EDICIÓN
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACIÓN
Reserva Natural Privada
San Pablo de Valdés
Ubicación
La Reserva San Pablo de Valdés está ubicada en el sector sudoeste de la Península de Valdés, provincia de Chubut, dentro del departamento Biedma. Las coordenadas geográficas en las que se sitúa el área protegida son: entre los 42° 36’ y 42° 43’ Lat. S. y 64° 10’ y 64° 15’ Long. O.
La localidad más cercana es Puerto Pirámides, distante a unos 25 kilómetros, pero la jurisdicción pertenece a la Municipalidad de Puerto Madryn.
Sus límites son: en su porción occidental, la zona costera sobre el Golfo Nuevo, hacia el Noroeste limita con la Estancia La Adela (Lote 6), hacia el Norte limita con la Estancia Loreto (Lote Nº 60), hacia el Este lo hace con el Lote Nº 81 y la Estancia Bajo Bartolo (Lote Nº 85) y hacia al Sur lo hace con la Estancia El Horizonte (Lote Nº 102) (Codesino, et al., 2005).
Superficie
La unidad de conservación que analizamos posee una extensión de 7.360 hectáreas. La ONG que adquirió el predio pretende reestablecer el ambiente natural, para lo cual se procedió, en primer lugar, a retirar todo el ganado ovino y poner a salvaguarda una región con gran valor cultural (posee yacimientos arqueológicos y paleontológicos), escénico, faunístico y vegetal.
Fecha e Instrumento Legal de Creación
La Fundación Vida Silvestre Argentina compra en el año 2005 el predio que ocupaba la Estancia San Pablo, dentro de la Península de Valdés, que fuera declarada en su totalidad Área Natural Protegida mediante la Ley Nº 4722 de la Provincia de Chubut.
Relieve
Desde una mirada geológica se puede decir que el territorio chubutense esta asentado sobre el cratógeno de Patagonia, que aflora en algunos lugares, y que fue modelado por una serie de fenómenos geológicos de complicada trama. Hubo movimientos epirogénicos de ascenso y descenso con posteriores avances y regresiones marinas que dejaron abundante sedimentación alternada con estratos continentales. Junto con la actividad volcánica, a fines de la era Secundaria, se levantó el plegamiento de los Patagónides, formado en un geosinclinal al oeste de la Provincia, que sería precursor del movimiento más importante de la región: el plegamiento andino del Terciario que no sucedió de la misma forma en toda la cordillera. En la parte correspondiente a la provincia del Chubut -y más allá de ese límite- se produjeron fracturas, elevaciones y descensos diferenciados, dislocamientos, hundimientos en cuyas depresiones, más tarde, se formaron grandes masas de hielo durante la glaciación pleistocénica que ocupó gran parte de la cordillera y que al retirarse dejó formados grandes lagos. Estos procesos dejaron configurado un relieve típicamente patagónico: mesetas y sierras, alternadas con bajos y cuencas lacustres a lo que habría que agregar las escotaduras de bordes redondeados que forman los golfos del litoral atlántico (Bernades, 1982). A los fenómenos tectónicos se sumaron como elementos modeladores la acción fluvial -valles y cañadones- y eólica, al formar lo que se denomina lagunas de deflación. Luego, sobre este relieve, durante el Terciario, se extendieron coladas de basalto continuando el proceso de avance y retroceso marino.
Respecto a la fisonomía de la Reserva analizada, debemos señalar que presenta un relieve algo accidentado y variado, con mesetas, cordones de médanos, depresiones producto de deflación y acantilados de diversa altura y recortados. Hay una leve pero perceptible diferencia altitudinal, dado que desde el nivel del mar de la zona costera se llega a 80 metros por sobre el mismo en las mesetas ubicadas cerca del límite de la propiedad (Jonson, 2005). Hay importantes playas en algunos sectores y en otros se limitan a conformar pequeñas bahías.
Los afloramientos rocosos más antiguos corresponden a sedimentitas tobáceas de edad eoceno tardío-oligoceno. Estos depósitos están cubiertos por areniscas y fangolitas de ambiente costero, de edad miocena. Sobre estos estratos descansan bancos rudíticos del Plioceno tardío-Pleistoceno temprano, denominados Rodados Patagónicos (Codesino, et al., 2005). Los depósitos de origen marino costero, fluvial y eólico se atribuyen al Pleistoceno y Holoceno. Los nombrados agentes erosivos -acción eólica y fluvial- más la remoción en masa son los principales causantes de la geomorfología del área prospectada.
En la parte norte de la reserva predomina la planicie estructural por arrasamiento, con pendientes suaves culminando en el sector costanero en abruptos acantilados.
En el límite oeste, se encuentran playas conformadas por sedimentos finos, que alcanzan gran extensión (como la playa Colombo). También hay sectores donde sólo forman pequeñas bahías y es común ver cantos rodados de tamaño grande.
Según señala Codesino, et. al. (op. cit.), en el sector sur del predio se presenta el campo eólico, distinguiéndose tres pequeñas regiones según las unidades estratigráficas que los componen: 1) Dominio de médanos activos; 2) Barjanes y 3) Mantos Eólicos. Además en distintos puntos del perímetro costanero se observan colonias de médanos vegetados que alcanzan hasta 10 m de altura.
Este variado paisaje está acompañado de diferentes formaciones vegetales y otorgan el área características peculiares respecto a su entorno.
El mar
Es oportuno señalar algunas características del océano Atlántico que afectan por extensión a las aguas de los Golfos San José y Nuevo. Las amplitudes de mareas presentan grandes oscilaciones tendiendo a ser mayores hacia el sur, en la Provincia de Santa Cruz. En la zona de Puerto Madryn por ejemplo, en momento de sizigia, la amplitud llega a unos 6 metros aproximadamente y la salinidad al 34%. La zona de contacto entre el mar y el continente se prolonga por debajo del nivel de las aguas a lo largo de una zona más o menos extensa cuyas características están vinculadas con el relieve sobre el nivel marino. Esta zona, cuya profundidad se acerca a los 200 metros, es lo que se conoce como plataforma continental.
La morfología litoral y submarina tiene un rol muy importante en la determinación de los ambientes marinos, ya que ello influye en la temperatura, salinidad y turbidez de las aguas y en su cantidad de nutrientes que permiten el desarrollo de la vida. La zona litoral, es decir la que ocupa el espacio donde transcurre la bajamar y la pleamar, es adecuada para aquellas formas de vida adaptadas a vivir temporariamente en forma subacuática.
Por debajo del nivel de la bajamar se observan dos zonas características: el nerítico (la parte que ocupa la plataforma continental) y el oceánico que juntos forman la zona pelágica, en cuya superficie o debajo de esta tiene lugar el proceso de la fotosíntesis. Mas allá de esta zona ya comienza el sector afótico, es decir, donde no llega la luz.
Clima
El clima de la Península de Valdés se califica de semiárido, con sólo unos 240 mm de promedio en las precipitaciones por año. Estas se producen mayormente en los meses de otoño a invierno y es característico de la región que haya fluctuaciones marcadas de un año a otros. La humedad relativa media mensual se sitúa entre un 65 % en invierno y un 50 % en verano.
La temperatura media mensual es de 18º C en verano y de 8º C en invierno, manifestándose una amplitud térmica diaria significativa.
Las condiciones del clima son moderadas por la influencia de las aguas del Atlántico. Los vientos más frecuentes son los provenientes del cuadrante oeste, especialmente en primavera y verano y, generalmente, son vientos fuertes (Dumrauf, 1992).
Flora
La Reserva que desarrollamos si sitúa en la Región Neotropial, Distrito Andino Patagónico, Provincia Patagónica, Distrito Central (Cabrera, 1976) y según Soriano (1956) a este distrito habría que subdividirlo en el Subdistrito Chubutense, que abarca la región que nos ocupa, y el Subdistrito Santacrucense.
En el trabajo “Relevamiento Ambiental de la Reserva de Vida Silvestre San Pablo Valdés”, FVSA (2005), se identifican cuatro unidades ambientales que por sus diferenciaciones poseen flora distinta. Ellas son el “pedimento mesetiforme” (entiéndase por pedimento un terreno rocoso y plano con suave pendiente, cubierto con derrubios) que ocupa unas 3072 ha, con dos niveles bien identificables -uno se sitúa a los 80 msnm, y el otro se ubica a los 60 msnm-. Está surcado por muchos cauces de escurrimiento superficial que drenan en bajos endorreicos. En términos generales este sector presenta una estepa arbustiva baja, que en el referido trabajo los autores clasifican en tres tipos distintos, que cubre aproximadamente entre el 30 y el 50% del suelo. Las especies más conspicuas de esta unidad son el quilembai (Chuquiraga avellanedae), el llaoyin (Lycium chilense), el Molle Blanco (Schinus johnstonii), Menodora robusta, el tomillo (Acantholippia seriphioides), el solupe (Ephedra ochreata) y el algarrobillo patagónico (Prosopis denudans). Los arbustos y pastos perennes de mayor porte son el coirón amargo (Stipa speciosa) y el coirón poa (Poa ligularis), los que crecen principalmente asociados a los montículos. Estas especies suelen poseer sistemas radiculares superficiales y profusos que les permite desarrollarse en terrenos arenosos.
La segunda unidad dentro del pedimento mesetiforme, la denominan Estepa arbustiva-herbácea de Chuquiraga avellanedae y Stipa tenuis y Piptochaetium napostaense con ejemplares aislados de Lycium chilense. Esta comunidad se observa en el sur del establecimiento, con una baja cobertura vegetal -entre un 20 y 30% aproximadamente- por el intenso pastoreo que sufrió la zona durante muchísimo tiempo.
Una tercera clasificación dentro de la estepa arbustiva, es la Estepa arbustivo-herbácea de Chuquiraga erinaceae var. hystrix -vulgarmente llamada chirriadora o ardegrás-, Chuquiraga avellanedae, Acantholippia seriphioides -ya mencionado popularmente como tomillo- con Stipa tenuis, Sporobolus rigens, Piptochaetium napostaense y Stipa speciosa como especies dominantes en el estrato herbáceo. Esta comunidad es dominante en el segundo nivel del pedimento mesetiforme y presenta un estrato arbustivo de mayor porte y un estrato herbáceo conspicuo (Codesino, et al., 2005).
Cabe indicar que amplios sectores de la parte más elevada, están muy escasos de cobertura vegetal, y se aprecia que cuando disminuye la cobertura de arena en la superficie y el suelo se ve más compactado, incrementa la presencia de la especie Acantholippia seriphioides. Y, cuando aflora un suelo arcilloso con canto rodado, predomina el quilembai (Chuquiraga avellanedae).
Otra de las fisonomías vegetales en que se divide la reserva son los Campos de dunas en los que predomina el maqui u olivillo (Hyalis argentea), siendo en sectores la cobertura de esta especie del orden del 90% del terreno. Hay algunos “manchones” de vidriera o jume (Suaeda divaricada), de yaoyín o fruto de víbora (Lycium chilensis), el matorro o usillo (Cyclolepis genistoiedes) y de Baccharis divaricada, entre algunas especies más.
Otro sector dentro de esta unidad -campos de dunas- es aquel que presenta suelos con capas de arena de espesor variable y sus especies conspicuas son Sporobolus rigens, Stipa tenuis y Bacharis divaricada. Por último dentro de las dunas, se caracteriza un sector por la predominancia de las siguientes especies: Sporobolus rigens, neneo (Mulinum spinosum), el tomillo (Acantholippia seriphioides), Baccharis divaricada, flechilla (Stipa tenuis), la flechilla grande (Stipa longiglumis) y flechilla negra (Piptochaetium napostaense).
La anteúltima división que se realiza del campo que ocupa la Reserva San Pablo Valdés, es la referida a Las Costas. En esta parte hay una estepa subarbustiva dominada por el unquillo (Sporobolus rigens), el olivillo (Hyalis argentea) y Baccharios divaricada. Las jarillas (Larrea divaricata) es común en las costas del Golfo Nuevo.
En último término se hace referencia a los Cañadones, que se distinguen de las otras divisiones en que se observa una variedad mayor de especies, dado que la flora acompaña a la variedad de suelos que se suceden en los cañadones.
En el trabajo tomado como referencia para el desarrollo de la flora se hace mención de varias unidades de reducido tamaño que por el tenor de este informe consideramos oportuno no comentarlas.
Fauna
En este rubro, se hará referencia sólo a la mastofauna y a la avifauna, que son los grupos faunísticos de los se obtuvo información.
En relación a las aves se registró un total de 60 especies (28 familias) durante el período otoñal, que representa el 55% de las aves que hasta el momento se tiene registrado que se reproducen en la Península de Valdés (Codesino, et al., 2005).
Hay que distinguir dos grupos muy diferentes entre las aves de la reserva prospectada: las aves de la zona continental perteneciente a la meseta patagónica y las aves marinas y costeras que merodean esos ambientes. Es significativo lo que se indica en el informe “Relevamiento Ambiental de la Reserva de Vida Silvestre San Pablo de Valdés” (FVSA, 2005), en cuanto a la cantidad de especies que se registraron en los distintos ambientes. La mayor cantidad de registró en los campos de dunas listándose 30 especies, la zona costera en segundo lugar con 27, luego el pedimento mesetario (terreno rocoso cubierto por derrubios) en el que se registraron 22 y en los cañadones sólo 14 especies.
Entre las especies más conspicuas en la estepa arbustiva observamos al canastero pálido (Satenes modesta), el canastero de garganta negra (Asthenes patagonica), el jilguero austral (Sicalis lebruni), el pico de plata (Hymenops perspicillata), el cachudito pico negro (Anairetes parulus), la ratona (Troglodytes aedon), el yal negro (Phrygilius carbonarius), el pecho colorado (Sturnella loyca), la calandria Patagónica (Mimus patagónicus) y el chingolo (Zonotrichia capensis).
No paseriformes se observan el inambú común (Nothura darwini), la copetona (Eudromia elegans); el tero común (Vanellus chilensis), el choique (Pterocnemia pennata), el milano blanco (Elanus leucurus), el aguilucho común (Buteo poliosoma), el halconcito colorado (Falco sparverius) y la lechucita de las vizcacheras (Athene cunicularia), entre otros.
En la zona de las dunas están presentes el choique (Pteronemia pennata) -estatus de Potencialmente vulnerable IUCN, 2006)- con más frecuencia que en la zona del Pedimento; el jote cabeza roja (Cathartes aura) -también presente en la zona indicada precedentemente-; el águila mora (Geranoetus melanoleucus) -estatus LC, Preocupación menor (IUCN,2006)- ; el chimango (Milvago chimango), el halcón plomizo (Falco femoralis); el chorlo cabezón (Oreophotus ruficolis); la torcaza (Zenaida auriculata); la torcacita (Columbina picuí); la caminera (Geositta cunicularia) y otras especies más que sólo se las ve en los dunales o algunas que comparten estos con otros ambientes.
Las especies más comunes de la zona costera registradas durante la estación otoñal, fueron la gaviota cocinera (Larus dominicanus), los ostreros (Haematopus palliatus y H. ater), cormoranes (Phalacrocorax brasilianus, P. atriceps, P. magellanicus), chorlo de doble collar (Charadrius falcklandicus) y chorlito de rabadilla partida (Calidris bairdii) (Codesino, op. cit.).
Entre los mamíferos fueron observadas importantes grupos de guanacos (Lama guanicoe) -estatus de Potencialmente vulnerable- , habitando todos los ambientes, la mara (Dolichotis patagonum), con estatus de Vulnerable (SAREM, 2006) y el zorro gris (Dusycion gimnocercus). También se registraron dasipódidos como el peludo (Chaetopragtus villosus) -con estatus de Preocupación menor (SAREM, 2006), y el piche patagónico (Zaedyus pichiy)- también con estatus Preocupación menor (SAREM, 2006)- que en general se encontraron indicios de mayor actividad en los campos de dunas.
La nómina continúa con el conspicuo zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), el cuis chico (Micricavia australis), el tucu tucu magallánico (Ctenomys megellanicus), el ratón colilargo bayo (Eligomodontia typus) y en forma ocasional se ha visto al puma (Puma concolor)- y al gato montés (Oncifelis geoffroyi), ambos felinos declarados Potencialmente vulnerables.
En cuanto a la fauna de mar, en las costas de la Reserva San Pablo de Valdés se dan cita varias especies de mamíferos marinos. En principio es zona de reproducción de la ballena franca austral (Eubalaena australis) con estatus Vulnerable, y que fue declarada Monumento Natural Nacional por la Ley Nº 23.094/84. El 35 % de los individuos que forman parte de la población de esta especie (aprox. 3200 individuos), se reproducen en las aguas de los Golfos Nuevo y San José en la Península de Valdés, convirtiéndola en un área de interés mundial (Codesino, op. cit.).
Por otra parte es zona frecuentada marsopa de anteojos (Phocoena spinipinnis), especie endémica del subcontinente Sudamericano y de hábitos costeros, considerada por la SAREM (2006) con estatus de Preocupación menor; el mismo estatus presenta el delfin oscuro (Lagenorhynchus obscurus); el delfín común de pico corto (Delphinus delphis), del delfín austral (Lagenorhynchus australis), la orca (Orcinus orca), la tonina overa (Cephalorhynchus commersoni) es bastante común, el delfín gris (Grampus griseus), el lobo marino de dos pelos (Artocephalus australis), y el elefante marino (Mirounga leonina), todas ellas consideradas en la categoría II de CITES (Convenio Internacional de Tráfico de Especies Silvestres).
Esta reseña deja en evidencia que se trata de un área con valiosa biodiversidad.
Recursos Culturales
Tal vez, el principal recurso cultural de una región lo constituya la historia del asentamiento humano en la misma. Se ha escrito mucha bibliografía sobre los primitivos habitantes de la patagonia, de uno y otro lado de los Andes, por lo que no resulta fácil sintetizar en pocas líneas todo ese bagaje de información de los períodos pre y post hispánico, pero intentaremos dejar sentados algunos lineamientos generales.
Las primeras aldeas en los Andes del sur se instalaron entre los siglos X y VI antes de Cristo y su estilo de vida perduró por más de 2.000 años (Albeck, 2000). Respecto a la denominación de las distintas culturas en necesario esclarecer sobre los nombres que se daban entre sí, los que luego le asignó el conquistador y los sitios que ocuparon. Para ello seguiremos lo explicitado en el capítulo ”Los pueblos originarios” de la obra El gran libro de la Patagonia (1997):
Pehuenches: se les llamó a los grupos habitantes de los Andes entre los 37° de Lat. S y el Lago Huechulafquen y zonas en Ñorquín y Nahuel Huapi.
Chiquillanes: los habitantes ubicados al norte de los nombrados en primer término.
Puelches o Guénaken: eran los asentados entre los ríos Negro, Limay y Chubut y la costa atlántica.
Che-het: fueron los aborígenes de la costa marina del Salado al Chubut, formando con los anteriores la nación de lengua pampa conocidos con Serranos.
Pampas primitivos: habitaban al norte del río Negro (divididos en taluhet y dihuihet)
Patagones, Chóneca o Tehulches, ubicados al sur del río Chubut.
Respecto al período más remoto de la vida de los habitantes de estas latitudes lo que se conoce es gracias al importante aporte del estadounidense Junius Bird que recorrió minuciosamente la Patagonia en su extremo austral. Luego sus estudios fueron enriquecidos por el trabajo del matrimonio francés Laming-Emperaire, muy coincidente en sus conclusiones con el anterior. Bird realizó un importante hallazgo en el que había conjuntamente restos de un grupo humano, de megafauna del Cuaternario, entre los que cabe hacer mención de un tipo de caballo. Junto a estos restos había utensilios de piedra y de hueso. A grandes rasgos, se puede decir que la economía de estos grupos era esencialmente cazadora, y su tecnología, por lo tanto, adaptada a este tipo de subsistencia y debieron llevar un tipo de vida nomádico (Rex González, 1993). Sólo unos pocos siglos antes de la conquista debió introducirse la alfarería, pero aún así, es un elemento que no abunda demasiado (Rex González, op. cit.).
En cuanto a los chóneca o patagones que ocuparon desde el río Chubut hasta la Provincia de Tierra del Fuego, donde se vincularon con los onas, formaban una infinidad de tribus nómades, independientes unas de otras, pero que constituían grupos geográficos quizás con designaciones especiales. Hay una enorme dificultad en rehacer el contenido cultural de los chónecas (Serrano, 2000). Los testimonios dejados por Pigafetta, tienen un interés particular, por ser las primeras crónicas y porque los chónecas aún no habían sufrido influencia de los puelches o guénaken que habitaban del río Chubut hacia el norte. Respecto de las viviendas, dice el nombrado cronista, que consistían en un gran toldo formado por cueros de guanaco cosidos entre sí y colocados sobre una serie de palos verticales. Su vestido era un manto rectangular formado por pieles de guanacos y otros animales, presumiblemente zorros y maras. Su estatura era, muy probablemente, la mayor del resto de los aborígenes del territorio argentino, pero no obstante ha habido exageración en las apreciaciones en este sentido por parte de los conquistadores. Se sabe que utilizaban la boleadora, aunque este elemento lo habrían heredado de las tribus ubicadas al norte. La lengua de los patagones o chónecas tendría tres dialectos y se conocen muchas pinturas rupestres en el territorio por donde se desplazaban (Serrano, 2000).
Respecto a los guénaken o puelches, que como ya se señaló, ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Testimonios de distinta épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco. Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes.
ARAUCANOS
Los araucanos -llamados a si mismos mapuches- son el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur, el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los Andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, un especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia tanto de Argentina como de Chile.
Entre los numerosos viajeros europeos que recorrieron la Patagonia, figura el célebre Charles Darwin, quien un su “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, plasmó estas inolvidables palabras:
"No hay nadie que hallándose en estas soledades deje de conmoverse y sentir que en el hombre existe algo más que el mero aliento material de su cuerpo. Al evocar imágenes de lo pasado veo cruzar a menudo ante mis ojos las llanuras de la Patagonia y, con todo eso, están generalmente como yermas e inútiles. ¿Por qué estos áridos desiertos han echado tan profundas raíces en mi memoria?"
Según se consiga en el “Relevamiento Ambiental de la Reserva de Vida Silvestre San Pablo Valdés“ (2005), en la Península de Valdés hace unos 3200 años había habitantes con hábitos de cazadores-recolectores y avanzando más en la información se señala que estudios de antropología biológica efectuados sobre esqueletos de Península Valdés y la costa nordeste del Chubut, indican que desde hace 2400 años esta región estaba poblada por personas de alta estatura y fuerte contextura física, emparentados genéticamente con los tehuelches o patagones del período histórico.
Por otra parte es importante destacar que en la propiedad se detectaron sitios con restos arqueológicos, principalmente consistentes en yacimientos de superficie ubicados sobre pavimentos de erosión en zonas de médanos aislados del campo eólico del sur de la península. En los sitios se hallaron diversas herramientas de percusión confeccionadas con cantos rodados o guijarros, núcleos y lazcas de piedra y restos partidos de morteros.
Toda la gran península almacenaría restos arqueológicos, dada la certeza de que fue poblada desde lejanos tiempos, pero también se aprecia que hay zonas donde se extrajo material. Por ende es un campo interesante para los arqueólogos y un desafío desentrañar todo lo concerniente a los primitivos habitantes de la región.
Alternativas Turísticas
Por el momento no se menciona la posibilidad de hacer uso turístico de esta reserva.
Una geografía privilegiada, conformada por montañas, bosques andinos, lagos, playas, costas acantiladas y una gran península muy peculiar, hacen de Chubut una provincia sumamente atractiva que se enriquece aún más con una historia apasionante, como lo fue la colonización galesa y los restos paleontológicos y arqueológicos, constituidos como importantes atractivos turísticos. Dos hermosos Parques Nacionales amparan un sector relictual de los bosques andinopatagónicos y sus majestuosos lagos; ubicado en el extremo noroeste está Lago Puelo y un poco más al sur Los Alerces con paisajes de ensueño y muchas posibilidades de recorrerlos en excursiones lacustres, por caminos vehiculares, a caballo y simplemente caminado por numerosas sendas habilitadas para tal fin. Ambas áreas protegidas cuentan con infraestructura necesaria como para satisfacer al turista más exigente. La practica de la pesca con mosca de la trucha arco iris y del salmón está permitida y el andinismo también es una posibilidad, aunque más restringida. Y en el Parque Nacional Lago Puelo, gracias a que posee un microclima cuyas máximas de verano pueden llegar a 35°C -registrando el agua con esa temperatura externa unos 20° C- se puede bañar en sus aguas en el sector que justamente llaman “La Playita”. La localidad más importante próxima al Parque Puelo es El Bolsón -16 km-, y Esquel, a 35 km, lo es al Parque Los Alerces.
Rawson, la capital provincial, ofrece algunos puntos de interés como el Museo Regional Bon Bosco y Sarmiento, con una importante muestra de restos paleontológicos y elementos de la conquista del desierto; el Parque Recreativo General San Martín, sobre el río Chubut, que posee un jardín zoológico, acuario, una casa de té típica de la zona y otras atracciones. La ciudad de Trelew es otra importante urbe de la Provincia de Chubut como, mucho más al sur, lo es Comodoro Rivadavia, con características de ciudad más o menos grande que posee varios museos interesantes. La práctica de las pesca deportiva en la costa marítima es una posibilidad que se puede concretar en gran parte del territorio provincial. En cuanto a Reservas Naturales se refiere, los chubutenses supieron aprovechar muy bien este recurso, creando varias áreas provinciales donde, generalmente, existen apostaderos de lobos marinos, elefantes marinos, pingüineras con varios miles de ejemplares, la Isla de los Pájaros es una de las más importantes donde además de colonias de pingüinos de Magallanes tienen asentamiento varias especies más, como cormoranes, gaviotas, garzas brujas y algunas especies de patos. La Reserva Punta Tombo es la que concentra la mayor población de pingüinos estimándose que superan el millón de ejemplares. Puerto Madryn, ubicada en la costa del Golfo Nuevo, es una ciudad que adquirió renombre por la proximidad al lugar donde se produce el avistaje de la ballena franca austral, fenómeno que congrega cientos de miles de turistas todos los años en la época propicia, entre mayo y octubre aproximadamente, en que estos cetáceos pueden verse a corta distancia con las embarcaciones autorizadas para tal fin.
Puerto Madryn y Puerto Pirámides son dos lugares donde se puede practicar buceo por las óptimas condiciones de las aguas del Golfo Nuevo, contando con prestadores de ese servicio con experiencia y seriedad, máxime cuando se trata del tan ansiado “bautismo submarino”. El rafting es otra actividad que puede desarrollarse en los rápidos del río Corcovado, cuyo nivel de dificultad tiene categoría internacional 3, con la que puede iniciarse sin inconvenientes un novato. Los prestadores de este servicio proveen de todos los elementos necesarios para este deporte, incluyendo la vestimenta. La temporada de rafting comienza en noviembre, cuando el río aumenta su caudal por los deshielos, y finaliza en marzo. El esquí tiene su lugar predilecto en el Centro de Actividades de Montaña La Hoya, un complejo invernal ubicado muy cerca de la ciudad de Esquel. La infraestructura moderna con que cuenta este centro de esquí lo convierte en uno de los mejores de Argentina.
Una de las curiosidades que provoca más interés en los visitantes es el famoso tren “La Trochita”, llamado así por sus escasos 75 centímetros entre ambas vías y que se considera el único en el mundo de estas características que aún funciona con fines turísticos con exclusividad. Parte de Esquel y termina el recorrido en la localidad de El Maitén, aunque se puede optar por recorridos más breves.
El área natural que tratamos -Reserva Natural Península de Valdés- es la más importante de todo el “Corredor de la Costa” por su gran biodiversidad y su enorme extensión, unas 350.000 hectáreas aproximadamente. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Dentro de está gran superficie se encuentran otras áreas protegidas para diferentes especies de mamíferos o aves marinos. Los lugares más destacados donde puede observarse fauna con suficiente cercanía y, provistos de un buen teleobjetivo, también llevarnos el recuerdo a través de una buena fotografía son: Punta Pirámides con una gran lobería, Caleta Valdés que concentra una población de elefantes marinos y la posibilidad de ver alguna orca, Punta Norte -a 90 kilómetros de Puerto Pirámides- es un lugar donde se concentran lobos y elefantes marinos, Isla de los Pájaros es un sitio donde se agrupan para nidificar diez especies de aves. En la parte central de la península también puede observarse variada fauna como guanacos, choiques, zorros y maras por sólo nombrar los más comunes. Resumiendo, las oportunidades que brinda Península de Valdés para tomar contacto con la naturaleza son casi exclusivas, al menos en lo referido a fauna marina.
Cómo llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de Rawson se indican a continuación los itinerarios para llegar a esta Reserva. Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próxima a ella, la RN N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
La RN N° 25 une el sector noroeste de Chubut -Esquel, El Maitén, Leleque, Tecka, José de San Martín, entre otras- con la ciudad capital.
Desde las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta parte le mencionada RN N°3, que nos lleva al destino luego de recorrer 1.490 km.
Desde la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendocina con la que está comunicada por la RN N° 40. De Mendoza hay que tomar la RN N° 143 hasta su intersección, ya en territorio pampeano, con la RP N° 13 hasta Bahía Blanca y luego seguir por la RN N°3, que como se ha indicado, es camino obligado para buena parte de los que provengan del este de Argentina.
Desde las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la RN N°35 hasta la ciudad de Bahía Blanca, desde donde ya se indicó como arribar a Rawson.
Para llegar a Península de Valdés desde Rawson hay que tomar la RN N°3 hacia el norte y pocos kilómetros después de Puerto Madryn -cerca de 20- sale a nuestra derecha la RP 2, que penetra de pleno en la Península. Por esta ruta se siguen unos 75 km hasta llegar al camino de ingreso de la propiedad. La ruta provincial Nº 42, cruza la Reserca San Pablo de Valdés en dirección noreste-sudeste, para terminar en la zona de Punta Delgada.
Problemas de Conservación
La reserva prospectada padece de problemas de conservación “heredados” de cuando ese campo no tuvo ningún tipo de protección. La quita de todo el ganado ovino es el paso más importante que ha realizado la Fundación Vida Silvestre Argentina para comenzar a modificar el ambiente, especialmente hacia una gradual recuperación de la flora.
Una cuestión sobre la que, seguramente, habrá que prestar debida atención es al ingreso de pescadores a las playas. Estos realizan picadas en la zona medanosa para llegar a la costa y destruyen muchos potenciales yacimientos arqueológicos, dado que se observó que en este sector (dunas) es donde mayormente habría restos de pobladores antepasados. También es posible imaginar que de encontrar alguna pieza arqueológica, sea llevada como curiosidad o con el fin que fuere.
Las acciones de estos grupos de pescadores no están sometidas a ninguna normativa ni control y, según consta en el Informe de Relevamiento Rápido de la Reserva, se ha observado un amplio sector de la meseta arbustiva incendiado, producto, muy probablemente, de los numerosos “fogones” que hacen los pescadores sobre las playas.
La entidad que adquirió el predio tiene planes de acción bien claros y concretos, debido a que posee gran experiencia en el manejo de áreas naturales protegidas, algunas propias y otras por medio de convenios firmados con los propietarios de campos que los ponen al servicio comunitario indirectamente, al de conservar espacios con fauna, flora y gea originales a perepetuidad.
Bibliografía
Albeck, M. E., 2000. (Dirección M.N. Tarragó) Nueva Historia Argentina: Los Pueblos Originarios y la Conquista. Sudamericana. 382 pág. Barcelona.
Barquez, R. M.; Díaz, M. M. y R. A. Ojeda. 2006. Mamíferos de Argentina. Sistemática y Distribución. Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos. (SAREM).
Beltramone, C., M. Villegas y A. Demichelis. 1993. Depósitos eólicos del sur de Península Valdés, Chubut. En: Actas III Reunión Argentina de Sedimentología, Argentina. 360-365pp.
Bernades, A., 1982. Provincia del Chubut. En: Atlas Total de la República Argentina. Atlas Físico. Chiozza y Figueiras, Directores. CEAL. Buenos Aires, Argentina.
Bertelotti, M.; Carribero A. y P. Yorio. 1995. "Aves Marinas y Costeras Coloniales de Península Valdés: revisión Histórica y Estado Actual de sus Poblaciones". Informe Técnico 1. PMZCP. GEF/ PNUD, WCS/FPN.
Cabrera, A. L. 1976. Regiones Fitogeográficas Argentinas. Enciclopedia Argentina de Agricultura y Jardinería. Tomo II. Editorial ACME. Buenos Aires.
Canals Frau, S. 1986. Las poblaciones indígenas de la República Argentina. Hyspamérica. Buenos Aires.
Cei, J.M. 1993. Reptiles del noroeste, nordeste y este de la Argentina. Herpetofauna de las selvas subtropicales, puna y pampas. Museo Reg. Di Scienze Naturali.Torino. Italia.
Cei, J. M. 1986. Reptiles del centro, centro-oeste y sur de la Argentina. Herpetofauna de las zonas áridas y semiáridas. Monografíe IV del Museo Regionale di Scienze Naturali. Torino. Italia. 527 pág.
Codesino, M.; Beeskow, A. M.; Blanco, P. y A. Jonson. 2005. Relevamiento Ambiental de la Reserva de Vida Silvestre San Pablo Valdés. Caracterización ecológica y evaluación de su condición como unidad de Conservación y Manejo. Programa Refugios de Vida Silvestre. Sistema de Relevamientos Ecológicos Rápidos. Fundación Vida Silvestre Argentina. Buenos Aires.
Campagna C., Lewis M. y F. Quintana. 1996. Tendencia poblacional y distribución de la población de elefante marino del sur en la Península Valdés, Argentina. Informes Técnicos del Plan de Manejo Integrado de la Zona Costera Patagónica (Puerto Madryn, Argentina) N° 14:1-23.
Ciocco, N. 1995. La marisquería mediante buceo en el Golfo San José (Chubut, Argentina). Inf. Técnico del Área de Pesca del Plan de Manejo Integrado de la Zona Costera Patagónica (GEF-PNUD). 37 pp.
Cozzuol, M.A. (1991) Primer registro de un pinnípedo terciario en Patagonia. Ameghiniana (Rev. Asoc. Paleontol. Argent.) 28 (3-4): 406.
Cozzuol, M.A.; A.E. Gosztonyi y L. Kuba (1991) Una asociación de vertebrados marinos de la Formación Puerto Madryn (Mioceno medio) en Península Valdés, Chubut. Jornadas Nacionales de Ciencias del Mar '91, Puerto Madryn (Chubut). Resúmenes:77.
Crespo, E.A. 1988. Dinámica poblacional del lobo marino del sur Otaria flavescens (Shaw, 1800) en el norte del litoral patagónico. Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. 298 pág.
Crespo, E.A., Pedraza S.N., Dans S.L., García N.A., Koen Alonso M., Reyes L.M. y M.A. Coscarella. 1997. Interacciones operacionales entre mamíferos marinos y pesquerías de arrastre en el norte y centro de Patagonia. Informes Técnicos del Plan de Manejo Integrado de la Zona Costera Patagónica - Fundación Patagonia Natural (Puerto Madryn, Argentina) Nº 30:1-28.
De La Peña, R. 1997. Catálogo de Nombres Vulgares de la Flora Argentina. Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe, Argentina.
De la Vega, S. 2000. PATAGONIA: Las leyes entre las costas y el mar. Ed. Contacto Silvestre. Buenos Aires.
El Gran Libro de la Patagonia. 1997. Dirigido por Carlos Jorge Godoy Manríquez. Editorial Planeta. Buenos Aires.
El Nuevo Libro del Árbol. Celulosa Argentina 1997. Texto original Dimitri, M., Leonardis R. F. y J. Biloni. Tomo II. El Ateneo-Bs. As.
Erize, F., J. C. Chebez. 1993. El Gran Libro de la Naturaleza Argentina. Ed. Atlantida 330 pág.
Floria, P.N. 1997. Historia de la Patagonia. EN: El gran libro de la Patagonia. Planeta, Buenos Aires.
Frenguelli, J. 1941. Rasgos Principales de Fitogeografía Argentina. Revista del Museo de La Plata. Sección Botánica, N°13 - Tomo III. La Plata.
Giaccardi, M. y Berton, E. 2002. Plan de Manejo del Área Protegida Sistema Península de Valdés. Gobierno de la Provincia del Chubut. Rawson.
Harris, G. 1998. "Lista de Especies de Aves y Mamíferos de la Península Valdés". Inédito.
INTA, 1997. Proyecto de Desarrollo Sustentable en Zonas Áridas y Semiáridas de la República Argentina para Prevenir y Controlar la Desertificación. Módulo: Puna y Valles Áridos y Semiáridos.
Jonson, A. 2005. Reserva de Vida Silvestre San Pablo de Valdés. Revista Vida Silvestre Nº 94: 52-60. Fundación Vida Silvestre Argentina. Buenos Aires.
Labraga J.C. 1994. On extreme winds in Pampa del Castillo Plateau, Patagonia Argentina, with refernce tofarn settlement. Journal of Applied Meteorology, Vol. 33, Nº 1, 85-95.
LA NACIÓN. 2003. Gran Atlas de la Argentina y del Mundo. Derechos cedidos por Ed. Planeta e Instituto Geográfico De Agostini, Buenos Aires.
Lewis, M. 1996. Elefante marino del sur: biología de la especie, descripción general de la agrupación de la Península Valdés y protocolos de trabajo. Informes Técnicos del Plan de Manejo Integrado de la Zona Costera Patagónica (Puerto Madryn, Argentina). N° 16: 1-29.
Lewis, M. Campagna C. y F. Quintana. 1996. Site fidelity and dispersion of southern elephant seals from patagonia. Marine Mammal Science 12 (1): 138-147.
Lorenzini, H.N. y R. Rey Balmaceda, 1993. Geografía de la Argentina. A-Z editora. Buenos Aires.
Manual de Planificación de Sistemas Nacionales de Áreas Silvestres Protegidas en América Latina. 1988. FAO/ORLAC.
Narosky, T. y Izurieta, D. 1987. Guía para la identificación de las aves de Argentina y Uruguay. Vazquez Manzini. Bs. As. 345 pág.
Navas, J., T. Narosky, N. Bó y J. C. Chebez. 1991. Lista patrón de los nombres comunes de las Aves Argentinas. Asociación Ornitológica del Plata.
Parera, A. 2002. Los mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica. El Ateneo. Buenos Aires.
Plan de Manejo de la Zona Costera Patagónica (borrador de trabajo). 1996. Fundación Patagonia Natural / Wildlife Conservation Society/GEFPNUD. No publicado.
Plan de Manejo del Sistema Provincial de Conservación del Patrimonio Turístico. 1982. Secretaría General de la Gobernación. Subsecretaría de Información Pública y Turismo. Provincia del Chubut. Tomo I, II y III.
Rex González, A. y J.A.Pérez. 1993, Argentina indígena, vísperas de la conquista. Historia Argetina. Paidos.México.
Rivero, M. M. 1982. Rachas de precipitación escasa en la zona árida de Chubut. Revista Geofísica, 16 (IPGH), 24-40.
SAREM, 2000. Ojeda R. y G. Diaz: Compiladores. Libro Rojo de Mamíferos Amenazados de la Argentina. Buenos Aires.
Serrano, A. 2000. Los Aborígenes Argentinos. Síntesis Etnográfica. Paideia. Córdoba, Argentina.
Sociedad Argentina de Estudios Geográficos (GAEA). 1978. Geografía del Chubut. Contribuciones presentadas en la XXXVI semana de geografía. Serie especial N° 6. Buenos Aires.
Soriano, A. 1956. Los distritos florísticos de la provincia Patagónica. Revista de Investigaciones Agropecuarias 10: 323-347. Buenos Aires.
Yorio, P. y G. Harris. 1997. “Distribución Reproductiva de Aves Marinas y Costeras Coloniales en Patagonia: Relevamiento Aéreo Bahía Blanca - Cabo Vírgenes” Informe Técnico 29. PMZCP. GEF/PNUD, WCS/FPN.
Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez
Copyright
©
Patrimonionatural.com
Prohibida
su reproducción
por cualquier
medio
para fines
comerciales,
sin la
autorización
expresa
del editor.
Las fotografías
son propiedad
de sus
autores.
Prohibida
su reproducción
por cualquier
medio
sin autorización
expresa
de los
mismos.
|