EDICION
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACION
Costero del sur
Es una extensa área ubicada en el noreste de la Provincia de Buenos Aires, sobre una larga franja de tierra de unos 5 km de ancho por 70 km de largo, que ocupa los Partidos de Magdalena y Punta Indio. Dicha porción de tierra se desarrolla sobre la margen del Río de la Plata, uno de los estuarios de agua dulce más grandes del mundo. La zona posee una variedad de ambientes muy grande como selvas en galería - ya muy empobrecidas en especies por la latitud-, los talares bonaerenses, una típica formación boscosa de Celtis tala, típica de estas latitudes, juncales, humedales de distinto tipo y pastizales de gran variedad de especies. Estos ambientes, como es lógico suponer, están acompañados de una variada fauna, destacándose por la cantidad de especies entre los vertebrados, las aves y los peces. Dadas estas características muy particulares, en 1984, el Programa El Hombre y la Biosfera de la UNESCO le adjudicó la categoría internacional de Reserva de la Biosfera
Categoría
La rango de Reserva de Objetivos Mixtos, es el que más se ajusta a la realidad de este Parque de acuerdo a las categorías que estipula La Ley Provincial Nº 10.907. Además fue declarado Reserva de la Biosfera desde el año 1984, con el categoría de Natural y Cultural.
El concepto de reserva de la biosfera nace del Programa del Hombre y la Biosfera, cuya sigla es MAB (Man and the biosphere), y es implementado por la UNESCO. Este programa tuvo su origen en la “Conferencia Intergubernamental de Expertos Sobre las Bases Científicas Para el Uso y Conservación Racional de los Recursos de la Biosfera” llevada a cabo en París en el año 1968. Las Reservas de la Biosfera son un elemento central de este programa (Iribarne, et al,2001). El concepto básico sobre el cual se sustenta el Programa es considerar que el hombre es parte integrante de la naturaleza, por lo que los estudios y manejo de sistemas ecológicos deben hacerse con el objetivo de lograr un desarrollo sustentable. En base a este principio, se puede definir a las Reservas de la Biosfera como espacios que incluyen ecosistemas costeros o terrestres en los que se trata de compatibilizar la conservación de los recursos naturales con el uso sustentable de los mismos. Estas áreas deberán cumplir un rol importante como centros para estudios e investigación y de educación ambiental, teniendo siempre como fin último el desarrollo sustentable.
Las reservas de la biosfera están sujetas a la soberanía exclusiva del Estado en la que está situada y por lo tanto sometida únicamente a la legislación nacional, formando una Red Mundial en la cual los Estados participan de manera voluntaria.
Ubicación
Es un amplia superficie que se sitúa en el noreste y centro-este de la Provincia de Buenos Aires, extendida a lo largo de unos 70 kilómetros de costa, que van desde inmediatamente después del predio que ocupa el Regimiento 8 de Tanques de Magdalena, hacia el sur, hasta la localidad de Pipinas. Esta lonja de tierra tiene un promedio de aproximado de 5 kilómetros de ancho, y comienza en su extremo norte en los 35º 15’ Lat. S y 57º 18’ Log. O y el límite sur corresponde a los 35º 32’ Lat. S y 57º 20’ Long O (esta última coordenada pertenece a la Localidad de Pipinas). Abarca los partidos de Magdalena y Punta Indio, éste último en mayor medida. La parte norte dista a 110 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a 60 de La Plata.
Superficie
De la longitud de costa que ocupa y el ancho que tiene la angosta franja sobre la costa rioplatense, se deduce que la superficie del área asciende a unas 35.000 hectáreas. La ficha del SIAN le asigna una superficie de 23.500 hectáreas. El espacio que ocupa la Reserva de la Biosfera incluye a reservas privadas como la Estancia El Destino y la Reserva La Amanda, ésta última con el asesoramiento técnico de la Fundación Félix de Azara.
La mayor parte de la extensión que ocupa la Reserva de Biosfera está compuesta por campos privados.
Fechas e instrumentos legales de creación
Hubo varias leyes y decretos que desde tiempo remoto protegen, de alguna forma, esta zona. Ya en 1937 la Ley Nº 4621, de la Provincia de Buenos Aires, dispone la preservación de los talares existentes en los Partidos de Magdalena, Castelli, Dolores, Conesa y Gral. Madariaga. El 30 de octubre de 1958 se sanciona la Ley Nº 5965 que da protección a las fuentes de provisión y a los cursos y cuerpos receptores de agua y a la atmósfera - la parte de la misma susceptible de albergar vida es lo que se conoce como biosfera-. Luego, en 1980 la Fundación Centro de Estudios y Proyectos del Ambiente (CEPA) eleva un informe a la Comisión Nacional del Programa MAB de la UNESCO, para que se evalúe la propuesta de otorgar al área prospectada el rango internacional que concede ese organismo de la ONU. El Decreto Provincial Nº 7585 del año 1984 crea el Parque Costero del Sur con la ya otorgada categoría de Reserva de Biosfera por la UNESCO. En marzo de 1985 por Decreto Provincial 1537 de declara “de interés provincial” la inclusión del Parque Costero del Sur como Reserva de la Biosfera. La Ley Nº 12.016 del año 1977, en su Artículo 3º, declara “Refugio de Vida Silvestre a toda la franja al este de la Ruta Provincial Nº 11 y de la 36, en los partidos de Magdalena, Punta Indio, Chascomús, Castelli Tordillo, Dolores, General Lavalle y de La Costa…”. A su vez refuerza aún más la protección del área la Ordenanza Municipal del Partido de Punta Indio Nº 294/1998 que protege la flora autóctona, prohibiendo la tala del bosque nativo en la franja costera del Partido.
Relieve
El territorio bonaerense pertenece, casi en su totalidad, a la región pampeana, cuya característica principal es presentar una gran llanura formada por acumulación, predominantemente de sedimentos de origen continental. De origen marino, sólo se presenta una franja costera litoral, que incluye a la Reserva de la Biosfera Parque Costero del Sur con una variedad de ambientes que le otorgan gran riqueza en su biodiversidad. Tales fisonomías son playas con vegetación hidrófila, cordones medanosos y de conchillas, los humedales próximos a la costa que quedan luego de las crecientes, los conspicuos talares bonaerenses, las llanuras con pastizales y un poco más al sur comienzan enormes extensiones cubiertas por cangrejales que constituyen un rasgo fisonómico más. El terreno presenta declive hacia el río, conforme a lo cual cambia el tipo de suelo y la vegetación, y en el sector de Punta Piedras, hasta varios kilómetros más al sur, cuando baja la marea queda al descubierto un suelo cenagoso que alterna con afloramientos de tosca de ancho variable, pero puede alcanzar los 1.000 m. (Hummel y Rodríguez, com. in litt.).
El manto sedimentario, generalmente recubierto por una capa de loess es de espesor variable y se apoya sobre un basamento rígido que yace a diferentes profundidades, ya que se fracturó en bloques de comportamiento diferencial (Chiozza y Figueira, 1982). Esto dio lugar a la formación de la depresión tectónica que originó el río Salado, conocida como Pampa Deprimida, que cubre un amplio sector del noreste provincial que, en la desembocadura del mencionado río en la Bahía del Samborombón - donde la ya mencionada línea de dunas y elevaciones de conchillas obran como contenedoras del agua que circula hacia la costa rioplatense- favorecen la formación de lagunas. Otra región se denomina Pampa Ondulada y se trata de un bloque levantado que se extiende al noreste del Salado, cayendo con suave pendiente hasta el borde de la escarpada barranca que enmarca el valle del Paraná. El nombre deriva de una serie de ondulaciones resultantes del modelo impreso por la gran cantidad de ríos y arroyos que excavaron en el pasado amplios valles aterrazados por lo que escurren zigzagueantes y, a causa del movimiento de ascenso de la zona, entallando sus cauces en la terraza baja, sobre la que desbordan en ocasión de lluvias excepcionales (Chiozza y Figueira, 1982). La zona noroeste de la provincia es una llanura medanosa con gran cantidad de lagunas y bañados que se sitúan en zonas circundadas por médanos. Al estar el sustrato impermeable muy próximo a la superficie se dificulta la infiltración y estos espejos de agua pueden desaparecer por evaporación – al ser muy llana la región- o en caso de grandes lluvias provocar inundaciones. Otra región fisonómica es la Planicie elevada o interserrana que se extiende hacia el oeste y sur de las anteriores y como su nombre los señala se caracteriza por una gradual elevación del terreno hasta formar serranías, pocos cursos de agua, presencia de lagunas salitrosas y de dunas. Al noreste de la región se ubica el antiguo sistema de Tandilla que, con rumbo noroeste-sureste, se extiende desde la depresión del Vallimanca hasta la costa atlántica, con cerros bajos y aplanados en sus cimas. Otra formación serrana integra el Sistema de Ventania – del Paleozoico -, al suroeste del territorio provincial y de mayor altura que la anterior. Desde estas elevaciones hacia el sur el terreno desciende hasta llegar al mar donde se encuentra la bahía Blanca. Ambas márgenes de la bahía presentan relieve cóncavo que se prolonga tierra adentro en el valle tectónico que ocupa el salitral Vidriera (Chiozza y Figueira, 1982). Hacia el sur se observa una zona de mesetas escalonadas y cubiertas por rodado y arena.
Hidrografía
La parte norte del litoral bonaerense está bañado por las aguas del Río de Plata, receptor de una gran cuenca fluvial y debe considerárselo como una continuidad morfológica e hidrológica del Paraná y también recibe las aguas del río Uruguay. Geológicamente, su lecho tiene una historia de ingresiones y regresiones marinas. En un primer momento penetraron las aguas del Atlántico formando un golfo marino que comprende actualmente parte del Delta del Río Paraná y todo el Río de la Plata. En el fondo de este golfo, de poca profundidad, desemboca un estuario de aguas salobres, del Paraná Belgranense, cuyos sedimentos afloran a los largo de la margen derecha del río Paraná (Castellanos, 1975). Con posterioridad a este acontecimiento - Pampeano Superior- los depósitos continentales avanzaron sobre este golfo y se formó el actual Delta del Paraná y su prolongación en el Río de la Plata. Y un tercer episodio geológico fue una trasgresión marina, denominada Querandina, que invadió el Delta del Río de la Plata, arrastrando las islas y dejando la configuración que vemos en la actualidad. La gran cantidad de bancos que hay en su lecho frenan el desplazamiento del agua y facilitan el depósito de sedimentos. En sus comienzo tiene un ancho que se aproxima a los 40 kilómetros y llegando aguas abajo supera los 180, entre la punta Norte del Cabo San Antonio y Cabo Santa María en la República Oriental del Uruguay (Castellanos, 1975). Los afluentes que recibe desde la provincia de Buenos Aires son los ríos Luján, Matanza, Samborombón y el Salado del Sur. Su caudal está muy influenciado por los vientos, es decir cuando sopla viento del oeste – pampero- las aguas de desplazan hacia las costas uruguayas y con el viento del sudeste invaden las costas bonaerenses.
El principal afluente que recibe desde la provincia de Buenos Aires es el Salado, que penetra desde Santa Fe por el noreste bonaerense y desemboca en la gran Bahía de Samborombón luego de recorrer unos 650 kilómetros. Al atravesar un área sumamente plana se forman a su paso lagunas y bañados, y en épocas de grandes precipitaciones llegan a él otros cauces con lo que se provocan serias inundaciones.
La parte sur del mismo litoral está bañado por las aguas del océano Atlántico y al sur de la Bahía del Samborombón desaguan en el mar ríos y arroyos cortos, originados en las Sierras de Tandil y de la Ventana como el Napaleofú, Quequén, Claromecó y Sauce Grande.
Con el propósito de facilitar el drenaje en la región se construyeron numerosos canales, particularmente en la zona costera; los que en la actualidad contribuyen a la complejidad de la red de drenaje (Canevari, et al, 1998).
Clima
El Parque Costero del Sur pertenece a una zona de clima templado a cálido- templado y subhúmedo. Los vientos más fuertes son del norte y del este, y en la zona del Río de la Plata hay dos vientos que pueden soplar con intensidad, los secos y frescos del sector oeste, conocido como “pampero”, y vientos del sector sur, llamados “sudestadas” (Canevari, et al, 1998). La precipitación media muestra una gradiente decreciente hacia el sur y hacia el oeste, con una media máxima de 1.035 mm al año en San Clemente del Tuyú y 1016 mm/año en Rosario; y una media mínima de 623 mm/año en Bahía Blanca y 809 mm/año en Trenque Lauquen (Canevari, et al, 1998). Estos guarismos permiten apreciar claramente el comportamiento de las lluvias en un buen sector del territorio provincial. En la base de Punta Indio se consignan los siguientes registros: temperatura media anual 15. 1 º C, precipitación media anual 972 mm.
Por otra parte haciendo consideraciones de carácter general para toda la provincia de Buenos Aires podemos señalar que el territorio bonaerense está íntegramente ubicado en la zona de clima Templado. El gran litoral marítimo y rioplatense hace que las aguas ejerzan un efecto moderador sobre las temperaturas en la zona próxima a la costa. También esta proximidad con la basta superficie marina la hace receptora de vientos húmedos locales. No obstante, la principal influencia de las corrientes de aire es la que recibe por parte del ya mencionado anticiclón del Atlántico Sur y su carácter de gran llanura permite también la injerencia de otros vientos que circulan son obstáculos geomorfológicos. Este conjunto de factores comentados precedentemente, permiten configurar cuatro tipos de climas Templados para la Provincia: húmedo al noreste, subhúmedo en la parte central, semiárido al suroeste y una cuarta caracterización que influye sobre las inmediaciones del Cabo Corrientes –y, como ya se indicó afecta a la Reserva de la Biosfera prospectada- que es el clima templado con influencia oceánica.
Flora
Los distintos autores que durante mucho tiempo han esbozado clasificaciones fitogeográficas del territorio argentino, coinciden bastante al momento de determinar las zonas biogeográficas en que se sitúa de provincia de Buenos Aires. Cabrera (1951, 1965, 1976 y Cabrera y Willink, 1980) considera todo el norte provincial ocupado por lo que denomina Provincia Pampeana, una franja anterior al extremo sur que pertenece a la Provincia del Espinal y el extremo sur lo considera Provincia del Monte. Últimamente se elaboró en el ámbito de la Secretaría de Medio Ambiente y la Administración de Parques Nacionales, un trabajo de clasificación en Eco-regiones elaborado por Burkart, et al. (1999), que es bastante similar al de Cabrera, pero tiene algunas subdivisiones dentro de las provincias que señala este aquel autor. En estas páginas, en la mayoría de las monografías realizadas, se optó por esta última categorización. Hay bastante coincidencia entre ambas clasificaciones en incluir la mayor parte del territorio de la Provincia de Buenos Aires en el ámbito de una región que llaman “pampa” o “pradera pampeana”. Este vocablo viene del quichua y significa algo así como “gran llanura” y por extensión, se aplicó también en otras zonas del país para señalar espacios con esas características. Siguiendo la clasificación de Burkart, et al.(1999) además de la Eco-región Pampa, el sur se ubica en la Eco-región del Espinal y sólo la porción más austral la incluye en la Eco-región Monte de Llanuras y Mesetas. El extremo noreste, en una angosta franja se desarrolla la Eco-región del Delta e Islas del Paraná, que se prolonga por las márgenes de los ríos Paraná, Uruguay y sus tributarios. Los principales ambientes que posee este dilatado terreno de unos 70 kilómetros sobre la costa rioplatense donde se constituyó el Parque Costero del Sur y la Reserva de la Biosfera del Mismo nombre, son los talares, ceibales, vestigios de selva en galería, pradera ribereña, totorales, vega de ciperáceas , pastizales de flechillas, pastizales de cortaderas, juncales, y espartillares . Respecto a bosques implantados los hay de gran variedad de especies.
Los talares (Celtis tala) bonaerenses son una típica formación boscosa del noreste de la provincia de Buenos Aires, que se asocia con otras especies arbóreas y herbáceas, y el conjunto alberga una fauna característica. Se extienden a lo largo del litoral, formando un delgado cordón que puede tener pocos metros hasta varios kilómetros de ancho, desarrollándose en esta región sobre cordones de conchillas (Athor, et al, 2004). Quedan pocos relictos de esta formación florística, y es uno de las más formaciones florísticas más importantes para conservar. Una planta es endémica de los talares, se trata del ombusillo (Phytolacca sp.), y algunas especies de aves son muy conspicuas – no exclusivas- en estos bosques, pero no hay otros endemismos (Haene, 2004). Los talas suelen estar acompañados por el sombra de toro (Jodina rhombifolia), muy característico por sus hojas en forma de rombo, y por el coronillo (Scutia buxiflora) también conocido por ser el que da alimento, a través de sus hojas, a la llamada mariposa argentina (Morpho epistrophus) de gran tamaño y de color azul-celeste y blanca. También hay bosquecillos con gran predominancia de ceibos (Eritrina crista-galli), árbol emblemático de la Argentina por declarse su inflorescencia como Flor Nacional. Todas estas formaciones boscosas están acompañadas por vegetales de porte arbustivo y herbáceo, siendo comunes del primer estrato el duraznillo (Cestrum parqii), la barba de tigre o quina (Colletia spinosissima), entre muchos nombres vulgares más, la barba de chivo o lagaña de perro (Caesalpinia gilliesii), entre otras especies. Algunos cursos de arroyos y pequeñas partes de ribera pueden presentar vestigios de la selva en galería cuya expresión más austral esta en Punta Lara, donde se constituye una reserva. Estos vestigios – generalmente en albardones - se observan ejemplares de chal-chal (Allophylus edulis), el mataojo (Pouteria salicifolia, laurel blanco (Ocotea acutifolia), el lecherón (Sebastiana brasiliensis), el bugre (Lonchocarpus nitidus), el seibo (Eritryna crista-galli), la espina de bañado (Citharexylum montevidensi), el canelón (Rapanea loretziana), el arrayán de las islas (Blepharocalyx salicifolius), el palo amarillo o guayaibí (Terminalia australis) con vistosas floración dispuesta en capítulo y cuyas hojas en época otoñal tienen una tonalidad amarilla vistosa, el curupí ( Sapium haematospermun) y el saúco común ( Sambucus australis) – (Cabrera, 1978)-.
La pradera ribereña se desarrolla generalmente sobre suelos arenosos y se compone principalmente de gramilla blanca (Paspalum vaginatum), una de las tantas plantas denominadas junquillo (Heleocharis bonariensis) y el carrizo –llamado en la zona deltaica- (Panicum permabucense) y otras especies más. Los totorales que se desarrollan donde hay aguas permanentes y están formados por varias especies que reciben este nombre como Typha latifolia y Typha dominmguensis y, en menor medida, Thypha subulata. Luego son comunes las vegas de ciperáceas, familia que incluye una enorme cantidad de hierbas anuales o perennes, con tallos redondos y macizos y espigas portando flores de distintos colores y formas. Las especies que más se ven en el Parque Costero son Carex riparia, Eleocharis haumanianna, Carex marcida – no muy común- , Choenoplectus americanus, casi todas ellas denominadas vulgarmente junquillos (Faggi, et al. 1990). Los pastizales están integrados preponderantemente por las siguientes especies, en su mayoría denominadas “flechillas”: Paspalum vaginatum, Bothriochloa laguroides, Hordeum pusillum, Lolium multiflorun, Echinochloa helodea, Sporobolus indicus, y varias especies del género Nassella. Por último se mencionan las comunidades de Eryngium cabrarae y de Bacharis trimera (Faggi, et al., 1990). Los pastizales de cortadera, donde predomina la especie (Scirpus giganteus), ocupan suelos arcillosos o limosos, y a veces se la ve junto Rhynchospora corymbosa y Panicum grumosun, entre algunas especies más. Los juncalesson formaciones con predominancia notoria del junco (Scirpus californicus) que crece en zonas encharcadas. Los espartillares son los lugares donde también se desarrollan cangrejales y crecen dos especies de espartillas que son muy características de este ambiente de suelos arcillosos y salobres, la Spartina densiflora principalmente y, a veces, Spartina alternifolia.
Como vegetación acuática se puede mencionar al repollito de agua (Pistia stratiodes) y, con el mismo nombre común, (Salvinia minima), ambas flotantes, lo mismo que Spirodela intermedia, el camalote (Pontederia rotundifolia), el canutillo (Panicum elephantipes), especie distribuida en América tropical y subtropical, desde el sur de México hasta el Río de la Plata (Lahitte y Hurrell,1997).
Fauna
Desde el punto de vista zoogeográfico la provincia de Buenos Aires comprende -en parte- al dominio Subtropical y al dominio Pampásico incluyendo al denominado ecotono Subtropical-Pampásico (Gómez y Toresani, 1998). Se ha documentado la presencia de 109 especies de mamíferos (12 introducidos por el hombre), 360 especies de aves (6 introducidas), 51 de reptiles, 27 de anfibios y 185 especies de peces de agua dulce (5 introducidas).- (Gómez y Toresani, 1998)-. Existe en la actualidad un ecotono entre el dominio zoogeográfico Subtropical y el dominio Pampásico en la región costera del río Paraná y río de La Plata -costa Argentina- hasta Punta Lara. Particularmente notable en los partidos de Berazategui, Ensenada, La Plata, Berisso y Magdalena (Gómez y Toresani, 1998)). El plancton del Río de la Plata ha sido objeto de estudios discretos en tiempo y espacio, tanto lo que respecta al fitoplancton y el zooplancton. La información aportada por estos estudios al conocimiento del plancton del área, se presenta en forma temática: estudios taxonómicos, ecología de fitoplancton en relación con la biomasa/nutrientes, fitoplancton nocivo y zooplancton (Canevari, 1998). Las poblaciones de cangrejos que comienzan a presentarse en parte sur del área prospectada corresponden mayoritariamente a la especie Chasmagnathus granulata ).
En relación a la ictiofauna, debe considerarse principalmente la del Río de la Plata que es el estuario sobre el cual se “recuesta” en todo su recorrido la angosta franja que ocupa esta Reserva de la Biosfera. En el Río de la Plata se encuentran peces que corresponden a diferentes grupos o abolengos, a saber: exclusivamente estuariales, de agua dulce y marinos; los peces antifióticos – que son pocos- conforman un grupo diferente, tanto por su comportamiento en sentido amplio, porque migran, y porque tienen cierta plasticidad para adaptarse a distinto grado de salinidad de las aguas (Menni, 2004).La presencia de los peces está muy correlacionada con la salinidad. En la parte interna del río, la fauna es típicamente dulceacuícola (Boschi, 1988). El Río de la Plata ha sido y es una vía de penetración para la colonización de las aguas continentales a partir del mar (Ringuelet, 1961). De Buen (1950), cita unas 120 especies comunes de agua dulce, aparte de un considerable número de especies marinas. Con relación a la batracofauna es también muy numerosa, siendo, las especies más comunes el sapo común (Bufo arenarum), el llamado sapito de jardín (Bufo dorbigny), el escuerzo (Ceratophrys ornata), la rana criolla (Leptodactylus ocellatus), la ranita silbadora (Physalaemus fernandezae), el escuercito (Odontophrynus americanus), la rana de bigotes (Leptodactylus mystacinus), las ranita nadadora (Lysapsus mantidactylus) citada por Gallardo (1987) por el litoral hasta la cuenca del Salado, la ranita hocicuda (Scinax squalirostris), la ranita del zarzal (Hyla pulchella) y la rana rayada (Leptodactylus gracilis).
También los reptiles están presentes con especies como el lagarto overo (Tupinambis teguxin), la tortuga de arroyo (Phrynops hillarii), la viborita de cristal (Ophiodes vertebralis), la culebra de línea roja (Liophis anomalus), la culebra verde y negra (Liophis poecilogyrus), la culebra ojo de gato (Thamnodynastes hypoconia), la falsa yarará ñata (Lystrophis dorbignyi), la falsa coral (Oxyrhopus rhombifer) y las culebras Philodryas patagoniensis, Clelia rustica y Elapomorphus spegazzinii, entre varias especies más. De la familia Viperidae está la yarará (Bothrops alternatus) – (Miranda et la., 1983).
Las aves es el grupo de vertebrados que presenta mayor número de especies, circunstancia que se debe, entre otros factores, a la multiplicidad de ambientes que se presentan el la zona analizada. La proximidad de la orilla del gran estuario del Plata, los espacios con aguas permanentes o semipermanentes que deja el río en sus crecientes, las lagunas, los canales y arroyos de corto curso, entre otros humedales, dan posibilidad a que habite gran número de aves relacionados con el medio acuático como los patos barcino (Anas flavirostris), el maicero (Anas georgica) y el gargantilla (Anas bahamensis); también se ven varias garzas como la garza mora (Ardea cocoi), el mirasol común (Ixobrychus involucris), la garza blanca (Egretta alba), la garcita blanca (Egretta thula), el hocó colorado (Trigrisoma lineatum), y es muy importante dejar señalado que también en esta reserva se han observado algunas especies de aves playeras o chorlos, migratorios en su mayoría, que usan estas playas rioplatenses como lugar de descanso en sus largas migraciones. Tal es el caso del playero rojizo (Calidris canutus), playerito blanco (Calidris alba), el playerito pectoral (Calidris melanotos) la becasa de mar (Limosa haemestica) y otras especies más. Luego, los otros ambientes mencionados en el rubro referido a la flora como los vestigios de selva en galería, los montes de talas y ceibos, salpicados con otras especies arbóreas son motivo de concentración de aves que provienen del norte. Algunos de los principales Passeriformes que se observan son la mosquetita común (Phylloscartes ventralis), el sobrepuesto (Lissonia rufa), el pijuí frente gris (Synallaxis frontalis), el pitiayumí (Parula pitiayumi), el fífío pico corto (Elaenia parvirostris), el pijito común (Serpophaga subcristata), la tacuarita azul (Polioptila dumicola), el juan chiviro (Cyclarhis gujanensis), el vistoso naranjero (Thraupis bonariensis), el raro pijuí plomizo (Synallaxis cinerascens), el cardenal común (Paroaria coronata), el pico de plata (Hymenops perspicillatus), el arañero cara negra (Geothlypis aequinoctialis), el chalchalero (Turdus amaurochalinus), el pecho amarillo común (Pseudoleistes virescens). Entre las especies no passeriformes están presentes, entre muchas otras, la yerutí común (Leptotilia verreauxi), la golondrina parda (Progne tapera), el gaviotín sudamericano (Sterna hirundinacea), la gaviota capuche café (Larus maculipennis), el rayador (Rynchops niger) y se observan rapaces como el carancho (Polyborus plancus), gavilán común (Buteo magnirostris), el caracolero (Rostramus sociabilis), el chimango (Polyborus chimango), y algunas más.
La mastofauna presenta al conspicuo el peludo (Chaetophractus villosus), coipo (Myocastor coypus), la comadreja colorada (Lutreolina crassicaudata), el carpincho (Hydrochoerus hydrocaheris), el zorro gris (Lycalopex gymnocercus), el hurón menor (Galictis cuja), el zorrino común (Conepatus chinga), el cuis común (Cavia aparea), la comadreja overa (Didelphys albiventris), el tucu tucu de los talares (Ctenomys talarum) y otras especies de micromamíferos entre ratas, ratones, colilargos y murciélagos. Entre la fauna marina es posible ver ocasionalmente al conocido delfín del Plata (Pontoporia blainvillei), pero no ha siso registrado para los ríos Paraná y Uruguay (Parera, 2002).
Recursos culturales
En la provincia de Buenos Aires por su papel protagónico durante un largo período de nuestra historia más reciente, tuvieron lugar muchos acontecimientos históricos vinculados con su propio pasado y con hechos que involucraron al Virreinato del Río de la Plata en su conjunto. Hacer una detallada relación de los mismos ocuparía extensas páginas, máxime teniendo en cuenta su protagonismo en la gesta de la nación Argentina.
Sí nos parece oportuno, extendernos en los aspectos vinculados a los primeros habitantes de este territorio, que formaron parte de medio ambiente general de una forma más estrecha que la que se establece con el hombre moderno y su entorno.
Los habitantes originarios de las llanuras pampeanas estaban formados por distintas parcialidades, conocidos genéricamente como pampas en virtud de ocupar los territorios que por su característica de gran llanura de denomina de esa manera. Hacia mediados del siglo XVI estos habitantes fueron influidos por lo araucanos, pueblo que prevenía de la región andipatagónica, y extendió sus territorios hasta el territorio bonaerense. Los que se instalaron en la zona más septentrional son los llamados pehuenches y en la parte sur estuvieron los guénaken, culturas a las que se hace referencia más en extenso en el mismo ítem de la Provincia del Neuquén, por se oriundos de la misma.
Pero los grandes desplazamientos humanos se produjeron en los siglos posteriores cuando el extraordinario desarrollo del ganado cimarrón en las pampas, atrajo hacia ellas núcleos importantes de indígenas que poco a poco, por alianzas militares, matrimonios y simples intereses comunes cambiaron el panorama étnico del territorio. Los mencionados pampas, con el correr del tiempo sufrieron el fenómeno conocido como araucanización, es decir, la gran expansión de los araucanos y su cultura logra el amalgamiento y posterior casi desaparición de los pampas. La ocupación de esos pueblos sureños fue el factor decisivo de la confusión en el estudio étnico de estas tribus como también en la nomenclatura de las parcialidades. No obstante durante mucho tiempo los pobladores del su Córdoba, San Luis y Buenos Aires siguieron utilizando el nombre de pampas para referirse a los habitantes de estas comarcas.
Respecto a la forma de vida de los llamados pampas se puede comentar que como medio de subsistencia utilizaron la a la caza del ciervo de las pampas o venado, que se practicaba a pie mediante corridas y luego eran ultimados con arcos y flecha y las boleadores, elementos que también formaban parte de sus armas bélicas. Con el cuero de estos animales construían sus viviendas y su indumentaria, de la que formaba parte el conocido quillango que cumplía la función de abrigo. Trabajaron la piedra con la que confeccionaban sus puntas de flechas y raspadores para el preparado de las pieles y también se encontraron elementos que se presume eran utilizados como martillos y también cuchillos. Conocieron la alfarería probablemente asimilada de los querandíes, que ocupaban la parte oriental del actual territorio bonaerense. El nombre de los querandíes aparece en las primeras crónicas del Río de la Plata y es don Diego García quien los cita en su clásica carta de 1528 y desde entonces, sin interrupción, los vemos figurar en documentos hasta 1678 (Serrano, 2000). Estos últimos ocuparon el territorio comprendido entre el río Carcarañá, Santa Fe, y los ríos Salado y Saladillo – ya en territorio bonaerense-. Y por el este se expandieron hasta las costas de Paraná, donde ya se ubicaban los guaraníes en su dispersión más austral. También practicaban una economía de subsistencia consistente fundamentalmente en la caza y la pesca y sus viviendas, supuestamente por los vestigios encontrados por los españoles, era de cueros de coipo. Estaban divididos en tribus mandadas por un cacique y capitanejos secundarios. Se desconocen sus creencias religiosos y costumbres funerarias. No obstante las repetidas citas, pocas son las informaciones sobre la vida y costumbres de estos indígenas. Las más antiguas corresponden a Gaboto (1527), como informante en la “Investigación Judicial” hecha a bordo del buque “Santa María de Espinar” a su llegada a Sevilla, pero las más completas son las de Ulrico Schmidl consignadas en su conocido libro “Derrotero y Viaje España y las Indias (1535 a 1553)”, (Serrano, 2000). Se sabe que alrededor de 1500 años antes del presente, la mayor parte de estos pueblos de la cuenca del Plata había aprendido las técnicas de manejo y cocción del barro, procedentes de la boca del Amazonas o el Mato Grosso (Ceruti, 2000). Respecto a la poca información sobre los querandíes a la cual se hizo referencia, es oportuno consignar que hace poco tiempo, se realizaron estudios en las zonas de Punta Indio y Magdalena ( Paleo & Pérez Moroni, 2000) los que permitieron agregar algunos detalles respecto a la forma de vida y costumbres de los habitantes de estos lugares – presumiblemente querandíes-. En primer lugar preferían las costas rioplatenses como lugar de residencia y las dataciones registran una antigüedad cercada a los 2000 años antes del presente como época más remota en la cual estuvo poblada la región. Por los restos óseos encontrados se supo que estos pobladores utilizaban como alimento y tal vez también sus pieles u otras partes, al ciervo de los pantanos, al venado de las pampas, el coipo, peces como corvinas y bagres, al guanaco y el ñandú. En los talares encontraron restos óseo humanos y vasijas, lo que hace suponer que esto bosques eran frecuentados y usados como asentamiento. Un importante hallazgo, que pudiera estar vinculado con los pueblos del noreste bonaerense, fue el ocurrido en forma casual en 1864, cuando se construía un puente para el Ferrocarril Central Argentino, sobre el río Carcarañá. En esta oportunidad fueron principalmente restos de fauna fósil y esqueletos humanas de cuatro individuos (Ceruti, 2000). Los materiales fueron apropiados y vendidos por don Francisco Séguin al Museo de Historia Natural de París. En ese lugar fueron estudiados por Germán Burmeister y Florentino Ameghino.
A partir de la conquista
La zona que hoy ocupan los partidos de Magdalena y Punta Indio era conocida como Valle de Santa María y participó de los primeros repartos que hiciera don Juan de Garay a fines del siglo XVI. En 1616 Hernandarias creó una reducción administrada por la orden religiosa Franciscana y hacia el siglo XVIII se hablaba de los “pagos de Magdalena”. Prontamente los campos se fueron poblando de ganaderos que debieron padecer los ataques de los habitantes originarios del lugar lo que dio lugar a que se creara la Guardia del Zanjón – en alusión a estar muy próxima al arroyo- y se creó el cuerpo de Blandengues para vigilar la zona. Pero las incursiones de los nativos no permitieron sostener esta avanzada y la misma se trasladó a Chascomús y la mayoría de los campesinos abandonó el lugar. No obstante años más tarde se establecieron importantes Estancias, que aún hoy sobreviven, algunas pujantes y bien conservadas, que crearon en torno al lugar una fama bien adquirida por esos establecimientos pioneros. Junto a ello, la figura emblemática del gaucho tuvo en parte sus raíces ahí, junto a las primeras estancias que empleaban su trabajo como arriero y demás menesteres campestres. Luego, a mediados del siglo XIX se establecieron nuevas estancias que aumentaron el prestigio de los pagos de Magdalena por el alto nivel de la arquitectura impuesto a los cascos de las mismas, rodeados de jardines acorde con las construcciones, que dejaron su impronta en el lugar. Unas de las más conocidas son las Estancias San Jerónimo, Santa Rita, Luis Chico, Punta Piedras, entre otras.
Alternativas turísticas
Como alternativa turística la zona posee excelentes establecimientos campestres que ofrecen alojamiento para la práctica del denominado Turismo Rural. Se trata de un lugar sumamente apacible donde el estrecho contacto con la naturaleza se da sin limitaciones de ninguna índole. Al paisaje natural se agrega en de las estancias, pudiendo acercarse a la costa del río, donde hay abundante vegetación de todo tipo que da lugar a que la zona sea un “paraíso” de las aves, con abundancia de aves acuáticas que son unas de las presas preferidas del cazador fotográfico. La ciudad de Magdalena posee unos 23.000 habitantes y como cabecera del Partido homónimo, cuenta con atractivos como Museos, pintorescas calles arboladas, la Iglesia Santa María Magdalena, plazas y edificaciones muy antiguas que le otorgan una característica que la distingue. Hay un balneario con lugar para acampar y hacer picnic. Luego si continuamos por la RP 11 con rumbo sur se ubica la ciudad balnearia de San Clemente del Tuyú, la primera de una larga lista de localidades veraniegas que continúa hasta más al sur de Mar del Plata - con la excepción de la gran superficie que ocupa la albufera de Mar Chiquita-, cada una con sus características propias concentran varios cientos de miles de veraneantes. Sólo Mar del Plata a veces llega a albergar un millón de turistas durante la temporada estival.
Cómo llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de La Plata, capital provincial se arriba desde las principales ciudades del país por las rutas que se indican a continuación:
1) Desde el sur del país, las capitales de las provincias de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut y Río Negro la ruta de acceso directo es la RN Nº 3, hasta Cañuelas, donde girando a nuestra derecha- este- tomamos la RP 6 hasta La Plata.
2) Desde Neuquén una de las opciones es circular por la RN 22 hasta bahía Blanca y desde ésta continuar por la RN 3.
3) Desde Mendoza debemos tomar la RN 7 y luego de ingresar a la Capital Federal se circula por la Autopista 6, que se continúa al final de su recorrido con la que va a la ciudad de La Plata.
4)Partiendo de cualquiera de las siguientes ciudades : San Salvador de Jujuy, Salta, San Miguel del Tucumán, Santiago del Estero y Córdoba, la RN Nº 9 nos conduce en forma directa a la Avenida general Paz, límite de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, la que a su vez tomándola hacia el sur en poco recorrido los carteles no marcan el acceso a la Autopista Urbana 6, que se continúa en la que une Buenos Aires con La Plata, como ya se indicó precedentemente.
5)Desde las provincias litoraleñas- ciudades de Posadas, Resistencia-Corrientes y Paraná la RN 12 arriba en la proximidad de la ciudad de Zárate a la RN Nº 9 y desde ahí se sigue como se indica en el apartado anterior.
Tomamos como punto de referencia para llegar a la zona de la Reserva de la Biosfera, la localidad de Magdalena. Desde la Plaza Moreno de la ciudad de La Plata, hay que salir en dirección al río cruzando el Paseo del Bosque por la diagonal Iraola hasta la Av. Nº 60. Por esta se debe continuar hasta la rotonda que une la arteria por la que circulamos con la Av. Nº 122. Acá giramos a nuestra derecha y un cartel indica hacia Magdalena (por la RP 11).
Problemas de conservación
El principal problema de conservación que afecta a esta Reserva de la Biosfera es la degradación de sus ambientes por la acción antrópica, lo que reduce las posibilidades de desarrollo de la biodiversidad, pero debe tenerse presente que el objetivo de esta Reserva Mundial es compatibilizar la actividad humana con la conservación de la naturaleza, en base a los objetivos básicos del programa El Hombre y la Biosfera de la UNESCO.
Por otra parte es importante reseñar la situación ambiental en la provincia de Buenos Aires. Este territorio en su conjunto tiene un alto porcentaje de su superficie alterada por la implementación de campos de cultivos y ganadería -vacuna principalmente- con las modalidades de actividad intensiva y extensiva. Los espacios que conservan su ambiente natural son relictuales y de escasa superficie Éstos se encuentran principalmente en algunos lugares del Delta del Paraná, zona de las Sierras de la Ventana, sector costero de la Bahía del Samborombón y el extremo sur, esa pequeña prolongación que presenta el territorio provincial que incursiona en la estepa patagónica.
La erosión del suelo es muy alta. Uno de los principales fenómenos que la provocan son las inundaciones periódicas, combinadas con la roturación de los campos, los cuales no se deja descansar suficientemente para la recuperación de su fertilidad. La presión económica obliga a los propietarios a descuidar las condiciones de su recurso natural, lo cual acentúa el deterioro futuro de los suelos. Esta conducta realizada por miles de propietarios individuales ha transformado toda la región constituyéndose en un nuevo ambiente agro-ecológico, sobre el cual existen opiniones controvertidas sobre su sustentabilidad en el largo plazo. Sobre lo cual las opiniones son coincidentes es que este nuevo ambiente antropizado exige la aplicación de importantes cantidades de energía para que mantenga su productividad económica, habiéndose perdido ya gran parte de la biodiversidad original.
Por otra parte queda claro que desde la década de los 80 hubo un aumento gradual en las precipitaciones que facilitó la agriculturización de gran parte del oeste pampeano, con la inclusión de grandes inundaciones, donde la manifestación más palpable continúa con el incremento de nivel de la Laguna La Picaza, la cual corta la Ruta Nacional Nº 7 en el noroeste provincial. La medida inmediata para paliar el efecto de estas inundaciones fue la construcción de gran cantidad de canales, los cuales no siguieron una coherente red para el desagote de las aguas en épocas de exceso y una acumulación o reserva para épocas de escasez.
La acción eólica, es otro factor muy degradante de los suelos, sobre todo cuando quedan al descubierto en momentos que se está realizando la roturación y preparación para los cultivos. La capa superficial de materia orgánica es la primera que se vuela, empobreciendo rápidamente la tierra. En los últimos años se ha venido trabajando con una nueva modalidad denominada "labranza cero" donde se ha tenido mucho más cuidado en la cobertura del suelo, dando como resultado una menor erosión. Pero a pesar de estas previsiones no se ha logrado revertir la tendencia.
La introducción de especies exóticas como la liebre europea (Lepus europaeus) y del jabalí (Sus scrofa), entre los más perjudiciales – hay varias más-, también contribuyeron a al estado de alteración ambiental.
A todo lo planteado se suma que es la zona más poblada del país y como consecuencia de ello, la más antropizada (Bertonatti y Corcuera, 2000), con lo que la exposición al riego de continuar la alteraciones es permanente.
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodriguez
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