EDICIÓN
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACIÓN
Reserva Provincial
Punta Tombo
Ubicación
Se encuentra en el centro-este de la Provincia del Chubut a 107 kilómetros al sur de Rawson, la capital provincial. Sus coordenadas son 44° 04’ Lat. S y 65° 11’ Long. O.
Superficie
La unidad de conservación tiene una superficie de 210 ha., 53 a., 59 ca.
Fecha e Instrumento Legal de Creación
El Decreto del poder Ejecutivo Provincial N° 1.222 del año 1979 otorgó el marco legal a esta área protegida. La Provincia del Chubut cuenta con una entidad autárquica, el Organismo Provincial de Turismo, que tiene bajo su control y manejo muchos aspectos vinculados con las áreas protegidas.
Relieve
Desde una mirada geológica se puede decir que el territorio chubutense esta asentado sobre el cratógeno de Patagonia, que aflora en algunos lugares, y que fue modelado por una serie de fenómenos geológicos de complicada trama. Hubo movimientos epirogénicos de ascenso y descenso con posteriores avances y regresiones marinas que dejaron abundante sedimentación alternada con estratos continentales. Junto con la actividad volcánica, a fines de la era Secundaria, se levantó el plegamiento de los Patagónides, formado en un geosinclinal al oeste de la Provincia, que sería precursor del movimiento más importante de la región: el plegamiento andino del Terciario que no sucedió de la misma forma en toda la cordillera. En la parte correspondiente a la provincia del Chubut -y más allá de ese límite- se produjeron fracturas, elevaciones y descensos diferenciados, dislocamientos, hundimientos en cuyas depresiones, más tarde, se formaron grandes masas de hielo durante la glaciación pleistocénica que ocupó gran parte de la cordillera y que al retirarse dejó formados grandes lagos. Estos procesos dejaron configurado un relieve típicamente patagónico: mesetas y sierras, alternadas con bajos y cuencas lacustres a lo que habría que agregar las escotaduras de bordes redondeados que forman los golfos del litoral atlántico (Bernades, A.; 1982). A los fenómenos tectónicos se sumaron como elementos modeladores los que ocacionó la acción fluvial- valles y cañadones- y eólica al formar lo que se denomina lagunas de deflación. Luego, sobre este relieve, durante el Terciario, se extendieron coladas de basalto continuando el proceso de avance y retroceso marino. Trataremos someramente las grandes unidades morfológicas que dejó plasmado en el relieve esta serie de complejos procesos geológicos. En primer término corresponde mencionar la Cordillera de los Andes que no forma una línea continua, sino que incluye cordones trasversales y sierras bajas. Estos cordones se hallan separados por valles trasversales que tiene orientación este-oeste donde se formaron lagos glaciarios y valles fluviales. Los cerros de esta parte de la cordillera son, en comparación, de escasa altura, con cumbres de aristas y con nieve a partir de los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Los cerros más altos de la Provincia del Chubut son el Dos Picos con 2515 m.s.n.m. (el más alto), el Co. Mineral con 2014, el Steffen con 2108, el Barros Arana con 2289, el Alto Nevado con 2255 y muchísimos más cuyas alturas oscilan entre los 1000 y 2000 metros. Otra formación destacable del relieve son las elevaciones correspondientes al sistema Patagónides, cuya característica más destacable es la escasa altura de los cerros que promedian los 300 metros sobre el nivel del mar. Se desarrollan de norte a sur y están separados de los Andes por lo valles de los ríos Senguer, Genoa, Langiñeo y los ríos Chico-Chubut y aparecen algunas elevaciones en las mesetas. Estas últimas constituyen otro elemento destacable del relieve y van formando “peldaños” que ascienden de este a oeste y algunas tiene amplias superficies planas -llamadas pampas-, mientras que otras poseen pequeños cerros o lomas. Por último vemos valles, generalmente secos, que corresponden a afluentes temporarios o a ríos hoy desaparecidos (Bernades, A.; 1982). Los bajos están formados por lagunas, mayormente temporarias, siendo el Sarmiento el de mayor tamaño y en él se formaron dos grandes lagos como lo son el Musters y el Colhué Huapí. Las vertientes de los principales ríos vuelcan hacia el Atlántico donde termina una costa abrupta que forma acantilados de más de 150 metros de altura, alternándose con sectores de playa.
La zona de Punta Tombo presenta una saliente hacia el mar formada de roca de algo más de tres kilómetros de lago por unos 600 metros de ancho, en cuya base se extienden playas de arena, lugar elegido por muchas especies de aves como asentamiento. Es un típico afloramiento cristalino prejurásico, compuesto principalmente por pórfidos cuarcíferos mayormente recubiertos por sedimentos.
Hidrografía
El sistema de los cursos de agua es consecuencia directa del relieve, por lo que la red hidrográfica y lacustre de la Provincia del Chubut se desarrolla con mayor importancia en los valles intermontanos que forjaron la historia geológica del lugar. Desde la cordillera bajan cursos de agua que sólo reciben tributarios en su tramo superior y muchos finalizan su desarrollo en las zonas áridas de la meseta patagónica. En esta parte de los Andes se da la paradoja de que muchos ríos que necen al este de la misma, desembocan en el Pacífico, circunstancia que dificulta la aplicación del “divortium acquarum” para la fijación del límite con Chile. En la cordillera encontramos de norte a sur una serie de lagos, los más importantes son: Puelo, Epuyén, Cholila, Lezama, Rivadavia, Menéndez, Futalaufquén, Situación, Laguán Rosario, Gral. Vintter y La Plata, y muchos otros de menor tamaño a los nombrados. El Futaleufú es uno de los ríos de mayor caudal de la región con unos 300 m3. por segundo. El sistema del Carrenleufú, que nace en el Lago Vintter, corre de sur a norte y luego de recorrer territorio argentino va a morir al Pacífico. Sus avances hacia el este llegan a zonas áridas y se pone en contacto con algunos tributarios del Atlántico.
Esta cuenca está integrada principalmente por el río Chubut y sus tributario el Senguer, que nace en los Lagos La Plata - Fontana, y el Chico, que lo hace del Lago Colhué Huapi. Todos los ríos de la Provincia tienen sus caudales sujetos al régimen de lluvias invernales y del deshielo en primevera. Chubut cuenta con dos represas: el embalse sobre el río Futaleufú, que forma el espejo de agua denominado Amutui Quimei y sobre el río Chico-Chubut que forma el embalse Florentino Ameghino.
Clima
La provincia del Chubut presenta dos sectores climáticos bien diferenciados y un tercero no tan distinto al de la zona oriental. Por un lado tiene un clima húmedo y frío al oeste de los picos más elevados de la cordillera y hacia el oriente de los mismos el clima es árido y con temperaturas más elevadas. El sector mencionado en primer término está muy influenciado por el Anticiclón del Pacífico, que provoca el choque de sus fuertes vientos contra las mayores elevaciones que, al ascender, inducen la formación de abundantes precipitaciones y nevadas, con registros que oscilan entre los 700 y 2000 mm anuales. Esto hace que encontremos zonas con bosques bastante abundantes en especies vegetales que contrastan notoriamente con la superficie del resto de la Provincia. Dada la alta humedad ambiente del sector occidental las amplitudes térmicas son poco marcadas y al ascender, lógicamente, el frío aumenta y hace que haya picos con nieves eternas. El panorama en la región extraandina presenta una vegetación esteparia con precipitaciones que rondan los 200 mm anuales y las temperaturas oscilan entre medias anuales inferiores a los 8° C y superiores a los 10° C en la zonas más bajas y próximas al mar, que pueden definir al clima como templado y con grandes amplitudes térmicas diarias. El viento predominante es el del oeste -que permanece en forma constante- y la proximidad marítima no llega a modelar demasiado el clima debido a la altura de sus costas con acantilados que sobrepasan los 150 metros. Un tercer tipo de clima de Chubut afecta el ángulo noreste de la provincia y la Península Valdés, con veranos cálidos y breves e inviernos fríos. Podría definírselo como de transición entre los climas templados del centro del país, con mayores precipitaciones en los meses cálidos, y los climas fríos y con lluvias invernales típicos de la patagonia.
Flora
De acuerdo a la clasificación propuesta por Burkart, et al. (1999) elaborada para el Programa de Desarrollo Institucional Ambiental, coordinado por la Secretaría de Recursos Naturales de la Nación y la Administración de Parques Nacionales, en la provincia del Chubut se sitúan tres biorregiones bastante bien diferenciadas. Una angosta franja al este que corre de norte a sur ocupa la bio-región de los bosques patagónicos; luego un espacio semejante a un rectángulo, que ucupa menos de un cuarto del territorio, en el extremo noreste corresponde a la bio-región del monte, de llanuras y mesetas; y el resto de la Provincia -un alto porcentaje de su territorio- se incluye en la bio-región estepa patagónica. La primera de las regiones mencionadas está compuesta por bosques densos pero con poca variedad de especies, las que varían según las regiones. En el norte crecen bosques de pehuén o araucaria (Araucaria araucana) que puede superar los 40 m de altura y se sitúan entre los 900 y los 1.800 m.s.n.m. El maitén (Maytenus boaria) y el ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilencis) ocupan zonas más secas del norte y crecen en la transición con la estepa patagónica. En la parte más oriental de la cordillera se desarrollan los bosques de cipreses y de otros árboles caducifolios, y la lenga (Nothofagus pumilio) y el ñire (Nothofagus antarctica) son conspicuos. Donde el clima es más húmedo hace su aparición el coihue (Nothofagus dombeyi). En los lugares con mucha humedad crece el alerce (Fitzroya cupressoides) y en muchos lugares estos árboles están acompañados por gran cantidad de arbustos, enredaderas, líquenes y musgos que le otorgan un verdadero aspecto selvático. La zona que ocupa la bio-región estepa patagónica, está compuesta por vegetación que posee adaptaciones para sobrevivir con fuertes vientos y escasez de agua. Estas consisten en arbustos bajos, con crecimiento en forma de cojines, hojas pequeñas y, en general, estructuras que hacen más soportable el intensivo viento que azota a toda la patagonia en general. Así vemos al neneo (Mulinum spinosus), arbusto común en la estepa, con hojas muy pequeñas, lo mismo que el coirón (Stipa sp. o Festuca sp.), nombre que se le da a varias especies de gramíneas que tienen en común la característica de desarrollarse en matas bajas, muy juntas entre sí, mayormente con hojas enrolladas y provistas de puntas agudas.
En la Provincia del Chubut predomina una vegetación muy rala y baja, con grandes superficies de suelo desnudo. Las vegas o mallines, esas depresiones que conservan siempre un poco de agua, se ven siempre verdes con hierbas de distintas especies denominadas comúnmente junquillos.
Decíamos que una superficie de forma de rectángulo ubicada en el nordeste de la Provincia, se clasifica como eco-región del monte. La vegetación de esta región está caracterizada por la presencia de las jarillas de varias especies (Larrea divaricata, Larrea ameghinoi, Larrea nitida) como uno de los componentes más conspicuos dentro del estrato arbustivo. A estas las suelen acompañar especies como la chilladora (Chuquiraga hystrix), el quilembay o quilimbay (Chuquiraga avellanedae), el caballo del diablo, barba de chivo o manca caballo, entre otros nombre que se le asignan (Prosopidastrum globosum),el yaollín o yoahín (Lycium chilense), el piquillín (Condalia microphylla), la llamada, en algunos lugares, monte negro (Bougainvillea spinosa) y el alpataco (Prosopis alpataco). También algunas gramíneas similares a las que aparecen en la zona esteparia como los denominados coirones .
La Reserva Provincial Punta Tombo presenta un panorama similar al del resto de la estepa patagónica, es decir una vegetación escasa, baja, formando cojines, cutícula gruesa y generalmente presentan espinas u hojas punzantes como mecanismo de defensa contra los herbívoros. El quilimbai o quilimbayn (Chuquiraga avellanedae), un arbusto de hojas terminadas en punta y aovadas y que posee una vistosas hojas amarillas, es en algunas partes la flora dominante. Algo menos abundante es el colapiche (Nassauvia glomerulosa) y el coirón amargo (Stipa humilis), una gramínea muy común en toda la zona esteparia. Cerca de la costa marina se observa un incremento de la cobertura vegetal debido a la mayor humedad. En este sector puede verse arbustos de porte mediano como el algarrobo patagónico (Prosopis denudans), el molle (Schinus marchandii), el mata laguna (Lycium ameghinoi), la verbena (Verbena sp.) y el calafate (Berberis microphylla). En la proximidad de mar son comunes la zampa (Atriplex sp.) y la vidriera (Suaeda divaricata), adaptadas a los altos índices de salinidad.
Fauna
La Provincia del Chubut posee verdaderos relictos de fauna vertebrada, especialmente en lo que se refiere a la fauna costera. Numerosas colonias de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens), del de dos pelos (Artocephalus australis) y la más importante del territorio argentino de elefantes marinos (Mirounga leonina), siendo estas especies residentes permanentes de las costas chubutenses. Hay otros pinnípedos cuya presencia es ocasional como ocurre con el leopardo marino (Hydrurga leptonyx), la foca cangrejera (Lobodon carcinophagus), la foca de Weddel (Leptonychotes weddelli), algunas de estas especies tienen distribución cosmopolita y otras son de regiones más meridionales, Antártica por ejemplo, y circunstancialmente puede producirse algún avistaje de las mismas.
Del grupo de las ballenas se destaca significativamente la presencia en un período del año -los machos, las hembras lo hacen cada tres- de la ballena franca austral (Eubalaena australis). En el año 1984 se sanciona la Ley Nacional N° 23.094 por la cual se declara a la mencionada especie Monumento Natural Nacional, con los que se garantiza su protección absoluta, sólo permitiéndose visitas explicativas o la investigación científica. De la misma forma que ocurría con los pinnípedos, en las ballenas también encontramos especies conspicuas como la ballena franca austral y otras que pueden ocasionalmente acercarse a las costas chubutenses, ellas son : la ballena Bryde (Balaenoptera edeni), la ballena minke (Balaenoptera acutorostrata), la ballena azul (Balaenoptera musculus) el mamífero más grande entre los sobrevivientes, el rorcual común (Balaenoptera physalus) y la ballena jorobada (Magaptera novaengliae), estando las tres últimas especies nombradas con estatus de Vulnerables, según la UICN (1996). La ballena franca pigmea (Caparea marginata) es de muy rara aparición y está incluida en el listado de fauna (anexo 8, tabla 2) que acompaña al Plan de Manejo del Sistema Península de Valdés, elaborado por las autoridades provinciales del área específica. En este listado, dentro de Orden Cetacea, se mencionan cinco familias más, con un total de 22 especies, cuya probabilidad de acercarse a las costas patagónicas es remota (orcas, delfines, toninas zifios, marsopas y cachalotes). Hay una pequeña población de orcas (Orcinus orca) que se observa desde las costas del sur de la provincia de Buenos Aires hasta el norte de Chubut, pero no lo es en forma habitual La lista de mamíferos continúa con especies de hábitos continentales, entre las que son más numerosos los roedores. Sólo se hará mención de las especies más conspicuas o por el contrario, cuyas poblaciones son escasas u ostentan algún grado de amenaza como ocurre con la comadrejita patagónica (Lestodelphis halli), el moloso gris de orejas anchas o común (Tadarida brasiliensis), el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), la mara (Dolichotis patagonum) -Vulnerable-, el guanaco (Lama guanicoe), considerado Potencialmente Vulnerable (Canevari y Balboa, 2003). Otras especies que están en el territorio chubutense son el gato del pajonal (Lynchailurus pajeros) -Vulnerable-, el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), el puma (Puma concolor), el zorro colorado o zorro patagónico (Dusicyon culpaeus), el zorro gris (Dusicyon gymnocercus) y el hurón menor (Galictis cuja). Especies más típicas de la zona del bosque andino son el gato huiña (Oncifelis guigna), el huillín (Lontra provocax) cuyo estatus nacional lo considera En Peligro, la rata-topo valdiviana (Geoxus valdivianus), el murciélago patagónico (Myotis chiloensis), el pudú (Pudu puda) considerado Vulnerable en el ámbito nacional y el huemul (Hippocamelus bisulcus), con estatus nacional de Amenazado y que es otra especie declarada Monumento Natural Nacional, el monito del monte o kongoy (Dromiciops australis), y algunas especies más que habitan, algunas en la Selva Valdiviana, como la denominan en buena parte de su extensión, y otras en la región esteparia.
La aves se constituyen en el segundo atractivo, detrás de la ballena franca, y especialmente los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) con colonias que son muy numerosas. Accidentalmente pueden arrimarse a las costas marinas de Chubut el pingüino rey (Aptenodytes patagonicus), el pingüino de penacho amarillo (Eudytes chrysocome) y el pingüino de pico rojo (Pygoscelis papua) [+ Info]. Las especies que se enuncian a continuación fueron extraídas del anexo 7, tabla 1, del mencionado Plan de Manejo, y sólo se hará mención de algunas que en dicho trabajo figuran como residentes en la región. En esta situación se encuentran, entre otras, el macá grande (Podiceps mayor), el macá plateado (Podiceps occipitalis) el cormorán roquero (Phalacrocorax magellanicus), el cormorán imperial (Phalacrocórax atrceps), once especies de patos son residentes permanentes como el pato crestón (Lophonetta specularioides), pato cuchara (Anas platelea), pato zambullidor chico (Axyura vittata). De las familias Laridae y Sternidae, nidifican en la Provincia la gaviota cocinera (Larus dominicanus), gaviota capucho de café (Larus maculipenis), gaviotín golondrina grande (Sterna hirundinacea) y el gaviotín real (Sterna maxima). Entre las rapaces se citan como habitules al águila mora (Geranoaetus melanoleucus), el gavilán ceniciento (Circus cinereus), el aguilucho cabeza negra (Buteo albicaudatus), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y entre los chorlos que, muchos son migradores desde el hemisferio norte, encontramos al chorlo pampa (Pluvialis dominica), chorlito vuelve piedras (Arenaria interpres), chorlito de doble collar (Charadrius falklandicus), el chorlito semipalmado, el chorlo trinador (Numenius phaeopus), el chorlito unicolor (Calidris bairdii), el chorlito enano (Calidris pusilla) y el de patas amarillas (Tringa flavipes), entre varias especies más. La presencia de tantos Charadriformes en distintas zonas de Chubut, con mayor énfasis en la Península de Valdés, hace de la misma un sitio excepcionalmente valioso desde el punto de vista ornitológico y para la conservación en general. El orden de los Passeriformes no es menos numeroso, presentando, como los No Passeriformes, especies que son típicas de la zona de la Selva Andinopatagónica, de la zona esteparia y de las costas marítimas. El carpintero araucano (Picoides lignarius), el carpinatero patagónico (Campephilus magellanicus), la remolinea araucana (Cinclodes patagonicus), el rayadito (Aphrastura spinicauda), el chucao (Scelorchilus rubecula), el siete colores patagónico (Phrygilus patagonicus), el zorzal patagónico (Turdus falcklandii), la cachaña (Enicoghnatus ferrugineus) son algunas de las muchas especies que habitan la selva surandina. Saliendo de este ámbito y entrando en la estepa, son conspicuos, el gaucho pardo (Agriornis murina), el choique o ñandú petiso (Pterocnemia pennata) y la martineta común (Eudromia elegans), la dormilona común (Muscisaxicola macloviana), el canastero de garganta negra (Thripophaga patagonica), la monjita castaña (Neoxolmis rufiventris), el torito pico negro (Anairetes parulus), la diuca común (Diuca diuca), el cabecita negra de corbata (Spinus barbatos o Carduelis barbatos según otros autores), el pecho colorado grande (Sturnella loyca) y el yal amarillo (Phrygilus carbonarus), entre muchas otras especies.
La culebra andina (Tachymenis peruviana), la yarará ñata (Bothrops ammodytoides) y en la zona de la estepa patagónica los lagartos y lagartijas como el geko patagónico (Homonata darwinii), la lagartija (Liolaemus fitzingeri), el matuasto o chelko (Diplolaemus darwinii), son algunos integrantes de la herpetofauna de Chubut.
Entre la batracofauna se destaca el sapo andino (Bufo spinolosus); la, no hace mucho descubierta por la ciencia, rana gárgola (Alsohdes gargola), la ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), la rana verde austral (Hylorina sylvatica), el sapito cuatro ojos (Pleurodema thaud), el sapo del bosque (Bufo variegatus).
La Reserva Punta Tombo es una de las áreas naturales protegidas más relevante del litoral Atlántico por la concurrencia de turistas. Está vinculado directamente con que es uno de los pocos lugares donde se puede apreciar en poca distancia una gran variedad de especies de aves y lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens)
A lo largo de la punta rocosa que penetra en el mar por espacio de unos tres kilómetros, distintas comunidades de aves anidan en ella y otras la utilizan como asentamiento teporario. El pingüino de Magallanes (Spheniscus magellanicus) forma una colonia que se estima cercana a los 500.000 ejemplares; las gaviotas cocineras (Larus dominicanus) se ubican cerca de las pingüineras porque a veces predan sobre los huevos de pingüino o crías pequeñas, la gaviota gris (Leucophaeus scoresbii o género Larus para otros autores) también frecuenta la punta, la escúa común (Catharacta chilensis) que son bastantes agresivas y ejercen rapiña sobre otras aves, el cormorán de cuello negro (Phalacrocórax magellanicus) y el cormorán real (Phalacrocórax albiventer) dejan la impronta de sus heces de color blanco -denominado guano-, también se pueden observar patos vapor o quetro cabeza blanca (Tachyeres leucocephalus), el ostrero negro (Haematopus ater), el ostrero austral (Haematopus leucopodus), la paloma antártica (Chionis alba) pasa por el lugar, de la misma forma que lo hacen algunos petreles. En el extremo de Punta Tombo, hay una isla llamada Islote Chato, que es el lugar elegido por los ya mencionados lobos marinos.
Alternativas Turísticas
Una geografía privilegiada, conformada por montañas, bosques andinos, lagos, playas, costas acantiladas y una gran península muy peculiar, hacen de Chubut una provincia sumamente atractiva que se enriquece aún más con una historia apasionante, como lo fue la colonización galesa y los restos paleontológicos y arqueológicos, constituidos como importantes atractivos turísticos. Dos hermosos Parques Nacionales amparan un sector relictual de los bosques andinopatagónicos y sus majestuosos lagos; ubicado en el extremo noroeste está Lago Puelo y un poco más al sur Los Alerces con paisajes de ensueño y muchas posibilidades de recorrerlos en excursiones lacustres, por caminos vehiculares, a caballo o simplemente caminado por numerosas sendas habilitadas para tal fin. Ambas áreas protegidas cuentan con infraestructura necesaria como para satisfacer al turista más exigente. La práctica de la pesca con mosca de trucha arco iris y el salmón está permitida y el andinismo también es una posibilidad, aunque más restringida. Y en el Parque Nacional Lago Puelo, gracias a que posee un microclima cuyas máximas de verano pueden llegar a 35°C –registrando, el agua, con esa temperatura externa, unos 20° C- se puede bañar en sus aguas en el sector que justamente llaman “La Playita”. La localidad más importante próxima al Parque Puelo es El Bolsón -16 km- y Esquel, a 35 km, lo es al Parque Los Alerces.
Rawson, la capital provincial, ofrece algunos puntos de interés como el Museo Regional Bon Bosco y Sarmiento, con restos paleontológicos y elementos de la conquista del desierto, y el Parque Recreativo General San Martín, sobre el río Chubut, posee un jardín zoológico, acuario, una casa de té típica de la zona y otras atracciones. La ciudad de Trelew es otra importante urbe de la Provincia de Chubut como, mucho más al sur, lo es Comodoro Rivadavia, con características de ciudad grande. La práctica de las pesca deportiva en la costa marítima es una posibilidad que se puede concretar en gran parte del territorio provincial. En cuanto a Reservas Naturales se refiere, los chubutenses supieron aprovechar muy bien este recurso, creando varias áreas provinciales donde, generalmente, existen apostaderos de lobos marinos, elefantes marinos, pingüineras con varios miles de ejemplares, la Isla de los Pájaros es una de las más importantes donde además de colonias de pingüinos de Magallanes tienen asentamiento varis especies más como cormoranes, gaviotas, garzas brujas y algunas especies de patos. Y Puerto Madryn, ubicada en la costa del Golfo Nuevo, formado por la parte sur de la Península de Valdés, ya famosa por la proximidad al lugar donde se produce el avistaje de la ballena franca austral, fenómeno que congrega cientos de miles de turistas todos los años en la época propicia, entre mayo y octubre aproximadamente, en que estos cetáceos pueden verse a corta distancia con las embarcaciones autorizadas para tal fin.
Puerto Madryn y Pueto Pirámides son dos lugares donde se puede practicar buceo por las óptimas condiciones de las aguas del Golfo Nuevo, contando con prestadores de ese servicio con experiencia y seriedad, máxime cuando se trata del tan ansiado “bautismo submarino”. El rafting es otra actividad que puede desarrollarse en los rápidos del río Corcovado, cuyo nivel de dificultad tiene categoría internacional 3, con la que puede iniciarse sin inconvenientes un novato. Los prestadores de este servicio proveen de todos los elementos necesarios para este deporte, incluyendo la vestimenta. La temporada de rafting comienza en noviembre, cuando el río aumenta su caudal por los deshielos, y finaliza en marzo. El esquí tiene su lugar predilecto en el Centro de Actividades de Montaña La Hoya, un complejo invernal ubicado muy cerca de la ciudad de Esquel. La infraestructura moderna con que cuenta este centro de esquí lo convierte en uno de los mejores de Argentina.
Una de las curiosidades que provoca más interés en los visitantes es el famoso tren “La Trochita”, llamado así por sus escasos 75 centímetros entre ambas vías y que se considera el único en el mundo de estas características que aún funciona; hoy con fines turísticos exclusivamente. Parte desde Esquel y termina el recorrido en la localidad de El Maitén, aunque se puede optar por recorridos más breves.
Dentro de estás extensas costas se encuentran otras áreas protegidas para diferentes especies de mamíferos o aves marinos. Los lugares más destacados donde puede observarse fauna con suficiente cercanía y, provistos de un buen teleobjetivo, también llevarnos el recuerdo a través de una buena fotografía son: Punta Pirámides con una gran lobería, Caleta Valdés que concentra una población de elefantes marinos y la posibilidad de ver alguna orca, Punta Norte -a 90 kilómetros de Puerto Pirámides- es un lugar donde se concentran lobos y elefantes marinos, Isla de los Pájaros es un sitio donde se concentran para nidificar diez especies de aves. En la parte central de la península también pueden observarse variada fauna como guanacos, choiques, zorros y maras por sólo nombrar los más comunes. Resumiendo, la oportunidad que brinda Península de Valdés para tomar contacto con la naturaleza son casi exclusivas, al menos en lo referido a fauna marina.
La Reserva Provincial Punta Tombo sea tal vez la mejor de las áreas del país para observar la fauna dado que permite suficiente acercamiento a los animales, ya que están muy habituados a la presencia humana, cosa que no siempre sucede. Se puede ver, según la época del año que se elija, las distintas etapas de la cría de los pingüinos, escuchando su voz a modo de rebuzno, que multiplicado por cientos de miles, brinda un espectáculo sonoro muy singular. En el suelo se observan miles de cavidades pequeñas que constituyen los nidos que cada año la pareja vuelve a utilizar y grupos que entran y otros que retornan al mar para alimentarse, dan una sensación de actividad incesante en esas inmensas colonias. Los guardaparques y guías están preparados para acompañar a los contingentes de turistas que vienen de muchas partes del mundo. También hay colonias de nidificación de varias especies de aves costeras como cormoranes, gaviotas, gaviotines, escúas, patos vapor, ostreros y hasta de lobos marinos en una pequeña isla en el extremo posterior de la punta. El lugar cuenta con la infraestructura necesaria para el turista y la época ideal para la visita son los meses de junio a febrero en los que hay más actividad de las aves marinas.
La distancia de la ciudad capital -Rawson- es de tan sólo unos 100 kilómetros y 120 de Trelew, lo que hace que se pueda realizar ese recorrido en una hora y media de viaje. No menos significativa es la posibilidad de poder observar la ballena franca, delfines y orcas. O sea que para quien recorra las costas chubutenses es aconsejable no dejar de visitar este auténtico relicto de fauna marina.
Recursos Culturales
Tal vez, el principal recurso cultural de una región lo constituya la historia del asentamiento humano en la misma. Se ha escrito mucha bibliografía sobre los primitivos habitantes de la patagonia, de uno y otro lado de los Andes, por lo que no resulta fácil sintetizar en pocas líneas todo ese bagaje cultural de los períodos pre y posthispánico. Pero intentaremos dejar sentados algunos lineamientos generales.
Las primeras aldeas en los Andes del sur se instalaron entre los siglos X y VI antes de Cristo y su estilo de vida perduró por más de 2.000 años (Albeck, 2000). Respecto a la denominación de las distintas culturas en necesario esclarecer sobre los nombres que se daban entre sí o los que luego le asignó el conquistador y los sitios que ocuparon. Para ello seguiremos lo explicitado en el capítulo “Los pueblos originarios” de la obra “El gran libro de la Patagonia”:
Pehuenches: Se les llamó a los grupos habitantes de los Andes entre los 37° de Lat. S y el Lago Huechulafquen y zonas en Ñorquín y Nahuel Huapi.
Chiquillanes: Los habitantes ubicados al norte de los nombrados en primer término.
Puelches o Guénaken: Eran los asentados entre los ríos Negro, Limay y Chubut, y la costa atlántica.
Che-het: Fueron los aborígenes de la costa marina del Salado al Chubut, formando con los anteriores la nación de lengua pampa conocidos como Serranos.
Pampas primitivos: Habitaban al norte del río Negro (divididos en taluhet y dihuihet)
Patagones, Chóneka o Tehuelches: Ubicados al sur del río Chubut.
Respecto al período más remoto de la vida de los habitantes de estas latitudes lo que se conoce es gracias al importante aporte del estadounidense Junius Bird que recorrió minuciosamente la Patagonia en su extremo austral. Luego, sus estudios fueron enriquecidos, por el trabajo del matrimonio francés Laming-Emperaire, muy coincidente en sus conclusiones con el anterior. Bird realizó un importante hallazgo en el que había conjuntamente restos de un grupo humano y de megafauna del Cuaternario, entre los que cabe hacer mención de un tipo de caballo, Junto a estos restos había utensilios de piedra y de hueso. A grandes rasgos, se puede decir que la economía de estos grupos era esencialmente cazadora, y su tecnología, por lo tanto, adaptada a este tipo de vida, de tipo nomádico (Rex Gonzáles, 1993). Sólo unos pocos siglos antes de la conquista debió introducirse la alfarería, pero aún así, es un elemento que no abunda demasiado (Rex González, 1993). En cuanto a los chóneca que ocuparon desde el río Chubut hasta la Provincia de Tierra del Fuego, donde se vincularon con los onas: Formaban una infinidad de tribus nómades, independientes unas de otras, pero que constituín grupos geográficos quizás con desigaciones especiales. Hay una enorme dificultad en rehacer el contenido cultural de los chónecas (Serrano, 2000). Los testimonios dejados por Pigafetta, tienen un interés particular, por ser las primeras crónicas y porque los chónecas aún no habían sufrido influencia de los puelches o guénaken que habitaban del río Chubut hacia el norte. Respecto de las viviendas, dice el nombrado cronista, consistían en un gran toldo formado por cueros de guanaco cosidos entre sí y colocados sobre una serie de palos verticales. Su vestido era un manto rectangular formado por pieles de guanacos y otros animales, presumiblemente zorros y maras. Su estatura era, muy probablemente, la mayor del resto de los aborígenes del territorio argentino, pero no obstante ha habido exageración en las apreciaciones en este sentido por parte de los conquistadores. Se sabe que utilizaban la boleadora, aunque este elemento lo habrían heredado de las tribus ubicadas al norte. La lengua de los patagones o chónecas tendría tres dialectos y se conocen muchas pinturas rupestres en el territorio por donde se desplazaban (Serrano, 2000).
Respecto a los guénaken o puelches, que como ya se señaló, ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testomonios de Sánchez Labrador en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Testimonios de distinta épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco. Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de la Pcia. de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes.
Araucanización
Los araucanos -llamados a si mismos mapuches- son el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, un especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia tanto de Argentina como de Chile.
Cómo Llegar
Tomando como punto de referencia la ciudad de Rawson se indican a continuación los itinerarios para llegar a la capital chubutense. Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próximas a ella, la RN N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
La RN N° 25 une el sector noroeste de Chubut -Esquel, El Maitén, Leleque, Tecka, José de San Martín, entre otras- con la ciudad capital.
Desde todas las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta parte le mencionada RN N°3, que nos lleva al destino luego de recorrer 1.490 km.
Desde la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendozina a la que la comunica la RN N° 40. De Mendoza hay que tomar la RN N° 143 hasta su intersección, ya en territorio pampeano, con la RP N° 13 hasta Bahía Blanca y luego seguir por la RN N° 3, que se ha dicho, es camino obligado para buena parte de los que provengan del este de Argentina.
Desde las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la RN N° 35 hasta la ciudad de Bahía Blanca desde donde ya se indicó como arribar a Rawson.
Desde la ciudad de Rawson se llega a la Reserva Punta Tombo tomado la RP N° 1, de tierra, y, luego de recorrer 107 kilómetros, está el ingreso a la reserva.
Problemas de Conservación
La extraordinaria concentración de fauna con fácil acceso para el visitante, constituye un espectáculo que la hizo muy conocida para los argentinos y en el exterior. Esta situación, recibir miles de turistas, hace que haya que extremar los cuidados para que el mismo público visitante no se convierta en elemento de impacto negativo para el ambiente. Otro serio problema que afecta a la Reserva es la proximidad de yacimientos petrolíferos y el tráfico de buques que trasportan ese combustible, que con el lavado de sus centinas o con un eventual derrame afecte muy negativamente a los mamíferos y aves marinas y a las otras formas de vida marina. Por ejemplo, los pingüinos empetrolados pierden inmediatamente la capacidad aislante de su plumaje, y al bajar su temperatura corporal se ven obligados a buscar refugio en las playas donde finalmente encuentran la muerte. Las tareas vinculadas al petróleo deberían ser controladas con mayor efectividad. Mas aún, deben reducirse al mínimo las probabilidades de un derrame de gran magnitud cerca de Punta Tombo, ya que prácticamente eliminaría la colonia de pingüinos. Al desarrollarse planes para el futuro debería ponerse mayor énfasis en la prevención de derrames de petróleo, ya que las tareas de limpieza son ineficaces y costosas. La industria pesquera no controlada y que no respeta las áreas que utiliza la fauna silvestre para alimentarse, se convierte en enemiga de la preservación del último recurso mencionado. El principal riesgo es la modificación de la abundancia de las especies involucradas. Así como algunas pueden verse beneficiadas por los despojos arrojados al mar por los barcos, otras se verán perjudicadas por la escasez de los peces más explotados por los pesqueros. La caza de todo tipo de animales terrestres, especialmente de zorros, guanacos y choiques en la Reserva y en los alrededores de la misma es un problema que no parece disminuir. Es común encontrar vestigios dejados por estos cazadores furtivos, por lo que resulta imprescindible un control minucioso, con la colaboración de la Prefectura Naval Argentina y las fuerzas policiales de la provincia, dado que es una tarea que excede las posibilidades de los guardaparques. Sólo así se podrá asegurar la supervivencia de estas especies tanto dentro como fuera de la Reserva. La riqueza que genera la zona por la actividad turística y la importancia de la misma para la conservación son motivos más que suficientes para poner los intereses de cada sector “sobre la mesa” y buscar en conjunto el único camino posible que es el de la sustentabilidad.
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez
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