Caleta Valdés

Reserva Natural Turística- Chubut
 

EDICION PROVISORIA - EN PROCESO DE DIAGRAMACION

Categoría
A la unidad de conservación analizada se le asignó la categoría de reserva natural turística.

Ubicación
La Reserva Natural Turística Caleta Valdés está situada en el noreste de la Península de Valdés – Provincia del Chubut – en las coordenadas geográficas de los 42° 46’ de Lat. S. y 63° 38’ de Long. O. Los límites del área, según la Ley de creación son : “ de la marea alta media de su borde interno oeste, salvo lo involucrado por las instalaciones de esquila de la Estancia Valdés Creek, que se exceptúan con máximo de quinientos (500) metros lineales de litoral. Se exceptúan las tierras propiedad del Estado Nacional Argentino (Armada Argentina) ubicadas en el faro de Punta Delgada con una superficie de 550 hectáreas del lote N° 96; los lotes Nos. 21,22 y 23 (Punta Buenos Aires) con una superficie de 395 ha., y la fracción del lote 41 (Ruinas Históricas del Fuerte San José) con una superficie aproximada de 4 ha. Dista a unos 75 kilómetros de la localidad de Puerto Pirámide.

Superficie
El área natural protegida que se analiza cuenta con 10.000 hectáreas.

Fecha e instrumento legal de creación
El 11 de marzo de 1983 se sanciona la Ley N° 2.161 que pone en funcionamiento el Sistema Provincial de Conservación del Patrimonio Turístico y crea e incorpora varias áreas al mencionado Sistema entre la que cuenta Caleta Valdés.

Relieve
Una formación muy particular que presenta la Península de Valdés en su borde externo (este) es la Caleta Valdés. Esta consiste en una larga lonja de tierra que se extiende en sentido norte-sur y está unida al continente en su extremo norte. Posee unos 30 kilómetros de largo y un ancho variable que va desde un centenar de metros hasta los 2000 en la parte más ancha (norte). Por otra parte está la cala, o sea la intrusión marina que se produjo entre el continente y la porción de tierra paralela a la costa, que tiene un ancho menor que oscila entre los 100 y 300 metros, medida que varía también de acuerdo a las mareas.
En la parte norte, esta espiga de tierra, presenta lagunas temporarias que, con el agua de lluvia que reciben, ofrecen ese vital elemento a la fauna terrestre que deambula en esta zona. También hay pequeñas islas donde todos los indicios hacen suponer que nunca hubo ganado ovino ni de otro tipo, situación que no se da en otro lugar de la Península Valdés.
Desde una mirada geológica se puede decir que el territorio chubutense esta asentado sobre el cratógeno de Patagonia, que aflora en algunos lugares, y que fue modelado por una serie de fenómenos geológicos de complicada trama. Hubo movimientos epirogénicos de ascenso y descenso con posteriores avances y regresiones marinas que dejaron abundante sedimentación alternada con estratos continentales. Junto con la actividad volcánica, a fines de la era Secundaria, se levantó el plegamiento de los Patagónides, formado en un geosinclinal al oeste de la Provincia, que sería precursor del movimiento más importante de la región: el plegamiento andino del Terciario que no sucedió de la misma forma en toda la cordillera. En la parte correspondiente a la provincia del Chubut- y más allá de ese límite- se produjeron fracturas, elevaciones y descensos diferenciados, dislocamientos, hundimientos en cuyas depresiones, más tarde, se formaron grandes masas de hielo durante la glaciación pleistocénica que ocupó gran parte de la cordillera y que al retirarse dejó formados grandes lagos. Estos procesos dejaron configurado un relieve típicamente patagónico: mesetas y sierras, alternadas con bajos y cuencas lacustres a lo que habría que agregar las escotaduras de bordes redondeados que forman los golfos del litoral atlántico (Bernades,A.,1982). A los fenómenos tectónicos se sumaron como elementos modeladores los que ocasionó la acción fluvial- valles y cañadones- y eólica al formar lo que se denomina lagunas de deflación. Luego, sobre este relieve, durante el Terciario, se extendieron coladas de basalto continuando el proceso de avance y retroceso marino. Trataremos someramente las grandes unidades morfológicas que dejó plasmado en el relieve esta serie de complejos procesos geológicos. En primer término corresponde mencionar la Cordillera de los Andes que no forma una línea continua, sino que incluye cordones trasversales y sierras bajas. Estos cordones se hallan separados por valles trasversales que tiene orientación este-oeste donde se formaron lagos glaciarios y valles fluviales. Los cerros de esta parte de la cordillera son, en compasión, de escasa altura, con cumbres de aristas y con nieve a partir de los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Los cerros más altos de la Provincia del Chubut son el Dos Picos con 2515 m.s.n.m.(el más alto), el Co. Mineral con 2014, el Steffen con 2108, el Barros Arana con 2289, el Alto Nevado con 2255 y muchísimos más cuyas alturas oscilan entre los 1000 y 2000 metros. Otra formación destacable del relieve son las elevaciones correspondientes al sistema Patagónides, cuya característica más destacable es la escasa altura de los cerros que promedian los 300 metros sobre el nivel del mar. Se desarrollan de norte a sur y están separados de los Andes por lo valles de los ríos Senguer, Genoa, Langiñeo y los ríos Chico-Chubut y aparecen algunas elevaciones en las mesetas. Estas últimas constituyen otro elemento destacable del relieve y van formando “peldaños” que ascienden de este a oeste y algunas tiene amplias superficies planas – llamadas pampas – , mientras que otras poseen pequeños cerros o lomas. Por último vemos valles o los bajos descienden los cañadones, valles generalmente secos que corresponden a afluentes temporarios o a ríos hoy desaparecidos (Bernades, A., 1982). Los bajos están formados por lagunas, mayormente temporarias, siendo el Sarmiento el de mayor tamaño y en él se formaron dos grandes lagos como lo son el Musters y el Colhué Huapí. Las vertientes de los principales ríos vierten hacia el Atlántico donde termina una costa abrupta que forma acantilados de más de 150 metros de altura, alternándose con sectores de playa.

Hidrografía
En la zona de la Reserva Natural Turística Caleta Valdés es oportuno señalar algunas características del océano Atlántico. Las amplitudes de mareas presentan grandes oscilaciones tendiendo a ser mayores hacia el sur, en la Provincia de Santa Cruz. En la zona de Puerto Madryn por ejemplo, en momento de sicigia, la amplitud llega a unos 6 metros aproximadamente y la salinidad al 34%. La zona de contacto entre el mar y el continente se prolonga por debajo del nivel de las aguas a los largo de una zona más o menos extensa cuyas características están vinculadas con el relieve sobre el nivel marino. Esta zona, cuya profundidad se acerca a los 200 metros, es lo que se conoce como plataforma continental. La morfología litoral y submarina tiene un rol muy importante en la determinación de los ambientes marinos, ya que ello influye en la temperatura, salinidad y turbidez de las aguas y en su cantidad de nutrientes que permiten el desarrollo de la vida. La zona litoral, es decir la que ocupa el espacio donde transcurre la bajamar y la pleamar, es adecuada para aquellas formas de vida adaptadas a vivir temporariamente en forma subacuática. Por debajo del nivel de la bajamar se observan dos zonas características: el nerítico(la parte que ocupa la plataforma continental ) y el oceánico que juntos forman la zona pelágica, en cuya superficie o debajo de esta tiene lugar el proceso de la fotosíntesis. Mas allá de esta zona ya comienza el sector afótico, es decir, donde no llega la luz.
El sistema de los cursos de agua es consecuencia directa del relieve, por lo que la red hidrográfica y lacustre de la Provincia del Chubut se desarrolla con mayor importancia en los valles intermontanos que forjó la historia geológica del lugar. Desde la cordillera bajan cursos de agua que sólo reciben tributarios en su tramo superior y muchos finalizan su desarrollo en las zonas áridas de la meseta patagónica. En esta parte de los Andes se da la paradoja de que muchos ríos que nacen al este de la misma, desembocan en el Pacífico, circunstancia que dificulta la aplicación del “divortium acquarum “ para la fijación del límite con Chile. En este sector cordillerano encontramos una serie de lagos que de norte a sur, los más importante son: Puelo, Epuyén, Cholila, Lezama, Rivadavia, Menéndez, Futalaufquen, Situación, Laguna Rosario, Gral. Vintter y La Plata, entre muchos otros de tamaño pequeño en relación a los nombrados. El Futaleufú es uno de los ríos de mayor caudal de la región con unos 300 m3. por segundo. El sistema del Carrenleufú, que nace en el Lago Vintter, corre de sur a norte y luego de recorrer territorio argentino va a morir al Pacífico. Sus avances hacia el este llegan a zonas áridas y se pone en contacto con algunos tributarios del Atlántico.
Esta cuenca está integrada principalmente por el río Chubut y sus tributario el Senguer, que nace en los Lagos La Plata –Fontana, y el Chico, que lo hace del Lago Colhué Huapi. Todos los ríos de la Provincia tienen sus caudales sujetos al régimen de lluvias invernales y del deshielo en primavera. Chubut cuenta con dos represas: el embalse sobre el río Futaleufú, que forma el espejo de agua denominado Amutui Quimei y sobre el río Chico-Chubut que forma el embalse Florentino Ameghino.

Clima
La provincia del Chubut presenta dos sectores climáticos bien diferenciados y un tercero no tan distinto al de la zona oriental. Por un lado tiene un clima húmedo y frío al oeste de los picos más elevados de la cordillera y hacia el oriente de los mismos el clima es árido y con temperaturas más elevadas. El sector mencionado en primer término está muy influenciado por el Anticiclón del Pacífico, que provoca el choque de sus fuertes vientos contra las mayores elevaciones que al ascender inducen la formación de abundantes precipitaciones y nevadas, con registros que oscilan entre los 700 y 2000 mm anuales. Esto hace que encontremos zonas con bosques bastante abundantes en especies vegetales que contrastan notoriamente con la superficie del resto de la Provincia. Dada la alta humedad ambiente del sector occidental las amplitudes térmicas son poco marcadas y al ascender, lógicamente, el frío aumenta y hace que haya picos con nieves eternas. El panorama en la región extraandina presenta una vegetación esteparia con precipitaciones que rondan los 200 mm anuales y las temperaturas oscilan entre medias anuales inferiores a los 8°C y superiores a los 10°C en la zonas más bajas y próximas al mar, que pueden definir al clima como templado y con grandes amplitudes térmicas diarias. El viento predominante es el del oeste- que permanece en forma constante- y la proximidad marítima no llega a modelar demasiado el clima debido a la altura de sus costas con acantilados que sobrepasan los 150 metros. Un tercer tipo de clima de Chubut afecta el ángulo noreste de la provincia y la Península Valdés, con veranos cálidos y breves e inviernos fríos . Podría definírselo como de transición entre los climas templados del centro del país, con mayores precipitaciones en los meses cálidos, y los climas fríos y con lluvias invernales, típicos de la patagonia . Esta tercera categorización climática afecta a la Reserva Natural Caleta Valdés.

Flora
Según la clasificación propuesta por Burkart, et al.(1999) elaborada para el Programa de Desarrollo Institucional Ambiental, coordinado por la Secretaría de Recursos Naturales de la Nación y la Administración de Parques Nacionales, en la provincia del Chubut se sitúan tres biorregiones bastante bien diferenciadas. Una angosta franja al este que corre de norte a sur ocupa la biorregión de los bosques patagónicos; luego un espacio semejante a un rectángulo, que ocupa menos de un cuarto del territorio, en el extremo noreste, corresponde a la biorregión del monte de llanuras y mesetas y el resto de la Provincia- un alto porcentaje de su territorio- se incluye en la biorregión estepa patagónica. La primera de las regiones mencionadas está compuesta por bosques densos pero con poca variedad de especies, las que varían según las regiones. En el norte crecen bosques de pehuén o araucaria (Araucaria araucana) que puede superar los 40 m de altura y se sitúan entre los 900 y los 1.800 m.s.n.m. El maitén( Maytenus boaria) y el ciprés de la cordillera ( Austrocedrus chilencis) ocupan zonas más secas del norte y crecen en la transición con la estepa patagónica. En el parte más oriental de la cordillera se desarrollan los bosques de cipreses y de otros árboles caducifolios, y la lenga (Nothofagus pumilio) y el ñire (Nothofagus antarctica) son conspicuos. Donde el clima es más húmedo hace su aparición el coihue (Nothofagus dombeyi). En los lugares con mucha humedad crece el alerce (Fitzroya cupressoides) y en muchos lugares estos árboles están acompañados por gran cantidad de arbustos, enredaderas, líquenes y musgos que le otorgan en verdadero aspecto selvático. La zona que ocupa la biorregión estepa patagónica, está compuesta por vegetación que posee adaptaciones para sobrevivir con fuertes vientos y escasez de agua. Estas consisten en ser arbustos bajos, en el crecimiento en forma de cojines, hojas pequeñas y, en general, estructuras que hacen más soportable el intenso viento que azota a toda la patagonia en general. Así vemos al neneo (Mulinum spinosus),arbusto común es la estepa, con hojas muy pequeñas, lo mismo que el coirón (Stipa sp. o Festuca sp.), nombre que se le da a varias especies de gramíneas que tienen en común la característica de desarrollarse en matas bajas, muy juntas entre sí, mayormente con hojas enrolladas y provistas de puntas agudas.
En la Provincia del Chubut predomina una vegetación muy rala y baja, con grandes superficies de suelo desnudo. Las vegas o mallines, esas depresiones que conservan siempre un poco de agua, se ven siempre verdes con hierbas de distintas especies denominadas comúnmente junquillos.
Decíamos que una superficie de forma de rectángulo ubicada en el nordeste de la Provincia, se clasificada como ecorregión del monte. La vegetación de esta región esta caracterizada por la presencia de las jarillas de varias especies (Larrea divaricata, Larrea ameghinoi, Larrea nitida) como uno de los componentes más conspicuos dentro del estrato arbustivo. A estas las suelen acompañar especies como la chilladora (Chuquiraga hystrix), el quilembay o quilimbay (Chuquiraga avellanedae), el caballo del diablo, barba de chivo o manca caballo, entre otros nombre que se le asignan (Prosopidastrum globosum),el yaollín o yoahín (Lycium chilense), el piquillín (Condalia microphylla), la llamada en algunos lugares monte negro (Bouganvillea spinosa) y el alpataco (Prosopis alpataco). También algunas gramíneas similares a las que aparecen en la zona esteparia como los denominados coirones .
En el área que ocupa la Caleta Valdés si bien la vegetación no difiere de la señalada para el resto de zona esteparia patagónica, se puede señalar la presencia de algunas especies conspicuas. Predominan el piquillín (Lycium chilensi) y el molle (Schinus polygamus), arbusto portador de grandes y abundantes espinas con las que evita el ramoneo de herbívoros como podría ser el guanaco. En el estrato herbáceo son comunes la flechilla fina (Stipa tenuis), el coirónes amargos (Stipa neaei, Stipa speciosa y S. humilis), el coirón poa (Poa ligularis), el pasto que en algunos lugares llaman peludilla (Plantago patagonica). También son comunes el zampa (Atriplex sagittifolium), el Ephedra achreata, el ardegras (Chuquiraga erinacea), el jume (Suaeda divaricata) que crece más cerca del mar, y algunos cuyos nombres comunes se desconocen o son muy variados como Cyclopedis genistoides , entre otras. En la caleta se observan grandes espacios libres de vegetación- puede estimarse en un 60%- y la existente adopta el característico desarrollo en cojines hemisféricos que disminuyen el efecto adverso del incesante viento y les ayuda a conservar la humedad. El quilembai mismo (Chuquiraga avellanedae) - la especie más común- que puede alcanzar casi el metro de altura también se desarrolla en matas redondeadas. Es importante para la conservación la circunstancia que el extremo de la caleta presente indicios de no haber sufrido la presión del ganado ovino, dado que permitiría, como casi ningún otro lugar en la Patagonia, conocer un relicto de estepa patagónica prístina.

Fauna
Comenzando con la ictiofauna marina, esta es muy numerosa y rica en especies de valor especial por ser utilizadas como alimento por el hombre o por su condición de presas importantes para el pescador deportivo. En las aguas más o menos próximas a las costas pueden observarse ejemplares de mero ( Acanthistius brasilianus), el róbalo (Eleginops maclovinus), la merluza común (Merluccius hubssi), el lenguado- tres especies reciben este nombre- Oncopterus darwini, Paralichthys isósceles, Paralichthys patagonicus, la liza (Mugil platamus), el pejerrey panzón (Odontesthes platensis), el pez palo (Percophis brasiliensis), anchoa de banco (Pomatomus saltador), el salmón de mar (Pseudopercis semifasciata), la caballa (Scomber japonicus), el savorín (Seriolella porosa) muy codiciado por el sabor de su carne, el besugo (Sparus pagrus), la brótola (Urophycis brasilensis) y el tiburón gatopardo (Notorhynchus cepedianus) entre muchísimas especies más.
La culebra andina (Tachymenis peruviana), la yarará ñata (Bothrops ammodytoides) y en la zona de la estepa patagónica los lagartos y lagartijas como el geko patagónico (Homonata darwinii), la lagartija (Liolaemus fitzingeri), el matuasto o chelko (Diplolaemus darwini), son algunos integrantes de la herpetofauna de Chubut.
Entre la batracofauna se destaca el sapo andino (Bufo spinolosus), la no hace mucho descubierta por la ciencia rana gárgola (Alsohdes gárgola), la ranita de Darwin (Rhinoderma darwini), la rana verde austral (Hylorina sylvatica), el sapito cuatro ojos (Pleurodema thaud), el sapo del bosque (Bufo variegatus).
La Provincia del Chubut posee verdaderos relictos de fauna vertebrada, especialmente en lo que se refiere a la fauna costera. Numerosas colonias de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens), del de dos pelos (Artocephalus australis) y la más importante del territorio argentino de elefantes marinos (Mirounga leonina), siendo estas especies residentes permanentes de las costas chubutenses. Hay otros pinnípedos cuya presencia es ocasional como ocurre con el leopardo marino (Hydrurga leptonyx), la foca cangrejera (Lobodon carcinophagus), la foca de Weddel (Leptonychotes weddelli), algunas de estas especies tienen distribución cosmopolita y otras son de regiones más meridionales, Antártica por ejemplo, y circunstancialmente puede producirse algún avistaje de las mismas.
Del grupo de las ballenas se destaca significativamente la presencia en un período del año - los machos, las hembras lo hacen cada tres- de la ballena franca austral (Eubalaena australis). En el año 1984 se sanciona la Ley Nacional N° 23.094 por la cual se declara a la mencionada especie Monumento Natural Nacional, con los que se garantiza su protección absoluta, sólo permitiéndose visitas explicativas o la investigación científica. De la misma forma que ocurría con los pinnípedos, en las ballenas también encontramos especies conspicuas como la ballena franca austral y otras que pueden ocasionalmente acercarse a las costas chubutenses. Ellas son : la ballena Bryde (Balaenoptera edeni), la ballena minke (Balaenoptera acutorostrata), la ballena azul (Balaenoptera musculus) el mamífero más grande entre los sobrevivientes, el rorcual común (Balaenoptera physalus) y la ballena jorobada (Magaptera novaengliae), estando las tres últimas especies nombradas con estatus de Vulnerables, según la UICN(1996). La ballena franca pigmea (Caparea marginata) es de muy rara aparición. Dentro de Orden Cetacea habría un total de 22 especies, cuya probabilidad de acercarse a las costas patagónicas, muchas de ellas, es remota (orcas, delfines, toninas zifios, marsopas y cachalotes). Hay una pequeña población de orcas (Orcinus orca) que se observa desde las costas del sur de la provincia de Buenos Aires hasta el norte de Chubut, pero no lo es en forma habitual. La lista de mamíferos continúa con especies de hábitos continentales, entre las que son más numerosos los roedores. Sólo se hará mención de las especies más conspicuas o por el contrario, cuyas poblaciones son escasas u ostentan algún grado de amenaza como ocurre con la comadrejita patagónica (Lestodelphis halli), el moloso gris de orejas anchas o común (Tadarida brasiliensis), el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), la mara (Dolichotis patagonum)-Vulnerable-, el guanaco (Lama guanicoe), considerado Potencialmente vulnerable (Canevari y Balboa, 2003). Otras especies que están en le territorio chubutense son el gato del pajonal (Lynchailurus pajeros)- Vulnerable-, el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), el puma (Puma concolor) ,el zorro colorado o zorro patagónico (Dusicyon gymnocercus), el zorro gris (Dusicyon gymnocercus) y el hurón menor (Galictis cuja). Especies más típicas de la zona del bosque andino son el gato huiña (Oncifelis guigna), el huillín (Lontra provocax) cuyo estatus nacional lo considera En peligro, la rata-topo valdiviana (Geoxus valdivianus), el murciélago patagónico (Myotis chiloensis), el pudú (Pudu puda) considerado Vulnerable en el ámbito nacional y el huemul (Hippocamelus bisulcus), con estatus nacional de Amenazado y es otra especie declarada Monumento Natural Nacional, el monito del monte o kongoy (Dromiciops australis), y algunas especies más que habitan algunas en la Selva Valdiviana, como la denominan en buena parte de su extensión, o en la región esteparia.
La aves se constituyen en el segundo atractivo, detrás de la ballena franca, y especialmente los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) con colonias que son muy numerosas. Accidentalmente pueden arrimarse a las costas marinas de Chubut el pingüino rey (Aptenodytes patagonicus), el pingüino de penacho amarillo (Eudytes chrysocome) y el pingüino de pico rojo (Pygoscelis papua). Las especies que se enuncian a continuación fueron extraídas del anexo 7, tabla 1, de mencionado Plan de Manejo, y sólo se hará mención de algunas que en dicho trabajo figuran como residentes en la región. En esta situación se encuentran, entre otras, el macá grande (Podiceps mayor), el macá plateado (Podiceps occipitalis) el cormorán roquero (Phalacrocorax magellanicus), el cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps), once especies de patos son residentes permanentes como el pato crestón ( Lophonetta specularioides), pato cuchara (Anas platelea), pato zambullidor chico (Axyura vittata). De las familias Laridae y Sternidae, nidifican en la Provincia la gaviota cocinera (Larus dominicanus), gaviota capucho de café ( Larus maculipenis), gaviotín golondrina grande ( Sterna hirundinacea) y el gaviotín real ( Sterna maxima). Entre las rapaces se citan como habituales al águila mora (Geranoatus melanoleucus), el gavilán ceniciento (Circus cinereus), el aguilucho cabeza negra (Buteo albicaudatus), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y entre los chorlos que, muchos son migradores desde el hemisferio norte, encontramos al chorlo pampa (Pluvialis dominica), chorlito vuelve piedras (Arenaria interpres), chorlito de doble collar (Charadrius falklandicus), el chorlo trinador (Numenius phaeopus), el chorlito unicolor (Calidris bairdii), el chorlito enano (Calidris pusilla) y el de patas amarillas (Tringa flavipes), entre varias especies más. La presencia de tantos Charadriformes en distintas zonas de Chubut, con mayor énfasis en la Península de Valdés, hace de la misma un sitio excepcionalmente valioso desde el punto de vista ornitológico y para la conservación en general. El orden de los Passeriformes no es menos numeroso, presentando, como los No Passeriformes, especies que son típicas de la zona de la Selva Andinopatagónica, de la zona esteparia y de las costas marítimas. El carpintero araucano (Picoides lignarius), el carpinatero patagónico (Campephilus magellanicus), la remolinea araucana (Cinclodes patagonicus), el rayadito (Aphrastura spinicauda), el chucao (Scelorchilus rubecula), el siete colores patagónico (Phrygilus patagonicus), el zorzal patagónico (Turdus falccklandii), la cachaña (Enicoghnatus ferrugineus) son algunas de las muchas especies que habitan la selva surandina. Saliendo de este ámbito y entrando en la estepa son conspicuos el gaucho pardo (Agriornis murina), el choique o ñandú petiso (Pterocnemia pennata) y la martineta común (Eudromia elegans), la dormilona común (Muscisaxicola macloviana), el canastero de garganta negra (Thripophaga patagonica), la monjita castaña (Neoxolmis rufiventris), el torito pico negro (Anairetes parulus), la diuca común (Diuca diuca), el cabecita negra de corbata ( Spinus barbatos o Carduelis barbatos según los autores), el pecho colorado grande (Sturnella loyca) y el yal amarillo ( Phrygilus carbonarus), entre muchas otras especies.
La Reserva Natural Turística Caleta Valdés posee una interesante variedad de fauna que incluye mamíferos marinos, aves marinas y costeras y algunas especies típicas de la estepa patagónica. La fauna de este último bioma está compuesta, principalmente, por grupos de guanacos (Lama guanicoe), el zorro patagónico o gris (Dusicyon gymnocercus), maras ( (Dolichotis patagonum) y aves como el choique (Pterocnemia pennata), entre otras. En una de las islas pequeñas que acompañan en su contorno a la caleta vemos nidificar en primavera a la garza bruja (Nycticorax nycticorax), al pato vapor o quetro cabeza blanca
( Tachyeres leucocephalus), al chimango (Milvago chimango) y algunas especies más.
Respecto a la fauna vinculada con el medio acuático marino se destacan un colonia de pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus),en una pequeña isla denominada Pingüino que alberga la concentración de mayor tamaño de la especie y en otros dos sitios hay sendas colonias de la especie pero de menos cantidad de ejemplares.
En algunas de las isletas y el la costa exterior de la caleta se forman asentamientos de elefantes marinos del sur (Mirounga leonina) y también los hay de lobos marinos (Arctocephalus australis). Estas colonias de cría de pinnípedos le otorgan un valor especial a la reserva prospectada.

Alternativas turísticas
La mayor atracción de la Reserva Caleta Valdés las constituye la observación de los elefantes marinos que según la época del año de que se trate podrá verse distintos aspectos de su comportamiento. En la costa externa de la caleta a veces se pueden observar ballenas francas y orcas. Hay una zona específicamente preparada para ver los elefantes marinos , con escaleras y barandas que nos indican perfectamente por donde podemos andar. Es de suma importancia respetar las normas respecto a los lugares donde no se puede concurrir porque estos animales son sensibles, al menos más en ciertos momentos de su ciclo vital, a las molestias que puedan ocasionarle las personas. Como todas la reservas de la Península de Valdés ofrece también la posibilidad de deleitarse con las gran cantidad de aves de distintas especies que recalan en distintas partes de la caleta.Una geografía privilegiada, conformada por montañas, bosques andinos, lagos, playas, costas acantiladas y una gran península muy peculiar, hacen de Chubut una provincia sumamente atractiva que se enriquece aún más con una historia apasionante, como lo fue la colonización galesa y los restos paleontológicos y arqueológicos, constituidos como importantes atractivos turísticos. Dos hermosos Parques Nacionales amparan un sector relictual de los bosques andinopatagónicos y sus majestuosos lagos; ubicado en el extremo noroeste está Lago Puelo y un poco más al sur Los Alerces con paisajes de ensueño y muchas posibilidades de recorrerlos en excursiones lacustres, por caminos vehiculares, a caballo y simplemente caminado por numerosas sendas habilitadas para tal fin. Ambas áreas protegidas cuentan con infraestructura necesaria como para satisfacer al turista más exigente. La practica de la pesca con mosca de trucha arco iris y el salmón está permitida y en andinismo también es una posibilidad, aunque más restringida. Y en el Parque Nacional Lago Puelo, gracias a que posee un microclima cuyas máximas de verano pueden llegar a 35°C – registrando el agua el agua con esa temperatura externa unos 20° C – se puede bañar en sus aguas en el sector que justamente llaman “La Playita”. La localidad más importante próxima al Parque Puelo es El Bolsón -16 km- y Esquel, a 35 km, lo es al Parque Los Alerces.
Rawson, la capital provincial, ofrece algunos puntos de interés como el Museo Regional Bon Bosco y Sarmiento, que restos paleontológicos, elementos de la conquista del desierto y el Parque Recreativo General San Martín, sobre el río Chubut, posee un jardín zoológico, acuario, una casa de té típica de la zona o otras atracciones. La ciudad de Trelew es otra importante urbe de la Provincia de Chubut como, mucho más al sur, lo es Comodoro Rivadavia, con características de ciudad grande. La práctica de las pesca deportiva en la costa marítima es una posibilidad que se puede concretar en gran parte del territorio provincial. En cuanto a Reservas Naturales se refiere, los chubutenses supieron aprovechar muy bien este recurso, creando varias áreas provinciales donde, generalmente, existen apostaderos de lobos marinos, elefantes marinos, pingüineras con varios miles de ejemplares, la Isla de los Pájaros es una de las más importantes donde además de colonias de pingüinos de Magallanes tienen asentamiento varis especies más como cormoranes, gaviotas, garzas brujas y algunas especies de patos. Y Puerto Madryn, ubicada en la costa del Golfo Nuevo, formado por la parte sur de la Península de Valdés, ya famosa por la proximidad al lugar donde se produce el avistaje de la ballena franca austral, fenómeno que congrega cientos de miles de turistas todos los años en la época propicia, entre mayo y octubre aproximadamente, en que estos cetáceos pueden verse a corta distancia con las embarcaciones autorizadas para tal fin.
Puerto Madryn y Pueto Pirámides son dos lugares donde se puede practicar buceo por las óptimas condiciones de las aguas del Golfo Nuevo, contando con prestadores de ese servicio con experiencia y seriedad, máxime cuando se trata del tan ansiado “bautismo submarino”. El rafting es otra actividad que puede desarrollarse en los rápidos del río Corcovado, cuyo nivel de dificultad tiene categoría internacional 3, con la que puede iniciarse sin inconvenientes un novato. Los prestadores de este servicio proveen de todos los elementos necesarios para la este deporte, incluyendo la vestimenta. La temporada de rafting comienza en noviembre, cuando el río aumenta su caudal por los deshielos, y finaliza en marzo. El esquí tiene su lugar predilecto en el Centro de Actividades de Montaña La Hoya, un complejo invernal ubicado muy cerca de la ciudad de Esquel. La infraestructura moderna con que cuenta este centro de esquí lo convierte en uno de los mejores de Argentina.
Una de las curiosidades que provoca más interés en los visitantes es el famoso tren “La Trochita”, llamado así por sus escasos 75 centímetros entre ambas vías y que se considera el único en el mundo de estas características que aún funciona; hoy con fines turísticos exclusivamente. Parte de Esquel y termina el recorrido en la localidad de El Maitén, aunque se puede optar por recorridos más breves.
Dentro de estás extensas costas se encuentran otras áreas protegidas para diferentes especies de mamíferos o aves marinos. Los lugares más destacados donde puede observarse fauna con suficiente cercanía y, provistos de un buen teleobjetivo, también llevarnos el recuerdo a través de una buena fotografía son : Punta Pirámides con una gran lobería, Caleta Valdés que concentra una población de elefantes marinos y la posibilidad de ver alguna orca, Punta Norte – a 90 kilómetros de Puerto Pirámides- es un lugar donde se concentran lobos y elefantes marinos. En la parte central de la península también pueden observarse variada fauna como guanacos, choiques, zorros y maras por sólo nombrar los más comunes. Otra área protegida interesante es ell Bosque Petrificado Sarmiento (antes llamado José Ormachea) que presenta esta rareza tan particular como lo es ver verdaderos árboles que se transformaron en piedras tras el transcurso de millones de años. Es decir, algo que parece casi inverosímil, que los leemos en los libros de geología pero no parece realidad hasta que estamos ahí y vemos que nuestra vista no nos engaña. Es una cuestión de sensibilidad el dejar que nuestra mente perciba que lo que está ante nuestra vista es producto de una gran cantidad de factores químicos, físicos, climáticos y otros, que pacientemente, durante larguísimos períodos de tiempo, han producido esa transformación; tan lejana que cuesta a nuestra mente imaginarla. Como puede deducirse de este brevísimo recorrido por los principales atractivos de la Provincia del Chubut, es un lugar que bien merece ser visitado, pudiendo ver cosas que son únicas en el mundo como los apostadores de elefantes marinos.

Recursos culturales
Tal vez, el principal recurso cultural de una región lo constituya la historia del asentamiento humano en la misma. Se ha escrito mucha bibliografía sobre los primitivos habitantes de la patagonia, de uno y otro lado de los Andes, por lo que no resulta fácil sintetizar en pocas líneas todo ese bagaje cultural de los períodos pre y posthispánico. Pero intentaremos dejar sentados algunos lineamientos generales.
Las primeras aldeas en los Andes del sur se instalaron entre los siglos X y VI antes de Cristo y su estilo de vida perduró por más de 2.000 años (Albeck, 2000). Respecto a la denominación de las distintas culturas en necesario esclarecer sobre los nombres que se daban entre sí o los que luego le asignó el conquistador y los sitios que ocuparon. Para ello seguiremos lo explicitado en el capítulo” Los pueblos originarios” de la obra El gran libro de la Patagonia:

Pehuenches : le les llamó a los grupos habitantes de los Andes entre los 37° de Lat. S y el Lago Huechulafquen y zonas en Ñorquín y Nahuel Huapi.
Chiquillanes: los habitantes ubicados al norte de los nombrados en primer término.
Puelches o Guénaken: eran los asentados entre los ríos Negro, Limay y Chubut y la costa atlántica.
Che-het: fueron los aborígenes de la costa marina del Salado al Chubut, formando con los anteriores la nación de lengua pampa conocidos con Serranos.
Pampas primitivos: habitaban al norte del río Negro (divididos en taluhet y dihuihet)
Patagones, Chóneka o Tehulches, ubicados al sur del río Chubut.
Respecto al período más remoto de la vida de los habitantes de estas latitudes lo que se conoce es gracias al importante aporte del estadounidense Junius Bird que recorrió minuciosamente la Patagonia en su extremo austral. Luego sus estudios fueron enriquecidos por el trabajo del matrimonio francés Laming-Emperaire, muy coincidente en sus conclusiones con el anterior. Bird realizó un importante hallazgo en el que había conjuntamente restos de un grupo humano, de megafauna del Cuaternario, entre los que cabe hacer mención de un tipo de caballo, Junto a estos restos había utensilios de piedra y de hueso. A grandes rasgos, se puede decir que la economía de estos grupos era esencialmente cazadora, y su tecnología, por lo tanto, adaptada a este tipo de vida y debieron llevar un tipo de vida nomádico (Rex Gonzáles, 1993). Sólo unos pocos siglos antes de la conquista debió introducirse la alfarería, pero aún así, es un elemento que no abunda demasiado(Rex González, 1993). En cuanto a los chóneca que ocuparon desde el río Chubut hasta la Provincia de Tierra del Fuego, donde se vincularon con los onas,. Los patagones o chónecas formaban una infinidad de tribus nómades, independientes unas de otras, pero que constituín grupos geográficos quizás con desigaciones especiales. Hay una enorme dificultad en rehacer el contenido cultural de los chónecas (Serrano,2000). Los testimonios dejados por Pigafetta, tienen un interés particular, por ser las primeras crónicas y porque los chónecas aún no habían sufrido influencia de los puelches o guénaken que habitaban del río Chubut hacia el norte. Respecto de las viviendas, dice el nombrado cronista, que consistían en un gran toldo formado por cueros de guanaco cosidos entre sí y colocados sobre una serie de palos verticales. Su vestido era un manto rectangular formado por pieles de guanacos y otros animales, presumiblemente zorros y maras. Su estatura era, muy probablemente, la mayor del resto de los aborígenes del territorio argentino, pero no obstante ha habido exageración en las apreciaciones en este sentido por parte de los conquistadores. Se sabe que utilizaban la boleadora, aunque este elemento lo habrían heredado de las tribus ubicadas al norte. La lengua de los patagones o chónecas tendría tres dialectos y se conocen muchas pinturas rupestres en el territorio por donde se desplazaban (Serrano, 2000).
Respecto a los guénaken o puelches, que como ya se señaló, ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Testimonios de distinta épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco. Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes.
Araucanización
Los araucanos – llamados a si mismos mapuches- son el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas ( noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, un especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile.

Cómo llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de Rawson se indican a continuación los itinerarios para llegar a la capital chubutense. Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próximas a ella la RN N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
La RN N° 25 une el sector noroeste de Chubut – Esquel, El Maitén, Leleque, Tecka, José de San Martín, entre otras- con la ciudad capital.
Desde todas las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta parte le mencionada RN N°3, que nos lleva al destino luego de recorrer 1.490 km.
Desde la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendozina a la que la comunica la RN N° 40. De Mendoza hay que tomar la RN N° 143 hasta su intersección, ya en territorio pampeano, con la RP N° 13 hasta Bahía Blanca y luego seguir por la RN N°3, que se ha dicho es camino obligado para buena parte de los que provengan del este de Argentina.
Desde las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la RN N°35 hasta la ciudad de Bahía Blanca desde donde ya se indicó como arribar a Rawson.
Desde la ciudad de Rawson se llega a la Reserva Caleta Valdés tomando la RN N° 3 ( o la provincial N°1 ) hacia el norte hasta Puerto Madryn . Desde esta ciudad se circula por la ruta provincial N° 2, asfaltada en su primer tramo, que luego de atravesar el Istmo Ameghino, habrá que circularla hasta su empalme con la RP 3 y girar por esta hacia en norte hasta que es interceptada por RP 52. A su vez esta es interceptada por la RP 47 que yendo hacia el norte no acerca a la entrada de la Caleta Valdés. De Rawson la reserva analizada está a algo más de 200 kilómetros.

Problemas de conservación
Decíamos en oportunidad de analizar otra área protegida de la Península de Valdés que preservación de la colonias de elefantes marinos que yacen en la misma, se cumplió con bastante éxito al punto que se la considera la única colonia de la especie, en el mundo, que está en expansión.
La cantidad de ejemplares de elefantes marinos que habitan las colonias de la Península llega a unos 45.000, que durante el transcurso de los años de 1982 a 1997 aumentó en un 41% (Parera, 2002). También aumentó en este período el tamaño medio de los harenes (Parera, 2002). Debe tenerse en cuenta , para justipreciar el celo puesto en el cuidado de estos pinnípedos, que hubo otras colonias en zonas próximas de la costa atlántica desde el sur de la provincia de Buenos Aires hasta Tierra del Fuego que desaparecieron lo mismo que ocurrió con otras de lugares remotos como Tasmania, las Islas King y Juan Fernández.
Ahora el panorama puede cambiar si no se adoptan medidas para resolver el serio problema de la gente que a lo largo de la Caleta, se la ve en épocas de temporada alta, recorriendo por cualquier lado las playas con la intención de acercarse lo más posible a los pinnípedos. Esta irresponsable actitud, producto de la ignorancia, puede poner en serio peligro la permanencia de las colonias en el lugar. Como ya se señalara en el análisis de los problemas de conservación de otras áreas de la región, la actividad petrolera, principalmente por el lavado y vaciado del remanente de las cestinas de los buques, contamina las aguas próximas a las playas y ya se verificó en, varios siniestros de distintas partes del mundo, el efecto letal del “oro negro” sobre las poblaciones de animales costeros y marinos.
O sea, como primera medida habría que aumentar el número de guardafaunas al menor en la época de mayor afluencia de público e incluso experimentar un sistema de “pasantías” de quienes cursen distintas escuelas de guardaparques, sea la de ámbito nacional o provinciales o un sistema de voluntariado que obtenga algún beneficio que no implique erogación monetaria.

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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez


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