PARQUE PROVINCIAL
ACONCAGUA
Ubicación
El Parque Provincial
Aconcagua se ubica
en el noroeste de
la provincia de Mendoza,
departamento de Las
Heras, a aproximadamente
190 kilómetros
de la Capital provincial
y del límite
con la República
de Chile lo separan
tan sólo 12
kilómetros.
Sus coordenadas,
tomando como referencia
el cerro Aconcagua,
son 32º 39’
la Latitud sur y 70º
01’ de longitud
oeste (algún
autor difiere mínimamente
con este último
dato consignándolo
como 69º 59’
la Long.O.).
Superficie
La superficie del
Parque Provincial
Aconcagua asciende
a las 71.000 hectáreas
aproximadamente, según
la Ley de creación.
Fecha e instrumento
legal de creación
En abril de abril
de 1983, se promulga
el Decreto-Ley 4.807
de la provincia de
Mendoza, que da origen
al Parque Provincial
Aconcagua y en el
mismo se determinan
los límites
físicos que
le otorgan una superficie
cercana a las 71.000
hectáreas.
Este decreto lo declara
“zona de reserva
total para la preservación
de la flora, fauna
y material arqueológico”.
Posteriormente, en
al año 1.989,
el Decreto 1.034 establece
que el Parque será
administrado por la
Dirección de
Recursos Naturales
Renovables, con la
colaboración
de una Comisión
Asesora Permanente,
integrada por representantes
de distintos organismos.
La ley 5.463, aprueba
la zonificación
primaria, propuesta
por la Comisión
Asesora aludida precedentemente
y autoriza al Poder
Ejecutivo a conceder
por 50 años
dos hectáreas
en Plaza de Mulas
para la construcción
de un hotel. Luego,
en 1990, otro instrumento
legal – el Decreto
2.819 – establece
varias normativas
relacionadas con la
regulación
del andinismo, fijando
aranceles, temporada
para los ascensos,
sistemas de seguridad
y otros ítems
vinculados con estos
temas. La” ley
marco” que ordena
todo lo vinculado
con las áreas
protegidas de la provincia
de Mendoza es la que
lleva el número
5.630.
Relieve
La constitución
geológica-estructural
de la cordillera es
compleja y para su
análisis permite
ser dividida en tres
partes suficientemente
diferenciadas. Una
de ellas es la que
se extiende aproximadamente
entre los paralelos
28º y 34º,
porción que
a su vez puede subdividirse
en dos cordones paralelos,
uno oriental que se
denomina Cordillera
Frontal y otro occidental,
donde se encuentra
el Parque Provincial
Aconcagua, que lleva
por nombre Cordillera
Principal o del Límite,
que posee unos 70
kilómetros
de ancho al sur del
río Diamante
y va estrechándose
hacia el norte, donde
sólo alcanza
los 30 kilómetros
en la región
del Parque prospectado.
Es significativo aclarar
que estas dos cadenas
no poseen una división
bien definida entre
ellas, a excepción
de unos pequeños
trechos, y que ambas
secciones están
perfectamente unidas
entre sí. La
principal diferencia
que existe entre ellas
es el tipo de rocas
que la componen. La
Cordillera Principal
está formada
por capas de sedimentos
marinos con fósiles
de edad jurásica
y cretácica
y del lado occidental
rocas piroclásicas
(González Bonorino,
1958). A la vez la
separan de la Precordillera
– una formación
montañosa distinta-
varios valles que
a la altura del área
prospectada es el
de Uspallata el que
cumple ese fin.
El cerro Aconcagua
está situado
en extremo sur de
la cadena denominada
los Penitentes y con
sus 6.959 m.s.n.m.
se lleva el atributo
del ser la mayor elevación
del continente americano
y su gran altura,
como la de otros cerros
próximos, no
corresponde a estructuras
volcánicas
activas como el Tupungato,
sino que su altitud
actual resulta del
levantamiento tectónico
de la cordillera.
Lo custodian colosos
de gran altura como
el cerro Catedral
al noroeste con 5.200
m.s.n.m, el Cuerno
(5.450), Bonete (5.100)
y otros ubicados en
el Valle de los Horcones
Superior. En el denominado
Valle de los Horcones
Inferior se encuentran
los cerros Ibáñez
(5.200), el cerro
Mirador (5.800) entre
los de mayor altura.
Entre los 27º
y los 33º 30’
no se observa vulcanismo
cuaternario y la actividad
sísmica se
concentra en una franja
delgada a lo largo
del borde occidental,
que coincide con la
zona geotectónica
más activa
donde ocurren los
grandes terremotos.
Una característica
destacable es que
sólo las cumbres
muy altas están
cubiertas por glaciares,
que tuvieron lugar
durante una serie
de avances ocurridos
durante el Cuaternario,
dado que el límite
inferior de las nieves
eternas es muy elevado
debido a la aridez
y la fuerte insolación.
Esto da lugar a que
se erijan los penitentes,
formación muy
característica
de esta zona de los
Andes, consistente
en montículos
de nieve de unos 3
metros de alto con
aspecto de monjes,
ocasionados por la
fusión de las
capas superficiales
de nieve debida a
la fuerte insolación
que al formar surcos
que se van ahondando
con el paso del tiempo,
queda la zona cubierta
de esos agudos montículos
alineados. Estas formaciones,
por su aspecto, dan
nombre a la cadena
de elevaciones Los
Penitentes.
El avenamiento se
produce en las altas
cimas como el Aconcagua
por una vasta red
a la que se agrega
la fusión del
hielo y la nieve,
lo que forma un material
muy denso que propicia
los taludes de escombros
en forma frecuente.
El “centinela
de piedra”,
significado del origen
de la palabra Aconcagua
en lengua quichua,
dista a unos 12 kilómetros
de la frontera con
la hermana República
de Chile y sus coordenadas
son 32º 39’
Lat.S y 70º 01’
Long. O. (Atlas I.G.M.,
1998). Son 71.000
hectáreas de
ambiente seco, árido,
de terreno montañoso
con poca vegetación
en las laderas y donde
las estribaciones
forman extensos cordones
separados por enormes
valles cuya altura
a veces desciende
hasta los 2.000 m.s.n.m.
En la pared sur y
también en
la que mira al este
el cerro Aconcagua
presenta impactantes
glaciares como el
denominado Polaco
que recorre esta ladera
entre aproximadamente
los 6.900 y 5.900
m.s.n.m., con una
extensión cercana
a las 700 hectáreas
y el Güssfeld
, con bastante más
extensión que
el anterior. Uno de
los mayores de la
zona es el glaciar
de La Vacas con una
superficie estimada
en casi 2.000 hectáreas.
La acción
glaciaria fue mucho
mayor en el pasado
y la geomorfología
que se aprecia en
la actualidad está
modificada por la
acción de procesos
ulteriores como la
remoción en
masa y la acción
fluvial. Los glaciares
actuales de la zona
cordillerana en general,
que afectan por ende
al Parque Provincial
Aconcagua, se los
clasifica como glaciares
de valle, glaciares
de montaña
y manchones de nieve;
estos, a su vez, pueden
presentarse como descubiertos,
cubiertos por detritos
y glaciares de escombros.
Hidrografía
Casi toda la red
fluvial de Mendoza
corresponde a la cuenca
del Desaguadero formada
por los ríos
Mendoza, Tunuyán,
Diamante y Atuel.
Sólo en la
parte sur los ríos
Barrancas y Grande
que forman el Colorado,
no integran la mencionada
cuenca.
Todos estos cursos
de agua nacen en la
zona montañosa
y descienden hasta
las llanuras donde
interrumpen sus cuencas
debido al intenso
aprovechamiento que
se hace de los mismos
para el riego. Son
ríos antecedentes
(que conservaron sus
cursos desde antes
de las formaciones
orográficas)
que atraviesan las
montañas por
medio de enormes gargantas
erosionadas durante
los movimientos terciarios
y prácticamente
muchos de ellos carecen
de agua durante buena
parte del año
y con el deshielo
primaveral sus cauces
se hacen muy torrentosos.
El río Mendoza
se forma de la unión
de los ríos
Tupungato y de las
Cuevas y recibe las
aguas de los arroyos
Horcones, Santa María
y del río Vacas
que desciende del
Aconcagua. Nótese
la diferencia del
caudal de un río
que se alimenta de
los deshielos como
lo es el Mendoza,
comparando su caudal
medio, calculado en
aproximadamente 55
m3/ seg., con los
750 m3/ seg. que alcanza
en el verano.
Al Parque Provincial
Aconcagua lo circundan
por el oeste y sudoeste
el río de los
Horcones que corre
por el valle del mismo
nombre y parte de
los sectores norte
y este el río
de las Vacas. En las
faldas del este nace
el arroyo de los Relinchos,
que alimenta luego
de un breve recorrido,
el río Vacas.
No existen lagos
glaciarios y sólo
vemos algunos restos
de ellos en forma
de pequeñas
cubetas en las altas
montañas.
La laguna de los
Horcones es el espejo
de agua más
importante que posee
el área preservada.
Los glaciares, esas
enormes masas de hielo
que ocupan las partes
más elevadas
de los macizos tienen
su máxima expresión
en la unidad de conservación.
Dos se encuentran
en la vertiente austral
(ventisqueros Horcones
inferior y Horcones
superior) y los resultantes
en las laderas Norte
y Noreste, siendo
el principal el de
las Vacas, situado
en cabecera del río
homónimo.
En las paredes sur
y este se destacan
los ya mencionados
glaciar Polaco, de
una superficie que
alcanza las 700 hectáreas,
y el glaciar Güssfeld
con una superficie
que supera las 1.000
hectáreas.
Clima
El clima que afecta
el área protegida
que analizamos se
lo puede clasificar
como Templado semiárido
de montaña.
Está caracterizado
por la irregularidad
del régimen
pluvial que acusan
las variaciones que,
en este aspecto, sufre
la zona por recibir
influencia climática
del dominio atlántico,
con lluvias estivales,
y del dominio pacífico
con sus precipitaciones
predominantemente
invernales.
A pesar de la gran
distancia que la separa
del Atlántico,
esta parte cordillerana
recibe de ese sector
la escasa humedad
que se precipita generalmente
en forma de grandes
nevadas en las partes
más elevadas,
durante los meses
de mayo a agosto mayoritariamente.
Su frecuencia y magnitud
decrecen hacia el
este.
Desde el Pacífico
el clima recibe la
mayor influencia por
la acción del
anticiclón
del Pacífico
que genera vientos
del oeste. Estos vientos
se elevan y al chocar
con los cerros de
la cordillera se enfrían
y precipitan su humedad
en forma de nieve.
La costa chilena es
afectada por dos corrientes
bien diferenciadas,
la de Humbold, que
es fría y baña
las costas del sector
norte, y la Patagónica,
templada, las del
sector sur. Ambas
según la procedencia
del viento influyen
en el área
aunque en mucho mayor
medida los vientos
sector del sector
sudoeste.
En la cordillera
la ascensión
del aire se hace marcadamente
a través de
los valles y los faldeos
de los cerros y por
la baja presión
que hay en las cumbres
este aire asciende
durante las tardes
generalmente y forma
cúmulos pero
no llegan a producirse.
De noche ocurre el
fenómeno contrario
y el viento sopla
desde la cima hacia
los valles.
Como todas las regiones
con marcadas variaciones
altitudinales, la
temperatura es un
factor climático
totalmente dependiente
de las mismas.
En toda la cordillera
cuyana ocurren en
invierno fuertes vientos
fríos provenientes
del sector oeste y
sudoeste, que cuando
soplan conjuntamente
con nevadas se forma
el tan temido viento
blanco. Estos
mismos vientos, bajo
condiciones atmosféricas
particulares, cruzan
los Antes sufriendo
bruscos cambios que
los transforman al
llegar a las zonas
bajas en cálidos
y secos, como ocurre
con el folklórico
viento zonda.
En cuanto a las temperaturas
del verano, hay que
tener en cuenta que
durante las noches,
sobre los 5.000 m.s.n.m.
los – 20°
C es un valor no excepcional
y en la cima llega
a los -30 C°.
En Plaza de Mulas
en momentos de mal
tiempo se suelen registrar
–18 C°.
Durante el invierno
la zona esta muy cubierta
de nieve y la temperatura
raramente sobrepase
los 0 C°
Flora
La zona de ubicación
del Parque Provincial
Aconcagua permite
clasificarlo fitogeográficamente
según Cabrera
(1976), en lo que
él denomina
Provincia Altoandina,
que abarca todas las
altas montañas
que se ubican al oeste
de la Argentina desde
el territorio boliviano
hasta Tierra del Fuego.
Según la latitud
este bioma esta sectorizado
en distritos, denominándose
Distrito Altoandino
Cuyano al que ocupa
los Andes de las provincias
de San Juan y Mendoza.
La clasificación
realizada por PRODIA
(1999) no difiere
demasiado de la mencionada
anteriormente, sólo
que esta última
a partir aproximadamente
de los 38º de
Lat.S. hacia el sur,
deja de denominarse
Eco-región
de los Altos Andes
para llamarse Bosques
Patagónicos,
por la presencia de
la selva Valdiviana
en este sector.
Como ocurre con todos
los biomas, el tratado
en cuanto a la vegetación
se refiere, está
altamente influenciado
por el clima frío
y seco de los Andes
Mendocinos, predominando
en las laderas escarpadas
escasa vegetación
arbustiva, achaparrada
o rastrera, y en las
zonas cercanas a las
cimas la vegetación
dominante es la estepa
arbustiva, baja y
esparcida, con predominio
de los iros, que son
matas compactas de
pastor duros, generalmente
amarillentas, muchas
veces pertenecientes
a los géneros
Stipa y Poa
En las zonas más
altas encontramos,
generalmente, roquedales
donde la hostilidad
del clima impide el
desarrollo de cualquier
tipo de vegetación.
Sólo se observan
algunos vegetales
en las zonas húmedas
que se forman por
alguna oquedad del
suelo o características
del relieve que propicien
la permanencia de
humedad. En estos
lugares – denominados
vegas – crecen
escasos pastizales
compuestos por vegetales
de las familias de
las ciperáceas
y juncáceas.
Descendiendo aparecen
algunas plantas que
representan principalmente
a las familias compuestas
como caliceráceas,
portulacáceas,
leguminosas y verbenáceas.
Cuando descendemos
en altura aparecen
algunas especies leñosas,
siendo la más
común de observar
el cuerno de cabra
(Adesmia subterranea)
que desarrolla poco
más de un metro
de alto. Toda la flora
desarrolla su ciclo
vital en forma repentina
y por el escaso tiempo
en que las condiciones
climáticas
merman su rigurosidad.
Fauna
Si en el ítem
referido a la flora
se decía que
las condiciones ambientales
adversas para el desarrollo
de la vida conspiraban
notoriamente contra
su abundancia, el
mismo criterio puede
aplicarse para la
fauna. Son pocas las
especies que lograron
adaptaciones evolutivas
para compensar o adecuarse
a la carencia de agua,
de cobertura vegetal
suficiente, bajísimas
temperaturas, escaso
oxígeno en
el aire, el fuerte
y constante viento,
entre otros factores
adversos.
Sin guardar un orden
sistemático
se hará mención
de las principales
especies de cada grupo
faunístico-
dentro de los vertebrados-
que habita estas latitudes,
teniendo en cuenta
también que
las condiciones del
terreno y el clima
hacen dificultoso
el relevamiento exhaustivo
de la fauna.
El cóndor
(Vultur gryphus)
que con una envergadura
cercana a los tres
metros y una estatura
que estando posado
supera los 90 centímetros
es considerada el
ave voladora de mayor
tamaño, sobrevuela
con extraordinaria
habilidad los valles
y los cerros del área
prospectada. Él
sólo de por
sí constituye
un elemento de gran
atractivo para los
visitantes. Continuando
con el grupo de las
aves es oportuno aclarar
que la región
altoandina posee varios
endemismos como la
dormilona cenicienta
(Muscisaxicola
cinerea) que
frecuenta la cercanía
de los ríos
y arroyos de montaña,
el comosebo andino
(Phrygillus gayi)
con un vistosos capuchón
oscuro que contrasta
con la parte ventral
amarillo-blancusca,
el yal plomiso (Phrygilus
unicolor), la
agachona de collar
(Thinocorus orbignyianus),
cuyo nombre común
hace referencia a
la costumbre de “achatarse”
contra el suelo y
su aspecto recuerda
a una paloma, la monterita
pecho gris ( Poospiza
hypochondria)
. La nómina
continúa con
la palomita cordillerana
( Metriopella melanoptera),
la gaviota ( Larus
serranus )y dentro
de la familia Trochiidae
también
encontramos un representante
que frecuenta los
altos cerros de los
Andes, el picaflor
andino ( Oreotrochilus
leucopleurus ).
La nómina continúa
con la caminera grande
( Geositta isabellina)
que suele vérsela
en las inmediaciones
de la laguna de los
Horcones, la dormilona
frente negra (Muscisaxicola
frontalis), la
dormilona chica (
Muscisaxicola muculirostris),
entre algunas otras
especies.
La mastofauna del
área prospectada
sólo es relativamente
abundante dentro del
orden de los roedores
con varios integrantes
de la familia Muridae(Cricetidae
para otros autores
)
como la laucha andina
(Calomys lepidus
)y el ratón
andino (Akodon
andinus).También
entre los roedores
se destacan el chinchillón
(Lagidium viscacia)
o y la rata chinchilla
(Abrocoma cinerea
).Un lugar relevante
lo ocupa el guanaco(
Lama guanicoe)
cuya capacidad para
vivir en terreno escarpados
es superior a la de
la vicuña,
también se
encuentran poblaciones
del emblemático
puma ( Puma concolor)
y de zorro colorado
( Lycalopex culpaeus)
cuyo estatus nacional
lo considera próximo
a ser vulnerable y
figura en el Apéndice
II de la Cites.
De la herpetofauna
y la batracofauna
del Parque Provincial
Aconcagua aún
no se ha logrado obtener
un listado completo
por lo que preferimos
omitir nóminas
aisladas.
Recursos culturales
Los primitivos
habitantes
Aunque aún
permanecen dudas sobre
algunos aspectos de
los habitantes prehispánicos
de la zona de Cuyo,
se puede afirmar con
suficiente certeza
que ya al comienzo
del Holoceno el territorio
estaba poblado. En
este período
bandas de cazadores
y recolectores no
especializados recorrían
el actual territorio
mendocino. Su instrumental,
constituido por un
corto número
de artefactos muy
diferenciados, era
fabricado sobre lascas
y núcleos y
no conocían
las hachas de mano
ni las puntas de flecha
(Rodríguez,
1976). Las excavaciones
realizadas por el
arqueólogo
Lagiglia en los valles
de los ríos
Diamante y Atuel sirvieron
de testimonio para
conocer que más
tardíamente
en la zona indicada
ya se utilizaba el
hacha y puntas de
proyectil bifaciales
(estas fueron posteriores
al empleo del hacha).
Más tarde aún,
hacia el 2.000 a.C.,
fecha establecida
por registro con carbono
14, se determina la
presencia de un grupo
distinto a los anteriores
y utilizan la llamada
Gruta del Indio para
fines ceremoniales
o funerarios y presumiblemente
vendrían de
los Andes del sur
peruano y del actual
territorio de Chile.
Hay estudios que hacen
referencia a otras
culturas prehispánicas
que en distintos períodos
ocuparon la zona prospectada;
en el sector sur por
ejemplo, más
recientemente, la
influencia de la cultura
e idioma araucanos
ha sido intensa(Serrano,
2000).
En el período
hispánico los
aborígenes
que ocupaban la zona
de Cuyo fueron los
Huarpes. Estaban divididos
en dos grupos con
características
distintas. Los huarpes
de San Juan hablaban
una lengua llamada
allentiac y los mendocinos
un codialecto llamado
millcayac (Canals
Frau, 1986).El idioma
de los huarpes es
hoy conocido gracias
a los textos elaborados
por el Padre Valdivia
y a grandes rasgos
se puede referir que
los del sector occidental,
o sea que ocupaban
en territorio del
Parque Provincial
Aconcagua, eran agricultores
en escaso grado pero
utilizaban irrigación
artificial; como armas
usaban el arco y la
flecha y no fueron
un pueblo guerrero.
En cuanto a la vestimenta,
según dice
el Padre Ovalle, vestían
con buenas prendas
y los hombres utilizaban
como distinción
de su sexo una vestimenta
similar a lo que hoy
conocemos como camiseta.
Las mantas y las prendas
tejidas también
componían su
indumentaria.
Expansión
incaica
El ingreso de los
incas al actual territorio
argentino tuvo lugar
a mediados del siglo
XV, produciéndose
por el noroeste y
llegando, en su extremo
austral, aproximadamente
hasta el territorio
mendocino. En los
primeros momentos
esta expansión
no parece haber tenido
como objetivo preponderante
intereses económicos
o estratégicos
definidos, sino a
un conjunto de motivaciones
corporativas de sectores
dominantes de la sociedad
cuzqueña (Tarragó,
2000). Esta ocupación
abarcó menos
de un siglo, de acuerdo
con la cronología
aceptada. Sin embargo,
en este breve período,
la impronta sociocultural
del Imperio Inca fue
significativa. En
primer lugar el legado
de la lengua quichua
que se impuso en vastas
zonas del noroeste
argentino, una cerámica
de excelente factura
y fina terminación,
en la zona andina
se percibió
el empleo del bronce
de cobre y estaño
en lugar del de cobre
y arsénico
utilizado previamente,
amén de sistemas
innovadores de cultivo
y caza, entre otros
muchas cosas.
En el área
del Parque Provincial
Aconcagua el hallazgo,
hasta el momento,
más importante
atribuido al inca
fue el de una momia
perteneciente a un
joven. Una expedición
realizada en 1985
por integrantes del
Club Andinista de
Mendoza encontró
gruesos muros de pircas
y un fardo funerario.
Dieron intervención
inmediata al Instituto
de Arqueología
y Etnología
de la Universidad
Nacional de Cuyo quienes
junto con investigadores
de CONICET y otras
instituciones programaron
enseguida una expedición
para rescatar el hallazgo.
Al momento del desenfardo
constataron que se
trataba del cuerpo
de un niño
de 7 u 8 años
de edad, sexo masculino
y con rasgos muy armónicos
y data de unos 450
años A.P. También
hubo hallazgos de
elementos varios pertenecientes
a la cultura Huarpe.
Epopeya emancipadora
Sin lugar a dudas,
el mayor valor cultural
– al menos desde
el punto de vista
de la historia contemporánea
– que tiene
la zona de los Altos
Andes próxima
al área del
Parque Provincial
comentado es el cruce
del cordón
montañoso más
largo del mundo por
parte del ejército
argentino al mando
del General José
Francisco de San Martín
a mediados de enero
de 1817. Prestigiosos
estrategas militares
consideran a este
emprendimiento como
una proeza desde el
punto de vista estratégico
y humano, por cuando
en algunos sectores
tuvieron que transitar
por los 3.000 m.s.n.m,
como fue el caso del
ala del ejército
que condujo el General
Juan Gregorio de Las
Heras, a través
del paso de Uspallata,
donde la resistencia
física y el
temple del espíritu
tuvieron que ser óptimos
para sobrellevar las
inclemencias del tiempo,
el aire con menos
oxígeno, una
cuantiosa carga de
artillería,
víveres y enseres
de todo tipo y cerca
de 20 días
de marcha por caminos
sumamente dificultosos.
El General José
Francisco de San Martín
cruzó por el
Paso de los Patos,
algo menos accidentado
pero más largo
que el antes mencionado,
y el 12 de febrero
del aludido año
triunfaba en la batalla
de Chacabuco contra
el ejército
realista. Simultáneamente
ese día tres
escuadrones más
que cruzaron por pasos
distintos tomaban
exitosamente poblados
de Chile ocupados
por los españoles.
Con éstas operaciones
ya se había
avanzado enormemente
en la liberación
de Chile.
La conquista del
coloso
Desde tiempos muy
remotos el ansia de
alcanzar la cima del
cerro más alto
de América
invadió el
espíritu de
exploradores, científicos
y deportistas. Ya
en 1833 el alemán
Paul Gussfeldt con
poquísimos
elementos desde todo
punto de vista –
cartografía
inexacta, indumentaria
precaria, falta de
datos preexistentes
de otras expediciones
– logra alcanzar
los 6.560 m.s.n.m.
y con esta hazaña
sienta las bases del
andinismo. Años
después, en
1896 una importante
expedición
dirigida por el científico
inglés Edward
Fitz Gerald busca
una ruta distinta
a la emprendida por
Gussfeldt e ingresando
por el Valle de las
Vacas, en territorio
argentino, busca el
pie del cerro pasando
por Puente del Inca
y luego por el Valle
de los Horcones, encontrando
de esta manera la
ruta más propicia
que se utiliza actualmente.
En 1897 un integrante
de la segunda expedición
de Fitz Gerald, el
suizo Mathías
Zurbriggen el día
14 de enero hace cumbre
por primera vez en
la historia del Aconcagua.
Cuatro semanas después
en compañía
de Stuart Vínes
y Nicolás Lanti,
vuelve a alcanzar
la cima por segunda
vez.
El primer argentino
en llegar a la cumbre
del Aconcagua fue
el Teniente Nicolás
Platamura, formando
parte de una expedición
italiana, el 8 de
marzo de 1934. Hasta
el año 1946
la cima había
sido alcanzada unas
veinte veces por expedicionarios
de distintas nacionalidades
entre las que cuenta
la primera exploración
íntegramente
argentina en el año
1942. En 1949 tuvo
lugar la primera conquista
femenina realizada
por Adriana Bance.
Cerramos la crónica
de los muchísimos
intentos y logros
por alcanzar la cima
del “centinela
de piedra”,
haciendo mención
a la expedición
del año 1954,
compuesta por varios
franceses dirigidos
por René Ferlet,
que se abrieron paso
por la muy dificultosa
pared sur, en la que
existen desniveles
de 3.000 metros que
hay que superarlos
con sistemas de escalada
artificial porque
es una compacta maza
de hielo y piedra.
Por todo lo expuesto
en este apartado referido
a los recursos culturales
del Parque Provincial
Aconcagua no quedan
dudas de que el legado
histórico del
mismo es sumamente
valioso, constituyendo
el Aconcagua un hito
y un emblema de argentinidad.
Alternativas turísticas
Las posibilidades
que ofrece el área
son múltiples
y van desde un simple
pic-nic contemplando
el fascinante paisaje
hasta la escalada
al cerro Aconcagua.
Pero dada la diversidad
de lugares y las estrictas
normas que deben cumplir
los visitantes, dividiremos
el trabajo en dos
partes: primero se
comentará lo
concerniente al turismo
convencional y en
segundo lugar al turismo
deportivo, o sea el
andinismo.
AREAS del PARQUE
PROVINCIAL ACONCAGUA
El Parque es una
unidad compuesta de
dos áreas cuyos
visitantes realizan
actividades bien diferenciadas:
1)
Valle de los Horcones
Comprende toda el
área del Valle
de los Horcones desde
la Ruta Nacional Nº
7 (límite sur)
hasta la confluencia
del Río Horcones
y el Arroyo El Durazno
(límite norte),
y por el Este, la
margen derecha del
Río Horcones.
Hacia el oeste asciende
hasta el filo principal
del Cerro Agua Salada.
En este valle se
encuentra la infraestructura
necesaria para la
recepción de
visitantes y el control
y operación
del parque. Esta área
está destinada
a las actividades
turísticas
de esparcimiento en
general, de recreación
y observación.
Hay senderos de interpretación
y de vistas de paisajes
sobresalientes indicados
con la cartelería
respectiva, que permite
a los turistas realizar
tomas fotográficas,
observación
de fauna y flora,
caminatas y demás
actividades recreativas
relativamente intensas.
El uso de esta área
está reglamentado
de acuerdo a las siguientes
pautas en las se señala
lo que está
permitido realizar:
El ingreso de vehículos
llegando solo hasta
la Playa de Estacionamiento
y circulando solamente
por los accesos habilitados
y en bicicleta de
solamente hasta la
Quebrada del Durazno,
utilizando caminos
demarcados.
El acampe de andinistas
que ingresan o egresan
del Parque por un
período máximo
de 24 horas.
El ingreso de ganado
mular para el traslado
de cargas.
El ingreso de vehículos
de transporte turístico
autorizados hasta
la Quebrada del Durazno.
La realización
de “picnic”
en las cercanías
al estacionamiento
o en el área
designada por el Guardaparque.
2)
Cerro Aconcagua
Area destinada a
la recreación
y a todas las actividades
deportivas, ascensión
y trekking.
Se pueden realizar
campamentos y actividades
educativas en general.
Dentro de esta área
encontramos distintos
campamentos destinados
al uso del turismo
es general o exclusivamente
para andinistas. Los
campamentos son de
tres tipos:
Campamentos de
aproximación
Campamentos Base
Campamentos de
Altura
Campamentos de
Aproximación:
Son los que se encuentran
situados en las rutas
de aproximación
de las Quebradas de
Horcones y del Río
Vacas, entre la Ruta
Nacional Nº 7
y los Campos de Base.
El tránsito
se realiza únicamente
a pie o en mula. En
esta área está
permitido el acampe
de andinistas y visitantes
que realicen actividades
de ascenso y/o trekking.
Están delimitados
sitios para carga
y descarga de mulas
como así también
el amarre de los animales
para que pasen la
noche, prohibiéndose
totalmente el pastoreo
en zonas de mallines
o cursos de agua a
efectos de preservar
el ambiente
Campamentos de
Base:
Son las áreas
destinadas al sentamiento
de los andinistas
que van a intentar
la cumbre por las
diferentes rutas de
ascenso al Cerro.
Los visitantes que
realizan trekking
no suelen llegar a
los Campamentos Base.
Para admirar la Pared
Sur llegan sólo
hasta el sitio conocido
como “Mirador”
Campamentos de
Altura:
Son los sitios que
se utilizan durante
el ascenso al Cerro
y que tienen por lo
general lugares reparados
de los fuertes vientos
(refugios) con arroyos
y neveros para la
provisión de
agua.
ANDINISMO
Rutas de acceso:
son sendas utilizadas
para la circulación
por los andinistas
y por el ganado equino
que realiza el transporte
de equipos y carga
a los Campamentos
Base. Se delimitan
aproximadamente del
eje de la senda principal
unos 25 metros a cada
margen de ésta.
Tanto en la Quebrada
de Horcones como en
la del Río
Vacas, el tránsito
se realiza únicamente
a pie o montado.
Desde los Campamentos
de Base a la cumbre
se podrá utilizar
tres metros de cada
lado, tomando como
eje central la senda.
El uso de estas
rutas está
reglamentado por estrictas
normas:
No se permite arrojar
o depositar basura;
todos los residuos
deben ser evacuados
por los excursionistas.
En el puesto de control
de ingreso se provee
a los andinistas de
una bolsa plastillera
numerada cada tres
personas y una bolsa
de plástico
individual a cada
persona, las que deberán
ser devueltas al egreso
del Parque conteniendo
los residuos producidos.
No se permite el
ascenso de ganado
mular o caballar a
los Campamentos de
Altura, estando permitido
solamente subir con
mulas hasta los Campamentos
Base, para la evacuación
de residuos, transporte
de materiales, evacuaciones,
transporte de personal
y para el servicio
de los andinistas.
No está permitido
el ingreso de bicicletas
o motocicletas.
El acampe de andinistas
solo está permitido
en los Campos de Base
y de Aproximación.
No está permitido
el pastoreo de animales,
salvo excepciones
autorizadas por el
Guardaparque, el cual
designará un
lugar adecuado.
Campamentos de
Base
Los Campamento de
Base son los siguientes:
Plaza Francia
(4200 m)
Es el inicio de la
ruta de ascenso a
la Pared Sur del Aconcagua.
No existe aquí
ninguna infraestructura
ni control permanente
de Guardaparques,
ni se asientan en
ella prestadores de
servicios, debido
a la escasa concurrencia
de expediciones por
esta ruta y a su escaso
número de integrantes.
El control y la limpieza
de este sendero lo
realizan los Guardaparques
de Confluencia periódicamente
de acuerdo a la cantidad
de visitantes. La
Pared Sur presenta
en sus casi 3000metros
de altura un espolón
que brinda una relativa
seguridad ante los
desprendimientos de
roca y aludes. Este
campamento Base está
ubicado a la izquierda
del comienzo del espolòn.
Plaza de Mulas
(4300 m)
Es el inicio de la
Ruta Normal o Noroeste
y sus variantes. Desde
aquí se inicia
el ascenso por la
Pared Noroeste. En
toda la superficie
de esta Plaza se encuentran
demarcados tres helipuertos
ubicados en distintas
áreas, que
son utilizados para
evacuaciones y rescates
de emergencia. En
la “Plaza de
Mulas Inferior”
la única instalación
permanente es el Refugio
Militar y sólo
se autoriza el acampe
del personal militar
en la zona aledaña
al refugio debido
al peligro de avalanchas.
En la “Nueva
Plaza de Mulas”
se encuentra el control
de Guardaparque y
Servicio Médico.
Toda la superficie
para acampe se encuentra
parcelada y hay zonas
asignadas a los prestadores
de servicios. Durante
la temporada estival
se colocan baños
tipo letrina desmontables.
Hacia el oeste de
este campamento se
encuentra el refugio
“Plaza de Mulas”
y un camping anexo.
Plaza Argentina
(4200 m)
Está ubicada
a una distancia de
aproximadamente de
60 kilómetros
desde Punta de Vacas.
Este campamento se
encuentra remontando
la Quebrada del Río
Vacas y el arroyo
Relinchos. Desde este
punto se asciende
al Cerro en dirección
Oeste-Noroeste y cuenta
con un control permanente
de guardaparques,
servicio médico
y helipuerto.
Plaza Guanacos
(3650 m)
Este campamento se
ha establecido más
recientemente debido
a la demanda de nuevas
rutas alternativas.
Esta ruta se comenzó
a utilizar en 1995..
Se encuentra en el
fondo del Valle del
Río Vacas,
a unos 70 km de Punta
Vacas.
Dado que esta ruta
es poco utilizada
no cuenta con servicio
médico, ni
de guardaparques permanente
o patrulla de rescate
ni prestadores de
servicios. Cuenta
con agua potable proveniente
de arroyos.
Campamentos de
Altura
Son los sitios que
se utilizan durante
el ascenso al cerro
por las distintas
rutas de ascensión
y que tienen por lo
general lugares reparados
de los fuertes vientos,
con arroyos o neveros
para la provisión
de agua.
Las rutas de ascensión
son las siguientes
RUTA NORMAL o
NOROESTE
Esta Ruta no presenta
dificultades técnicas,
pero hay que tener
en cuenta los temporales
de increíble
fuerza que pueden
azotar la misma y
la “puna”
propia de la altura,
por lo que deben respetarse
las severas normas
de seguridad montañera
y no exponerse a un
posible suicidio.
En todos los casos
es necesario el uso
de carpas, puesto
que todos los refugios
son pequeños
con capacidad para
tres o cuatro personas.
Partiendo desde el
Campo Base Plaza de
Mulas se recomienda
alcanzar en la etapa
“Portezuelo
del Manso” (5200),
donde es aconsejable
quedarse 1 par de
días para el
logro de una buena
aclimatación.
Sobre esta ruta actúa
la Patrulla de Rescate
de la Policía
de Mendoza desde el
Campamento Base de
Plaza de Mulas.
RUTA del GLACIAR
de los POLACOS
Esta Ruta parte del
campamento Base Plaza
Argentina y se asciende
en dirección
oeste-noreste.
En esta ruta encontramos
los campamentos:
Campo 1 (4700)
Campo 2 (5300)
Campo 3 (5800)
Campo 4 (6500)
RUTA DE LA PARED
SUR O FRANCESA
Las rutas del Glaciar
y de la Pared Sur
son consideradas de
alto riesgo y no opera
en ellas la Patrulla
de Rescate debido
a la extrema dificultad
técnica. En
esta ruta no se establecen
campamentos habituales
fijos y, por lo tanto,
se utilizan para pernoctar
lugares que no estén
expuestos a los derrumbes
y las avalanchas.
RUTA de la VIEJA
ALTA o PLAZA GUANACOS
Esta ruta es relativamente
poco utilizada y está
geográficamente
muy alegada del ingreso
al Parque. Carece
de los sistemas de
seguridad permanente
implementados en el
resto de los Campamentos
Base (guardaparques,
servicio médico,
ect.).
En esta ruta se encuentran
los siguientes campamentos:
Campo 1: Penitentes
(4560)
Campo 2: Morrenas
(4900)
Campo 3: (5400)
En esta ruta no se
presentan frecuentes
problemas de “mal
de altura” debido
a que la aproximación
insume 5 0 6 días
desde el ingreso al
Parque por Punta Vacas
y el ascenso es lento,
lo que permite una
buena aclimatización.
Cómo llegar
A la ciudad de Mendoza
se llega desde Córdoba
por la Ruta Nacional
Nº 20 que luego
empalma con la R.N.
146 y por ésta
se continúa
hasta su intersección
con la R.N. 7, muy
próxima a la
ciudad de San Luis.
Desde Buenos Aires
hay dos alternativas:
la Ruta Nacional 7
directamente o la
188 – también
nacional- hasta San
Rafael y desde aquí
se toma R.N. 143 que
se fusiona con la
40 hasta llegar a
la capital provincial.
Desde ésta
se retoma la R.N.
Nº 7 –que
cruza la frontera
hasta territorio chileno-
en dirección
a Puente del Inca
por una carretera
de cómoda circulación
que en las proximidades
de ésta última
localidad nos lleva
al ingreso al Parque
Provincial Aconcagua.
Problemas de conservación
Dado las características
orográficas,
el Parque no padece
uno de los problemas
más comunes
que afecta a las áreas
protegidas como lo
es el ingreso de cazadores
furtivos por las zonas
perimetrales. La gran
mayoría de
los visitantes ingresan
por la entradas habilitadas
para tal fin, por
lo que el control,
con fines de preservar
la seguridad del turista
o deportista, es bastante
efectivo. Durante
mucho tiempo el problema
más serio de
conservación
que afectaba a esta
unidad de conservación
– casi un flagelo-
lo fueron los desperdicios
de todo tipo que arrojaban
desaprensivamente
los escaladores de
las más remotas
partes del mundo.
Distintos tipos de
medidas que se tomaron
durante el transcurso
del tiempo no dieron
mayores resultados.
Actualmente gracias
a un bien organizado
sistema de controles
y multas para los
infractores este problema
ha sido mejorado sensiblemente.
Aún hoy muchos
montañistas
dejan residuos orgánicos
en zonas muy elevadas
donde se conservan
por mucho tiempo por
efecto del intenso
frío imperante.
Otra dificultad sin
solucionar es la carencia
de senderos bien delimitados
por donde puedan circular
los visitantes. Esto
provoca que los mismos
circulen por cualquier
parte provocando el
pisoteo de la vegetación
incipiente o madura
dejando peladales
de distinta magnitud.
En general el control
de las Fuerzas de
Seguridad es intenso
y efectivo pero sería
conveniente que los
superiores sugieran
a sus subalternos
no efectuar disparos
innecesarios que en
alguna manera ejercen
una contaminación
sonora y provocan
la estampida de la
escasa fauna del lugar.
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