EDICIÓN
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACIÓN
Reserva Faunística Provincial
Cabo Dos Bahías
Ubicación
Está situada dentro del Departamento Florentino Ameghino, en parte sur de la costa chubutense. Las coordenadas geográficas son 44° 55’ Lat S. y 65° 33’ Long. O. A 30 kilómetros está Camarones, la ciudad más cercana.
Superficie
El área prospectada cuenta con 160 hectáreas de superficie.
Fecha e Instrumento Legal de Creación
La Ley Provincial N° 2161 del 11 de marzo de 1983 en su artículo 3° crea la Reserva Cabo Dos Bahías junto con otras áreas naturales protegidas de la provincia.
Relieve
La característica de la geomorfología que puede señalarse como destacable de Dos Bahías dentro del conjunto de áreas protegidas costeras de la provincia del Chubut, es la de poseer acantilados de gran altura y las playas son abundantes de rodados de tamaño grande, con peñascos y rocas emergentes.
Desde una mirada geológica se puede decir que el territorio chubutense está asentado sobre el cratógeno de Patagonia, que aflora en algunos lugares, y que fue modelado por una serie de fenómenos geológicos de complicada trama. Hubo movimientos epirogénicos de ascenso y descenso con posteriores avances y regresiones marinas que dejaron abundante sedimentación alternada con estratos continentales. Junto con la actividad volcánica, a fines de la era Secundaria, se levantó el plegamiento de los Patagónides, formado en un geosinclinal al oeste de la Provincia, que sería precursor del movimiento más importante de la región: el plegamiento andino del Terciario, que no sucedió de la misma forma en toda la cordillera. En la parte correspondiente a la provincia del Chubut -y más allá de ese límite- se produjeron fracturas, elevaciones y descensos diferenciados, dislocamientos, hundimientos, en cuyas depresiones, más tarde, se formaron grandes masas de hielo, durante la glaciación pleistocénica que ocupó gran parte de la cordillera y que al retirarse, dejó formados grandes lagos. Estos procesos dejaron configurado un relieve típicamente patagónico: mesetas y sierras, alternadas con bajos y cuencas lacustres a lo que habría que agregar las escotaduras de bordes redondeados que forman los golfos del litoral atlántico (Bernades, A.; 1982). A los fenómenos tectónicos se sumaron como elementos modeladores los que ocasionó la acción fluvial -valles y cañadones- y eólica, al formar lo que se denomina lagunas de deflación. Luego, sobre este relieve, durante el Terciario, se extendieron coladas de basalto continuando el proceso de avance y retroceso marino. Trataremos someramente las grandes unidades morfológicas que dejó plasmado en el relieve esta serie de complejos procesos geológicos. En primer término corresponde mencionar la Cordillera de los Andes que no forma una línea continua, sino que incluye cordones trasversales y sierras bajas. Estos cordones se hallan separados por valles trasversales que tiene orientación este–oeste, donde se formaron lagos glaciarios y valles fluviales. Los cerros de esta parte de la cordillera son, en comparación, de escasa altura, con cumbres de aristas y con nieve a partir de los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Los cerros más altos de la Provincia del Chubut son: el Dos Picos con 2515 m.s.n.m. (el más alto), el Co. Mineral con 2014, el Steffen con 2108, el Barros Arana con 2289, el Alto Nevado con 2255 y muchísimos más cuyas alturas oscilan entre los 1000 y 2000 metros. Otra formación destacable del relieve son las elevaciones correspondientes al sistema Patagónides, cuya característica más destacable es la escasa altura de los cerros, que promedian los 300 metros sobre el nivel del mar. Se desarrollan de norte a sur y están separados de los Andes por lo valles de los ríos Senguer, Genoa, Langiñeo y los ríos Chico-Chubut y aparecen algunas elevaciones en las mesetas. Estas últimas constituyen otro elemento destacable del relieve y van formando “peldaños” que ascienden de este a oeste y algunas tiene amplias superficies planas -llamadas pampas-, mientras que otras poseen pequeños cerros o lomas. Por último vemos valles bajos que descienden formando cañadones, valles generalmente secos que corresponden a afluentes temporarios o a ríos hoy desaparecidos (Bernades, A.; 1982). Los bajos están formados por lagunas, mayormente temporarias, siendo el Sarmiento el de mayor tamaño y en él se formaron dos grandes lagos como lo son el Musters y el Colhué Huapí. Las vertientes de los principales ríos vierten hacia el Atlántico donde termina una costa abrupta que forma acantilados de más de 150 metros de altura, alternándose con sectores de playa.
Hidrografía
En primer término es oportuno señalar algunas características del océano Atlántico en la zona de la Reserva Natural Turística Cabo Dos Bahías. Las amplitudes de mareas presentan grandes oscilaciones tendiendo a ser mayores hacia el sur, en la Provincia de Santa Cruz. En la zona de Puerto Madryn por ejemplo, en momento de sizigia, la amplitud llega a unos 6 metros aproximadamente y la salinidad al 34%. El espacio de contacto entre el mar y el continente se prolonga, por debajo del nivel de las aguas, a los largo de una zona más o menos extensa cuyas características están vinculadas con el relieve sobre el nivel marino. Esta zona, cuya profundidad se acerca a los 200 metros, es lo que se conoce como plataforma continental. La morfología litoral y submarina tiene un rol muy importante en la determinación de los ambientes marinos, ya que ello influye en la temperatura, salinidad y turbidez de las aguas y en su cantidad de nutrientes que permiten el desarrollo de la vida. La zona litoral, es decir la que ocupa el espacio donde transcurre la bajamar y la pleamar, es adecuada para aquellas formas de vida adaptadas a vivir temporariamente en forma subacuática. Por debajo del nivel de la bajamar se observan dos zonas características: el nerítico (la parte que ocupa la plataforma continental) y el oceánico que juntos forman la zona pelágica, en cuya superficie o debajo de esta, tiene lugar el proceso de la fotosíntesis. Mas allá de esta zona ya comienza el sector afótico, es decir, donde no llega la luz.
El sistema de los cursos de agua es consecuencia directa del relieve, por lo que la red hidrográfica y lacustre de la Provincia del Chubut se desarrolla con mayor importancia en los valles intermontanos que forjó la historia geológica del lugar. Desde la cordillera bajan cursos de agua que sólo reciben tributarios en su tramo superior y muchos finalizan su desarrollo en las zonas áridas de la meseta patagónica. En esta parte de los Andes se da la paradoja de que muchos ríos que nacen al este de la misma, desembocan en el Pacífico, circunstancia que dificulta la aplicación del “divortium acquarum” para la fijación limítrofe con Chile. En este sector cordillerano encontramos una serie de lagos que de norte a sur, los más importante son: Puelo, Epuyén, Cholila, Lezama, Rivadavia, Menéndez, Futalaufquen, Situación, Laguna Rosario, Gral. Vintter y La Plata, entre muchos otros de tamaño pequeño en relación a los nombrados. El Futaleufú es uno de los ríos de mayor caudal de la región con unos 300 m3. por segundo. El sistema del Carrenleufú, que nace en el Lago Vintter, corre de sur a norte y luego de recorrer territorio argentino va a morir al Pacífico. Sus avances hacia el este llegan a zonas áridas y se pone en contacto con algunos tributarios del Atlántico.
Esta cuenca está integrada principalmente por el río Chubut y sus tributarios el Senguer, que nace en los Lagos La Plata–Fontana, y el Chico, que lo hace en el Lago Colhué Huapi. Todos los ríos de la Provincia tienen sus caudales sujetos al régimen de lluvias invernales y el deshielo primaveral. Chubut cuenta con dos represas: el embalse sobre el río Futaleufú, que forma el espejo de agua denominado Amutui Quimei y sobre el río Chico-Chubut que forma el embalse Florentino Ameghino.
Clima
La provincia del Chubut presenta dos sectores climáticos bien diferenciados y un tercero no tan distinto al de la zona oriental. Por un lado tiene un clima húmedo y frío al oeste de los picos más elevados de la cordillera y hacia el oriente de los mismos el clima es árido y con temperaturas más elevadas. El sector mencionado en primer término está muy influenciado por el Anticiclón del Pacífico, que provoca el choque de sus fuertes vientos contra las mayores elevaciones andinas, dicho viento al ascender por las laderas, induce la formación de abundantes precipitaciones y nevadas, con registros que oscilan entre los 700 y 2000 mm anuales. Esto hace que encontremos zonas con bosques bastante abundantes, en especies vegetales, que contrastan notoriamente con la superficie del resto de la Provincia. Dada la alta humedad ambiente del sector occidental las amplitudes térmicas son poco marcadas y al alejarse del nivel del mar, lógicamente, el frío aumenta y hace que haya picos con nieves eternas. El panorama en la región extra andina presenta una vegetación esteparia con precipitaciones que rondan los 200 mm anuales y las temperaturas oscilan entre medias anuales inferiores a los 8° C y superiores a los 10° C en la zonas más bajas y próximas al mar, que definen al clima como templado con grandes amplitudes térmicas diarias. El viento predominante es el del oeste -que permanece en forma constante-, y la proximidad marítima no llega a modelar demasiado el clima debido a la altura de sus costas, con acantilados que sobrepasan los 150 metros. Un tercer tipo de clima que presenta Chubut afecta el ángulo noreste de la provincia y la Península Valdés, con veranos cálidos y breves e inviernos fríos. Podría definírselo como de transición entre los climas templados del centro del país, con mayores precipitaciones en los meses cálidos, y los climas fríos y con lluvias invernales, típicos de la patagonia.
Flora
La Reserva Cabo Dos Bahías presenta la típica vegetación de la estepa patagónica que se enuncia a continuación: Se deben señalar como caracteres destacables la gran adaptación que deben experimentar los vegetales ante los fuertes vientos que soplan en forma constante, la escasez de precipitaciones y los herbívoros que se nutren de su escaso follaje. La respuestas más genéricas a estas exigencias son el desarrollo en forma de cojines hemisféricos que es una forma de ofrecer menos resistencia al viento y así ayudar a conservar más eficientemente la humedad; el desarrollo de hojas pequeñas y enroscadas con lo que disminuye la evaporación, y las terminaciones punzantes de las cutículas y espinas, son la mejor defensa contra los herbívoros tales como la mara y el guanaco. La flora más común es el quilembai (Chuquiraga avellanede), el colapiche (Nassauvia glomerulosa), los coirones amargos (Stipa neai, S. speciosa y S. humilis) y la zampas (Atriplex sagittifolium y A. lampa) entre otras especies, proporcionalmente mucho más escasas.
Según la clasificación propuesta por Burkart, et al. (1999) elaborada para el Programa de Desarrollo Institucional Ambiental, coordinado por la Secretaría de Recursos Naturales de la Nación y la Administración de Parques Nacionales, en la provincia del Chubut se sitúan tres bio regiones bastante bien diferenciadas. Una angosta franja al este que corre de norte a sur, ocupa la bio región de los bosques patagónicos; luego un espacio semejante a un rectángulo, que ocupa menos de 1/4 del territorio, en el extremo noreste, corresponde a la bio región del monte, de llanuras y mesetas, y el resto de la Provincia -un alto porcentaje de su territorio- se incluye en la bio región de la estepa patagónica. La primera de las regiones mencionadas está compuesta por bosques densos pero con poca variedad de especies, las que varían según las regiones. En el norte crecen bosques de pehuén o araucaria (Araucaria araucana) que puede superar los 40 m de altura y se sitúan entre los 900 y los 1.800 m.s.n.m. El maitén (Maytenus boaria) y el ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilencis) ocupan zonas más secas del norte y crecen en la transición con la estepa patagónica. En el parte más oriental de la cordillera se desarrollan los bosques de cipreses y de otros árboles caducifolios, y la lenga (Nothofagus pumilio) y el ñire (Nothofagus antarctica) son conspicuos. Donde el clima es más húmedo hace su aparición el coihue (Nothofagus dombeyi). En los lugares con mucha humedad crece el alerce (Fitzroya cupressoides) y, en muchos lugares, estos árboles están acompañados por gran cantidad de arbustos, enredaderas, líquenes y musgos que le otorgan en verdadero aspecto selvático. La zona que ocupa la bio región de la estepa patagónica, está compuesta por vegetación que posee adaptaciones para sobrevivir con fuertes vientos y escasez de agua. Estas consisten en ser arbustos bajos, con crecimiento en forma de cojines, hojas pequeñas y, en general, estructuras que hacen más soportable el intenso viento que azota a toda la patagonia en general. Así vemos al neneo (Mulinum spinosus), arbusto común en la estepa, con hojas muy pequeñas, lo mismo que el coirón (Stipa sp. o Festuca sp.), nombre que se le da a varias especies de gramíneas que tienen en común la característica de desarrollarse en matas bajas, muy juntas entre sí, en su mayoría con hojas enrolladas y provistas de puntas agudas.
En la Provincia del Chubut predomina una vegetación muy rala y baja, con grandes superficies de suelo desnudo. Las vegas o mallines, esas depresiones que conservan siempre un poco de agua, se ven siempre verdes con hierbas de distintas especies denominadas comúnmente junquillos.
Decíamos que una superficie de forma de rectángulo ubicada en el nordeste de la Provincia, es clasificada como eco región del monte. La vegetación de esta región esta caracterizada por la presencia de las jarillas de varias especies (Larrea divaricata, Larrea ameghinoi, Larrea nitida) como uno de los componentes más conspicuos dentro del estrato arbustivo. Estas suelen estar acompañadas por especies como la chilladora (Chuquiraga hystrix), el quilembay o quilimbay (Chuquiraga avellanedae), el caballo del diablo, barba de chivo o manca caballo, entre otros nombres que se le asignan (Prosopidastrum globosum), el yaollín o yoahín (Lycium chilense), el piquillín (Condalia microphylla), la llamada, en algunos lugares, monte negro (Bouganvillea spinosa) y el alpataco (Prosopis alpataco). También hay algunas gramíneas similares a las que aparecen en la zona esteparia como los denominados coirones.
Fauna
La ictiofauna marina es muy numerosa y rica en especies de valor especial por ser utilizadas como alimento por el hombre o por su condición de presas importantes para el pescador deportivo. En las aguas más o menos próximas a las costas pueden observarse ejemplares de mero (Acanthistius brasilianus), el róbalo (Eleginops maclovinus), la merluza común (Merluccius hubssi), el lenguado -tres especies reciben este nombre- Oncopterus darwini, Paralichthys isosceles, Paralichthys patagonicus, la lisa (Mugil platamus), el pejerrey panzón (Odontesthes platensis), el pez palo (Percophis brasiliensis), anchoa de banco (Pomatomus saltador), el salmón de mar (Pseudopercis semifasciata), la caballa (Scomber japonicus), el savorín (Seriolella porosa) muy codiciado por el sabor de su carne, el besugo (Sparus pagrus), la brótola (Urophycis brasilensis) y el tiburón gatopardo (Notorhynchus cepedianus), entre muchísimas especies más.
La culebra andina (Trachymenis peruviana), la yarará ñata (Bothrops ammodytoides) y en la zona de la estepa patagónica los lagartos y lagartijas como el geko patagónico (Homonota darwinii), la lagartija (Liolaemus fitzingerii), el matuasto o chelko (Diplolaemus darwini), son algunos integrantes de la herpetofauna de Chubut.
Entre la batracofauna se destaca el sapo andino (Bufo spinolosus), la, no hace mucho descubierta por la ciencia, rana gárgola (Alsodes gargola), la ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), la rana verde austral (Hylorina sylvatica), el sapito cuatro ojos (Pleurodema thaud), el sapo del bosque (Bufo variegatus).
La Provincia del Chubut posee verdaderos relictos de fauna vertebrada, especialmente en lo que se refiere a la fauna costera. Numerosas colonias de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens), del de dos pelos (Arctocephalus australis) y la más importante, del territorio argentino, de elefantes marinos (Mirounga leonina), siendo estas especies residentes permanentes de las costas chubutenses. Hay otros pinnípedos cuya presencia es ocasional como ocurre con el leopardo marino (Hydrurga leptonyx), la foca cangrejera (Lobodon carcinophagus), la foca de Weddel (Leptonychotes weddeli), algunas de estas especies tienen distribución cosmopolita y otras son de regiones más meridionales, Antártica por ejemplo, y circunstancialmente puede producirse algún avistaje de las mismas.
Del grupo de las ballenas se destaca significativamente la presencia en un período del año -los machos, las hembras lo hacen cada tres- de la ballena franca austral (Eubalaena australis). En el año 1984 se sanciona la Ley Nacional N° 23.094 por la cual se declara a la mencionada especie Monumento Natural Nacional, con los que se garantiza su protección absoluta, sólo permitiéndose visitas explicativas o la investigación científica. De la misma forma que ocurría con los pinnípedos, en las ballenas también encontramos especies conspicuas como la ballena franca austral y otras que pueden ocasionalmente acercarse a las costas chubutenses. Ellas son: la ballena Bryde (Balaenoptera edeni), la ballena minke (Balaenoptera acutorostrata), la ballena azul (Balaenoptera musculus) el mamífero más grande entre los sobrevivientes, el rorcual común (Balaenoptera physalus) y la ballena jorobada (Magaptera novaengliae), estando las tres últimas especies nombradas con estatus de Vulnerables, según la UICN (1996). La ballena franca pigmea (Caparea marginata) es de muy rara aparición. Dentro de Orden Cetacea habría un total de 22 especies, cuya probabilidad de acercarse a las costas patagónicas, muchas de ellas, es remota (orcas, delfines, toninas zifios, marsopas y cachalotes). Hay una pequeña población de orcas (Orcinus orca) que se observa desde las costas del sur de la provincia de Buenos Aires hasta el norte de Chubut, pero no lo es en forma habitual. La lista de mamíferos continúa con especies de hábitos continentales, entre las que son más numerosos los roedores. Sólo se hará mención de las especies más conspicuas o por el contrario, cuyas poblaciones son escasas u ostentan algún grado de amenaza como ocurre con la comadrejita patagónica (Lestodelphis halli), el moloso gris de orejas anchas o común (Tadarida brasiliensis), el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), la mara (Dolichotis patagonum) -Vulnerable-, el guanaco (Lama guanicoe), considerado Potencialmente vulnerable (Canevari y Balboa, 2003). Otras especies que están en el territorio chubutense son el gato del pajonal (Lynchailurus pajeros) -Vulnerable-, el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), el puma (Puma concolor), el zorro colorado o zorro patagónico (Dusicyon culpaeus), el zorro gris (Dusicyon gymnocercus) y el hurón menor (Galictis cuja). Especies más típicas de la zona del bosque andino son el gato huiña (Oncifelis guigna), el huillín (Lontra provocax) cuyo estatus nacional lo considera En peligro, la rata-topo valdiviana (Geoxus valdivianus), el murciélago patagónico (Myotis chiloensis), el pudú (Pudu puda) considerado Vulnerable en el ámbito nacional y el huemul (Hippocamelus bisulcus), con estatus nacional de Amenazado y es otra especie declarada Monumento Natural Nacional, el monito del monte o kongoy (Dromiciops australis), y algunas especies más que habitan, algunas en la Selva Valdiviana, como la denominan en buena parte de su extensión, o en la región esteparia.
La aves se constituyen en el segundo atractivo, detrás de la ballena franca, y especialmente los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) con colonias que son muy numerosas. Accidentalmente pueden arrimarse a las costas marinas de Chubut el pingüino rey (Aptenodytes patagonicus), el pingüino de penacho amarillo (Eudytes chrysocome) y el pingüino de pico rojo (Pygoscelis papua). Las especies que se enuncian a continuación fueron extraídas del anexo 7, tabla 1, de mencionado Plan de Manejo, y sólo se hará mención de algunas que en dicho trabajo figuran como residentes en la región. En esta situación se encuentran, entre otras, el macá grande (Podiceps major), el macá plateado (Podiceps occipitalis) el cormorán roquero (Phalacrocorax magellanicus), el cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps), once especies de patos son residentes permanentes como el pato crestón (Lophonetta specularioides), pato cuchara (Anas platelea), pato zambullidor chico (Oxyura vittata). De las familias Laridae y Sternidae, nidifican en la Provincia la gaviota cocinera (Larus dominicanus), gaviota capucho de café (Larus maculipenis), gaviotín golondrina grande o sudamericano (Sterna hirundinacea) y el gaviotín real (Sterna maxima). Entre las rapaces se citan como habituales al águila mora (Geranoaetus melanoleucus), el gavilán ceniciento (Circus cinereus), el aguilucho cabeza negra (Buteo albicaudatus), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y entre los chorlos que, muchos son migradores desde el hemisferio norte, encontramos al chorlo pampa (Pluvialis dominica), chorlito vuelve piedras (Arenaria interpres), chorlito de doble collar (Charadrius falklandicus), el chorlo trinador (Numenius phaeopus), el chorlito unicolor (Calidris bairdii), el chorlito enano (Calidris pusilla) y el de patas amarillas (Tringa flavipes), entre varias especies más. La presencia de tantos Charadriformes en distintas zonas de Chubut, con mayor énfasis en la Península de Valdés, hace de la misma un sitio excepcionalmente valioso desde el punto de vista ornitológico y para la conservación en general. El orden de los Passeriformes no es menos numeroso, presentando, como los No Passeriformes, especies que son típicas de la zona de la Selva Andinopatagónica, de la zona esteparia y de las costas marítimas. El carpintero araucano (Picoides lignarius), el carpinatero patagónico (Campephilus magellanicus), la remolinea araucana (Cinclodes patagonicus), el rayadito (Aphrastura spinicauda), el chucao (Scelorchilus rubecula), el siete colores patagónico (Phrygilus patagonicus), el zorzal patagónico (Turdus falcklandii), la cachaña (Enicoghnatus ferrugineus) son algunas de las muchas especies que habitan la selva surandina. Saliendo de este ámbito y entrando en la estepa son conspicuos el gaucho pardo (Agriornis murina), el choique o ñandú petiso (Pterocnemia pennata) y la martineta común (Eudromia elegans), la dormilona común (Muscisaxicola macloviana), el canastero de garganta negra (Thripophaga patagonica), la monjita castaña (Neoxolmis rufiventris), el torito pico negro (Anairetes parulus), la diuca común (Diuca diuca), el cabecita negra de corbata (Spinus barbatos o Carduelis barbatus según algunos autores), el pecho colorado grande (Sturnella loyca) y el yal amarillo (Phrygilus carbonarus), entre muchas otras especies.
La Reserva Cabo Dos Bahías posee fauna que incluye mamíferos marinos y aves marinas y costeras. Respecto a las vinculadas con el medio acuático marino se destaca una colonia de pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus), que sería una de las mayores de la Provincia del Chubut con varios miles de ejemplares. Estas aves en realidad pasan la mayor parte de sus vidas en el océano demostrando una gran habilidad para la natación que es notablemente favorecida por su cuerpo fusiforme y sus alas transformadas en aletas laterales, a semejanza de los peces. El peso aproximado de Spheniscus magellanicus es de 5,5 kg. y posee una altura que se aproxima a los 45 cm en posición erecta en tierra y 70 cm es su longitud al nadar. Su dieta es variada componiéndose principalmente de crustáceos, pequeños peces, calamares y pulpitos. En todas las tareas vinculadas con la cría, desde la construcción del sencillo nido hasta incubación participan ambos sexos. Llegan a tierra para reproducirse hacia comienzos de la primavera y el nido es utilizado por varios años y los machos, que arriban unas dos semanas antes que las hembras, son los encargados de reacondicionarlo. A fines de septiembre se efectúa la postura con un máximo de dos huevos que incuban durante unos 42 días. Otras aves marinas también frecuentan el reducido espacio de la Reserva o sus inmediaciones, como la gaviota cocinera (Larus dominicanus), gaviotín golondrina grande o sudamericano (Sterna hirundinacea), la gaviota capucho café (Larus maculipenis), recalan algunos playeros y chorlos, cormoranes de dos especies suelen verse y otras aves típicamente costeras que en su deambular se asientan transitoriamente en las costas de Cabo Dos Bahías. Desde el punto de vista de la conservación es importante la presencia de una colonia de lobos marinos de dos pelos o lobo fino (Arctocephalus australis), que difiere del de un pelo por tener menor tamaño, el hocico más puntiagudo, con un pelaje tupido de doble capa (de ahí proviene el nombre común) de con color marrón oscura en la parte dorsal y algo más claro hacia lo ventral, coloración que se oscurece mucho al estar mojado. Esta especie fue la que más sufrió la persecución por su piel llegando a considerársela en riesgo de supervivencia, situación que hoy ha cambiado -en la lista de la SAREM (2000) figura “de preocupación menor”- en buena medida gracias a la protección que se le brindó legalmente y con el establecimiento de áreas protegidas. De la fauna terrestre típica de la estepa patagónica poco puede decirse por tratarse de un área eminentemente costera en la que la aparición de fauna esteparia puede considerarse ocasional.
Alternativas Turísticas
La Reserva Cabo Dos Bahías ofrece como mayor atractivo la observación de los lobos marinos de dos pelos y de los pingüinos, que según la época del año del año podrán verse distintos aspectos de su comportamiento. Desde la costa a veces pueden observarse ballenas francas y otros cetáceos como así también especies de delfines. Ambos asentamientos faunísticos atraen a una gran cantidad de turistas que llegan a la Reserva provenientes de distintos puntos del país y del exterior, en un alto porcentaje. Camarones, es el nombre de una apacible población ubicada muy próxima a la reserva, con una centenaria tradición pastoril ovina y que brinda posibilidad de alojamiento. Las playas del Cabo Dos Bahías son muy frecuentadas por los pescadores deportivos e incluso hay amantes del buceo que se acercan a esta zona costera por la aptitud que posee para la práctica de esa apasionante actividad. Además no se puede pasar por alto la oferta turística excepcional que nos regala Chubut en todo su territorio. En efecto, una geografía privilegiada, conformada por montañas, bosques andinos, lagos, playas, costas acantiladas y una gran península muy peculiar (Valdés), hacen de esta Provincia un destino sumamente atractivo que se enriquece aún más con una historia apasionante, como lo fue la colonización galesa y los restos paleontológicos y arqueológicos, constituidos como importantes atractivos turísticos. Dos hermosos Parques Nacionales amparan un sector relictual de los bosques andino-patagónicos y sus majestuosos lagos; ubicado en el extremo noroeste está Lago Puelo y un poco más al sur Los Alerces, con paisajes de ensueño y muchas posibilidades de recorrerlos en excursiones lacustres, por caminos vehiculares, a caballo o simplemente caminado por numerosas sendas habilitadas para tal fin. Ambas áreas protegidas cuentan con infraestructura necesaria como para satisfacer al turista más exigente. La practica de la pesca con mosca, de la trucha arco iris y del salmón está permitida y, el andinismo también es una posibilidad, aunque más restringida. Y en el Parque Nacional Lago Puelo, gracias a que posee un microclima cuyas máximas de verano pueden llegar a 35° C -registrando el agua, con esa temperatura externa unos 20° C- se puede bañar en sus aguas en el sector que justamente llaman “La Playita”. La localidad más importante próxima al Parque Puelo es El Bolsón -16 km- y Esquel, a 35 km, lo es al Parque Los Alerces.
Rawson, la capital provincial, ofrece algunos puntos de interés como el Museo Regional Bon Bosco y Sarmiento, de restos paleontológicos, elementos de la conquista del desierto y el Parque Recreativo General San Martín, sobre el río Chubut, posee un jardín zoológico, acuario, una casa de té típica de la zona y otras atracciones. La ciudad de Trelew es otra importante urbe de la Provincia de Chubut como lo es, mucho más al sur, Comodoro Rivadavia, con características de ciudad grande. La práctica de las pesca deportiva en la costa marítima es una posibilidad que se puede concretar en gran parte del territorio provincial. En cuanto a Reservas Naturales se refiere, los chubutenses supieron aprovechar muy bien este recurso, creando varias áreas provinciales donde, generalmente, existen apostaderos de lobos marinos, elefantes marinos, pingüineras con varios miles de ejemplares, la Isla de los Pájaros es una de las más importantes donde además de colonias de pingüinos de Magallanes tienen asentamiento varias especies más como cormoranes, gaviotas, garzas brujas y algunas especies de patos. Y Puerto Madryn, ubicada en la costa del Golfo Nuevo, formado por la parte sur de la Península de Valdés, ya famosa por la proximidad al lugar donde se produce el avistaje de la ballena franca austral, fenómeno que congrega cientos de miles de turistas todos los años en la época propicia, entre mayo y octubre aproximadamente, en que estos cetáceos pueden verse a corta distancia con las embarcaciones autorizadas para tal fin.
Puerto Madryn y Puerto Pirámides son dos lugares donde se puede practicar buceo por las óptimas condiciones de las aguas del Golfo Nuevo, contando con prestadores de ese servicio con experiencia y seriedad, máxime cuando se trata del tan ansiado “bautismo submarino”. El rafting es otra actividad que puede desarrollarse en los rápidos del río Corcovado, cuyo nivel de dificultad tiene categoría internacional 3, con la que puede iniciarse sin inconvenientes un novato. Los prestadores de este servicio proveen de todos los elementos necesarios para la este deporte, incluyendo la vestimenta. La temporada de rafting comienza en noviembre, cuando el río aumenta su caudal por los deshielos, y finaliza en marzo. El esquí tiene su lugar predilecto en el Centro de Actividades de Montaña La Hoya, un complejo invernal ubicado muy cerca de la ciudad de Esquel. La infraestructura moderna con que cuenta este centro de esquí lo convierte en uno de los mejores de Argentina.
Una de las curiosidades que provoca más interés en los visitantes es el famoso tren “La Trochita”, llamado así por sus escasos 75 centímetros entre ambas vías y que se considera el único en el mundo de estas características que aún funciona; hoy con fines turísticos exclusivamente. Parte de Esquel y termina el recorrido en la localidad de El Maitén, aunque se puede optar por recorridos más breves.
Dentro de estás extensas costas se encuentran otras áreas protegidas para diferentes especies de mamíferos o aves marinos. Los lugares más destacados donde puede observarse fauna con suficiente cercanía y, provistos de un buen teleobjetivo, también llevarnos el recuerdo a través de una buena fotografía son: Punta Pirámides con una gran lobería, Caleta Valdés que concentra una población de elefantes marinos y la posibilidad de ver alguna orca, Punta Norte -a 90 kilómetros de Puerto Pirámides- es un lugar donde se concentran lobos y elefantes marinos. En la parte central de la península también pueden observarse variada fauna como guanacos, choiques, zorros y maras por sólo nombrar los más comunes. Otra área protegida interesante es el Bosque Petrificado Sarmiento (antes llamado José Ormachea) que presenta esta rareza tan particular como lo es ver verdaderos árboles que se transformaron en piedras tras el transcurso de millones de años. Es decir, algo que parece casi inverosímil, que lo leemos en los libros de geología pero no parece realidad hasta que estamos ahí y vemos que nuestra vista no nos engaña. Es una cuestión de sensibilidad el dejar que nuestra mente perciba que lo que está ante nuestra vista es producto de una gran cantidad de factores químicos, físicos, climáticos y otros, que pacientemente, durante larguísimos períodos de tiempo, han producido esa transformación; tan lejana que cuesta a nuestra mente imaginarla. Como puede deducirse de este brevísimo recorrido por los principales atractivos de la Provincia del Chubut, es un lugar que bien merece ser visitado, pudiendo ver cosas que son únicas en el mundo como los apostaderos de elefantes marinos.
Recursos Culturales
Para el área protegida Cabo Dos Bahías se presenta el mismo texto, referente a la parte histórica, que se presentó en otras áreas por considerar que su contenido incluye a todo el territorio chubutense.
Tal vez, el principal recurso cultural de una región lo constituya la historia del asentamiento humano en la misma. Se ha escrito mucha bibliografía sobre los primitivos habitantes de la patagonia, de uno y otro lado de los Andes, por lo que no resulta fácil sintetizar en pocas líneas todo ese bagaje cultural de los períodos pre y posthispánico. Pero intentaremos dejar sentados algunos lineamientos generales.
Las primeras aldeas en los Andes del sur se instalaron entre los siglos X y VI antes de Cristo y su estilo de vida perduró por más de 2.000 años (Albeck, 2000). Respecto a la denominación de las distintas culturas en necesario esclarecer sobre los nombres que se daban entre sí o los que luego le asignó el conquistador y los sitios que ocuparon. Para ello seguiremos lo explicitado en el capítulo “Los pueblos originarios” de la obra El gran libro de la Patagonia:
Pehuenches: Se les llamó así a los grupos habitantes de los Andes entre los 37° de Lat. S y el Lago Huechulafquen y zonas en Ñorquín y Nahuel Huapi.
Chiquillanes: los habitantes ubicados al norte de los nombrados en primer término.
Puelches o Guénaken: eran los asentados entre los ríos Negro, Limay y Chubut y la costa atlántica.
Che-het: fueron los aborígenes de la costa marina del Salado al Chubut, formando con los anteriores la nación de lengua pampa conocidos como Serranos.
Pampas primitivos: habitaban al norte del río Negro (divididos en taluhet y dihuihet)
Patagones, Chóneka o Tehuelches, ubicados al sur del río Chubut.
Respecto al período más remoto de la vida de los habitantes de estas latitudes lo que se conoce es gracias al importante aporte del estadounidense Junius Bird que recorrió minuciosamente la Patagonia en su extremo austral. Luego sus estudios fueron enriquecidos por el trabajo del matrimonio francés Laming-Emperaire, muy coincidente en sus conclusiones con el anterior. Bird realizó un importante hallazgo en el que había conjuntamente restos de un grupo humano, de megafauna del Cuaternario, entre los que cabe mencionar a un tipo de caballo primitivo, junto a estos restos había utensilios de piedra y de hueso. A grandes rasgos, se puede decir que la economía de estos grupos era esencialmente cazadora, y su tecnología, por lo tanto, adaptada a este tipo de vida por lo que debieron adoptar el nomadismo como forma de encarar esta economía cazadora (Rex Gonzáles, 1993). Sólo unos pocos siglos antes de la conquista debió introducirse la alfarería, pero aún así, son elementos que no abundan demasiado (Rex González, 1993). En cuanto a los chóneca que ocuparon desde el río Chubut hasta la Provincia de Tierra del Fuego, donde se vincularon con los onas: También conocidos como patagones, formaban una infinidad de tribus nómades, independientes unas de otras, pero que constituían grupos geográficos quizás con desigaciones especiales. Hay una enorme dificultad en rehacer el contenido cultural de los chónecas (Serrano, 2000). Los testimonios dejados por Pigafetta, tienen un interés particular, por ser las primeras crónicas y porque los chónecas aún no habían sufrido influencia de los puelches o guénaken que habitaban del río Chubut hacia el norte. Respecto de las viviendas, dice el nombrado cronista, que consistían en un gran toldo formado por cueros de guanaco cosidos entre sí y colocados sobre una serie de palos verticales. Su vestido era un manto rectangular formado por pieles de guanacos y otros animales, presumiblemente zorros y maras. Su estatura era, muy probablemente, la mayor del resto de los aborígenes del territorio argentino, pero no obstante ha habido exageración en las apreciaciones en este sentido por parte de los conquistadores. Se sabe que utilizaban la boleadora, aunque este elemento lo habrían heredado de las tribus ubicadas al norte. La lengua de los patagones o chónecas tendría tres dialectos y se conocen muchas pinturas rupestres en el territorio por donde se desplazaban (Serrano, 2000).
Respecto a los guénaken o puelches, que como ya se señaló, ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Testimonios de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco. Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de la Pcia. de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes.
Araucanización
Los araucanos -llamados a si mismos mapuches- son el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile.
Cómo Llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de Rawson se indican a continuación los itinerarios para llegar a la capital chubutense. Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próximas a ella, la RN N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
La RN N° 25 une el sector noroeste de Chubut -Esquel, El Maitén, Leleque, Tecka, José de San Martín, entre otras- con la ciudad capital.
Desde todas las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta parte le mencionada RN N° 3, que nos lleva al destino luego de recorrer 1.490 km.
Desde la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendozina a la que la comunica la RN N° 40. De Mendoza hay que tomar la RN N° 143 hasta su intersección, ya en territorio pampeano, con la RP N° 13 hasta Bahía Blanca y luego seguir por la RN N° 3, que se ha dicho es camino obligado para buena parte de los que provengan del este de Argentina.
Desde las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la RN N° 35 hasta la ciudad de Bahía Blanca desde donde ya se indicó como arribar a Rawson.
Desde la ciudad de Rawson se toma la RN N° 3 hacia el sur y luego de recorrer aproximadamente 155 kilómetros -paraje Garayalde y entrada a la Ea. Laguna Colorada- veremos que a nuestra izquierda (este) sale un asfalto, la RP N° 30, que nos lleva a la localidad de Camarones. Desde ésta, parte un camino secundario en dirección sur, que luego de unos 30 kilómetros, nos deja en la Reserva Cabo Dos Bahías. La unidad de conservación analizada está a 183 kilómetros de Rawson.
Problemas de Conservación
En términos generales el área protegida que se analiza está bien custodiada por los guardaparques. Tal vez la escasa superficie contribuya a ello. La presión que soporta como consecuencia de la presencia de turismo también estaría dentro de los parámetros normales. Se insiste una vez más, en el riesgo al que están expuestas las reservas costeras de la Provincia de Chubut, por la intensa actividad petrolera en la región. De ocurrir un derrame de petróleo no sería el primero, lo que estaría indicado que este tipo de siniestro no es excepcional, y tampoco sería sorpresa ver las consecuencias nefastas que ejerce sobre la fauna el “empetrolamiento”. También se ha señalado como factor contaminante para las aguas la limpieza y descarga de las cestinas que se realizan en los buques utilizados para el traslado de ese fluido fósil.
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez
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