Punta Lara

Reserva Natural Integral - Buenos Aires
 

Reserva Natural Punta Lara
Provincia de Buenos Aires

Es un verdadero relicto de la formación florística denominada selva en galería- el más austral- con una variada representatividad de especies provenientes de Misiones a través de las aguas las del río Uruguay en mayor medida – y también del Paraná – que son excelentes transportes de semillas o partes vegetales que permitieron la existencia de esta pequeña selva en la provincia de Buenos Aires. Además de una veintena de especies de porte arbóreo se pueden apreciar lianas, enredaderas, una epífita y arbustos de muchas especies que en conjunto dan un aspecto verdaderamente selvático. La fauna tetrápoda que se destaca por su diversidad son las aves.


Categoría
Reserva Natural Integral (Equivalente UICN: Reserva Natural Estricta).Ubicación
El área protegida tratada está ubicada a pocos kilómetros al norte de la ciudad de La Plata, sobre la margen del Río de la Plata. Sus coordenadas son 34† 48’ Lat. S y 58† 00’ Long. O. La otra localidad cercana es Ensenada que está a unos 15 kilómetros.

Superficie
La superficie del Área Protegida Punta Lara asciende a 31 hectáreas. Luego, distintas normativas, crearon áreas protegidas contiguas o que abarcaban a la original, con las que el conjunto asciende a las 3.000 hectáreas (Selva Marginal de Hudson, del Parque Provincial Pereyra Iraola y la R.N.I. Punta Lara).

El objetivo general de creación de esta unidad de conservación fue preservar sus características naturales específicas y propender al incentivo de la investigación. La finalidad más específica para establecer el área protegida fue salvaguardar la representatividad – en escala mucho más sencilla- esta muestra de selva misionera.

Fecha e instrumento legal de creación
El Decreto 18529 del año 1949 es el primer instrumento legal que ampara esta área protegida. Luego ratifican y modifican algunos aspectos, el Decreto N† 5421 del año 1958 y las Leyes Provinciales N† 11.544 y 12.814.

Relieve
El territorio bonaerense está comprendido en gran parte de su superficie a la región pampeana, cuya característica principal es presentar una gran llanura formada por acumulación, predominantemente de sedimentos de origen continental. De origen marino, sólo se presenta una franja costera litoral, con una variedad de ambientes que le otorgan gran riqueza en su biodiversidad.

Tales fisonomías son grandes extensiones de playas que se extienden por cientos de kilómetros, una zona de cangrejales que ocupa un gran sector de la Bahía del Samborombón y la albúfera de Mar Chiquita que está rodeada por cordones medanosos y de conchillas. El manto sedimentario, generalmente recubierto por una capa de loess. Es de espesor variable y se apoya sobre un basamento rígido que yace a diferentes profundidades, ya que se fracturó en bloques de comportamiento diferencial (Chiozza, et al.) 1982). Esto dio lugar a la formación de la depresión tectónica que originó el Río Salado, conocida como Pampa Deprimida, que cubre un amplio sector del noreste provincial que en la parte oriental, en la desembocadura del mencionado río en la Bahía del Samborombón, donde la ya mencionada línea de dunas y elevaciones de conchillas obran como contenedoras del agua que circula hacia la costa rioplatense y favorecen la formación de lagunas.

Otra región se denomina Pampa Ondulada y se trata de un bloque levantado que se extiende al noreste del Salado cayendo con suave pendiente hasta el borde de la escarpada barranca que enmarca el valle del Paraná. El nombre deriva de una serie de ondulaciones resultantes del modelo impreso por la gran cantidad de ríos y arroyos que excavaron en el pasado amplios valles aterrazados por lo que escurren zigzagueantes y, a causa del movimiento de ascenso de la zona, entallando sus cauces en la terraza baja, sobre la que desbordan en ocasión de lluvias excepcionales (Chiozza, et al, 1982).

La zona noroeste de la provincia es una llanura medanosa con gran cantidad de lagunas y bañados que se sitúan en zonas circundadas por médanos. Al estar el sustrato impermeable muy próximo a la superficie se dificulta la infiltración y estos espejos de agua pueden desaparecer por evaporación – al ser muy llana la región- o en caso de grandes lluvias provocar inundaciones. Otra región fisonómica es la planicie elevada o interserrana que se extiende hacia el oeste y sur de las anteriores y como su nombre los señala se caracteriza por una gradual elevación del terreno hasta formar serranías, pocos cursos de agua, presencia de lagunas salitrosas y de dunas.

Al noreste de esta región se ubica el sistema de Tandilla que, con rumbo noroeste-sureste, se extiende desde la depresión del Vallimanca hasta la costa atlántica. Se trata de un sistema muy antiguo, de cerros bajos, aplanados en sus cimas. Al suroeste del territorio provincial hay otra formación orográfica, de mayor altura que la anterior, con el Cerro Tres Picos de 1.243 m.s.n.m. y denotan ser de la era Paleozoica. El Sistema de Ventania, tal el nombre que lleva esta formación, se constituye en un elemento dispersor de aguas y las que descienden por sus laderas llenan cubetas alojadas a lo largo de una línea de falla, que cuando ocurren muchas precipitaciones se encadenan entre sí y alimentan a las lagunas de Guaminí y el caudal del arroyo Vallimanca.

La zona de la Reserva de Punta Lara está ubicada sobre un albardón de algo menos de 100 a 500 metros de ancho que separa los terrenos bajos e inundables del Río de la Plata. En general, encontramos un suelo arcilloso-limoso muy húmedo y con poco contenido de humus y los albardones son calcáreos, formados por conchillas subfósiles.

Hidrografía
La Reserva Natural Punta Lara está sobre la vera del río más importante de la provincia de Buenos Aires, que es el Río de La Plata, y está atravesada por un arroyo denominado Las Cañas. En efecto, la provincia tiene gran parte del norte de su litoral bañado por las aguas del Río de Plata, receptor de una gran cuenca fluvial y debe considerárselo como una continuidad morfológica e hidrológica del Paraná y también recibe las aguas del río Uruguay. Geológicamente, su lecho tiene una historia de ingresiones y regresiones marinas.

En un primer momento penetraron las aguas del Atlántico formando un golfo marino que comprende actualmente parte del Delta del Río Paraná y todo el Río de la Plata. En el fondo de este golfo, de poca profundidad, desemboca un estuario de aguas salobres, del Paraná Belgranense, cuyos sedimentos afloran a los largo de la margen derecha del río Paraná (Castellanos, 1975). Con posterioridad a este acontecimiento - Pampeano Superior- los depósitos continentales avanzaron sobre este golfo y se formó el actual Delta del Paraná y su prolongación en el Río de la Plata. Y un tercer episodio geológico fue una trasgresión marina, denominada Querandina, que invadió el Delta del Río de la Plata, arrastrando las islas y dejando la configuración que vemos en la actualidad.

La gran cantidad de bancos que hay en su lecho frenan el desplazamiento del agua y facilitan el depósito de sedimentos. En sus comienzo tiene un ancho que se aproxima a los 40 kilómetros y llegando aguas abajo supera los 180, entre la punta Norte del Cabo San Antonio y Cabo Santa María en la República Oriental del Uruguay (Castellanos, 1975). Los afluentes que recibe desde la provincia de Buenos Aires son los ríos Luján, Matanza, Samborombón y el Salado del Sur. Su caudal está muy influenciado por los vientos, es decir cuando sopla viento del oeste – pampero- las aguas de desplazan hacia las costas uruguayas y con el viento del sudeste invaden las costas bonaerenses.

Al sur de la Bahía del Samborombón llegan al océano Atlántico ríos y arroyos cortos, originados en las Sierras de Tandil y de la Ventana como el Napaleofú, Quequén, Claromecó y Sauce Grande.

Clima
La Reserva de Punta Lara posee un clima templado- cálido debido a una acción atenuante de las bajas temperaturas que se produce en el estuario del Río de la Plata. Las temperaturas extremas de excepción se sitúan en unos 42† C la máxima y 4† C bajo cero la mínima, siendo la media de 16† C. Las heladas son escasas y se producen en los meses de junio y julio. Las precipitaciones superan levemente los 1.000 mm anuales. La provincia de Buenos Aires, en su conjunto, tiene como principal influencia las corrientes que recibe por parte del anticiclón del Atlántico Sur y su carácter de gran llanura permite también la injerencia de otros vientos como el proveniente del oeste - conocido como pampero- que es fresco y seco, y del polar del sector sur.

Flora
Distintos autores durante mucho tiempo han esbozado clasificaciones fitogeográficas del territorio argentino. Entre las principales se puede mencionar a la de Hauman (1920,1931), Frenguelli (1941), Castellanos y Pérez Moreau (1945), Parodi (en 1945 y 1964), Cabrera (desde la primera en 1951 hasta 1976) y últimamente se elaboró en el ámbito de la Secretaría de Medio Ambiente y la Administración de Parques Nacionales, un trabajo de clasificación en Eco-regiones elaborado por Burkart, et al. (1999), que es bastante coincidente con el de Cabrera, pero tiene algunas subdivisiones de las provincias que señala aquel autor. En estas páginas, en la mayoría de las monografías realizadas, se optó por esta última categorización.

Hay bastante coincidencia entre todas estas clasificaciones, en incluir la mayor parte del territorio de la Provincia de Buenos Aires en el ámbito de una región que llaman “pampa” o “pradera pampeana”. Este vocablo viene del quichua y significa algo así como “gran llanura” y por extensión, se aplicó también en otras zonas del país para señalar espacios con esas características. Siguiendo la clasificación de Burkart, et al.(1999) además de la Eco-región Pampa, el extremo sur se ubica en la Eco-región del Espinal y el extremo noreste, en un angosta franja se desarrolla la Eco-región del Delta e Islas del Paraná.

Lo más destacable que posee la Reserva Natural de Punta Lara es albergar el exponente más austral de las "selvas en galería" que bordean los ríos Paraná y Uruguay, con vegetación subtropical que llega al lugar por semillas - e incluso porciones de vegetales - transportadas por los ríos Paraná y Uruguay que luego se diluyen en las aguas del Río de la Plata. Este fenómeno es muy común que suceda y es uno de los medios de traslación o dispersión que utilizan las semillas vegetales. La zona presenta la típica característica de selva, con grandes árboles que mantienen la humedad de la atmósfera y del suelo, favoreciendo el desarrollo de vegetales inferiores y en el ambiente predomina la escasa luz. Hay cerca de veinte especies de árboles, muchos de los cuales provienen de la selva misionera siendo el río Uruguay más transportador de semillas que el Paraná. Se observa más especies características de las selvas en galería del primero que de este último.

Las especies de porte arbóreo más abundante son el laurel blanco (Ocotea acutifolia), una laurácea que es el árbol de mayor porte de esta comunidad, el chal-chal (Allophyllus edulis), con unos pequeños frutos rojos comestibles, el mata ojo (Pauteria glomerata) llamada así por la molestia en la vista que produce el humo de la combustión de su madera, el lecherón (Sebastiana brasiliensis), la llamada yerba del bugre en el norte (Lochocarpus nitidus), de vistosas flores azuladas y a veces de otros tonos, el seibo (Eritryna crista-galli), la espina de bañado (Citharexylum montevidensi), el canelón (Rapanea loretziana), el arrayán de las islas (Blepharocalyx salicifolius), el palo amarillo o guayaibí (Terminalia australis) con vistosas floración dispuesta en capítulo y cuyas hojas en época otoñal tienen una tonalidad amarilla vistosa, el curupí ( Sapium haematospermun), el saúco común ( Sambucus australis) y el exótico ligustro (Ligustrum lucidum) que tanto daño hace a la flora nativa, y otras especie más con las que se llegaría a las veinte mencionadas al principio.

La profusión de enredaderas, liliáceas y epífitas contribuyen a crear ese clima selvático, entre las que se observan la uña de gato (Macfadyena unguis-cati), la dama de monte o de noche (Clytostoma callistegioides), la camandá guazú (Canavalia bonariensis) y el llamativo tala gateador (Celtis iguanea), arbolito o arbusto de hasta 10 metros con hojas más grandes que el tala común y fruto bien amarillo. Hay exóticas que se han aclimatado muy bien como la zarzamora (Rubís ulmifolius) y la madreselva (Lonicera japónica). A nivel arbustivo de destacan la malvácea Pavonea sepium o P. malvacea, el duraznillo negro (Cestrum euanthes) con fruto negro, la tacuara brava (Guadua trinii), el sen de campo (Casia corymbosa), el sarandí colorado (Cephalantus glabratus), la enredadera (Cardiospermun grandiflorum), la violácea Anchietea parviflora, las llamadas vulgarmente uvas Cissus striata y C.palmata, la epífita Microgramma vacciniifolia y el cacto Rhipsalis lumbricoiedes. En zonas anegadizas se observan cortaderas, juncos y totorales y también se presenta un sector con pajonales de paja brava (Scirpus giganteus) En nómina sólo pretende mostrar la diversidad florística del lugar y su valor como muestra de lo que era la ribera platense en épocas muy remotas.

Fauna
La variedad de ambientes contribuye, como es fácil deducir, a que sea también diversa la fauna. Esta variedad se expresa mayormente en las aves, dada la facilidad de traslado de las mismas respecto a la fauna terrestre que ve interrumpidos sus desplazamientos por una gran variedad de obstáculos interpuestos por el hombre. En este aspecto, la avifauna se ve algo menos afectada por el llamado efecto de insularidad, es decir, el aislamiento de un área protegida respecto de otras zonas naturales no alteradas para que se produzca el mínimo intercambio genético entre las especies que haga posible su supervivencia.

La ictiofauna del río de la Plata es también muy variada y se debe considerar para esta evaluación la diferencia que existe entre otros estuarios tropicales o subtropicales y el Platense. Éste último difiere de los otros por la carencia de manglares y lechos de fanerógamas marinas (Menni, 2004). Una lista efectuada de peces de agua dulce y anfibióticas que habita en Río de la Plata, según Ringuelet et al. (1976) y Nion (1998) - con algunas modificaciones- arroja un total de 167 especies ( publicada por Menni, 2004).

Los batracios están representados por varias especies, siendo conspicuo el sapo común (Bufo arenarum), la rana criolla (Leptodactylus ocellatus), el escuercito (Odontophrynus americanus), varias ranitas del género Hyla, entre otras. También los reptiles están presentes con especies como el lagarto overo (Tupinambis teguxin), la tortuga de arroyo ((Phrynops hillarii), la falsa yarará ñata (Lystrophis dorbignyi), la falsa coral (Oxyrhopus rhombifer) y muchas culebras más.

Siguiendo el orden taxonómico corresponde mencionar algunas especies de aves de las más de doscientas que se han registrado a lo largo del tiempo en el área y sus inmediaciones. Se observan algunas especies que no son comunes en esta latitud o que es el límite sur de su dispersión. El frutero negro (Tachyphonus rufus) especie que se distribuye por gran parte del noreste y su distribución más austral estaría en esta zona, el boyerito ( Icterus cayanensis), que está en condiciones similares a la especie anterior, el pijuí frente gris (Synallaxis frontalis), el vistoso naranjero (Thraupis bonariensis) con un área de dispersión mucho más austral que los anteriores, el raro pijuí plomizo (Synallaxis cinerascens), la pajonalera de pico curvo ( Limnornis curvirostris), el juan chiviro (Cyclarhis gujanensis), la mosquetita común (Phylloscartes ventralis), el arañero cara negra (Geothlypis aequinoctialis), el pitiayumí (Parula pitiayumi), el chalcahlero (Turdus amaurochalinus), el pecho amarillo común (Pseudoleistes virescens). Entre las rapaces se observan al gavilán (Circus bofoni), el carancho (Polyborus plancus), el gavilán blanco (Elanus leucurus), el taguató común (Buteo magnirostris) y el chimango (Polyborus chimango), entre otras muchas especies como ya se enunciara.

Los mamíferos que se registran en el área son el coipo (Myocastor coypus), la comadreja overa (Didelphys albiventris), el hurón menor (Galictis cuja), el zorrino (Conepatus chinga), el colilargo chico (Oligoryzomys flavescens), el cuis (Cavia pamparum) y otras especies de micromamíferos.

Recursos culturales
Se comentó ya, en otras áreas protegidas bonaerenses, que en el amplio territorio de la provincia de Buenos Aires tuvieron lugar muchos acontecimientos históricos vinculados con su propio pasado y con hechos que involucraron al Virreinato del Río de la Plata en su conjunto. Hacer una detallada relación de los mismos ocuparía extensas páginas, máxime teniendo en cuenta su protagonismo en la gesta de la nación Argentina.

Sí nos parece oportuno extendernos en los aspectos vinculados a los primeros habitantes de este territorio, que formaron parte de medio ambiente general de una forma más estrecha que la que se establece con el hombre moderno y su entorno.

Los habitantes originarios de las llanuras pampeanas estaban formados por distintas parcialidades, conocidos genéricamente como pampas en virtud de ocupar los territorios que por su característica de gran llanura de denomina de esa manera. Hacia mediados del sighlo XVI estos habitantes fueron influidos por lo araucanos, pueblo que prevenía de la región andipatagónica, y extendió sus territorios hasta el territorio bonaerense. Los que se instalaron en la zona más septentrional son los llamados pehuenches y en la parte sur estuvieron los guénaken, culturas a las que se hace referencia más en extenso en el mismo ítem de la Provincia del Neuquén.

Pero los grandes desplazamientos humanos se produjeron en los siglos posteriores cuando el extraordinario desarrollo del ganado cimarrón en las pampas, atrajo hacia ellas núcleos importantes de indígenas que poco a poco, por alianzas militares, matrimonios y simples intereses comunes cambiaron el panorama ético del territorio. Los mencionados pampas, con el correr del tiempo sufrieron el fenómeno conocido como araucanización, es decir, la gran expansión de los araucanos y su cultura logra el amalgamiento y posterior casi desaparición de los pampas. La ocupación de esos pueblos sureños fue el factor decisivo de la confusión en el estudio étnico de estas tribus como también en la nomenclatura de la parcialidades. No obstante durante mucho tiempo los pobladores del su Córdoba, San Luis y Buenos Aires siguieron utilizando el nombre de pampas para referirse a los habitantes de estas comarcas.

Respecto a la forma de vida de los llamados pampas se puede comentar que como medio de subsistencia utilizaron la a la caza del ciervo de las pampas o venado, que se practicaba a pie mediante corridas y luego eran ultimados con arcos y flecha y las boleadores, elementos que también formaban parte de sus armas bélicas. Con el cuero de estos aniamles construían sus viviendas y su indumentaria, de la que formaba parte el conocido quillango que cumplia la función de abrigo. Trabajaron la piedra con la que confeccionaban sus puntas de flechas y raspadores para el preparado de las pieles y también se encontaron elemntos que se presume eran utilizados como martillos y también cuchillos. Conocieron la alfarería probablemente asimilada de los querandíes, que ocupaban oriental.

Estos últimos ocuparon el territorio comprendido entre el río Carcarañá, Santa Fe, y los ríos Salado y Saladillo – ya en territorio bonaerense-. Y por el este se expandieron hasta las costas de Paraná, donde ya se ubicaban los guaraníes en su dispersión más austral. También practicaban una economía de subsistencia consistente fundamentalmente en la caza y la pesca y sus viviendas, supuestamente por los vestigios encontrados por los españoles, era de cueros de coipo. Estban divididos en tribus mandadas por un cacique y capitanejos secundarios. Se desconocen sus creencias religiosos y costumbres funerarias.
Respecto a las investigaciones arqueológicas, la provincia de Buenos Aires hizo importantes aportes a través de numerosos yacimientos encontrados en distintas localidades. Entre éstas se destacan Miramar, Monte Hermoso- localidaes estudiadas por el célebre científico don Florentino Ameghino-, Tandil y otras de menor importancia.

Alternativas turísticas
La Reserva Natural Punta Lara es un área de escasa superficie como para poder practicar actividades turísticas intensivas sin que impactaran en forma negativa sobre el ambiente. Sí cumple un rol, no menos importante, que el permitir visitas escolares con fines didácticos y propiciar los estudios de campo en general. También posee un centro de interpretación que lleva a cabo visitas guiadas con un recorrido de sólo 20 minutos. La proximidad con la ciudad de La Plata debe servir para que el visitante ocasional continúe su periplo recorriendo la capital provincial y sus alrededores. Entre los muchos atractivos que posee esta moderna ciudad se menciona la Catedral, construída en estilo neogótico francés luce como un joya arquitectónica, con sus famosos pisos brillantes que contienen granito traído de Olavarría, de San Luis y también de Córdoba. Los vitrales se realizaron en Munich un su mayoría y otros son de procedencia francesa. Tiene cinco naves, puede albergar unas 12.000 personas y sus bóvedas son de hormigón armado y acero. Otros edificios de gran impacto por su detallada arquitectura son el Pasaje Dardo Rocha que fue la antigua estación de ferrocarril hecha por un destacado arquitecto italiano, el Edificio de la Legislatura para cuya construcción se convocó a un concurso internacional, La Casa de Gobierno, la Casa Central del Banco de la Provincia de Buenos Aires y otros edificios que son testimonio de la pujanza de la Argentina de principios del S. XX. Sus diagramación con muchas diagonales es una de las características más destacables, como también lo es la gran cantidad de plazas y jardines, y el Paseo del Bosque donde está la Universidad de gran prestigio a la par del Museo de Ciencias Naturales, por donde pasaron las máximas celebridades del campo de las ciencias, y el Jardín Zoológico. En los alrededores bien vale una visita la Ciudad de los Niños y la Estación de Cría de Animales Salvajes.

Cómo llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de La Plata, capital provincial se arriba desde las principales ciudades del país por las rutas que se indican a continuación:
1) Desde el sur del país, las capitales de las provincias de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut y Río Negro la ruta de acceso directo es la RN N† 3, hasta Cañuelas, donde girando a nuestra derecha- este- tomamos la RP 6 hasta La Plata.
2) Desde Neuquén una de las opciones es circular por la RN 22 hasta bahía Blanca y desde ésta continuar por la RN 3.
3) Desde Mendoza debemos tomar la RN 7 y luego de ingresar a la Capital Federal se circula por la Autopista 6, que se continúa al final de su recorrido con la que va a la ciudad de La Plata.
4) Partiendo de cualquiera de las siguientes ciudades : San Salvador de Jujuy, Salta, San Miguel del Tucumán, Santiago del Estero y Córdoba, la RN N† 9 nos conduce en forma directa a la Avenida general Paz, límite de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, la que a su vez tomándola hacia el sur en poco recorrido los carteles no marcan el acceso a la Autopista Urbana 6, que se continúa en la que une Buenos Aires con La Plata, como ya se indicó precedentemente.
5) Desde las provincias litoraleñas- ciudades de Posadas, Resistencia-Corrientes y Paraná la RN 12 arriba en la proximidad de la ciudad de Zárate a la RN N† 9 y desde ahí se sigue como se indica en el apartado anterior.
Desde la Plaza Moreno del centro de la ciudad de La Plata se sigue por la Diagonal 74 hacia el norte que luego se transforma en la Ruta Provincial N† 11 que nos lleva a Punta Lara.

Problemas de conservación
La Provincia de Buenos Aires tiene un alto porcentaje de su superficie alterada por la implementación de campos de cultivos y ganadería -vacuna principalmente- con las modalidades de actividad intensiva y extensiva. Los espacios que conservan su ambiente natural son relictuales y de escasa superficie .Éstos se encuentran principalmente en algunos lugares del Delta del Paraná, zona de las Sierras de la Ventana, sector costero de la Bahía del Samborombón y el extremo sur, esa pequeña prolongación que presenta el territorio provincial que incursiona en la estepa patagónica.

La erosión del suelo es muy alta. Uno de los principales fenómenos que la provocan son las inundaciones periódicas, combinadas con la roturación de los campos, los cuales no se deja descansar suficientemente para la recuperación de su fertilidad. La presión económica obliga a los propietarios a descuidar las condiciones de su recurso natural, lo cual acentúa el deterioro futuro de los suelos. Esta conducta realizada por miles de propietarios individuales ha transformado toda la región constituyéndose en un nuevo ambiente agro-ecológico, sobre el cual existen opiniones controvertidas sobre su sustentabilidad en el largo plazo. Sobre lo cual las opiniones son coincidentes es que este nuevo ambiente antropizado exige la aplicación de importantes cantidades de energía para que mantenga su productividad económica, habiéndose perdido ya gran parte de la biodiversidad original.

Por otra parte queda claro que desde la década de los 80 hubo un aumento gradual en las precipitaciones que facilitó la agriculturización de gran parte del oeste pampeano, con la inclusión de grandes inundaciones, donde la manifestación más palpable continúa con el incremento de nivel de la Laguna La Picaza, la cual corta la Ruta Nacional N† 7 en el noroeste provincial. La medida inmediata para paliar el efecto de estas inundaciones fue la construcción de gran cantidad de canales, los cuales no siguieron una coherente red para el desagote de las aguas en épocas de exceso y una acumulación o reserva para épocas de escasez.

La acción eólica, es otro factor muy degradante de los suelos, sobre todo cuando quedan al descubierto en momentos que se está realizando la roturación y preparación para los cultivos. La capa superficial de materia orgánica es la primera que se vuela, empobreciendo rápidamente la tierra. En los últimos años se ha venido trabajando con una nueva modalidad denominada "labranza cero" donde se ha tenido mucho más cuidado en la cobertura del suelo, dando como resultado una menor erosión. Pero a pesar de estas previsiones no se ha logrado revertir la tendencia.

La introducción de especies exóticas como la liebre europea (Lepus europaeus) y del jabalí (Sus scrofa), entre los más perjudiciales – hay varias más-, también contribuyeron a al estado de alteración ambiental.

A todo lo planteado se suma que es la zona más poblada del país y como consecuencia de ello, la más antropizada (Bertonatti y Corcuera, 2000), con lo que la exposición al riego de continuar la alteraciones es permanente.

La Reserva Natural Punta Lara tiene la vegetación muy alterada por la especies introducidas por el hombre. Tal es el caso del ligustro y la zarzamora principalmente, por el grado de daño que provocan. En tan sólo una semana se encuentran muchos nuevos brotes de esa especie- ligustro- (Klimaitis, com. per.). En los alrededores del área, especialmente los fines de semana, se concentra gran cantidad de público que por desconocimiento absoluto de lo que significa un área protegida cometen todo tipo de alteraciones, como dejar desperdicios, cortar leña, poner equipos de audio a alto volumen compitiendo con el que vecino para ver quien impone su música o emisora preferida, y otras alteraciones del ambiente.

Si bien estos males señalados precedentemente responden a problemas de “fondo” como lo es la educación, es probable que con suficientes carteles que indiquen que es un lugar “especial” y con personal preparado para tal fin (obviamente, también la presencia policial es imprescindible) que trate de explicar a la gente que debe cambiar de hábitos, se produciría gradualmente un alejamiento del “no adaptado” y una permanencia, con mayor disfrute, del que entienda razones de urbanidad y respeto al prójimo.

Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
Fotos: Archivo Patrimonionatural.com

Permitida su reproducción total o parcial para fines educativos mencionando la fuente, previa comunicación de su uso a: director@patrimonionatural.com

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