Venado

Ozotocerus bezoarticus
 


Venado de las Pampas
Ozotocerus bezoarticus

Clasificación:
Clase: Mammalia
Orden: Artiodactyla
Familia: Cervidae
Género: Ozotocerus
Nombre científico:Ozotocerus bezoarticus
Subespecies en Argentina: Ozotoceros bezoarticus celer  y  O. bezoarticus leucogaster.
Estatus nacional: En Peligro (SAREM, 2000).
Estatus Internacional: NT (neart  threatened). Casi Amenzado. Según la Lista de UICN 2006; pero esa categorización correspondió a evaluaciones efectuadas en 2002.
Otros nombres comunes: veado campeiro; ciervo de las pampas; venado campero; venado pampeano; venado (macho) y gama (hembra); veado do campo  y  veado branco (Brasil); guasú-tí (guaraní); avenek (la hembra, el mocobí), diogne, (el macho en mocobí); sesge (el macho entre los tehuelche), iuwam (la hembra en ese grupo); truli (el macho, en mapuche)  e iuwam (la hembra en la misma lengua). Pampas deer (en inglés).

Caracteres externos
Se trata de un ciervo de tamaño mediano,  cubierto por un pelaje corto y liso, con un remolino en la cruz y en la base del cuello. El color predominante del pelo es bayo claro o pardo-amarillento, como mejor se interprete, en todo el cuerpo salvo en la zona ventral, la cara inferior del cuello, la porción ventral de la cola, la parte posterior de los muslos, la zona interna de la orejas, el área periocular,  los bordes del labio superior y el extremo de la mandíbula, que son de un blanco puro. La porción dorsal de la cola puede presentar una mancha parda o negruzca. Los tonos varían tanto dentro de una misma población como en las diferentes razas o subespecies.

El cuello es relativamente largo, con grandes ojos y orejas erguidas y una vistosa cornamenta luce el macho y la hembra presenta un remolino de pelo blanco en el lugar donde en el macho nacen las cornamentas (CEAL, 1985). La hembra es de menor tamaño y algo más claro su pelambre. Es llamativo el fuerte olor que despide el macho, manifestándose más enla época de brama
La cornamenta está formada  por dos astas delgadas con tres puntas cada una; estas ramificaciones son, una simple y dirigida hacia adelante y la otra orientada hacia atrás y bifurcada en dos puntas en la parte superior. Se han visto casos excepcionales  de cornamentas con 9 y hasta 12 puntas.

Los pequeños presentan un pelaje más claro que los adultos y con tres o cuatro hileras de manchas blancas longitudinales sobre los flancos.

Medidas corporales (Moreno, 1993):
Largo total: 110 cm  a  135 cm.
Largo cola: 10 a 15 cm.
Altura a la cruz: 70 cm a 75 cm.
Peso ejemplar adulto: 30 a 40 kg.

Comportamiento
Es en cérvido de hábitos gregarios, formando ancestralmente agrupamientos muy numerosos (hay múltiples referencias de relatos de Viajeros), pero en la actualidad, con sus poblaciones significativamente disminuidas, sólo se agrupan unos pocos ejemplares. Señala Parera (2002) que por referencias obtenidas de cuatro grupos poblacionales – Samborombón (Buenos Aires), San Luis, Corrientes y Pantanal- el promedio de las manadas actuales sería de 2 ejemplares. La organización en manada desempeña una importante función defensiva, ya que la percepción de un depredador por cualquiera de los miembros de la misma se transmite rápidamente a todos por medio de señales acústicas y visuales (CEAL, 1985). Las manadas suelen asociarse con el ñandú (Rhea americana) y con la bandurria mora (Theristicus caudatus), buscando anticipar el peligro con sus alarmas (Parera, 2002). Este último autor señala que el venado de las pampas dedica períodos continuos de tiempo – que oscilan entre 1,5 y 5 horas- a la alimentación, descanso y traslado. Por otra parte, Diego Moreno (1993), atribuye la mayor parte del tiempo dedicado a la alimentación, permaneciendo durante las horas centrales del día, ocultos en los pastizales o en pequeños montes (estas consideraciones están hechas en base a observaciones realizadas en la población de la Reserva Campos del Tuyú, al sur de la Bahía del Samborombón, provincia de Buenos Aires).

El período de reproducción comienza con el celo, que tiene lugar hacia fines del verano.  Los machos inician esta etapa con la demarcación territorial, realizada con la frotación de las astas contra árboles o arbustos, dejando de esta forma la señal odorífera que emanan la glándulas preorbitales - que se hallan en una depresión de la cara externa del hueso lacrimal – y  también escarban el suelo con sus patas delanteras y  con la cornamenta y orinan estos lugares (Moreno, 1993). La caída de la cornamenta  ocurre aproximadamente durante los meses de abril a septiembre (Parera, op. cit.)  – en la provincia de Buenos Aires sucede entre abril y junio (Moreno, op. cit.) – y  es el preludio de la brama. En octubre, ya los machos presentan sus astas nuevas pero cubiertas por un tegumento característico de los cérvidos en general. Durante el mes de enero, ésta cobertura comienza a desecarse y caer, apareciendo la cornamenta limpia y lisa en febrero, como signo inequívoco del comienzo de la brama. La lucha por la posesión de las hembras son menos violentas que en muchas otras especies de ciervos, siendo posible, raramente, que los combatientes queden con sus cuernas enganchados y mueran por no poder alimentarse. En un primer momento las hembras eluden a los machos y a veces los agreden con coses o mordiscos y paulatinamente aumenta la agresividad de los machos adultos, acentuándosesu comportamiento territorial y la exudación del olor (CEAL, 1985).

También se dieron casos de  agresividad de las hembras entre si y para con el macho. Una vez cubiertas las hembras, ingresan al período de gestación que dura siete meses, entre octubre y noviembre. Ellas se retiran a sus territorios y dan a luz a una sola cría, cuyo pelaje posee un color que varía entre amarillo rojizo y el marrón grisáceo, siempre más claro que el del adulto y característico por presentar entre tres y cuatro hileras de manchas blancas en sus flancos (CEAL, 1985). Las hembras amamantan a sus crías durante cuatro meses y la madurez sexual la obtienen aproximadamente al año (Moreno, 1993). En el venado de las pampas se observa que muchas hembras son servidas por los mismos machos.

Su alimentación es herbívora, siendo sus especies preferidas, según observaciones realizadas por Jakson en la estancia La Corona, brotes y renuevos del trébol blanco (Trifolium repens), el pasto miel (Paspalum sp.), la pata de perdiz (Cynodon sp.), la grama alargada (Thinopyrum ponticum), entre otras. En la zona de Bahía de Samborombón, según estudios de las heces, la dieta resultó muy variada siendo las más importantes 13 especies de gramíneas de los géneros Spartina, Cortaderia, Paspalum, Lolium, Bromus, Stipa, Hordeum, Setaria, Agropyron  y  Distichlis;  3 de leguminosas de los géneros Melilotus  y Trifolium;  4 de compuestas, de los géneros Ambrosia, Aster,  Conyza  y  Jaumeria  y 2 de umbelíferas (género Apium)(Moreno, 1993). A veces ramonean también hojas y frutos de arbustos o pequeños árboles como es el caso del tala (Celtis tala).

Su dieta se superpone con la del ganado bovino – al que trata de evitar-, ovino y caprino y con otras especies de la fauna silvestre como el ñandú, la vizcacha y la liebre europea (Parera, op. cit.). Es característica del ciervo de las pampas su capacidad para subsistir sin depender de la presencia de cuerpos de agua, obteniendo la necesaria probablemente de los mismos alimentos que ingiere o de los fuertes rocíos. Al respecto se ha observado que en los campos del Tuyú los animales subsisten sin problemas pese a la ausencia de agua dulce y que en San Luis aprovechan los bebederos instalados para el ganado vacuno a pesar de la inexistencia de aguadas naturales (CEAL, 1985). El puma y el yaguareté han sido los principales reguladores de la población de ciervos de las pampas. Aunque actualmente sólo la población de San Luis convive con el primero de los felinos nombrados. El zorro gris pampeano atacaríaa sus crías y, si bien no se halla directamente registrada la depredación sobre adultos, el venado macho reacciona con actitud hostil ante su presencia de este cánido. En Brasil se constató que el aguará-guazú también es su predador.

Hábitat
En general elige los espacios abiertos, casi siempre compuestos por distintos tipos de pastizales y sólo busca bosquecillos para refugiarse de la inclemencia del tiempo. Respecto al rango de humedad que soporta, se puede señalar que este es amplio, dado que en las escasas poblaciones que superviven en territorio argentino, se lo ve en el sur de San Luis con unos 400 mm anuales y pocos cursos de agua y en Corrientes con más de 1000 mm y suelos frecuentemente inundados. En los pastizales altos se desplaza agazapado, manteniendo la cabeza y el cuello en línea con el cuerpo, pero por el contrario, si habita zonas de pocos pastos altos, ante cualquier alarma, corre velozmente saltando obstáculos. En relación a esto hay quienes dicen que en caso de peligro, también utiliza la estrategia de agazaparse y tratar de pasar inadvertido.

Distribución
Su área de distribución histórica eran los pastizales de lo que  las bio-regiones Chaqueña, Pampa, Monte y Espinal, hasta el Río Colorado, e incluso más al sur; siempre evitando las zonas escarpadas. En el resto de América del Sur se extiende desde el centro de Brasil hacia el este teniendo por límite oriental la costa atlántica; también supervive en partes de Uruguay; en Bolivia en “Pampas del Heath, Parque Nacional Noel Kempkk y Santa Cruz de la Sierra (Parera, op. cit.). En sectores del Paraguay también hay poblaciones del venado de las pampas.
La subespecie O. bezoarticus leucogaster, originalmente se extendía en todo el Paraguay y toda la región chaqueña, hasta Santiago del Estero, norte de Santa Fe, Corrientes y norte de Entre Ríos. La subespecie O. bezoarticus celer, ocupaba  toda la región pampeana hasta la provincia de Río Negro. De esta última subespecie son los planteles existentes en las provincias de San Luis y Buenos Aires. Los de Corrientes son de la subespecie O.b. leucogaster.

Situación de sus poblaciones
Poblaciones relictuales en la Argentina (según indica Parera (2002)): la más numerosa sería la de  San Luis, en la parte sur de la provincia, con una población que se estimaría entre 700 y 1500 ejemplares. En la provincia de Buenos Aires se lo encuentra sobre las tierras próximas a la Bahía del Samborombón, en la Reserva Provincial de ese nombre, en la llamada Rincón de Ajó  y en Campos del Tuyú, una reserva privada administrada por la Fundación Vida Silvestre Argentina, donde desde 1977, con la colaboración de Widlife Conservation Internacional, se mantuvo e incrementó exitosamente un plantel de la especie. En Buenos Aires se estima que habría un número que oscila entre 250-400 ciervos. Por último, en Corrientes, también habitaría un número similar al de Buenos Aires. Hay ensayos de cría en cautiverio en Santa Fe y Florencio Varela (Bs. As.). Por su parte en Brasil, se estima una población en unos 40.000 ejemplares o tal vez mayor. En la provincia de San Luis existe un proyecto de creación de un Parque Nacional para amparar las poblaciones de Ozotocerus bezoarticus.
Por otra parte en la provincia de Buenos Aires, las poblaciones están en alguna medida amparadas por cuanto las Reservas Provinciales que albergan pequeñas poblaciones, a la par,  están cubiertas por dos grandes Reserva de la Biosfera que cubren gran parte de la costa del Río de la Plata y su transición hacia el mar: la Reserva de la Biosfera Parque Costero del Sur (afecta la parte norte de la costa) y la Reserva de la Biosfera Parque Atlántico Mar Chiquito (la costa sur). Por su parte también hay intenciones de la F.V.S.A. de convertir “Campos del Tuyú” en una Parque Nacional.

Además de ocupar el Apéndice I de la CITES, de considerárselo En Peligro,  fue Declarado Monumento Natural Provincial por las provincias de Buenos Aires y Corrientes y la de San Luis lleva su silueta en el Bandera y Escudo Provinciales. No obstante todo lo señalado en cuanto a su protección, en la practica, el ciervo de las pampas sigue siendo vulnerable al accionar de los cazadores furtivos que desoyendo toda reglamentación, ejercen su perversa matanza. Estamos refiriéndonos a una especie que en lenguaje popular, bien podría señalarse “que está pendiente de un hilo”,  y forma parte de las más  amenazadas de la Argentina, por lo que no se puede menos que alzar la voz de protesta para que las autoridades actúen con todo rigor sobre los que violan desaprensivamente las leyes, y quitan la posibilidad a las generaciones futuras de conocer, valorar y tal vez usufructuar sustentablemente, uno de los ciervos que otrora más abundaban en el territorio del Río de la Plata. En efecto, muchos viajeros de la época colonial en sus crónicas hacen mención, algunos con expresiones de asombro, sobre la cantidad  de “venados” que habitaban la zona pampeana y otros lugares del actual territorio argentino. Fue el principal alimento de muchas culturas aborígenes, pero lamentablemente, hay que reconocer que aproximadamente, a partir del siglo XIX, se agudizó la explotación comercial de la especie hasta prácticamente diezmarla.  Sólo entre 1860 y 1870 se tiene conocimiento de la exportación de unos 2 millones de cueros. A esto hay que agregar la persistente destrucción se su hábitat al ser reemplazo por campos agrícola-ganaderos, máxime en la región de la denominada “pampa húmeda”, donde casi no hay parcelas en estado virgen. Y, no menor incidencia debe haber tenido, la competencia por el alimento que ejercieron miles y miles de cabezas de ganado que desde la llegada del español comenzaron a habitar en estado cimarrón grandes superficies de su hábitat; trayendo también epidemias como la aftosa y la clostridiosis, que se discute en qué proporción afecta al venado. Como si todo lo reseñado fuera poco para explicar la casi desaparición de esta especie, dos animales introducidos con fines cinegéticos, la liebre europea y el jabalí de la misma procedencia, se expandieron exitosamente durante el siglo XX por grandes superficies y se sumaron al ganado doméstico en la competencia por el alimento.
Últimamente se han detectado ejemplares en el Departamento Vera, de la provincia de Santa Fe.

Compilación e investigación periodística: Gabriel O. Rodriguez

Bibliografía consultada

CABRERA, A. 1943. Sobre la sistemática del venado y su variación individual y geográfica. Revista Museo de La Plata, Secc. Zool., 3(18):5-41

CAMINOS, J.; M. ARLETTAZ, A. CRIVELLO, G. PAGGI y R. PERASSI. 1998. Avistaje de venado de las pampas Ozotoceros bezoarticus (L. 1758) en los bajos submeridionales de la provincia de Santa Fe, Argentina. Natura Neotropicalis,  29: 155-156

CEAL. 1985. El ciervo de las pampas. Fauna Argentina. Fascículo Nº 66. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires.

CHEBEZ, J.C. 1994. Los que se van. Especies argentinas en peligro de extinción. Editorial Albatros. Buenos Aires.

MORENO, D. I. 1993. Ciervos Autóctonos de la República Argentina. Boletín Técnico Nº 17. Fundación Vida Silvestre Argentina. Buenos Aires.

PARERA, A.  2002. Los mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica. Editorial El Ateneo. Buenos Aires.

PAUTASSO, A.A.; M.I. PEÑA, J.M. MASTROPAOLO y L. MOGGIA. 2002. Distribución y conservación del venado de las pampas (Ozotocerus bezoarticus leucogaster) en el norte de Santa Fe, Argentina. Mastozoología Neotropical. Volumen 9 –Nº1

VILA, A. 1996. Salvar al venado. Revista Vida Silvestre Nº 51: 24-29. Fundación Vida Silvestre Argentina. Buenos Aires


Copyright © Patrimonionatural.com
Prohibida su reproducción por cualquier medio para fines comerciales, sin la autorización expresa del editor.
Las fotografías son propiedad de sus autores. Prohibida su reproducción por cualquier medio sin autorización expresa de los mismos.