muestra, con bastante claridad, los distintos procesos geológicos que tuvieron lugar en la región. Además, es un reservorio importantísimo de restos fósiles de origen animal, vegetal o geológico. Se sitúa a sólo 8 kilómetros de la ciudad de Mendoza, su jurisdicción es provincial, y es mayormente visitada por habitantes de la mencionada urbe. Ocupa, biogeográficamente, las Eco-regiones del Monte, tanto el denominado de Sierras y Bolsones como el de Llanuras y Mesetas (Burkart, et al, 1999), con algunos vestigios, en cuanto a la flora y la fauna, de la región puneña. Su nombre hace referencia al Cerro Divisadero, lugar desde el cual los nativos observaban el tránsito de las mandas de guanacos para elaborar su estrategia de caza.
Categoría
Reserva natural estricta.
Ubicación
La Reserva Natural Divisadero Largo se encuentra en el norte-centro de la Provincia de Mendoza, a escasos 8 kilómetros de la ciudad capital provincial, entre los Departamentos de Las Heras y Ciudad
Sus coordenadas geográficas son 32º 55’ de Lat S y 68º 58’ Long O. Está ubicada en el piedemonte de las primeras estribaciones que comienzan hacia el oeste de la ciudad de Mendoza.
Superficie
La Reserva Divisadero Largo cuenta con unas 492 hectáreas de extensión y el dominio de la tierra es provincial lo mismo que la jurisdicción. Como objetivo general de su creación cuenta el preservar las características del ambiente y sus restos fósiles. El objetivo específico es conservar en óptimo estado el paisaje de singulares características y la posibilidad que brinda el mismo de interpretar los fenómenos geológicos.
Fecha e instrumento legal de creación
El área fue creada por la Ley Provincial Nº 4902 del año 1983.
Relieve
La Cordillera de los Andes posee una constitución geológica-estructural compleja y está asociada estrechamente a su agitado pasado geológico, que originó distintas unidades de relieve sobre las que actuaron intensamente los agentes climáticos dando forma al actual paisaje. Para su análisis, el sector montañoso – oeste - permite ser dividida en tres partes en el territorio mendocino. La cordillera principal,que en la Argentina comienza aproximadamente en el paralelo de los 32° Lat. S. y cuyo límite oriental está conformado por el valle del río Blanco, los faldeos orientales de los cerros Mercenario, Aconcagua y Puente del Inca; y al sur del río Diamante está directamente en contacto con los llanos de los ríos Atuel y Malargue. El límite continúa por el valle del río Grande, la sierra de Vaca Muerta, girando hacia el oeste hasta alcanzar los 39° de Lat. S. (Gonzáles Bonorino, 1958). El cordón principal - o del Límite como también se lo llama- posee unos 70 kilómetros de ancho al sur del río Diamante y va estrechándose hacia el norte, donde sólo alcanza los 30 kilómetros en la parte media de la provincia de Mendoza. Geológicamente, en el sector oeste de los macizos montañosos, se reconoce el ambiente del geosinclinal mesozoico, producto de una invasión marina de origen pacífico, en el cual ocurrieron dos ciclos completos de sedimentación que, junto con mantos de rocas eruptivas, fueron plegados y elevados durante la orogenia andina formando la Cordillera Principal (Chiozza y Figueira, 1982).
La otra formación se denomina Cordillera Frontal , y se extiende entre la precordillera y la Cordillera Principal. Una gran parte del recorrido de este alineamiento orográfico de desarrolla en territorio chileno. Esta formado por cordones que en su mayoría presentan una orientación noroeste-sudeste y noreste-sudoeste, separados por los valles de los ríos que forman el sistema del Desaguadero. Esta cadena de cordones separados y con distintas orientaciones se formó por las grandes presiones ejercidas al elevarse la Cordillera Principal. El punto de anulación de ambas fuerzas es lo que produjo las máximas elevaciones. De esta cadena montañosa se destaca el cerro Bonete con 6872 m.
Es significativo aclarar que estas dos cadenas no poseen una división bien definida entre ellas, a excepción de unos pequeños trechos, y que ambas secciones están perfectamente unidas entre si. La principal diferencia que existe entre ellas es el tipo de rocas que la componen. La Cordillera Principal está formada por capas de sedimentos marinos con fósiles de edad jurásica y cretácica, y del lado occidental rocas piroclásicas (González Bonorino, 1958). A la vez la separan de la Precordillera – una formación montañosa distinta- varios valles que reciben distintos nombres, siendo el de Uspallata uno de los más renombrados.
El cerro Aconcagua está situado en extremo sur de la cadena denominada los Penitentes y con sus 6.959 m.s.n.m. se lleva el atributo del ser la mayor elevación del continente americano y su gran altura, como la de otros cerros próximos, no corresponde a estructuras volcánicas activas como el Tupungato, sino que su altitud actual resulta del levantamiento tectónico de la cordillera. Existen otros cerros de gran altura como el cerro Catedral con 5.200 m.s.n.m , el Cuerno (5.450), el Juncal (6.060), el San Juan (6.111), el Tupungato (6.800), el Nevado del Plomo (6.120), el Maipo (5.323) y varios más cuyas alturas superan los 5.000 metros. Entre los 27º y los 33º 30’ de latitud no se observa vulcanismo cuaternario y la actividad sísmica se concentra en una franja delgada a lo largo del borde occidental, que coincide con la zona geotectónica más activa donde ocurren los grandes terremotos.
Una característica destacable es que sólo las cumbres muy altas están cubiertas por glaciares, que tuvieron lugar durante una serie de avances ocurridos durante el Cuaternario, dado que el límite inferior de las nieves eternas es muy elevado debido a la aridez y la fuerte insolación. Esto da lugar a que se erijan los penitentes, formación muy característica de los Andes, consistente en montículos de nieve de unos 3 metros de alto con aspecto de monjes, ocasionados por la fusión de las capas superficiales de nieve debida a la fuerte insolación que al formar surcos que se van ahondando con el paso del tiempo, queda la zona cubierta de esos agudos montículos alineados. Estas formaciones dan nombre por su aspecto a la cadena de elevaciones Los Penitentes.
El avenamiento se produce en las altas cimas por una vasta red a la que se agrega la fusión del hielo y la nieve, lo que hace un material muy denso que, muchas veces, origina los taludes de escombros - piedra desintegrada por factores exógenos –.
La Precordillera, producto de la orogenia andina, es la tercera de las formaciones antedichas y está constituida por un macizo compuesto principalmente de metamorfitas y sedimentos paleozoicos, período en el cual se formó- aunque hacia el Pérmico- esta unidad orográfica, para ser luego reactivada y elevada durante el Terciario y Cuaternario. Toda la zona presenta alta sismicidad y fallamientos activos que ocasionan movimientos frecuentes. La Precordillera forma las sierras de Villavicencio y Uspallata y finaliza sobre la margen derecha del río Mendoza cerca de Cacheuta. Su relieve muestra signos de mucha acción erosiva por la desagregación mecánica de las rocas provocada por efecto del clima árido y de las grandes amplitudes térmicas.
La acción glaciaria fue mucho mayor en el pasado y la geomorfología que se aprecia en la actualidad está modificada por la acción de procesos ulteriores como la remoción en masa y la acción fluvial. Los glaciares actuales de la zona cordillerana en general se los clasifica como glaciares de valle, glaciares de montaña y manchones de nieve y estos, a su vez, pueden presentarse como descubiertos, cubiertos por detritos y glaciares de escombros.
Por último encontramos en lo que sería, longitudinalmente, la mitad este, una zona de llanos cuya superficie está cubierta por depósitos terciarios y cuaternarios de gran espesor, que recubren, en buena parte, rocas precámbricas. Estas planicies y depresiones que dominan el oriente mendocino, desde el piedemonte hasta el río Desaguadero - que actúa como demarcador del límite con la provincia de San Luis- están interrumpidas por las denominadas huayquerías o guayquerías, que son zonas áridas con suelo de sedimentos rocosos en las que se forman canaletas o surcos. En la parte norte de esta llanura hay una extensa zona conocida como La Travesía, muy árida en la que se forman médanos y no hay casi drenaje superficial, estando salpicado por las lagunas de Guanacache, hoy reducidas enormemente por el uso para riego del agua y convertidas en salitrales.
En la zona sur, como transición al ambiente patagónico, se encuentra el dominio volcánico de la Payunia.
En lo que respecta a la superficie que ocupa la Reserva Divisadero Largo se caracteriza, entre otras cosas, por poseer una falla y su desplazamiento ha permitido el afloramiento de diferentes niveles de rocas de origen sedimentario que representan un intervalo de tiempo mayor de 200 millones de años (Manssur y Gonnet, 2002).
La zona está constituida por varias formaciones que pertenecen a cuatro períodos geológicos Estos períodos son el Triásico, Jurásico, Terciario y Cuaternario (De La Fuente, et al, 2000).
Al período Triásico corresponden las formaciones Potrerillos, Cacheuta y Río Blanco, las cuales constituyeron el fondo de un gran lago y su sistema fluvial. En la primera de ellas afloró agua debajo de la mina La Atala cubriendo una escasa superficie. Apenas aflorada interrumpió su continuidad por la falla del Divisadero Largo y es la formación más antigua de la reserva presentando conglomerados, rocas sedimentarias y tufitas entre otras manifestaciones geológicas. Con respecto a Cacheuta, en la cuenca Divisadero Largo, se manifiesta por el afloramiento de una línea de falla. La Formación Río Blanco, ocurrió en forma de transición: desde la formación Cacheuta aparece como una potente sección de limo y arcillas castañas y rojizas. Hacia arriba las areniscas adquieren un color pardo violeta para pasar luego a una sucesión de limolitas de colores rojo claro y amarillento (De La Fuente, et al, 2000).
En el Jurásico se produjo la Formación Barrancas que es consecuencia de la preexistencia de un sistema fluvial de tipo efímero; predominando el color rojizo a castaño rojizo. En el Terciario ocurrieron las formaciones Divisadero Largo; Arcillas Abigarradas y Zonas de Anhiditas; Conglomerado Violáceo y Mariños Finalmente encontramos la cubierta Cuaternaria la cual se depositó sobre las anteriores formaciones. La posición actual de las formaciones triásicas, indican claramente que han sufrido un desplazamiento importante posterior a su deposición, aflorando por encima de las formaciones terciarias y cuaternarias. El gran empuje se produjo con posterioridad al triásico. Hasta mediados del terciario la zona del piedemonte debió conservar las características de una gran cuenca de agradación, mientras la montaña se elevó, la cuenca se hundía y constituía una zona de sedimentación. Divisadero Largo es de poco espesor y forma un conglomerado rojo superior, con rumbo Norte-Sur e inclinación hacia el este, que constituye la base del espeso conjunto sedimentario terciario.
La Formación Arcillas Abigarradas y Zonas con Anhiditas es un conjunto de poco espesor compuesto de areniscas finas y arcilitas verdes, rojas, amarillas y violetas muy meteorizadas, bien visibles en el perfil del Cerro Divisadero Largo (De La Fuente, et al, 2000). La tercera formación referida al Terciario es la mencionada Conglomerado Violáceo y Mariños integradapor un conjunto de areniscas - con arcilitas alternadas - que se extiende desde el Cerro Divisadero Largo hasta la parte superior de la cuenca y es una de las formaciones más importantes en la cuenca Divisadero Largo por su gran extensión. En el Período Cuaternario, de una antigüedad que se aproxima a los 2 millones de años, se formó la cubierta que ocupa la mayor parte de la cuenca con material grueso, mal rodado que forma la cubierta de glacis, y en partes material aluvional que forma los remanentes de un nivel de terraza. A fines del terciario y principios del cuaternario, el área fue afectada por la tectónica que elevó la cordillera y remodeló la precordillera. Desde entonces una serie de líneas de falla atraviesan el piedemonte, con dirección general Noreste-Sudoeste, y por lo tanto a la cuenca Divisadero Largo (De la Fuente, et al., 2000)
Hidrografía
Casi toda la red fluvial de Mendoza corresponde a la cuenca del Desaguadero formada por los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel. Sólo en la parte sur, los ríos Barrancas y Grande que forman el Colorado, no integran la mencionada cuenca.
Todos estos cursos de agua nacen en la zona montañosa y descienden hasta las llanuras donde interrumpen sus cuencas debido al intenso aprovechamiento que se hace de los mismos para el riego. Son ríos antecedentes (que conservaron sus cursos desde antes de las formaciones orográficas) que atraviesan las montañas por medio de enormes gargantas erosionadas durante los movimientos terciarios y prácticamente muchos de ellos carecen de agua durante buena parte del año y con el deshielo primaveral sus cauces se hacen muy torrentosos.
El río Mendoza se forma de la unión de los ríos Tupungato y de las Cuevas y recibe las aguas de los arroyos Horcones, Santa María y del río Vacas que desciende del Aconcagua. Nótese la diferencia del caudal de un río que se alimenta de los deshielos como lo es el Mendoza, comparando su caudal medio, calculado en aproximadamente 55 m3/ seg., con los 750 m3/ seg. que alcanza en el verano.
El río Diamante nace al pie del Maipú, en la gran laguna del mismo nombre, aumenta su caudal en su tramo medio por el aporte de las aguas de varios pequeños afluentes y atraviesa la zona árida llegando al Desaguadero con menor cauce. El río Atuel presenta en una parte estrecha de su cauce una pequeña cascada, llamada Saltos del Nihuil, aguas arriba de las cuales se erigió la represa del mismo nombre y varias usinas hidroeléctricas que aprovechan su cauce. Los dos grandes lagos artificiales que hoy posee la Provincia son El Nihuil y el Carrizal, y hay otros de menor tamaño. En la parte norte del río Desaguadero perviven dos espejos de aguas permanentes de considerable tamaño que son la Laguna Silverio y la Grande o del Quebrachito. En la parte centro-sur hay otra laguna, Llancanelo, que posee una diversidad muy importante de aves acuáticas que dio lugar a que se le otorgue jerarquía internacional como reserva natural.
La Reserva Divisadero Largo forma parte de la Cuenca del Divisadero, la cual se inicia en las primeras estribaciones de la Precordillera mendocina, entre los 32º 55` sur y los 66º 06` oeste aproximadamente y confluye con el colector principal del sistema aguas abajo del dique Papagayos. Los límites norte y sur están formados por cursos de agua que son los arroyos San Isidro y Papagayos, respectivamente.
Clima
Las masas de aire y la circulación atmosférica que confluyen en Mendoza son típicas de zonas templadas, aunque muy influidas por el relieve (Chiozza y Figueira, 1982). A pesar de la gran distancia que la separa del Atlántico, la parte cordillerana recibe de ese sector la escasa humedad que se precipita generalmente en forma de grandes nevadas en las partes más elevadas, durante los meses de mayo a agosto mayoritariamente. Su frecuencia y magnitud decrecen hacia el este.
Desde el Pacífico el clima recibe la mayor influencia por la acción del anticiclón del Pacífico que genera vientos del oeste. Estos vientos se elevan y al chocar con los cerros de la cordillera se enfrían y precipitan su humedad en forma de nieve. En la cordillera la ascensión del aire se hace marcadamente a través de los valles y los faldeos de los cerros y por la baja presión que hay en las cumbres este aire asciende durante las tardes generalmente y forma cúmulos pero no llegan a producirse. De noche ocurre el fenómeno contrario y el viento sopla desde la cima hacia los valles.
Como todas las regiones con marcadas variaciones altitudinales, la temperatura es un factor climático totalmente dependiente de las mismas.
En toda la cordillera cuyana ocurren en invierno fuertes vientos fríos provenientes del sector oeste y sudoeste, que cuando soplan conjuntamente con nevadas se forma el tan temido viento blanco. Estos mismos vientos, bajo condiciones atmosféricas particulares, cruzan los Antes sufriendo bruscos cambios que los transforman, al llegar a las zonas bajas, en cálidos y secos, como ocurre con el folklórico viento zonda.
Las precipitaciones varían con la altura pero en sentido inverso al de la temperatura, como ejemplo se menciona la localidad de San Martín a 650 m.s.n.m. que recibe lluvias cercanas a los 200 mm anuales y en Puente del Inca a 3.700 m, cae en forma de lluvia o nieve más de 300 mm. A continuación se exhibe un cuadro indicativo de las características del clima en la ciudad de Mendoza en cada una de las estaciones del año. Se recuerda que la Reserva Divisadero Largo está a sólo 8 kilómetros de esta metrópoli.
Mendoza |
Verano |
Otoño |
Invierno |
Primavera |
Tiempo muy caluroso a mediodía y en las primeras horas de la tarde; mañanas y tardes agradables; noches agradables a frescas |
Tiempo agradable durante el día; noches frescas a frías |
Días frescos, noches frías. |
Tiempo agradable durante el día; noches frescas a frías |
|
Fuente: Servicio Metereológico Nacional. Fuerza Aérea Argentina.
Durante el período 1981-1990 las mediciones en la capital mendocina señalaron una precipitación promedio de 223.2 mm anuales; la temperatura media del mes más cálido, que fue Enero, ascendió a 25.2º C e igual medición para del mes más frío - Julio - marcó 7.8 ºC.
Flora
La provincia de Mendoza está ocupada por cuatro Eco-regiones, según la clasificación de Burkart et al. (1999). Todo el oriente, algo más de la mitad si dividiéramos longitudinalmente en dos partes iguales el territorio provincial, corresponde a la Eco-región Monte de Llanuras y Mesetas; una franja relativamente angosta que corre paralela a la cordillera pertenece a la Eco-región Altos Andes y, en medio de ambas, ensanchándose mucho hacia el sur, hay un espacio que está ocupado por la Eco-región Estepa Patagónica en su manifestación más septentrional. La cuarta bio-región pertenece a la denominada Monte de Sierras y Bolsones y se sitúa en una superficie que en forma de U, penetra por el noroeste llegando hasta aproximadamente la latitud de la ciudad de Mendoza. La Reserva Divisadero Largo, muy próxima a la mencionada ciudad, esta en una zona de ecotono entre las Eco-regiones Montes de Sierras y Bolsones y Monte de Llanuras y Mesetas, y además hay vestigios de Puna. Según la clasificación en comunidades vegetales para la región realizada por Martínez Carretero (1985), podemos distinguir una formación vegetal de escasa representatividad dentro del conjunto, caracterizada por situarse en zonas de cornisa donde el agua filtra fácilmente y cuyas especies más conspicuas son la llamada hierva del ciervo (Dolichlasium lagascae), el pasto tipo coirón (Stipa psittacoum), la chilladora o ardegras (Chuquiraga erinacea), y también llamadas coirón (Stipa vaginata y S. scirpea. Otra comunidad indicada en la referida clasificación es la que se forma en las laderas con escasísima humedad, entre cuyas especies son conspicuas la brea (Cercidium praecox); la jarilla de la puna (Zuccagnia punctata), el maqui o blanquilla ( Hyalis argentea), la flechilla o saetilla (Asistida spegazzini), el añaguay (Adesmia tijua), y Astercidium glaucum, entre otras. En suelos más profundos, donde se acumulan depósitos o se producen roturas de las pendientes y tiene lugar la acumulación de humedad crecen importantes concentraciones – al menos para la escasez de flora del lugar- de la denominada en algunas partes jarilla de la puna (Zuccagnia punctata), la jarilla (Larrea nitida), el gualén ( Bredemeyera colletioides), la penca o quisca (Opuntia sulphurea), el albarcote o pata, según las regiones, (Ximena americana). Es característica común de estos vegetales de zonas áridas, adoptar distintas estrategias de sobrevivencia para neutralizar o compensar al máximo la escasez de humedad o la pérdida de la poca disponible. Así hay plantas que desarrollan sus yemas de renuevo bajo tierra y en botánica de denominan geófitas; o las hemicriptófitas que son aquellas cuyas yemas crecen a nivel del suelo, lo que ocurre con muchísimas gramíneas; las suculentas que desarrollan sus hojas de gran espesor para retener en sus tejidos la humedad; las terófitas que mueren durante la época más seca pero guardan su semilla bajo tierra para el momento de precipitaciones; otras tienen los tallos tan cortos – acaules- que parece que no los tuvieran y muchos otros ingeniosos sistemas. Una cuarta característica topográfica que da lugar al crecimiento de determinada comunidad vegetal, son las rampas o glacis, es decir declives leves, determinados por procesos erosivos que actuaron sobre rocas poco resistentes. En estos sitios se observa abundante jarilla (Larrea divaricata) junto a otras especies comunes como el piquillín (Condalia microphylla), el pasto de liebre (Pappohorum caespitosum), el plumerillo o cola de caballo (Trichloris cirinita), el chalcañar o yaullín (Lycium tennuuispinosum), el garabato (Acacia furcatispina) y el heliotropo (Heliotropium mendocinum). En las laderas poco soleadas es común el ajenjo (Artemisia mendozana), el peje (Berberis grevilleana), la peludilla (Plantado patagonica) y varias especies más. Otro lugar donde de forma una asociación vegetal característica, es en las márgenes de los cursos de agua temporarios. En estos sitios es conspicuo el romerillo o mío-mío (Eupatorium buniifolium), el cachiyuyo (Atriplex lampa), la chilca negra (Tessaria dadonaefolia), la acacia de campo (Eupatorium patens), la cucuchera (Phacelia artemisioides), el cardo amarillo (Argemone subfusiformis) y la chilca amarga o suncho (Baccharis salicifolia). Finalizando esta clasificación de la flora de la Reserva Divisadero Largo basada en los ambientes donde se desarrolla, hay que dar lugar a la vegetación que tiene por hábitat los terrenos donde puede haber agua surgente permanente o casi permanente donde es abundante la cortadera, cola de zorro o carrizo (Cotadeira rudiscula), el junco (Cypereus eragrostis), achicoria de campo (Hypochaeris chondriolloides), el suncho negro o pájaro bobo (Tessaria absinthioides) y la pajilla (Polypogon monspeliensis) entre muchas otras. En el piedemonte hay árboles como el algarrobo dulce (Prosopis flexuosa), el algarrobo chileno (Prosopis chilensis), la brea (Cercidium praecox), el chañar (Geoffroea decorticans), el moradillo (Schinus fasciculata) y algún tala (Celtis tala) puede encontrarse en límite occidental de su distribución.
Fauna
La fauna del lugar está en concordancia con las eco-regiones que se encuentran representadas en el área de conservación. La mayor diversidad, como suele ocurrir en gran número de casos, está dada por la ornitofauna, la que se aprecia más en las quebradas, donde se retiene mayor humedad y la vegetación es más diversa y exuberante, y en ellas nidifica un gran número de especies. Son especies comunes la martineta (Eudromia elegans), la inambú silbón (Notoprocta pentlandii), típico habitante de bosques serranos hasta Neuquén aproximadamente, no más al sur; el inambú pálido (Nothura darwini), que se distribuye en gran parte de la bio-región del Monte; los jotes están presentes con dos especies, el de cabeza colorada (Cathartes aura) y el jote cabeza negra (Coragyps atratus). Del grupo de las rapaces podemos deleitarnos al observar al águila mora (Geranoaetus melanoleucus) ; al milano blanco (Elanus leucurus); al aguilucho común (Buteo polyosoma); el águila coronada (Harpyhaliaetus coronatus), aunque requiere confirmación su presencia; el folklórico carancho (Polyborus plancus) y el halconcito colorado (Falco sparverius). Se observan palomas como la de ala manchada (Columba maculosa) y la común torcacita (Columbina pucui), entre otras. La catita serrana grande (Bolborhynchus aymara); el pirincho (Guira guira); el enorme ñacurutú (Bubo virginianus); la lechucita de las viscacheras (Athene cunicularia), los curiosos atajacaminos ñañarca (Caprimulgus longirostris); el extraño atajacaminos cola de tijera (Hydropsalis brasiliana); el vencejo serrano (Aeronautes andecolus), el picaflor andino (Oreotrochilus leucopleurus) y el picaflor gigante (Patagona gigas) son algunos de los variadas aves no Passeriformes que habitan este rincón cuyano. Entre los Passeriformes son habituales la bandurrita chaqueña (Upucerthia certhioides); el canastero castaño (Asthenes steinbachi), exclusivo de los andes de Mendoza a Salta, canastero rojizo (Asthenes dorbignyi), también habita la zona del anterior pero se extiende más allá de nuestras fronteras; el coludito canela (Leptasthenura fuliginiceps), poco común y su hábitat se restringe a zonas altoandinas y altoserranas; el gallito arena (Teledromas fuscus), no muy abundante y es típico del oeste cordillerano a excepción de una franja en Río Negro por la que llega hasta el mar; el gaucho serrano (Agriornis montana); la viudita (Knipolegus aterrimus); el churrinche o bolita de fuego en la región (Pyrocephalus rubinus) y cachudito pico amarillo (Anairetes flavirostris), con su llamativo copete es un pájaro no muy abundante. El emblemático cóndor (Vultur gryphus) está muy poco visto pero otrora era habitante conspicuo de estas comarcas.
Entre los anfibios y reptiles podemos encontrar especies adaptadas a las condiciones del piedemonte como el sapo común (Bufo arenarum), sapo andino (Bufo spinulosus) de color verde grisáceoque se sitúa tanto en zonas altas como a la vera del agua; también podemos observar la ranita del desierto (Pleurodema nebulosa) que adaptó su reproducción a las épocas de mayor humedad y los renacuajos completan su metamorfosis en sólo siete días (Erize, et al.1993), para lo cual permanece enterrada en los arenales y cuando llega la época de lluvias sale a reproducirse. También forma parte de la batracofauna de la Reserva un escuerzo (Odontophrynus occidentalis), que también pasa gran parte del tiempo enterrado para esperar el período favorable. Los reptiles presentan algunas lagartijas de los Géneros Liolaemus, Homonota y Teius, entre otros y la culebra (Philodryas trilineatus), la falsa coral (Lystrophis semicinctus), la yarará ñata (Bothrops ammodytoides) y la yarará (Bothrops neuwiedii).
El grupo de los mamíferos está representado en mayoría numérica por los micromamíferos, entre los que encuentran la comadreja enana (Thylamys pusilla), que es un pequeño predador marsupial, el murciélago orejudo (Histiotatus albescens), el murciélago colorado (Lasiurus borealis), el murciélago (Myotis chiloensis), el tucu-tucu mendocino o tunduque (Ctenomys mendocinus), el cuis grande (Galea musteloides) el pericote panza blanca (Graomys griseoflavus) y otras especies más. De mayor porte aparece la liebre europea (Lepus europaeus) especie exótica que se extendió por todo el territorio argentino, el peludo (Chaetophractus vellerosus), adaptado a zonas secas y el piche (Zaedyus pichi). Entre los carnívoros de destacan el puma (Puma concolor), el yaguarondi (Herpailurus yaguaorondi), el gato montés (Oncyfelis geoffroyi), el zorro colorado (Lycalopex culpaeus) y el abundante zorro gris (Lycalopex gymnocercus).
Recursos culturales
Los primitivos habitantes
Aunque aún permanecen dudas sobre algunos aspectos de los habitantes prehispánicos de la zona de Cuyo, se puede afirmar con suficiente certeza que ya al comienzo del Holoceno el territorio estaba poblado. En este período bandas de cazadores y recolectores no especializados recorrían el actual territorio mendocino. Su instrumental, constituido por un corto número de artefactos muy diferenciados, era fabricado sobre lascas y núcleos y no conocían las hachas de mano ni las puntas de flecha (Rodríguez,D, 1976). Las excavaciones realizadas por el arqueólogo Lagiglia en los valles de los ríos Diamante y Atuel sirvieron de testimonio para conocer que más tardíamente en la zona indicada ya se utilizaba el hacha y puntas de proyectil bifaciales (estas fueron posteriores al empleo del hacha). Más tarde aún, hacia el 2.000 a.C., fecha establecida por registro con carbono 14, se determina la presencia de un grupo distinto a los anteriores y utilizan la llamada Gruta del Indio para fines ceremoniales o funerarios y presumiblemente vendrían de los Andes del sur peruano y de el actual territorio de Chile. Hay estudios que hacen referencia a otras culturas prehispánicas que en distintos períodos ocuparon la zona del territorio mendocino; en el sector sur por ejemplo, más recientemente, la influencia de la cultura e idioma araucanos ha sido intensa ( Serrano, 2000).
En el período hispánico los aborígenes que ocupaban la zona de cuyo fueron los Huarpes. Estaban divididos en dos grupos con características distintas. Los huarpes de San Juan hablaban una lengua llamada allentiac y los mendocinos un codialecto llamado millcayac (Canals Frau, 1986).El idioma de los huarpes es hoy conocido gracias a los textos elaborados por el Padre Valdivia y a grandes rasgos se puede referir que los del sector occidental eran agricultores en escaso grado pero utilizaban irrigación artificial, como armas usaban el arco y la flecha y no fueron un pueblo guerrero. En cuanto a la vestimenta según dice el Padre Ovalle que vestían con buenas prendas y los hombres utilizaban como distinción de su sexo una vestimenta similar a lo que hoy conocemos como camiseta. Las mantas y las prendas tejidas también componían su indumentaria.
Expansión incaica
El ingreso de los incas al actual territorio argentino tuvo lugar a mediados del siglo XV, produciéndose por el noroeste y llegando, en su extremo austral, aproximadamente hasta en territorio mendocino. En los primeros momentos esta expansión no parece haber tenido como objetivo preponderante intereses económicos o estratégicos definidos, sino a un conjunto de motivaciones corporativas de sectores dominantes de la sociedad cuzqueña (Tarragó, 2000). Esta ocupación abarcó menos de un siglo, de acuerdo con la cronología aceptada. Sin embargo en este breve período la impronta sociocultural del Imperio Inca fue significativa. En primer lugar el legado de la lengua quichua que se impuso en vastas zonas del noroeste argentino, una cerámica de excelente factura y fina terminación, en zona andina se percibió el empleo del bronce de cobre y estaño en lugar del de cobre y arsénico utilizado previamente, amén de sistemas innovadores de cultivo y caza, entre otras muchas cosas.
Epopeya emancipadora
Sin lugar a dudas, uno de los mayores valores culturales – al menos desde el punto de vista de la historia contemporánea – que tiene la zona de los Altos Andes próxima al área de la Reserva Provincial prospectada es el cruce del cordón montañoso más largo del mundo por parte del ejército argentino al mando del General José de San Martín a mediados de enero de 1817. Prestigiosos estrategas militares consideran a este emprendimiento como una proeza desde el punto de vista estratégico y humano, por cuando en algunos sectores tuvieron que transitar por los 3.000 m.s.n.m, como fue el caso del ala del ejército que condujo el General Juan Gregorio de Las Heras a través del paso de Uspallata, donde la resistencia física y en temple del espíritu tuvieron que ser óptimos para sobrellevar las inclemencias del tiempo, el aire con menos oxígeno, una cuantiosa carga de artillería, víveres y enseres de todo tipo y cerca de 20 días de marcha por caminos sumamente dificultosos. El General José Francisco de San Martín cruzó por el Paso de los Patos, algo menos accidentado pero más largo que el antes mencionado, y el 12 de febrero del mencionado año triunfaba en la batalla de Chacabuco contra el ejército realista. Simultáneamente ese día tres escuadrones más que cruzaron por pasos distintos tomaban exitosamente poblados de Chile ocupados por los españoles. Con éstas operaciones ya se había avanzado enormemente en la liberación de Chile.
Alternativas turísticas
La Reserva Divisadero Largo es visitada anualmente por más de 15.000 personas (Manssur y Gonnet, 2002). Posee tres senderos peatonales y uno para bicicletas. Los peatonales están programados con tres longitudes distintas para que cada uno elija de acuerdo a su gusto y posibilidades fisicas. Para las escuelas o grupos grandes en general, hay un servicio de visitas guiadas, previo contacto. Al área se accede desde Mendoza, por el camino a Papagayos- RP 99- y luego se ingresa por un camino de tierra que nos lleva a la Seccional de Guardaparques. El ingreso es gratuito, hay playa de estacionamiento, sanitarios para el público, un quincho y se recomienda evitar los meses de pleno verano para hacer una visita al lugar por el excesivo calor de la zona. Es un lugar ideal para los estudiosos o amantes de la geología y , como uno puede imaginarse, también para los que gustan de la fotografía de paisajes, dado con los cerros presentan colores muy vistosos y no comunes de observar.
En términos generales las posibilidades turísticas que ofrece la provincia de Mendoza son excelentes. Desde la visita a su Capital, que fue sede del gobierno de cuyo y es la ciudad más importante de todo el oeste argentino. Cuenta por demás con todo lo que ofrece una gran metrópoli: espectáculos, cines, shoping, casino, una excelente gastronomía junto a hoteles de muy buen nivel, museos, un zoológico y el paisaje muy cercano al casco urbano en el Cerro de la Gloria, donde se erigió un monumento al general San Martín y desde cuya cima se aprecia una hermosa panorámica de la ciudad, el Parque General San Martín considerado uno de los parques urbanos más bonitos del país. El los alrededores de esta gran ciudad se ubican varias bodegas, en las que , generalmente, pueden realizarse visitas guiadas donde se puede apreciar los detalles de la elaboración de uno de los vinos más prestigiosos a nivel mundial. Las excursiones más demandadas que parten de la ciudad de Mendoza son las que van al Cristo Redentor, a Uspallata, a las termas de Villavicencio, al Valle de Calingasta, al Valle de Uco. Al sur de la Capital, se encuentran los Departamentos San Carlos, Tunuyán y Tupungato, todos con paisajes montañosos, campos de cultivos de frutales y se puede llegar a Potrerillos, otro hito turístico mendocino. Yendo hacia el Cristo Redentor se pasa previamente por Puente del Inca, otra zona protegida por su incalculable valor histórico y escénico y por Las Cuevas, última localidad en territorio argentino. La zona sur de la Provincia cobró gran auge en los últimos tiempos con las construcción del famoso centro de esquí Las Leñas en Malargüe.
Esta apretada reseña sólo pretende mostrar que la gama de posibilidades turísticas de Mendoza es muy amplia, y hacerlo en detalle llevaría largas páginas que escapan al tenor de este trabajo.
Cómo llegar
Se toma como punto de partida para acceder al área protegida la ciudad de Mendoza, capital provincial. Por tal motivo se indican en primer término los itinerarios para llegar a la misma desde distintos puntos del país, para luego indicar cómo llegar desde esta ciudad a la unidad de conservación.
Desde Córdoba se arriba a la ciudad de Mendosa por la Ruta Nacional Nº 20 que luego de la localidad de Luján – San Luis- empalma con la R.N. 146. Por esta última se continúa hasta su intersección con la R.N. 7 en los alrededores de San Luis capital , y por la mencionada ruta nacional se llega a la ciudad de Mendoza.
Desde Buenos Aires hay dos alternativas: la Ruta Nacional 7 directamente o la 188 – también nacional- hasta San Rafael y desde aquí se toma R.N. 143 que se fusiona con la 40 hasta llegar a la capital provincial .
Saliendo de la capital pampeana, San Rosa, lugar de referencia para los que provienen de las provincias patagónicas, se toma la RN 35 hacia el norte hasta su empalme con la RN 7, muy próximo a la localidad de Vicuña Mackenna. En este sitio habrá que girar a la izquierda (oeste) hasta que la nombrada ruta ingresa a la ciudad de Mendoza.
De la ciudad de San Juan nos lleva la RN 40.
Partiendo de San Miguel de Tucumán, de San Fernando del Valle de Catamarca o desde La Rioja nos conduce la RN 38.
La Mesopotamia está conectada con la ciudad de Córdoba a través de la RN 19 que se inicia en la ciudad de Santa Fe. Esta última se comunica con la entrerriana Paraná por medio del Túnel Subfluvial Hernandarias. Desde Córdoba ya se señaló el recorrido precedentemente.
Desde la ciudad de Mendoza se toma por la Av. Olguín, que en el sector oeste es la unión de las Avenidas Gral. J. A. Roca y Gral. Espejo, que nos lleva a la RP 99, con rumbo hacia Papagayos. Tras un breve recorrido los carteles indicaran la presencia de la Reserva y habrá que recorrer un kilómetro de camino mejorado para llegar al puesto de los Guardaparques.
Problemas de conservación
Es importante mencionar que la acción del hombre en los últimos tiempos, ha degradado tanto la zona, ya sea por extracción de leña, extracción de materiales para canchas de tenis, extracción de carbón fósil (mina La Atala), tránsito y otras consecuencias de la actividad antrópica, que el proceso erosivo se ha intensificado, aumentando el riesgo natural de aluviones sobre la ciudad de Mendoza por la escasa capacidad de retención hídrica de la cuenca (De La Fuente, et al, 2000). A pesar de esto, las escasas 500 hectáreas de la Reserva están aceptablemente conservadas y tienen también un buen nivel de control. Atenta contra la buena preservación del ambiente la abundancia de la liebre europea, problema que afecta a una importante cantidad de áreas protegidas
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
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