Guanaco
Lama
guanicoe
Clasificación:
Clase:
Mammalia
Orden:
Artiodactyla
Familia:
Camelidae
Se omiten
los taxa
con rango
de sub
o supercategoría.
Nombre
científico:
Lama guanicoe
Subespecies
en la
Argentina:
L. Guanicoe
guanicoe
y L. Guanicoe
voglii
Estatus
Nacional:
RB (riego
bajo)
según
SAREM
(2000).
Estatus
Internacional:
LR.lc
(UICN,
1996).
Otros
nombres
comunes:
huanaco
( quechua),
yoohn
(en ona),
relincho
( en el
Noroeste
argentino),
teke (guanaco
joven
en el
Noroeste
argentino),
chulengo
(guanaco
joven
en la
Patagonia),
luan (en
araucano),
nau (en
tehuelche),
amere
(en yámana),
Caracteres
externos
El camélido
presenta
la cabeza
pequeña,
orejas
largas
terminadas
en punta
y fácilmente
móviles.
Los ojos
son grandes
y están
rodeados
de largas
pestañas;
la dentición
está
compuesta
por 34
piezas,
entre
la que
se encuentran:
un incisivo,
un canino,
tres premolares
y tres
molares
en cada
mitad
del maxilar
superior
y tres
incisivos,
un canino,
dos premolares
y tres
molares
en cada
mitad
del maxilar
inferior.
Posee
premolares
de leche
que no
son reemplazados
por piezas
permanentes.
Los dos
incisivos
superiores
tienen
forma
de caninos
y los
seis incisivos
inferiores
tienen
forma
de pala
y están
muy inclinados
hacia
adelante
de manera
tal que
cuando
el animal
cierra
la boca
estos
seis incisivos
superiores
y quedan
contra
una parte
hueca,
sin dientes.
Los caninos
son curvos
y puntiagudos,
comprimidos
lateralmente.
Los incisivos
están
cincelados
y recubiertos
por una
gruesa
capa de
esmalte
(CEAL,
1984).
Son
animales
de cuello
y patas
muy largos;
presentan
la particularidad
de caminar
apoyando,
no sólo
la última
falange
de los
dedos,
sino también
la segunda
falange,
resultando
así
digitígrados
en vez
de ungulígrados.
En relación
con este
carácter,
detrás
de las
pezuñas,
que son
pequeñas
y alargadas,
casi como
si fueran
uñas,
tienen
bajo dicha
segunda
falange
una especie
de almohadilla
o suela
callosa
que se
apoya
de plano
en el
suelo
(Cabrera,
1940).
Su altura
a la cruz
fluctúa
entre
los 900
a 1100
mm, la
longitud
desde
el hocico
a la base
de la
cola varía
entre
1020 a
1850 mm,
midiendo
la cola
unos 270
mm. El
peso oscila
entre
los 70
y 100
kg. (Mares,
et al.,
1989).
El pelaje
es lanoso,
largo,
grueso
y espeso,
aunque
no largo
en todo
el cuerpo,
de color
pardo
oscuro
a rojizo,
con tonos
blancos
en las
flancos,
vientre,
y parte
inferior
del cuello.
En la
cabeza
y las
patas
es corto
y liso.
La garganta,
la parte
inferior
o ventral
del cuello,
el vientre,
la parte
interna
y posterior
de los
miembros
y los
cuatro
pies,
son blancos.
Es un
herbívoro
rumiante;
el estómago
se divide
en varias
partes
y, tras
una primera
descomposición,
los alimentos
vuelven
a la boca
y se mastican
para la
digestión
definitiva
(CEAL,
1984).
Casi no
presentan
dimorfismo
sexual,
sólo
las hembras
tienen
los caninos
pequeños
que los
machos.
Comportamiento
El
guanaco
tiene,
entre
otros
hábitos,
el ser
gregario
y diurno.
Su estructura
social
se basa
en tres
unidades:
1) tropillas
lideradas
por un
macho
adulto
que reúne
un número
variable
de hembras
en condición
reproductiva
-5,5 en
promedio
en la
Patagonia,
pero puede
llegar
hasta
veinte-
normalmente
acompañadas
de sus
crías;
2) grupos
de machos
juveniles
que esperan
la maduración
plena
para lograr
su propio
rebaño
(“solteros”),
y
3) machos
solitarios,
normalmente
en procura
de hembras
(Parera,
2002).
El grupo
familiar
principal
lo forma
el macho
más
antiguo
y varias
hembras
-entre
seis y
quince-
con sus
crías.
A veces
un macho
ajeno
o un juvenil
roban
a una
hembra
y se constituye
así
un grupo
familiar
secundario,
integrado
por el
relincho
o macho
adulto
y la hembra
o hembras,
que pueden
ser hasta
cinco.
Este segundo
grupo
suele
seguir
al primero
a cierta
distancia,
bajo la
atenta
vigilancia
del macho
del grupo
principal.
Si se
establece
independientemente,
el grupo
familiar
secundario
pasa a
ser principal
(CEAL,
1984).
También
se forman
nuevos
grupos
–generalmente
numerosos-
integrados
por juveniles
que, al
quedar
nuevamente
sus madres
preñadas,
son apartados
y se unen
a animales
seniles.
Cuando
tienen
una oportunidad
de unirse
a una
hembra,
los juveniles
se apartan
y forman
un grupo
nuevo.
El relincho,
expresión
con el
cual se
lo conoce
principalmente
en el
noroeste,
consiste
en una
voz de
alarma
muy característica,
y es el
medio
usado
por los
machos
para hacerse
oír
y dar
la señal
de huida
ante un
eminente
peligro.
Cuando
el grupo
se establece
en un
territorio,
lo adopta
co mo su
área
exclusiva
y el macho
la defiende
activamente
contra
guanacos
intrusos,
salvo
que se
trate
de hembras
solteras.
Esta defensa
no requiere,
por lo
general,
una lucha
franca;
en la
mayoría
de los
casos,
se limita
a manifestaciones
agresivas,
como embestidas
amenazantes
o persecuciones
(CEAL,
1984).
La manifestación
de su
gregarismo
es notable
al verse
tropillas
de guanacos
junto
a otras
especies
como la
vicuña
o el ñandú.
Una típica
característica
de su
comportamiento
es la
costumbre
de los
machos
de defecar
siempre
en el
mismo
sitio
formando
un cúmulo
de excrementos
–
conocidos
como bosteaderos-
y con
ello marcan
su territorio.
Los ñandúes
se benefician
con los
"bosteaderos"
porque
entre
las deposiciones
abundan
los insectos
coprófagos
y de esos
insectos
se alimentan
las crías
del ñandú.
Se desarrolla
así
una provechosa
relación
de cooperación,
ya que
los ñandúes,
que son
más
ariscos
aún
que los
camélidos,
se encargan
de dar
la alarma
corriendo
cuando
se avecina
algún
peligro
(CEAL,
1984).

Sus casi
exclusivos
predadores
son el
hombre
y el puma.
Si bien
en la
actualidad
el guanaco
casi no
comparte
territorios
con el
yaguareté,
en épocas
pasadas,
cuando
éste
felino
llegaba
a las
inmediaciones
del río
Negro,
era un
importante
predador.
Hay algunos
observadores
aseguran
que el
zorro
colorado
ataca
a los
animales
jóvenes.
La reproducción
de los
guanacos
se inicia
a hacia
fines
de la
primavera
- cuando
entran
en celo-
en la
Patagonia,
y a comienzos
de verano
en el
norte.
Este momento
es cuando
los juveniles
tienen
la oportunidad
de buscar
a las
hembras
de otros
grupos
y los
adultos
deben
defender
su posición
u optar
por apartarse
de la
tropilla.
La disputa
por las
hembras,
como ocurre
en muchos
otros
grupos
de animales,
trae aparejada
violentas
luchas
entre
los machos.
Cuando
el rival
es puesto
fuera
de combate,
el macho
se dedica
al cortejo
de la
hembra,
a la que
persigue
y muerde
hasta
agotarla.
Se realiza
entonces
el apareamiento,
bastante
violento,
con la
hembra
echada
sobre
el vientre
y el macho
forzándola.
Tras
once meses
de gestación
, nace
la cría
–una
por parto-
con un
peso que
varía
de ocho
a quince
kilos,
y la lactancia
se extiende
unos tres
meses.
El recién
nacido
es muy
friolento,
su madre,
con ayuda
muchas
veces
del macho,
hace una
excavación
cóncava
donde
cobija
a su hijo
y luego
se hecha
sobre
él
para darle
calor.
Es de
destacar
que, contrariamente
a la mayoría
de las
especies,
la madre
no lame
a su cría.
Los chulengos
nacen
cubiertos
de un
pelo canela
claro
mucho
mas sedoso
y blando
que de
los padres,
el cual
cambian
hacia
a las
tres semanas
de edad
(Cabrera,
1940).
Hacia
los seis
meses
o algo
más,
los guanacos
manifiestan
los cambios
más
importantes
de su
crecimiento,
el se
completa
a los
tres años.
En relación
a la alimentación
se debe
señalar
que esta
es exclusivamente
herbívora
e incluye
una gran
variedad
de especies
de vegetales.
Es de
destacar
que sus
dientes
incisivos
están
cincelados
y recubiertos
en su
parte
labial
con una
gran capa
de esmalte
que les
otorga
especial
fuerza
y dureza.
Los dos
incisivos
superiores
tienen
apariencia
de caninos
y los
seis incisivos
inferiores
tienen
forma
de pala
y están
muy inclinados
hacia
adelante,
de manera
que cuando
se cierra
la boca
pasan
entre
los dientes
de arriba
y quedan
contra
una parte
hueca,
sin dientes.
Esta estructura
de al
boca resulta
peculiarmente
útil
para cortar
los pastos
duros
y hojas
con que
se alimenta
el guanaco
(CEAL,
1984),
y contribuye
a conservar
la cobertura
vegetal
al no
arrancar
los pastos
como lo
hacen
algunos
ganados,
como el
caprino
por ejemplo.
Estudios
realizados
en la
región
de la
Payunia
- provincia
de Mendoza-
mostraron
que consume
treinta
y dos
géneros
diferentes
(57% de
los existentes)
de vegetales,
con una
preponderancia
de gramíneas
(81%)
y arbustos
bajos
(17%),
y una
menor
participación
de arbustos
altos
y hierbas
(1% cada
uno),
aunque
las últimas
-muy escasas-
son seleccionadas
por los
guanacos
(Parera,
2002).
Similar
resultado
arrojó
otra investigación
concretada
en Tierra
del Fuego
donde
se constató
una ingesta
del 90%
de gramíneas,
especialmente
de los
géneros
Festuca
y Poa
para la
zona esteparia,
mientras
en la
transición
de esta
hacia
el bosque,
su dieta
fue incorporando
ramoneo
de arbustos
y árboles.
En cambio
en la
Puna,
las herbáceos
y leñosas
fueran
la principal
dieta.
Para un
ambiente
altoandino,
el estudio
mostró
que las
especies
más
consumidas
fueron
Festuca
orthophylla,
F. eriostoma,
Deyeuxia
colorata,
Oxychloe
andina
y Astragalus
sp.,-
una leguminosa
que tóxica
para el
ganado-
(Parera,
2002).
Es significativo
señalar
la aptitud
de guanaco
para ingerir
aguas
salobres,
incluso
agua marina.
Su gran
competidor
alimenticio
en la
Patagonia,
uno de
los principales
espacios
que ocupa
la especie
tratada,
es el
ganado
ovino.
Pero el
guanaco
puede
acceder
a espacios
que no
son accesibles
a los
ovinos,
como los
lugares
alejados
de las
aguadas,
y de esta
manera
se produce
una disminución
en la
competencia
por el
alimento
con el
abundante
ganado
lanar
de la
Patagonia.
Hábitat
El guanaco
es un
animal
que se
adapta
con gran
facilidad
a distintos
climas
y terrenos.
Habita
en las
llanuras
áridas
y pedregosas
y en las
grandes
alturas
cercanas
a las
nieves
eternas,
en terrenos
situados
en el
nivel
del mar
y a 4.000
metros
de altitud,
y se lo
encuentra
en regiones
de temperaturas
muy disímiles.
Pero en
todos
los casos
-zonas
altas
o bajas,
frías
o cálidas-,
busca
los sitios
secos,
frescos
y abiertos
(CEAL,
1984).
La región
por la
que más
se expande
en la
actualidad
es por
la estepa
patagónica,
lo que
muestra
claramente
uno de
los tipos
de hábitat
elegido
por este
camélido.
En esta
zona esteparia
abundan
los pastos
duros
–
coirones,
por ejemplo-
y algunos
arbustos.
No se
lo ve
en zonas
boscosas.
Está
perfectamente
adaptado
para vivir
a grandes
alturas,
mejor
que la
vicuña
(Parera.
2002),
donde
además
de los
factores
climáticos
adversos
como la
poca proporción
de oxígeno
que contiene
el aire,
se desempeña
muy bien
en terrenos
quebrados
y de grandes
pendientes.
En las
costas
de mar
aprovecha
la bajamar
para pasar
a las
islas
adyacentes
que, por
estar
deshabitadas,
son ricas
en pastizales.
Distribución
El guanaco
es un
camélido
exclusivo
de Sudamérica,
y por
este subcontinente
se extiende
desde
el Perú
hasta
Tierra
del Fuego,
ocupando
sólo
el sur
de Bolivia
y en Chile
la mayor
concentración
se produce
en la
región
de Magallanes
(Islas
de Tierra
del Fuego
y Ambarino).
En la
Argentina
se expande
por una
franja
que se
extiende
de norte
a sur,
en el
sector
oeste
y hacia
el sur
de Mendoza,
aproximadamente,
se expande
al este
hasta
llegar
a la costa
del mar.
O sea,
en forma
algo más
precisa,
en la
actualidad
se lo
encuentra
en una
angosta
franja
–sentido
norte
sur- que
atraviesa
la provincia
de Jujuy
en su
parte
media;
los mismo
ocurre
en Salta
y Catamarca,
pero esa
lonja
es mucho
más
ancha;
una significativa
porción
del oeste
riojano;
los mismo
ocurre
en Mendoza;
toda la
mitad
sur de
La Pampa,
y prácticamente
en todo
el territorio
a excepción
de un
margen
occidental
de las
provincias
de Neuquen,
Río
Negro,
Chubut,
Santa
Cruz y
Tierra
del Fuego.
Esta distribución
fue tomada
del Mapa
de Distribución
del Guanaco
(fig.4),
que figura
en el
trabajo
“Estado
actual
de las
investigaciones
sobre
camélidos
en la
Argentina”
(Cajal
y Amaya)
y de la
obra de
Parera
(op.cit.).
También
hay poblaciones
relictuales
en algunos
sectores
fuera
de la
distribución
señalada
como en
el sur
de la
provincia
de Buenos
Aires,
noroeste
de San
Luis,
centro
de Córdoba
y al oeste
de Santiago
del Estero,
entre
algunas
otras
poco significativas.
Situación
de sus
poblaciones
La distribución
señala
en el
ítem
precedente
fue mucho
mayor
–
se expandía
más
hacia
el este-
hasta
los primeros
tiempos
de la
conquista
española.
En esta
etapa
se intensificó
notablemente
la caza
respecto
a la que
practicaban
los pueblos
aborígenes,
para aprovechar
su carne
y su piel.
Especialmente
eran víctimas
los chulengos
–como
se llama
a los
ejemplares
jóvenes-
con cuya
piel se
confeccionaban
prendas
de vestir
como el
conocido
quillango.
También
tuvo una
incidencia
notoria
en la
merma
de sus
poblaciones
la introducción
de ganado,
especialmente
el ovino
que se
lo crió
en grandes
cantidades
en la
Patagonia.
En la
Argentina
se estima
la población
actual
en unos
550.000
ejemplares,
lo que
constituye
estimativamente
el 90%
de la
población
total
de la
especie,
estimada
en 580.000
de los
cuales
algunos
centenares
viven
en el
sur boliviano
y unos
1.400
ejemplares
en Perú
y el resto
en Chile
(Parera,
2002).
En la
actualidad
se desarrollan
varios
proyectos
de cría
en cautiverio
o semicautiverio
para aprovechar
su lana.
La caza
comercial
disminuyó
drásticamente
y algunas
leyes
provinciales
lo protegen
e integra
el Apéndice
II de
la CITES.
Se encuentra
protegido
en los
siguientes
Parques
Nacionales:
El Leoncito,
Sierra
de las
Quijadas,
Lihué
Calel,
Tierra
del Fuego,
Nahuel
Huapi,
Laguna
Blanca,
Perito
Moreno,
Los Glaciares
y Bosque
Petrificados
(Heinonen
y Chebez,
1997).
Aspectos
culturales
Desde
tiempos
muy remotos
nuestros
aborígenes
tuvieron
un estrecho
vínculo
con el
guanaco.
En los
siglos
XI y XII,
con el
apogeo
de la
cultura
incaica
en el
área
de influencia
peruana,
la ganadería
basada
en los
camélidos
alcanzó
su máximo
desarrollo
y estos
animales
adquirieron
una gran
importancia
no sólo
económica,
sino también
religiosa
(CEAL,
1984).
Le atribuían
propiedades
curativas
al bezoar
o cálculo
gástrico
que se
forma
en el
estómago
del guanaco.
Entre
las principales
se encuentran
poder
cicatrizante
de heridas,
cura de
enfermedades
de la
vista
y, pulverizada,
la ingerían
para aliviar
el dolor
de estómago.
Hasta
no hace
demasiado
tiempo
–
algo menos
de un
siglo-
en algunas
farmacias
del norte
de Argentina
y de Chile
se vendían
las piedras
del guanaco.
Y , en
este último
país,
integraba
la “pítima”,
un medicamento
en el
cual también
se incluía
clavo
de olor,
toronjil
y hierva
mate,
utilizado
para calmar
enfermedades
de corazón,
entre
otras
males
(Cabrera,
1940).
En Catamarca
hay quienes
dicen
que la
tierra
donde
ha orinado,
cernida,
puede
curar
a una
persona
apunada.
Además
algunas
culturas
indígenas
se lo
utilizó
como animal
de carga,
siéndoles
de gran
utilidad
para el
transporte
de carga
en lugares
de altura,
aunque
este rol
lo acaparó
su congénere,
la llama.
Investigación periodística: Gabriel Omar Rodriguez
Bibliografía
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2000.
Díaz,
G.B. y
R. Ojeda
editores-compiladores.
Libro
Rojo.
Mamíferos
Amenazados
de la
Argentina.
Sociedad
Argentina
para el
estudio
de los
mamíferos.www.iucnredlist.org.
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la Unión
Internacional
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