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Puerto Lobos

Área Natural Protegida - Río Negro
 

EDICION PROVISORIA - EN PROCESO DE DIAGRAMACION

Puerto Lobos

El área que de desarrolla en este informe, comprende una amplia región costera y marina del extremo sudeste de la provincia de Río Negro. Fue establecida por la Ley Nº 3.211  en julio de 1998 y el objetivo de crear esta unidad de conservación es amparar este sector de costa marina con parte del mar adyacente, que posee una riquísima biodiversidad representada por la presencia de lobos marinos, ballenas, aves costeras residentes y migratorias, y toda la vida intermareal como submarina, con gran variedad de crustáceas, moluscos y algas. También dice el texto de la mencionada Ley que se debe proteger  la región por las  características adecuadas que posee el sector para la investigación paleontológica y arqueológica.
Está en el sector sur del extenso Golfo San Matías, en jurisdicción del  departamento San Antonio, casi en su límite con la provincia de Chubut.

Categoría

Área natural protegida provincial

Ubicación

Sobre el sector sur del extenso Golfo San Matías, en jurisdicción de la provincia de Río Negro, departamento San Antonio, está situada la reserva de Puerto Lobos. Más precisamente en el extremo sudeste de la Provincia, casi en su límite con la provincia de Chubut. El Artículo 3º de la Ley que establece esta unidad de conservación dice textualmente:” La zona se extiende desde el paralelo 42º veinte (20)  kilómetros  al norte hasta  la  denominada Punta Pórfido y abarca desde quinientos (500) metros por encima  de  la mayor pleamar hasta el límite de doce  (12)  millas consideradas aguas provinciales.  Estos límites son tentativos y podrán ser modificados en más o en menos, de acuerdo al plan de manejo”.
Las localidades más próximas son Sierra Grande y Punta Pórfido.

Superficie

Abarca una amplia superficie de acuerdo a lo que indica el artículo tercero de la Ley que crea esta reserva (ver ítem “Ubicación”), donde se incluyen sectores de costa incluyendo 500 m mar adentro; lo que representa unos 44.450 hectáreas. El objetivo de amparar está sector de costa marina con parte del mar adyacente, fue proteger  la presencia de lobos  marinos, ballenas  y aves costeras, residentes y migratorias,  así como las  características adecuadas que posee el sector para la investigación paleontológica y arqueológica.

Fecha e instrumento legal de creación

La Ley Nº 3.211, promulgada el 28 de julio de 1998, crea el área protegida “Puerto Lobos”.

Relieve

El territorio rionegrino a lo largo de su historia geológica sufrió procesos tectónicos, sedimentarios, erosivos que configuraron su complejo relieve. Al oeste está de la Cordillera de los Andes, donde la altitud de los cerros es inferior a los de la cordillera central, siendo la máxima altura del territorio rionegrino el Cerro Tronador de 3.554 m.s.n.m. Hacia el este la altura decrece hasta formarse un relieve mesetario interrumpido por depresiones denominadas bajos y otras formaciones que se enuncian luego. Esta meseta finaliza en la costa marítima con altos acantilados de hasta 70 metros de altura y las formas asociadas como barras, playas, cordones litorales y planicies de marea, producto de la acumulación.
La cadena de los Andes está separada de la zona de meseta por una serie de sierras bajas, algunas formadas simultáneamente con el plegamiento andino y otras más antiguas llamadas sierras de los Patagónides. Ninguno de los dos bloques se suceden sin interrupción, sino que ambos forman bloques aislados separados por depresiones ocupadas por valles fluviales y por extensos lagos. En la parte mesetaria podemos distinguir cuatro tipos de relieve diferenciados (Chiozza y Figueira,1982): la mesetas volcánicas que están aisladas entre sí, siendo la más representativa por su extensión la de Somuncurá, con unos 900 m.s.n.m., y  cumplen un rol muy importantes como distribuidoras de agua al drenar la misma hacia zonas periféricas más bajas. El segundo tipo de relieve de meseta son los ya mencionados bajos , leves depresiones en donde generalmente se forman salinas, como el Bajo de los Menucos  y  el Gran Bajo del Gualicho, entre otros. En tercer lugar la zona extrandina presenta valles fluviales , que son extensas depresiones que se forman junto a los cauces de los ríos y exceden en mucho al caudal de agua transportada. Esto se debe a que dichos cauces responden a los cursos del agua actuales y a los del pasado. En última instancia la meseta nos muestra serranías, originadas en la acción combinada de movimientos de ascenso y descenso de la corteza  y por la acumulación de sedimentos, paisaje que fue modelado por la acción erosiva del viento y del agua. Algunas elevaciones son las Sierras de Pailemán, Sierra Blanca de la Totora, los Cerros Colorados, Sierra Campana Mahuida, Sierra de Somuncurá y varias más que, en general, se desarrollan en el tercio central de la Provincia, dividiéndola de norte a sur.

El área protegida “Puerto Lobos” está integrada por playas con arena, canto rodado pequeño, grava, restingas, tobas, pizarras y salientes rocosas como la denominada Punta Pórfido, que no son otra cosa que rocas más resistentes – también más antiguas-  a la erosión marina que las circundantes. En la parte norte del área se destacan altos acantilados y en los sectores más bajos del sur  hay algunos cursos de pequeños arroyos temporarios que provienen de las serranías cercanas. Los acantilados de las costas patagónicas al sur del Río Negro aumentan de altura rápidamente y aparecen costas rocosas (Chiozza y Figueira, 1982). En Puerto Lobos estrictamente, se presenta una playa sin acantilado, de canto rodado con abundante cantidad de valvas, que desciende abruptamente.

Hidrografía

La red hidrográfica está compuesta por dos ríos principales: el Colorado que es el límite norte de la provincia y la separa de La Pampa,  y el río Negro que corre en forma más o menos paralela un poco más al sur que el primero. Ambos vierten sus aguas en el Atlántico y se nutren del deshielo de los Andes, lugar de sus nacientes.  Su  sentido de circulación es noroeste a sudeste. Al atravesar la zona mesetaria pierden parte de su caudal por evaporación, sin recibir afluentes de importancia en su recorrido. El río Negro recibe las aguas de los ríos Limay y Neuquén que confluyen a la altura de la capital neuquina y recorre unos 600 kilómetros – con ancho variable- hasta desembocar en el mar con un caudal medio de aproximadamente 1.000 m3/seg. Los bordes del cauce – localmente llamadas bardas – son muy altos en el alto valle y en el medio, lo que influye sobre el clima al frenar el viento, fenómeno que sumado a la gran amplitud del valle hacen de la zona una de las mejores del país para el cultivo de frutales bajo riego. El río Neuquén circula por la frontera entre Río Negro y Neuquén y  sobre el mismo se construyó el dique Ingeniero Ballester a partir del cual, mediante un canal, se derivan las aguas de este curso  hacia el Lago Pellegrini.
El caudal del Neuquén es de unos 300 m3/seg., aunque en épocas de grandes deshielos y lluvias puede aumentar muchísimo ese guarismo.
El Limay, que aporta cerca de un 70% del agua que posee el río Negro (Chiozza y Figueira, 1982), es un afluente del Lago Nahuel Huapi y corre en un valle muy encajonado con bardas altas. En la provincia de Río Negro el Limay recibe aguas de varios cursos pequeños, siendo los mayores el Pichí Leufú y el Comallo, y desde Neuquén recibe las aguas del río Collón Curá. En el territorio rionegrino nacen el río Chubut y el Azul, que vierten sus aguas en el Lago Puelo.

El  Océano

Dado que la unidad de conservación que analizamos comprende espacios marinos, es  oportuno señalar algunas características del océano Atlántico en general, que afectan por extensión a las aguas del golfo San Matías, en cuya parte sur se sitúa Punta Lobos, a poca distancia del comienzo de la Península de Valdés.  Las amplitudes de mareas presentan grandes oscilaciones tendiendo a ser mayores hacia el sur, en la Provincia de Santa Cruz. En la zona de Puerto Madryn por ejemplo, en momento de sicigia, la amplitud llega a unos 6  metros aproximadamente y la salinidad al 34%.
La zona de contacto entre el mar y el continente se prolonga por debajo del nivel de las aguas a lo largo de una zona más o menos extensa cuyas características están vinculadas con el relieve sobre el nivel marino. Esta zona, cuya profundidad se  acerca a los 200 metros, es lo que se conoce como plataforma continental.
La morfología litoral y submarina tiene un rol muy importante  en la determinación de los ambientes marinos, ya que ello influye en la temperatura, salinidad y turbidez de las aguas y en su cantidad de nutrientes que permiten el desarrollo de la vida.
La zona litoral, es decir la que ocupa el espacio donde transcurre la bajamar y la pleamar, es adecuada para aquellas formas de vida adaptadas a vivir temporariamente en forma subacuática. Por debajo del nivel de la bajamar se observan dos zonas características: el nerítico (la parte que ocupa la plataforma continental) y el oceánico que juntos forman la zona pelágica, en cuya superficie o debajo de esta tiene lugar el proceso de la fotosíntesis. Mas allá de esta zona ya comienza el sector afótico, es decir, donde no llega la luz.
El  Mar Argentino sufre la influencia de tres corrientes marinas principales, las que inciden en su temperatura. Con dirección opuesta se presenta la corriente cálida del Brasil, que avanza hacia el sur, la corriente fría de Malvinas que va hacia el norte y la corriente Patagónica,  de influencia local, que arrastra aguas frías en sentido casi paralelo a la costa (Redal, 2006). Las variaciones de temperatura tienen una gran influencia en las formas de vida que se desarrollen en el sector epicontinental.

Clima

La provincia de Río Negro se encuentra en una posición donde se da la transición entre el clima frío de gran parte de la Patagonia y templado al norte del río Colorado. Las precipitaciones pasan de muy abundantes en la zona cordillerana a muy escasas en la región de la meseta patagónica. . La gradiente de precipitaciones queda bien de manifiesto con los siguientes registros:
en la Isla Victoria precipitan casi 1.700 mm. de lluvia al año, en el Aeródromo Bariloche, sólo 35 kilómetros al este, se registran menos de 800 mm. y en la localidad de Maquinchao, unos 220 kilómetros hacia el este apenas llegan a caer aproximadamente 200 mm. al año.  También se produce en su territorio la transición de la zona con mayores lluvias estivales - en el norte – y la de mayor pluviosidad durante los meses de abril a agosto como sucede en sectores patagónicos. Las precipitaciones nivales son comunes en toda la provincia durante el invierno, a excepción del margen de la costa donde este fenómeno es ocasional. Las temperaturas medias de enero, exceptuando la parte de la cordillera, oscilan entre los 20 y 24 °C  y  en la zona andina esa cifra se sitúa en los 15° C , dependiendo de la altura.
Los fuertes vientos que caracterizan a toda la Patagonia, no son excepción en Río Negro. Este agente metereológico es responsable, en buena medida, de la aridez, por favorecer notoriamente la evaporación en lugares de escasas precipitaciones y también otorga característica peculiares a la flora que crece con adaptaciones para resistir el embate del viento que predominantemente sopla del oste, sudoeste y noroeste. La mayor cantidad de días nublados se da en la zona cordillerana con un porcentaje que ronda entre el 50 y 60 % de las jornadas, disminuyendo a un 40 % en la costa marítima. En el centro de la provincia es aún mayor el porcentaje de días soleados que en la costa.

Flora

El Área Protegida Puerto Lobos tiene la  mayor superficie de la Reserva incluida en la Ecorregión Mar Argentino, según la clasificación de Burkart, et.al. (1999) que abarca las zonas que corresponden a las costas y al mar. Ésta puede subdividirse en una Subregión Costera, representada por la franja de costas hasta la profundidad de 40 m y caracterizada por la presencia de aguas verticalmente homogéneas debido al influjo de las mareas y los vientos. Y hay otra Subregión que es la de la Plataforma Exterior, que se desplaza desde de 40 metros de profundidad hasta los 200 – ocupa el espacio de la llamada “plataforma continental”- que posee un nivel superior de aguas con mayor temperatura entre primavera y otoño y una notable estratificación en el fondo (Burkart, et al., 1999).
La parte de la reserva Puerto Lobos que ocupa sectores continentales, corresponde a la Ecorregión Monte de Llanuras y Mesetas, que en estas latitudes encuentra su expresión más austral, llegando hasta la parte norte del Chubut.
La vegetación de esta región esta caracterizada por la presencia de jarillas de varias especies (Larrea divaricata, Larrea ameghinoi, Larrea nitida) como uno de los componentes más conspicuos dentro del estrato arbustivo. También se desarrollan el alagarto (Acantolippia seriphioides), el ala de tero, mata sebo o retamo (Montea aphyla), entre otros nombre vulgares, el alpataco (Prosopis alpataco), el neneo o hierba negra (Mulinum spinosum), para sólo citar las más comunes de observar. En un pequeño sector del este de Río Negro, incursionan muestras de flora de la Ecorregión Pampeana donde predomina el pastizal con gran número de gramíneas de los géneros Stipa, Poa, Paspalum, entre otros.

Para el estudio del o los ecosistemas costeros se realiza una clasificación que distingue ambientes con algunas diferencias desde el punto de vista de la biodiversidad; estos son: la zona “supralitoral” que incluye la parte que se ubica por sobre las mareas normales o con los niveles más habituales, la zona “intermareal” que discurre entre las mareas tal cual lo sugiere el nombre y la “línea de costa”  que es hasta donde llegan las bajamares (Penchaszadech y Brögger, 2006)
En el ambiente submarino costero los vegetales más abundantes son las algas marinas, que como se sabe, se las clasifica según su coloración en verdes, pardas y rojas, lo que depende de su pigmentación y esto, a su vez, hace que se sitúen más hacia la superficie (verdes) o a mayor profundidad (pardas y rojas). En el litoral patagónico hay gran cantidad, con distintas especies, que en su mayoría son utilizadas para la industria de los cosméticos, alimentos, en la industria textil como colorantes, en la industria del vidrio, para la fabricación de barniz e incluso en la farmacología (el antibiótico aureomicina).
Son abundantes las algas pardas denominadas “cachiyuyo” (Macrocystis pyrifera) que se extienden hasta los 30 o más metros de profundidad. Las algas se fijan generalmente en las rocas del fondo marino pero no descartan utilizar como bases de asentamiento a valvas de caracoles, de bivalvos, cangrejos u otras macroalgas (De la Vega, 2000). Los géneros más comunes que habitan esta zona del Atlántico son Ulva, Enteromorfha, Lessonia, Macrocystis y muchos otros.

En zona costeras marinas crecen pastos que se adaptaron al agua salada e incluso se ven a veces cubiertos por agua, siendo las especies de los géneros  Spartina y Salicornia las más conspicuas.

Fauna

Como ocurre con la mayoría de las áreas patagónicas costeras, una de los grupos de vertebrados con mayor relevancia es el de las aves. Para el desarrollo del mismo tomaremos como base el trabajo titulado “Ecología de la avifauna de la región de Puerto Lobos, provincias de Río Negro y del Chubut” de Julio R. Contreras (1978). El mencionado autor distingue varias zonas para analizar las aves del área. En primer término se refiere a una zona que aparece a un kilómetro al norte de Puerto Lobos, donde yace una pequeña penetración marina – conocida localmente como la Ría- lugar en el que predomina vegetación halófila que crece en medio de un extenso cangrejal (Chasmagnatus granulata), con abundancia de una gramínea (Distichlis thalassica). En esta parte se observan habitualmente al gaviotín sudamericano (Sterna hirundinacea), al chorlito doble collar (Charadrius falklandicus), a la gaviota de capucho gris (Larus cirrocephalus  o para otros el género sería Chroicocephalus), el pitotoy grande (Tringa melanoleuca) que viene de Norteamérica , la gaviota cocinera (Larus dominicanus), el pato maicero (Anas georgica), la garza bruja (Nycticorax nycticorax), el pato crestón (Lophonetta specularioides), la gaviota de capucho gris  (Larus cirrocephalus), el playerito unicolor (Calidris bairdii) y el macá grande (Podiceps major).
Otro ambiente al que llegan sólo las mareas muy altas dominado por las especies vegetales Distichlis thalassica y Hetorostachis ritteriana, asociadas con Spartina brasiliensis, Suaeda divaricata y algunas más, alberga poblaciones de tero común (Vanellus chilensis), la golondrina barranquera (Notiochelidon cyanolueca), el sobrepuesto (Lessonia rufa) y la cachirla común (Anthus correndera).

Un tercer sector al que define el autor del aludido trabajo como “arbustal halófilo compuesto principalmente por flora del género Atriplex”, entremezclado con ejemplares de Suaeda divaricata, posee las siguientes especies Passeriformes no vinculadas al medio acuático. Tal el caso del chingolo (Zonotrichia capensis), la ratona (Troglodytes aedon) y el gaucho común (Agriornis micoptera) y algunas más.
La avifauna del jarillal costero presenta como especies de aves conspicuas a la golondrina negra (Progne modesta), la gaviota capucho gris (Larus cirrocephalus), la gaviota cocinera (Larus dominicanus), la gaviota capucho café (Larus maculipennis) y la golondrina patagónica (Tachycineta leucopyga) entre otras espacies.
De las aves relacionadas con el medio acuático que aún no se han nombrado, están presentes: el pingüino de Magallanes (Spheniscus megellanicus), el biguá (Phalacrocorax brasilianus), el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis), el ostrero común (Haematopus palliatus), el ostrero negro (Haematopus ater), el playerito chico (Tringa flavipes), migratorio desde el Hemisferio norte, el playerito unicolor (Calidris bairdii), también migratorio desde el Hemisferio norte; gaviotín lagunero (Sterna trudeaui), el playerito blanco (Calidris alba), que los mismo que otros chorlos y playeros mencionados viene desde  América del Norte.

Por otra parte es destacable la presencia en el área  del lobo marino de un pelo (Otaria flavescens), con su cuerpo mediano a grande  (en el caso de los machos); del delfín común (Delphimus delphis); de la ballena franca austral (Eubalaena australis), a la que en el año 1984, mediante la sanción de la Ley Nacional N° 23.094, se la declara Monumento Natural Nacional, con los que se garantiza su protección absoluta, sólo permitiéndose visitas explicativas o la investigación científica, y de la orca (Orcinus orca) (Malvárez y Bó, 2002).

Es muy abundante la fauna marina invertebrada que ocupa el espacio intermareal  o supralitoral compuesta principalmente por mejillones como Mytilus platensis o M. edulis, algunos de los más comunes en nuestras costas; los denominados mejillines como Brachidontes rodriguezi o Perumytilus purpuratus;   lapas; cholgas, siendo Aulacomya ater una de las más comunes;  cangrejos representados por uno de sus géneros más comunes el Cyrtograpsus;  cirripedios como los conspicuos del género Balanus; caracoles como la nasa globosa (Buccinanops globulosum), o los integrantes de la Familia Muricidae muy abundantes en las costas patagónicas;  las fisurelas, es decir lapas con su caparazón que presenta un orificio superior; vieiras como la abundante Chlamys tehuelchus; quitones;  almejas; estrellas de mar con un total de especies registradas que asciende a las 1.500 aproximadamente, erizos también muy numerosos con casi un millar de especies reconocidas, centollas y otros.
Las especies de peces más conspicuas, buscadas por los pescadores deportivos, son el pejerrey (Odontesthes argentinensis), el róbalo (Eleginops maclovinus)  y el cazón (Galeorhinus galeus).

Recursos culturales

Los primitivos habitantes del territorio que hoy ocupa la provincia de Río Negro fueron los puelches-guénaken o también llamados patagones del norte.
Los primeros datos fidedignos sobre estos habitantes los tenemos gracias al relato del gran naturalista francés Alcides D’Orbigny, que estando en Carmen de Patagones, en el año 1830, entró en contacto con estas poblaciones y le dijeron llamarse puelches, palabra que en lengua araucana significa “hombres del este” –  respecto al otro lado de los Andes-. Luego, el Perito Moreno nos dice que los habitantes de esas latitudes se llamaban a si mismos guénekan, de ahí que para distinguirlos de otros grupos patagónicos se los llama con ambas denominaciones (Canals Frau, 1986).
Respecto a estos pueblos que ocupaban la parte septentrional de la Patagonia, se debe acotar que tenían una economía basada esencialmente en la caza, como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda era el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador, en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Referencias de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones del sur o chónik su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco, y por debajo de él, los hombres el taparrabo y las mujeres el delantalcito que llegaba hasta las rodillas (Serrano, 2000). Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes. La mayoría de los autores coincide en afirmar que los guénaken eran de gran estatura. D’Orbigny que los estudia con criterios más científicos dice que los varones tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,62. Un  cambio significativo se produjo con la introducción del caballo por los españoles, ya que este animal se utilizó para la caza adoptaron las boleadores como elemento para ese fin y diversas formas de vida cambiaron a partir de ese momento.

Es un hecho conocido que los pueblos patagónicos y de más al norte aún, recibieron una gran influencia de habitantes que vivían al oeste de la cordillera. Estos eran los araucanos – llamados a si mismos mapuches- y fueron el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y  ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas ( noroeste) y  también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile. Entre 1875 y 1879 se llevaron a cabo numerosas incursiones militares al territorio de los puelches-guénaken – conocidas históricamente como la Conquista del Desierto- encabezadas las últimas por el General julio A. Roca, quien luego fuera por dos períodos Presidente de la República. Estas luchas prácticamente exterminaron a una gran cantidad de aborígenes y son motivo de polémica hasta nuestros días. La mayoría de las tierras fueron repartidas por el gobierno central entre los combatientes de la conquista del desierto y empezó así la historia de la colonización europea en estas latitudes. El primer intento por parte del gobierno colonial para explorar la región  se llevó a cabo en 1778, cuando el virrey Vértiz envió una expedición para levantar varios fuertes al mando de Francisco de Viedma quien funda Carmen de Patagones  y luego Mercedes de Patagones al afectar las crecidas del río Negro a la primera población. En 1879, Mercedes cambió su nombre por Viedma en homenaje a su fundador. Luego fueron importantes por los relevamientos obtenidos las expediciones de Ambrosio Crámer en 1822, en 1830 la de Alcides D’Orbigny, la de Juan Manuel de Rozas en 1833, tiempo más tarde Musters – en 1869- deja un interesantísimo relato titulado “Vida entre los patagones”, recorriendo desde el Río negro hasta el estrecho de Magallanes  y muchas otras más.  En julio de 1865 desembarcaron en Golfo Nuevo un centenar y medio de galeses y se diseminaron en pequeños poblados agrícolas como Trelew, Bryn Crwn, Puerto Madryn y Gaiman, entre otros. En 1893 el número de colonos ya superaba los dos millares y luego se sumaron inmigrantes españoles,  italianos y alemanes. Entre 1895 y 1903, el naturalista Francisco P. Moreno realizó varios viajes a la zona del lago Nahuel Huapi, estudiándola y promocionando sus bellezas y recursos naturales.
San Carlos de Bariloche, en la margen del Nahuel Huapi, fue fundada en 1895 por iniciativa de Carlos Wiederhold, quien inició las primeras construcciones en la localidad. Años más tarde el Perito Moreno dona – en 1903- las tierras que le habían sido asignadas en retribución a su arduo trabajo de fijar los límites con la República de Chile, y con ellas se crea, en 1934, el primer Parque Nacional de Argentina.
El siglo XX fue protagonista del nacimiento de nuevas colonias agrícolas en la zona de los valles, especialmente en el llamado Alto Valle. El primer turno le correspondió a Cipolletti en 1903, Allen en 1907, Ingeniero Huergo en 1912  y Villa Regina, por iniciativa de la  Compañía Italo Argentina de Colonización.

Alternativas turísticas

El Área Natural Puerto Lobos, antigua población hoy casi desaparecida, presenta una variadísima gama de paisajes costeros, con acantilados de gran altura, playas de arena y de canto rodado, restingas, una pequeña ría que forma una entrada del mar y médanos, todo lo cual es sinónimo de trekking, cabalgatas, buceo, safari fotográfico y todo lo que se relaciones con ecoturismo como el avistaje de aves marinas, de lobos marinos y de la afamaba ballena franca austral, que hace su aparición todos los años.

Cerca está la localidad de San Antonio Oeste que merece una visita para poder ver de cerca ese curioso mundo del pescador, donde el hombre dedica toda su vida a ese menester y su “mundo” es el mar y la pesca. También podemos visitar un hermoso Museo Histórico y a la noche concurrir a las salas de juegos de azar instaladas con modernas máquinas. También se puede disfrutar del conocido balneario patagónico “Las Grutas”, donde año a año crece el número de turistas que vencen el prejuicio de que en esas latitudes el agua debe ser muy fría y los días no muy calurosos y ventosos. En realidad ninguna de las tres cosas son así; la zona recibe la influencia de una corriente de cálida producto de fenómenos atmosféricos y oceanográficos que la convierten en una las más cálidas de toda la costa atlántica, por otro lado las temperaturas son bastante altas en los meses estivales donde es común que pasen los treinta grados y los vientos también son menores que los típicos que recibe la Patagonia y tampoco superiores a los que poseen gran parte de las costas marinas del litoral argentino. En las grutas también hay prestadores del servicio de iniciación en el buceo que puede practicarse todo el año, e incluso los meses de mayor visibilidad en las aguas son de los de otoño e invierno. En primavera y hasta fines de verano el atractivo es mayor porque comienza la afloración de algas y es el período de reproducción de peces y cría por lo cual hay más posibilidad de observar la vida subacuática. También es posible ver fauna marina como el delfín de lomo gris, la tonina común, la orca y ballenas francas, que provistos de binoculares o de un telecopio pequeño pueden hacer mucho más atractivo el avistaje. La  apostadero de lobos marinos de un pelo está cerca de San Antonio Oeste  bien vale la pena una visita lo mismo que los lugares de asentamiento de miles de aves migratorias- chorlos y playeros- que usan estas playas como lugar de descanso para su largo viaje, que para muchas especies consiste en el recorrido desde el extremo septentrional de América del Norte -  otras lo hacen desde el norte de Sudamérica-  hasta la Antártica e Islas del Atlántico Sur.

La multiplicidad de atractivos que ofrece la provincia de Río Negro la convierte en uno de los destinos preferidos de la Patagonia. Otras provincias de este recóndito lugar del planeta ofrecen también inmejorables paisajes de lagos y montañas nevadas, pero la única que a ello puede agregar playas sobre el Atlántico con aguas templadas es la de Río Negro. En efecto, el Balneario Las Grutas ofrece absolutamente todo lo poseen los centros de este tipo ubicados más al norte. Una corriente marina hace las aguas más templadas y el viento no es superior al que presenta cualquier zona de nuestra costa marítima. Se trata de una villa  turística con confortables hoteles, departamentos y casas en alquiler, bungalows y camping. No faltan las discotecas, buena gastronomía en restaurantes, un hermoso casino y centros de compras. La práctica de deportes acuáticos como la pesca, el submarinismo, el surf  y la vela son el complemento ideal para una zona balnearia. Continuando por la Ruta Nacional 3 hacia el sur a menos de 100 kilómetros está la localidad de Sierra Grande donde se pueden visitar las deslumbrantes minas de hierro y apreciar lo que pocas veces se puede ver: el interior de una mina, con sus historias, con la posibilidad de percibir la rudeza de ese trabajo, conocer y ver de cerca aspectos de la geología, métodos de extracción del mineral y una exhibición de fotos que contribuye al conocimiento de este misterioso mundo subterráneo. La visita a estas minas se puede realizar todo el año y todos los días en el horario de 8.00 a 17 horas aproximadamente. De San Antonio Oeste podemos recorrer unos 170 kilómetros hacia la costa (este) por la ya mencionada ruta 3 y llegar a Viedma, la capital provincial. Aquí comenzó, realmente, la historia de la Patagonia. Se encuentra situada en la margen del río homónimo – enfrente de Carmen de Patagones- y tiene un legado histórico de los más interesantes de la Patagonia. Ambas ciudades forman una sola unidad turística con sitios de interés dentro del casco urbano:  la Manzana Histórica de Viedma, el Casco Histórico de Patagones, el Museo Gobernador Tello en Viedma, el Museo Salesiano Cardenal Cagliero, el Cerro de la Caballada, el Museo Tecnológico del Agua y el Suelo y la casona La Carlota. En sus proximidades, existen diversos balnearios y un apostadero con una colonia permanente de lobos marinos en la Reserva Provincial Punta Bermeja. Ambas ciudades cuentan con hotelería y todos los servicios que requiere un turista exigente y circuitos para recorrer los alrededores con interesantes puntos de interés, cuyo detalle escapa al tenor de este texto. En la zona centro-sur de la provincia esta la Meseta de Somuncurá, que fue convertida en una Reserva Provincial por el atractivo paisaje que muestra y por hospedar una fauna muy particular. La Ruta Nacional 23 desde San Antonio Oeste nos lleva a Ingeniero Jacobacci, una bonita ciudad donde se puede realizar el recorrido en el tren La Trochita desde esta última localidad hasta el Maitén en la provincia del Chubut, con paradas en la localidad rionegrina de Fitalancao y en la  chubutense de El Maitén. En Ing. Jacobacci estamos ya acercándonos a San Carlos de Bariloche – unos 170 kilómetros entre ambas localidades – la “Meca” de todo aquel que por primera vez se decide a conocer los “lagos del sur”, nombre genérico con el que designamos al gran complejo lacustre montañoso que se extiende desde Neuquen hasta el extremo sur patagónico. La arquitectura peculiar, sea tal vez , el rasgo que más llame la atención al visitante. Su Centro Cívico, con construcciones que recuerdan a las aldeas alpinas y perviven aún casas de madera, con techos de gran pendiente y también lucen construcciones de impecable estilo moderno. El Hotel Llao Llao también se destaca por la arquitectura muy vistosa y es valuarte de la región, desde el cual hay una excelente vista del Lago Nahuel Huapi, sobre el que se construyó la ciudad. Son muchas la excursiones que tienen como punto de partida Bariloche, que recorren distintos puntos del Parque Nacional Nahuel Huapi, el más antiguo del país y cuyo nombre trasciende las fronteras de Argentina. Muchos turistas extranjeros llegan al Aeropuerto de Bariloche para disfrutar de paisajes realmente sorprendentes, la pesca deportiva de salmónidos y el esquí. Los típicos recorridos que parten de esta prestigiosa ciudad son el Cerro Catedral, el Cerro Otto, el Cerro Tronador, los Circuitos Grande y Chico, Villa La Angostura, Isla Victoria y el Parque Nacional Los Arrayanes, entre muchísimos paseos más. La ciudad de Bariloche está a 830 kilómetros de Viedma.
Otro punto de interés turístico es El Bolsón cuya ruta de acceso atraviesa un espectacular escenario natural, ya que se bordean los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillelmo.  Esta Villa cuenta con una buena infraestructura que le permite ser  un punto de apoyo turístico importante de la llamada Comarca Andina del paralelo 42º, que incluye el territorio rionegrino y chubutense. Sus primeros habitantes se asentaron hacia fines del siglo XIX, procedentes de Chile en su mayoría. La ciudad está asentada sobre una depresión ubicada entre los cerros,  a sólo 300 m sobre el nivel del mar, mientras que al Este las elevaciones alcanzan los 2.200 m de altura. Es un lugar ideal para el descanso con hoteles y restaurantes que ofrecen comidas regionales de fina elaboración, granjas en las que se puede observar la elaboración y adquirir dulces, quesos, yogurt, helados y otras variedades artesanales de origen europeo muchas veces. Hay una Feria Regional que funciona los días martes, jueves y sábados de 10 a 14 horas, donde se pueden adquirir los productos de mayor calidad de la región. Esta reseña sólo pretende dar una semblanza general sobre la oferta turística de la provincia pero está muy lejos de mencionar todos los lugares de enorme belleza paisajística y de atracción para el visitante, como es el caso de las pistas de esquí del Cerro Catedral – el primer centro de esquí del hemisferio sur con 74 elevadores y 250 instructores- y del Cerro Perito Moreno en El Bolsón y el de la pesca de truchas que es motivo de viajes para ese fin por parte de turistas del Hemisferio Norte.

Contacto

Información sobre esta área protegida se puede obtener en el Consejo de Ecología y Medio Ambiente. Servicio Provincial de Áreas Protegidas. Belgrano 544, 9º piso , (8500) Viedma, Río Negro. Teléfono (02920) 423 391.
Sitio en Internet:
www.rionegro.gov.ar/codema

Cómo llegar

Tomando como punto de referencia la ciudad de Viedma se indican a continuación los itinerarios para llegar a la capital de Río negro. Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próximas a ella, la RN N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
Desde las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta  parte le mencionada RN  N°3, que nos lleva al destino luego de pasar por Bahía Blanca, Carmen de Patagones y, río Negro de por medio, está Viedma.
Desde la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendocina a la que la comunica la RN N° 40. De Mendoza hay que tomar la  RN N° 143 hasta su intersección, ya en territorio pampeano, con la RN N° 35 hasta Bahía Blanca y luego seguir por la RN N°3, que como se ha indicó, es camino obligado para buena parte de los que provengan del este de Argentina.
Desde las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la RN N° 35 hasta la ciudad de Bahía Blanca desde donde ya se indicó como arribar a Viedma.
Desde Viedma hay que seguir hacia San Antonio de los Cobres – por ruta 3 - y desde esta localidad seguir con rumbo sur por la RN Nº 3 hasta pasar el límite interprovincial con Chubut. Desde El Empalme habrá que girar a la izquierda (este) por la R.P. de ripio N º 60, que tras recorrer unos 25 kilómetros nos lleva a Puerto Lobos, un punto de partida para recorrer la extensa Área Natural Protegida, aunque hay zona con alambrados que dificultan el acceso.

Problemas de conservación

El área carece de la infraestructura necesaria para funcionar como una unidad de conservación. Por este motivo se carece de vigilancia permanente y toda la reserva se convierte en un lugar muy vulnerable. Dado que es valiosa la biodiversidad que alberga sería muy conveniente proveerla de todo lo necesario para que luzca como tantas otras reservas rionegrinas.
Siempre repetimos cuando de áreas costeras se trata, que buena parte de las costas patagónicas están expuestas al riego de los derrames de petróleo que suelen ocurrir con cierta frecuencia.
La erosión del suelo y la abundancia de especies exóticas, tanto de flora como de fauna, son problemas casi endémicos de gran parte de la Patagonia, aunque en este caso en particular al referirnos a un área casi totalmente costera, estas cuestiones no afectan tanto al área.

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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez


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